lunes, 1 de julio de 2024

No Seas Engañado (Parte 2 de 2)

 Por Tim Moore

Detrás de todos los mentirosos y las mentiras está el padre de las mentiras: Satanás.

Al describir su apostolado, Pablo describió a aquellos que se oponen al Evangelio:

“…porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. 14 Y esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. 15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15).

Falso; fraudulentos; que se disfrazan. Cinco veces en tres cortos versículos, Pablo describe las tácticas que Satanás, sus hordas demoníacas y sus aliados y agentes mortales utilizan. Al aparecer como agentes de luz — es decir, razonables, respetables y justos — se ganan la confianza de objetivos desprevenidos.

Los engaños demoníacos son así. 

Recuerde la definición de una secta: devoción fuera de lugar a un conjunto de creencias y prácticas que se consideran fuera de las normas de la sociedad. De acuerdo con las encuestas actuales y los patrones de votación, una creciente mayoría de estadounidenses ahora profesa una devoción fuera de lugar a creencias y prácticas que estaban fuera de las normas de la sociedad — y eran antitéticas a una nación cristiana — hace sólo una o dos generaciones.

En 1995, el pastor Bob Russell escribió una oración de arrepentimiento nacional para el Desayuno de Oración del Gobernador de Kentucky. Al año siguiente, el pastor Joe Wright desató una tormenta de fuego cuando pronunció esa oración de confesión ante la legislatura de Kansas.

Esa oración fue escrita y pronunciada hace casi 30 años. Desde entonces, “el postrer estado se ha hecho peor [para nosotros] que el primero” (2 Pedro 2:20). Estados Unidos ha abrazado el matrimonio entre personas del mismo sexo, la confusión de género, la transexualidad y la perversión desenfrenada. En las próximas elecciones presidenciales, el Partido Demócrata ha proclamado en voz alta que planea forzar un referéndum sobre la “salud reproductiva” — su descripción orwelliana del aborto sin restricciones. (Es revelador que los demócratas ahora adopten la misma palabra “aborto”, ya que la ven como una estrategia ganadora, incluso en las elecciones locales).

El 30 de enero de este año, el pastor Jack Hibbs pronunció otra oración ante el Congreso. Fue denunciado inmediata y vehementemente por una veintena de legisladores de izquierda, porque se atrevió a orar en el Nombre de Jesucristo y a expresar la necesidad de la confesión y el arrepentimiento. Aquellos que han abrazado el engaño gritan de indignación junto con las hordas demoníacas cuando el Nombre del Señor es levantado en alto.

Satanás ha tenido un éxito sorprendente en transformar nuestra nación anteriormente cristiana en una sociedad secular y pagana. En las últimas semanas, el Pew Research Center documentó que 8 de cada 10 estadounidenses se dan cuenta de que la religión está perdiendo influencia en la esfera pública, pero sólo el 49% piensa que eso es algo malo. Ciertamente, no todos los estadounidenses eran cristianos en años pasados. Pero había un consenso sobre la definición de lo que está bien y lo que está mal. La verdad se consideraba “evidente por sí misma”, y que los derechos fueron otorgados por nuestro Creador. Si no fuera un documento histórico, la Declaración de Independencia sería rechazada de plano hoy.

Algunos de los más grandes engañadores de nuestra sociedad no se presentan a sí mismos como abiertamente “religiosos”. En cambio, adoctrinan a las personas para que eleven la tolerancia por encima de la verdad, atrayéndolas al pensamiento grupal en lugar de a una fe resuelta, y al “progresismo”, por encima de las políticas probadas y comprobadas. Lenta pero consistentemente, han tenido éxito en excluir a Dios de la vida pública y poner la verdad patas arriba.

Hay otra forma insidiosa y sutil de engaño que en realidad es de naturaleza demoníaca: El autoengaño. Hasta que recibamos nuestros cuerpos y mentes glorificados, todos somos propensos a alguna forma de engaño, de ahí las repetidas advertencias de la Biblia. Para empeorar las cosas, a menudo es muy difícil darse cuenta de cuándo nuestros propios corazones han abrazado el engaño. Esta realidad nos lleva de vuelta al Jardín del Edén. El engaño más tentador de Satanás no fue el fruto del Árbol de la Vida en sí, sino la falsa promesa de que, al rechazar a Dios, el hombre podría llegar a ser como Dios.

El Mayor Engaño

Los reformadores reconocieron que el tipo más peligroso de engaño es el autoengaño. Nuestros corazones mortales están desesperadamente enfermos en ese sentido (Jeremías 17:9). Debemos guardar nuestros corazones en todo momento, porque las Escrituras nos advierten acerca de engañarnos espiritualmente (1 Corintios 3:18, Mateo 7:20-22).

