Por Robert Jeffress
(Nota: El siguiente artículo fue escrito por nuestro autor colaborador invitado, el Dr. Robert Jeffress, pastor principal de First Baptist Dallas. Su artículo se reimprime con permiso de Pathway Magazine, septiembre/octubre de 2020).
El tema del libro de Apocalipsis es éste: El fin de tu vida, tal como la conoces, se acerca pronto. Ese final vendrá ya sea a través de tu muerte o a través del regreso de Jesucristo, pero tu vida está a punto de sufrir un gran cambio. Y el conocimiento de que tu vida va a terminar debería afectar cómo vives en este momento.
¿Cuál es el futuro que Dios ha planeado para nosotros? Muchos cristianos se confunden acerca de los tiempos del fin. Simplifiquemos el tema de la profecía bíblica al ver una vista previa del plan de Dios.
La Era de la Iglesia
El primer evento en la profecía bíblica es la Era de la Iglesia. La Era de la Iglesia es el período desde Pentecostés hasta el Rapto, durante el cual los gentiles son invitados a participar en las bendiciones del Pacto Abrahámico. Dios emitió una invitación a Abraham y a sus descendientes, los judíos, para que estuvieran en una relación de pacto con Él. Pero Israel rechazó temporalmente esa invitación cuando rechazó a Cristo. Así que Dios extendió Su invitación para incluir a los no judíos, para que pudiéramos ser salvos. Éste es el período en el que estamos viviendo ahora mismo, cuando Dios ha dejado a un lado temporalmente a Israel y ha invitado a todos a ser parte de la bendición de Su pacto.
No nos equivoquemos: Dios no ha terminado con Israel. En Romanos 11:1, 25, Pablo dijo: “¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! ...El endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. Cuando la Era de la Iglesia termine, Dios terminará Sus tratos con Israel.
El Rapto de la Iglesia
La Era de la Iglesia terminará con el Rapto de la Iglesia. El Rapto es el arrebatamiento al cielo de todos los cristianos antes de que comience la Tribulación. Pablo lo describió en 1 Tesalonicenses 4:16-17: “El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Hay cuatro elementos del Rapto: En primer lugar, el Señor descenderá del cielo. Desciende en el aire, no al suelo.
Segundo, los muertos en Cristo serán resucitados. ¿Quiénes son los muertos en Cristo? Es cada creyente que ha muerto desde Pentecostés. Cuando los cristianos mueren, nuestros cuerpos permanecen en la tierra, pero nuestros espíritus van a estar con el Señor. Pablo dijo: “Estar ausente del cuerpo es estar presentes al Señor” (2 Corintios 5:8). Pero nuestros cuerpos no permanecerán en la tierra para siempre. En el Rapto, las tumbas serán abiertas y los cuerpos de los salvados serán resucitados.
Tercero, los cristianos que estén vivos en ese momento se encontrarán con el Señor en el aire. Habrá una generación de cristianos que nunca experimentarán la muerte; serán arrebatados para encontrarse con el Señor.
Cuarto, nuestros cuerpos serán cambiados de mortales a inmortales. Pablo dijo: “Es necesario que esto [cuerpo] mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15:53). Tu cuerpo puede ser adecuado para este mundo, pero no es adecuado para el mundo venidero. En el Rapto, recibiremos cuerpos completamente nuevos de parte de Dios que están libres de dolor, sufrimiento y enfermedad.
El Rapto es el siguiente evento en la línea de tiempo profética de Dios. No hay profecías que tengan que cumplirse antes del Rapto. Podría suceder en cualquier momento.
La Tribulación
El Rapto de la Iglesia será seguido por la Tribulación. La Tribulación es un período de siete años, que comenzará cuando el líder mundial conocido como el Anticristo, firme un pacto de paz con Israel, y terminará con la Segunda Venida de Jesucristo. Éstos son los últimos siete años de la historia de la Tierra.
Hay dos propósitos para la Tribulación. Primero, será un tiempo de salvación para judíos y gentiles. Muchas personas serán salvas, judíos y gentiles por igual, durante estos últimos siete años. Es una señal de la misericordia de Dios. Quiere salvar a tantas personas como sea posible. Segundo, será un tiempo de condenación de los incrédulos.
Armagedón y la Segunda Venida de Cristo
La Tribulación será seguida por la Segunda Venida de Cristo. Éste es el regreso visible de Jesucristo para establecer Su reino en la tierra. Al final de la Tribulación de siete años, todas las fuerzas del mundo se reunirán en la llanura de Meguido, en Israel, para hacer la guerra y derrocar al Anticristo. Este último conflicto mundial se llama la Batalla de Armagedón.
Mientras las fuerzas del mundo luchan contra el Anticristo, de repente los cielos se abrirán y el Señor Jesús aparecerá. Apocalipsis 19:11-16 dice:
“Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco. El que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, en su cabeza tenía muchas diademas y tenía escrito un nombre que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. Los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, lo seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro. Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores”.
La Segunda Venida es diferente del Rapto. En el Rapto, sólo los creyentes verán al Señor; en la Segunda Venida, todos lo verán. En el Rapto, los cristianos se encontrarán con el Señor en el aire; en la Segunda Venida, Sus pies tocarán el suelo. Éste es el regreso visible de Jesucristo.