Satanás siempre está al acecho para atraparnos en otros dos engaños debilitantes. Justo cuando estamos a punto de abrazar el perdón de Dios, el Diablo susurrará: “No eres digno”. Tristemente, algunos dejarán que esa verdad les impida venir a Cristo en lugar de responder: “¡Por supuesto que no! ¡Ésa es la Buena Nueva del Evangelio! No recibo lo que merezco: ¡Cristo cargó con el castigo del pecado por mí!”.

Una vez que somos salvos, Satanás trata de convencer a los seguidores de Cristo de que han perdido su salvación debido a algún fracaso o infracción. Hablo como alguien que ha utilizado la misma táctica que un interrogador de entrenamiento en el ejército. Engañando a un desafortunado aprendiz privado de sueño para que cometiera un error de juicio, lo menospreciaría hasta que cometiera otro error, y luego otro. Su resistencia, sumergida en la vergüenza de su fracaso, acababa por verse comprometida por completo. Mi objetivo era enseñarles a evitar por completo tales maquinaciones engañosas.

Satanás aplica esta misma táctica a gran escala. Aguijonea incansablemente a los cristianos incautos, diciéndonos que seguramente Cristo ya no puede amarnos si no alcanzamos su perfección. La reprimenda de Jesús a Pedro — el mismo hombre que lo negaría tres veces después de su arresto en el huerto de Getsemaní — debería ser nuestra respuesta preferida: “¡Apártate de mí, Satanás!” (Mateo 16:23). Sabemos que, por la voluntad del Padre, Jesús no perderá ninguno de los que le fueron dados (Juan 6:39).

Antídoto Contra el Engaño

Me hubiera gustado etiquetar esta sección como “Inmunidad contra el Engaño”, pero no puedo prometer una inmunización única y segura contra el engaño. Es por eso que las Escrituras nos advierten repetidamente que no nos dejemos engañar. Ya sea que nos refiramos a la prevención como inmunización o antídoto, la clave para evitar el engaño es permanecer arraigados en la Verdad. Una ingesta regular de la Palabra de Dios, junto con la presencia iluminadora del Espíritu Santo y la responsabilidad de un cuerpo local de hermanos y hermanas cristianos es la mejor manera de evitar caer en un pozo de engaño.

¿Cómo lidiamos con el creciente engaño que oscurece las mentes que nos rodean? Seguimos la admonición del ministro metodista, William L. Watkinson, de hace más de 100 años: “Es mucho mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”.

Los seguidores de Cristo no están equipados con meras velas parpadeantes. Tenemos la Palabra de Dios y podemos proclamar a Aquel que dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

¡Qué no te engañen! 

Conocer a Jesús es conocer la Verdad que te hará libre (Juan 8:32).

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article: 

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No Seas Engañado (Parte 1 de 2)

 Por Tim Moore

“…el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).

El engaño demoníaco comenzó en el Jardín. Satanás primero intentó redefinir las palabras de Dios, luego intentó denunciar a Dios desacreditando Sus palabras por completo. El Diablo y sus hordas han seguido el mismo patrón de engaño desde entonces.

Francamente, Satanás se contenta con simplemente desviar a una persona, pero realmente se regocija cuando una persona abraza la rebelión activa contra el Todopoderoso, como él lo ha hecho. Ya sea un incauto o un compañero antagonista, — engañado o engañador — tal persona está en el camino al infierno.

Las Escrituras tienen mucho que decir sobre el cielo, pero tienen aún más que decir sobre el infierno — al igual que Jesús mismo. Del mismo modo, hay repetidas advertencias para no dejarse engañar. Claramente, éste es un peligro del que el Señor quiere que nos cuidemos. Y, sin embargo, los cristianos modernos han creído en la mentira de que las fuerzas espirituales son de poca importancia. Demasiados seguidores de Cristo creen que son inmunes al engaño. Sólo en ese sentido, prueban el viejo adagio de que el autoengaño es la forma más pura de engaño.

Como escribió Hal Lindsey en 1972: “Satanás está vivo y coleando en el planeta Tierra”. Martín Lutero también reconoció la terrible amenaza que persiste incluso después de la Cruz. Después de testificar: “Una fortaleza poderosa es nuestro Dios, un baluarte que nunca falla”, Lutero escribió estas palabras en la primera estrofa de su himno clásico:

En este trance agudo
Con furia con afán
Acósanos Satán.
Por armas deja ver
Astucia y gran poder;
Cual él no hay en la tierra.

El padre de la Reforma continuó describiendo este mundo “lleno de demonios” y el príncipe de las tinieblas sombrío”. Claramente, nuestros antepasados en la fe reconocieron lo que estaba en juego y las fuerzas demoníacas que obraban a nuestro alrededor, incluso cuando se aferraron a la promesa de que Cristo había triunfado sobre esa serpiente de la antigüedad.

Entonces, ¿cuáles son algunas de las formas en que Satanás trata de enredar a los desprevenidos en espirales de confusión que conducen a la condenación? A través de falsos profetas, sectas y engaños demoníacos. Consideremos cada uno de ellos por separado.

Falsos Profetas

La Biblia está llena de falsos profetas que profetizan falsamente. Faraón tenía sus propios hechiceros y magos que eran capaces de convertir lo que parecían ser bastones en serpientes (Éxodo 7:11-12). Acab se rodeó de “unos cuatrocientos hombres” que se alegraban de profetizar lo que el rey quería oír, aunque reconocía que no eran profetas del Señor, como Micaías hijo de Imla (2 Crónicas 18:7). Pero, incluso cuando Acab le encargó a Micaías que profetizara con veracidad, en realidad no quería escuchar el mensaje del mensajero ungido de Dios.

Anteriormente, Acab tuvo la misma actitud hacia el profeta Elías, llamándolo “perturbador de Israel”, por denunciar la maldad del rey (1 Reyes 18:17-18). El falso profeta por excelencia en el Antiguo Testamento fue Balaam, quien fue reclutado por Balac para lanzar una maldición sobre los hijos de Israel. Dios intervino para evitar que Balaam dijera una maldición, pero sí aconsejó a Balac sobre cómo descarriar a los hijos de Israel. Como Moisés escribió, Balaam proveyó un consejo que hizo que Israel transgrediera contra el Señor (Números 31:16). Jesús fue aún más directo en su carta a la iglesia de Pérgamo: “la enseñanza de Balaam... poner tropiezo ante los hijos de Israel, para que comieran cosas sacrificadas a los ídolos y cometieran fornicación” (Ap. 2:14).

La Biblia define a un falso profeta como alguien cuyas profecías no son del Señor y cuyo consejo aleja a la gente de la Verdad de Dios. A través de Ezequiel, Dios dijo: “¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu y que nada han visto!... Porque habéis hablado vanidad y habéis visto mentira, por eso, yo estoy contra [ellos]” (Ezequiel 13:2-8).

Moisés estableció la prueba de hierro para validar a un profeta: Si sus predicciones no se cumplen, es un falso profeta. Y, si hacen que la gente tropiece o se desvíe del Señor Dios, son falsos profetas.

Así como hubo falsos cristos en los días y la época de Jesús, los falsos profetas y falsos cristos han estado presentes a lo largo de la Era de la Iglesia, y todavía están entre nosotros hoy. El Nuevo Testamento menciona a Barjesús de Pafos (Hechos 13:6-12), Demetrio de Éfeso (Hechos 19:24-28), los judaizantes (2 Corintios 3:14-16 y 11:13-15) y los gnósticos (Colosenses 2:8, 3:5-7).

En los últimos años, hombres como Sun Myung Moon, David Koresh y Jim Jones se han promovido a sí mismos como mensajeros de Dios, si no como mesías reencarnados. Lamentablemente, engañaron a decenas de personas al afirmar que sus delirios provenían de una fundación cristiana. Otros, como Kim Jung Un, prescinden de los fundamentos cristianos y simplemente se proclaman divinos. Ya sea que inspiren o no el suicidio en masa — como lo hizo Jim Jones en Guyana el 18 de noviembre de 1978 — los falsos profetas ofrecen un canto de sirena a los espiritualmente crédulos, que conduce inevitablemente a la destrucción.

En la mayoría de los casos, los falsos profetas a menudo están rodeados de personas que quieren que les hagan cosquillas en los oídos (2 Timoteo 4:3) o que son atrapados — ya sea de forma voluntaria o gradual. Los falsos profetas ofrecen una forma de religiosidad que imita la verdadera fe. A esa religión falsa la llamamos secta.

Sectas

Así como los falsos profetas han estado en la Tierra a lo largo de la historia registrada, las religiones falsas también han proliferado. Los sociólogos dicen que esto se debe a que el hombre tiene un instinto innato de adorar a alguien o algo.

Blaise Pascal, matemático, físico y filósofo francés, dijo que hay un “vacío en forma de Dios” en el corazón del hombre, que sólo puede ser satisfecho por Jesucristo, pero que inexorablemente se llenará con algo. En la antigüedad, la religión falsa tomaba la forma de prácticas paganas y adoración de ídolos. En los tiempos modernos, pocas personas pueden jurar lealtad a dioses falsos como Moloc, Astarté y Baal, pero el mundo está lleno de seguidores de Buda, Mahoma y la variedad de dioses hindúes. Con cientos de millones de adeptos cada una, éstas son reconocidas como las principales religiones del mundo. Además, incontables millones de personas se adhieren a formas de religión que sólo pueden describirse como sectas.