El Milenio
A la Segunda Venida de Cristo le sigue el Milenio. El Milenio es un período de mil años durante el cual Cristo reinará en la tierra. Éste es el momento en que Dios cumplirá Su promesa a Abraham en Génesis 12:1-3 de una tierra, descendencia y bendición, donde el Mesías gobernará en el trono de David desde Jerusalén.
Apocalipsis 20:-3 (RVR-1995) dice:
Vi un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y puso un sello sobre él, para que no engañara más a las naciones hasta que fueran cumplidos mil años. Después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
Con Satanás atado por mil años, parte de la maldición del pecado será removida, pero no toda. Éste es el tiempo que describe Isaías 65, cuando las personas vivirán por lo menos hasta los cien años y no tendrán dificultades con espinos y cardos. Es una renovación, no una recreación de la tierra.
Satanás Liberado y la Rebelión Final
Al final de estos mil años, Satanás será liberado por un corto tiempo. ¿Por qué Dios lo dejaría ir? He aquí por qué: Sólo los creyentes entran en el Milenio. Ustedes y yo entraremos en el Milenio en los nuevos cuerpos resucitados que recibimos en el Rapto. Los cuerpos resucitados no se reproducen, pero los cuerpos naturales sí. Las personas que sean salvas durante la Tribulación entrarán en el Milenio en sus cuerpos naturales. Eso significa que podrán tener hijos.
Es importante que a cada persona se le dé la opción de seguir a Jesús. Así que Dios soltará a Satanás por un corto tiempo; y sorprendentemente, algunos niños que nacieron y crecieron durante el Milenio elegirán seguir a Satanás en lugar de a Jesús. Ésa es la rebelión final.
El Juicio del Gran Trono Blanco
Dios pone fin a esta rebelión en el Juicio del Gran Trono Blanco. Éste es el juicio final de Dios contra todos los incrédulos que han vivido. Apocalipsis 20:13 dice: “El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus obras”. Cuando los incrédulos mueren, sus espíritus van al Hades. Jesús habló de ello en la historia de Lázaro y el hombre rico. El hombre rico murió y fue al Hades, y dijo: “Estoy atormentado en esta llama” (Lucas 16:24). El Hades es un lugar de intenso sufrimiento para los que no son salvos hasta su juicio final.
En el Juicio del Gran Trono Blanco, los incrédulos serán juzgados por sus obras. Apocalipsis 20:13 dice: “Fueron juzgados cada uno según sus obras”. ¿Por qué se les juzga por sus obras? Los incrédulos dicen: “No necesito el perdón de Jesucristo; Soy lo suficientemente bueno como para entrar en el cielo”. Entonces Dios les dice: “Está bien. Te juzgaré por tus obras”. Desafortunadamente, el estándar por el cual Dios juzga es la perfección de Jesucristo. Y según ese estándar, “todos están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
El resultado de este juicio es la condenación eterna. Apocalipsis 20:14-15 dice: “La muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. El que no se halló inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego”. El versículo 10 dice: “Serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”.
Los incrédulos no son destruidos cuando son juzgados; sufren por los siglos de los siglos. La horrible verdad sobre el infierno es ésta: Cuando hayas pasado tres billones de años en la agonía del infierno, no habrás reducido ni un segundo la cantidad de tiempo que te queda. Ése es el destino de todos los que mueren sin confiar en el perdón de Jesucristo.
Eternidad Futura
Después del Juicio del Gran Trono Blanco, entramos en la eternidad futura. Éste es el estado permanente de los creyentes que habitan los nuevos Cielo y Tierra, y de los incrédulos que habitan el Lago de Fuego. En 2 Pedro 3:7 y 10, Pedro explicó que el cielo y la tierra actuales serán destruidos por el fuego. Juan dijo en Apocalipsis 21:1: “Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado”. No vamos a pasar la eternidad flotando en algún lugar. La tierra será recreada al estado que Dios originalmente quiso que fuera. En la Nueva Tierra, Dios “enjugará toda lágrima de [nuestros] ojos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron” (v. 4).
Ése es el futuro que Dios ha planeado para aquellos que conocen a Jesucristo.
¿Estás Listo?
¿Cómo debería afectar eso a la forma en que vivimos hoy? La Biblia dice que, un día, sonará la trompeta, los cielos se abrirán y veremos al Rey de reyes y Señor de señores. Cuando eso suceda, trágicamente, muchos cristianos se sentirán avergonzados por sus vidas. Estarán revestidos de inmoralidad, codicia y ambición personal en lugar de estar revestidos de las acciones justas de los santos.
Permíteme preguntarte esto: Cuando te encuentres con Dios cara a cara, ya sea a través de tu muerte o a través del Rapto, ¿te sentirás avergonzado por la vida que has vivido hasta este punto? Si es así, ahora es el momento de hacer esos cambios que asegurarán que estés listo para tu próxima cita con Dios. Es por eso que Pedro escribió en 2 Pedro 3:11-12: “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios”.
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