Una secta se define como un sistema de devoción religiosa que se centra en una persona u objeto específico. Pero, incluso las definiciones seculares reconocen que la devoción está fuera de lugar. Los cristianos ciertamente estarían de acuerdo, y afirmarían que todas las religiones que no reconocen y adoran al Dios verdadero y viviente son falsas —lo que lleva inevitablemente a una admiración fuera de lugar.

Wikipedia afirma: “Una secta es un grupo típicamente dirigido por un líder carismático y autoproclamado, que controla estrictamente a sus miembros, lo que requiere una devoción inquebrantable a un conjunto de creencias y prácticas que se consideran fuera de las normas de la sociedad”. Éste es precisamente el tipo de manipulación que los falsos profetas aspiran a lograr.

Si bien no es una lista exhaustiva, además de las religiones falsas ya mencionadas, las siguientes se consideran sectas prominentes en la escena mundial actual:

  • Mormonismo
  • Testigos de Jehová
  • Cientistas cristianos  
  • Raëlianismo
  • NXIVM
  • Dianética o Cienciología 
  • Puerta del Cielo
  • Aum Shinrikyo
  • Templo del Pueblo
  • Rama Davidianos
  • Wiccanos
  • Satanistas

Éstas, y muchas más como ellas, tienen varias cosas en común:

  • Niegan la suficiencia del Evangelio de Jesucristo tal como se revela en la Palabra de Dios, ofreciendo otro evangelio (falso). 
  • Elevan a una figura central o líder a un estatus divino al que se le ha confiado la tarea de contradecir la Palabra de Dios (ya sea que se le llame profeta, papa o cualquier otra cosa). 
  • Alejan a la gente del verdadero Mesías, Jesucristo — el único Camino, Verdad y Vida.

Todas las religiones y sectas falsas hacen las tres cosas. Lamentablemente, las encuestas indican que cada vez más personas están siendo engañadas por éstas y otras similares. Pero la afiliación religiosa de más rápido crecimiento en Estados Unidos hoy en día se llama “Ninguna” — es decir, ninguna religión. ¿Constituye eso una actitud sectaria? Según la definición ofrecida anteriormente, sí. Los “ningunos” que niegan el Evangelio de Jesucristo lo hacen porque no reconocen su suficiencia. Elevan su propia percepción o intelecto para rechazar la Palabra de Dios. Y, debido a que desprecian a Cristo, la ira de Dios permanece sobre ellos (Juan 3:36).

Afortunadamente, muchos han salido de una religión o secta falsa para encontrar el perdón de los pecados y la seguridad de la vida eterna en Jesucristo. A través de la revelación del Espíritu Santo, algunos de ustedes que leen este artículo han sido liberados del engaño a la Verdad. Se han dado cuenta de que Dios se ha revelado a Sí mismo en la Persona de Su Hijo.

Independientemente de las motivaciones de los líderes de las sectas (y algunas de ellas a menudo parecen comenzar con intenciones altruistas), cada fundador o líder de sectas ha sido engañado por el más grande de todos los engañadores, Satanás, y luego se ha convertido en cómplice de su engaño demoníaco.

Lea la parte 2 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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viernes, 28 de junio de 2024

Daniel Acerca de la Comprensión Oportuna de la Profecía

Por Dr. Nathan E. Jones

Pero, en cuanto a mí, yo oí, pero no pude entender; entonces dije: “Mi señor, ¿cuál será el resultado de estos acontecimientos?” (Daniel 12:8; NASB95).

El profeta Daniel había estado escuchando atentamente al ángel Gabriel pronunciando una serie de mensajes alucinantes. Dios estaba revelando el ascenso y la caída de grandes imperios, lo que finalmente conduciría a un imperio global dirigido por un déspota, a quien el apóstol Juan llamaría más tarde el Anticristo, con su inevitable destrucción por medio de la mano de Dios.

Por supuesto, todos estos grandes imperios estaban todavía tan lejos en el futuro, desde la perspectiva de Daniel, que obviamente estaba bastante perplejo por lo que estaba escuchando. Frotándose la frente arrugada en señal de confusión, Daniel le pidió al poderoso mensajero de Dios que le diera alguna explicación. Para su consternación, el ángel respondió con un firme: “¡De ninguna manera!”. Explicó que Daniel nunca podría entender realmente estas profecías, porque era necesario que sucedieran demasiados eventos antes de que pudieran cumplirse y, por lo tanto, entenderse correctamente.

Afortunadamente, Gabriel agregó que habría tres señales principales que marcarían el “tiempo del fin” en el que culminaría el final de esta serie de eventos. Encontramos el texto fuente de estas señales en Daniel 12:4. “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará”. Añadió que sólo aquellos que vivieran en los tiempos del fin, y que fueran “entendidos” (es decir, espiritualmente discernidores) entenderían por fin estas profecías. Reconocerían que el aumento exponencial en el conocimiento, los viajes y la comprensión profética anunciarían el fin de estos reinos controlados por los humanos con el segundo advenimiento del Mesías, que establecería Su reinado milenial terrenal (Daniel 12:3-10).

1) Aumento del Conocimiento

Exploremos la primera señal—un gran aumento en el conocimiento.

A menos que seas un niño pequeño que juega con el Android de tu madre, has vivido lo suficiente como para darte cuenta de que la forma en que obtenemos información ha cambiado mucho— demasiado — en las últimas décadas. Ni siquiera hablemos de décadas, sino de años. El niño que llega a la edad adulta hoy puede, con un escalofrío, mirar hacia atrás a principios de la década del año 2000, cuando no había Wikipedia, ni Gmail, ni redes sociales como Facebook y Twitter (ahora llamada X), ni computación en la nube, ni tabletas, ni teléfonos inteligentes y, ciertamente, no había conectividad a Internet de alta velocidad. ¿Recuerdas el sonido que hacía un módem cuando conectaba a un internauta a la World Wide Web? Hazle esa pregunta a un niño de diez años hoy y ni siquiera podría decírtelo. Ni siquiera Bob Dylan podría haber imaginado lo mucho que cambiarían las cosas cuando, en la edad de piedra de 1963, cantó “The Times They Are A-changin” (Los tiempos, están cambiando).

Sin embargo, los tiempos no siempre fueron así. Durante miles de años de historia humana, la vida permaneció prácticamente igual. Claro, cada 300 años más o menos, el mundo lograba una innovación que revolucionaba el mundo, moviendo a la humanidad de, digamos, la Edad de Bronce a la Edad de Hierro. Pero, en su mayor parte, las limitaciones en los viajes dejaron a la mayoría de los inventos acordonados en un pequeño rincón del mundo. Pero, entonces, finalmente llegó el año 1454 d. C., y el orfebre alemán Johannes Gutenberg lanzó la primera prensa de tipos móvil y reutilizable (como una fotocopiadora antigua). Por fin, las palabras de conocimiento podían ser copiadas masivamente en papel y distribuidas por todas partes. La era del libro impreso revolucionó el mundo, y Gutenberg comenzó con la fuente de todo conocimiento—la Biblia.

¿Te sorprendió saber en tus clases de historia que los avances que más han cambiado el mundo se han hecho en los últimos 150 años más o menos? Y, a medida que nos acercábamos a nuestros días, ¿cómo cada descubrimiento se producía cada vez más rápido, a medida que se lograba un avance sobre otro? Esta aceleración cada vez más rápida en el aprendizaje se denomina Curva Exponencial. Nuestro conocimiento ha experimentado un crecimiento exponencial a medida que un avance se construye sobre otro a un ritmo cada vez más rápido.

¿Cuál dirías que ha sido el descubrimiento más importante que nos ha ayudado a facilitar el advenimiento de esta explosión masiva en el crecimiento del conocimiento? Si respondiste “la computadora”, entonces estarías en lo correcto.

Cuando se trata de la curva exponencial de las computadoras, el viejo chiste es: “¿Cómo sabes cuándo tu computadora está obsoleta?”. La respuesta es: “Cuando la sacas de la caja”. Sin embargo, eso no está muy lejos de la verdad, ya que las compañías de computadoras duplican las velocidades de procesamiento de las computadoras aproximadamente cada 18 meses. Conocida como la Ley de Moore (en honor al cofundador de Intel, Gordon Moore), ésta es sólo una manifestación de la tendencia mayor en la forma en que todos los cambios ocurren a un ritmo exponencial. En 2023, las computadoras cuánticas comenzaron a procesar a velocidades equivalentes al cerebro humano. Para el año 2045, en apenas un cuarto de siglo, la Ley de Moore predice que poseeremos computadoras con la capacidad computacional equivalente a toda la raza humana.

No sólo la curva exponencial en todas las áreas de la tecnología informática ha aumentado nuestro conocimiento a niveles estupendos, sino que las computadoras han ayudado en todos los principales descubrimientos científicos de nuestros días. Tampoco necesitamos meter tantos datos en nuestros cerebros, ya que la capacidad de almacenar y acceder fácilmente a los datos significa que podemos seguir aprendiendo como nunca antes lo habíamos aprendido en la historia de la humanidad.

La curva exponencial no se limita sólo a las computadoras. Otros avances en biomedicina, ciencias espaciales, ingeniería química, ingeniería humana y todas las demás ciencias han ido subiendo más rápido y más pronunciadamente en sus curvas exponenciales con cada día que pasa.

Se espera que, en los próximos cinco años, la tecnología mundial sea 32 veces más avanzada de lo que es hoy. También se ha estimado que el 65% de los niños de jardín de infantes de hoy, una vez que finalmente se gradúen de la universidad, terminarán trabajando en trabajos completamente nuevos que, en este momento, ni siquiera existen.

Considere que, hace sólo cien años, la información que la mayoría de la gente aprendió a lo largo de toda su vida equivalía al contenido de una edición dominical de The New York Times. Nuestra capacidad actual de consumir prácticamente la misma cantidad de información diariamente muestra cuánto ha aumentado el conocimiento de la humanidad en un período de tiempo muy corto.

El aumento exponencial del conocimiento actual apunta al hecho de que estamos viviendo en los tiempos del fin profetizados, y que Jesucristo vendrá pronto.

2) Aumento del Transporte

Note que, en esa misma profecía, el ángel le dijo a Daniel que, además de un gran aumento en el conocimiento, “muchos correrán de aquí para allá” (Daniel 12:4). Este tremendo aumento en los viajes también ocurriría en el mismo contexto, que es el de los tiempos del fin. Dios estaba revelando que, una vez que la gente comenzara a ir de un lado a otro, tanto más lejos como más rápido, esos años finales, antes de que Cristo regresara para establecer Su Reino Milenial, finalmente estaban sobre nosotros.

Detente y piensa cómo viajaba la gente hace un siglo. La mayoría de los caminos ni siquiera estaban pavimentados y eran transitados por carros tirados por caballos. Mira en YouTube el video de San Francisco grabado en 1906 y verás muchos más caballos que carruajes sin caballos. La gente rara vez, o nunca, abandonaba sus ciudades natales. La domesticación de animales y los primeros comienzos de las carreteras decentes, luego las bicicletas, los globos, los botes y los automóviles simples se desarrollaron, pero no fueron ampliamente recibidos.

Desde principios del siglo XX, la humanidad inventó aviones y jets, e incluso hemos abandonado la atmósfera de la Tierra en cohetes y transbordadores espaciales. Antes, la gente tardaba meses en viajar al extranjero en barco, pero ahora recorremos esa misma distancia en el extranjero en cuestión de horas. En el mundo de hoy, las personas siempre están en movimiento, tal como el ángel profetizó a Daniel.

El aumento exponencial de los viajes en la actualidad apunta al hecho de que Jesucristo regresará pronto.

3) Aumento en la Comprensión de la Profecía

¿Sabías que la profecía bíblica constituye un enorme 31% de la Biblia? El plan general de Dios para las edades parece ser más bien como un rompecabezas de 100 piezas, y hasta ahora, Él sólo ha provisto 75 piezas. Uno puede distinguir el contorno de una imagen, pero hasta que se desarrollen ciertos eventos, que luego agregan otra nueva pieza al rompecabezas, la imagen permanece incompleta.

Aun así, las 75 piezas que tenemos ahora son mucho más numerosas que las que Daniel alguna vez tuvo. Como Jesús explicó a sus discípulos: “De cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:17). Incluso entonces, los apóstoles no entendieron muchas de las enseñanzas de Cristo hasta después de Su resurrección, cuando Él las explicó abiertamente; y luego envió al Espíritu Santo en Pentecostés, para proporcionar más iluminación. Incluso entonces, los apóstoles esperaban el inminente regreso de Cristo y no una larga espera de 2,000 años.

Hoy en día, las diversas señales de los tiempos del fin, relacionadas con la naturaleza, la sociedad, la política mundial, la tecnología, Israel y las señales espirituales están llegando a nosotros a un ritmo tan fantástico que los maestros de profecía bíblica como el Dr. Ron Rhodes han comenzado a llamar al fenómeno “La Convergencia”. Tantas señales de los tiempos del fin que convergen todas a la vez han mejorado enormemente nuestra comprensión de la profecía bíblica de los tiempos del fin, tal como Gabriel predijo.

El aumento exponencial de hoy en día en la comprensión de la Palabra profética de Dios apunta al hecho de que Jesucristo regresará pronto.

Reconocer los Tiempos

Estas tres señales principales, junto con los cientos más que se proporcionan en la Biblia, que se están cumpliendo en nuestros días, revelan el hecho de que el Señor podría regresar en cualquier momento. Al mirar a través del filtro de la Biblia todos los acontecimientos maravillosos, pero aterradores, que se desarrollan ante nosotros, debemos entender claramente los tiempos en los que vivimos. Como resultado, nos consuela saber que Dios lo tiene todo bajo control, que tiene un gran plan en marcha y que Sus hijos juegan un papel vital en ese plan. Los cristianos estamos llamados a servir a Dios en estos tiempos oscuros con todos nuestros dones, recursos y experiencia únicos.

Para aquellos de ustedes que aún no han aceptado a Jesucristo como su Salvador, pero ahora reconocen que estamos viviendo en los tiempos del fin, darse cuenta debería actuar como un despertador que los despierta al hecho de que al mundo no le queda mucho tiempo. Todos vivimos en tiempo prestado. Por lo tanto, acepte el hecho de que Dios ama tanto al mundo que dio a Su Hijo unigénito para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16).

Artículo recomendado:

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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jueves, 27 de junio de 2024

Los Propósitos de la Profecía Bíblica

[Nota: El siguiente es un extracto del maravilloso libro de Steve Miller, One Day Nearer, publicado por nuestros amigos de Harvest House Publishers. Como escribió Steve: “El fin de los tiempos se acerca rápidamente. Nuestro Señor nos ha llamado a ser vigilantes y fieles, a usar bien nuestro tiempo y a hacer que nuestra vida cuente por la eternidad. Cuanto mejor conozcamos los propósitos de Dios para el futuro, más podremos vivir sabiamente hoy”.

1) Dar Esperanza

Imagínese la Biblia sin profecías. Supongamos que Dios hubiera decidido no decirnos nada acerca de la Segunda Venida, la victoria final sobre el mal, y nuestro futuro hogar en el cielo y la eternidad. Si Dios hubiera dejado las profecías fuera de Su Palabra, no tendríamos idea de lo que nos depara el futuro. En cambio, todo lo que sabríamos es que el mundo en el que vivimos está descendiendo cada vez más profundamente hacia la oscuridad, el mal y la desesperanza.

Sin conocimiento de lo que está por venir, la vida sería sombría. No tendríamos nada que esperar. Pasaríamos de un día a otro llenos de temor e incertidumbre.

Pero, debido a que Dios eligió proporcionarnos vislumbres del glorioso futuro que nos espera, podemos vivir con esperanza. Esa es la razón principal por la que Dios llenó la Biblia con tantas profecías acerca de lo que está por venir: para darnos esperanza.

Lo que sabemos sobre el futuro ayuda a influir en nuestros pensamientos y acciones en el presente. Debido a que conocemos el resultado final de la batalla que ahora se libra en la tierra, podemos vivir con anticipación en lugar de angustia. La profecía bíblica nos ayuda a tener un enfoque eterno—nos recuerda que no importa lo mal que se pongan las cosas, el bien y la justicia prevalecerán. La victoria es segura.

Es por eso que, en 1 Tesalonicenses 4, Pablo escribió extensamente acerca del Rapto prometido que nos librará de este mundo y nos llevará al cielo. Concluyó con la exhortación “aliéntense los unos a los otros con estas palabras” (versículo 18). Cuanto más nos recordamos unos a otros las promesas proféticas de Dios, más esperanza nos damos unos a otros.

2) Darnos un Enfoque Eterno

Debido a que vivimos en un mundo caído, la vida está llena de luchas. Romanos 5:12 dice que, “por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron” (NVI). Nadie puede evitar el pecado y sus devastadoras consecuencias. Incluso “la creación [está] sujeta a la vanidad” —toda la naturaleza está en “esclavitud a la corrupción”. Gime en anticipación del día en que seamos liberados de nuestros cuerpos mortales en descomposición y se nos den cuerpos nuevos e inmortales (Romanos 8:19-23).

El pecado es la razón por la que la vida está llena de dolor y pruebas. Y después de recibir la salvación en Cristo, entramos en un nuevo tipo de batalla. Debido a que nos hemos alejado del pecado para caminar en la luz, ahora estamos en desacuerdo con la oscuridad que nos rodea. Jesús advirtió a los discípulos, y a nosotros, por extensión, que “en el mundo tendréis tribulación” (Juan 16:33).

Pero fíjese en las siguientes palabras de Jesús: “Ánimo; Yo he vencido al mundo”. En nuestros momentos de sufrimiento, podemos encontrar esperanza en las promesas del Señor de redención y victoria futuras. Incluso cuando la vida se vuelve tan insoportable que no sabemos cómo podemos seguir adelante, se nos recuerda que “los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de comparación con la gloria que se nos ha de revelar”.

Las promesas de Dios sobre el futuro están destinadas a ayudarnos a mirar más allá del presente y desarrollar un enfoque eterno. A medida que aprendemos lo que significa vivir con la mente y el corazón puestos en la eternidad, somos más capaces de perseverar a través de las dificultades que enfrentamos ahora. Cada profecía sobre el futuro está diseñada para mantenernos mirando hacia arriba y hacia adelante a la gloria que nos espera.

3) Motivarnos a la Pureza

Una de las verdades más asombrosas de las Escrituras es que algún día seremos completamente transformados a la semejanza de Cristo.

Debido a que moramos en cuerpos imperfectos en un mundo caído, no somos capaces de comprender plenamente en qué nos convertiremos. Como escribió el apóstol Pablo, "porque ahora vemos en un espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12). Llegará un día en el que veremos con claridad, cuando “lo corruptible se vista de incorrupción, y lo mortal se vista de inmortalidad" (1 Corintios 15:54). Por fin, seremos conformados a la imagen del Hijo de Dios (Romanos 8:29).

Esperamos ansiosamente ese día, ¿no es así? Nos cansamos de sucumbir a la tentación y tropezar con el pecado. Nos sentimos cada vez más frustrados a medida que peleamos las mismas batallas espirituales una y otra vez. Con Pablo, decimos: “Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero” (Romanos 7:18-19; NVI).

Cuando luchamos con el pecado, la promesa profética de que algún día tendremos cuerpos glorificados y seremos como Cristo es edificante. Esta esperanza no sólo nos hace seguir adelante, sino que también nos motiva a la pureza personal. Como dice 1 Juan 3:3: “Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro” (NVI).

A medida que fijamos nuestra esperanza en la premisa de que seremos transformados a la semejanza de Cristo en el futuro, el resultado es que querremos ser más como Él en el presente. De esta manera, la profecía bíblica tiene un efecto poderoso y santificador en nuestras vidas.

4) Estimularnos a Compartir el Evangelio

El tiempo se acaba. Cada día que nos acercamos más a la Segunda Venida de Cristo, nos acercamos más al momento en que será demasiado tarde para que los incrédulos reciban a Jesús como su Salvador. Cuando el Rey de reyes y Señor de señores descienda del cielo para reclamar la tierra, empuñará una espada afilada para herir con ella a las naciones” (Ap. 19:15). En ese día, cada incrédulo en la tierra tendrá su destino eterno sellado.

Ahora, es cierto que después de que Cristo arrebate a todos los creyentes al cielo, la tribulación de siete años ofrecerá más tiempo para que los incrédulos vengan a la salvación. Podríamos pensar: Si mi ser querido o amigo no se convierte en cristiano antes del Rapto, todavía tendrá oportunidades durante la Tribulación.

Pero considere las pésimas tasas de supervivencia de aquellos que terminan estando en la tierra durante la Tribulación. En Apocalipsis 6:7-8, se nos dice que una cuarta parte de la población mundial morirá durante el cuarto Juicio de los Sellos. Luego, en Apocalipsis 9:15-18, leemos acerca de cuatro ángeles que “matarán a la tercera parte de la humanidad”. Entre esos dos eventos, la mitad de las personas en la tierra morirán. Además, muchas personas serán tan duras de corazón que, incluso cuando reconozcan a Dios como la fuente de los juicios de la tribulación, pedirán que las rocas y las montañas caigan sobre ellos en lugar de apartarse de su pecado (Ap. 6:15-17).

Cuando se trata de compartir el Evangelio, más vale temprano que tarde. El hecho de que no sepamos el tiempo de la venida de Cristo debería llenarnos de un sentido de urgencia. El deseo de Dios es que la profecía bíblica nos impulse a proclamar el mensaje de salvación antes de que sea demasiado tarde.

5) Descansar en la Soberanía de Dios

Sólo Dios es capaz de declarar “el fin desde el principio”. Y no sólo conoce el futuro, sino que lo planea. Se atreve a decir: “Mi propósito se cumplirá... Yo haré que se cumpla; lo que he planeado, lo realizaré” (Isaías 46:10-11; NVI).

Esas no son sólo palabras vacías. Hasta este momento, cada una de las declaraciones de Dios sobre el futuro, en forma de profecías bíblicas, se ha cumplido con precisión. Esto nos ayuda a darnos cuenta de que las profecías no son meras conjeturas o predicciones; más bien, revelan exactamente lo que Dios hará. La profecía es historia escrita de antemano.

La abundancia de profecías cumplidas sirve como una poderosa confirmación de que Dios es verdaderamente Dios. Su soberanía es total; nada puede alterar lo que Él dice que sucederá. Aquel que creó y sostiene el universo guía el curso de la historia humana y de nuestras vidas individuales. A medida que el caos se arremolina aparentemente fuera de control aquí en la tierra, todo está en calma en la sala del trono de Dios. Tan cierto como que Jesús silenció la tormenta y las olas, Dios tiene todos los acontecimientos del mundo en sus manos.

Debido a que cada profecía sobre la Primera Venida de Cristo se cumplió literalmente con un 100 por ciento de precisión, podemos estar en paz — confiados en que lo mismo será cierto con cada profecía sobre la Segunda Venida de Cristo. Llegará un día en que todo mal en este mundo será corregido — por toda la eternidad. Nada puede impedir que eso suceda, porque Dios es Dios. Debido a que Su soberanía es total, nuestro futuro celestial está asegurado.

Steve Miller es el editor senior de Harvest House Publishers y autor de varios libros. Él y su esposa, Becky, participan activamente en el ministerio de sordos. Su libro One Day Nearer ofrece 365 maravillosos devocionales que anticipan el glorioso regreso de Jesús. Se puede encontrar en stevemillerresources.com


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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