Negarse a retroceder
Temas incluidos en esta edición:
Negarse a retroceder
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¿Sabía que la profecía bíblica que predice eventos futuros constituye un enorme 31% de la Biblia? Sin embargo, el plan general de Dios para las edades parece ser más bien un rompecabezas de 100 piezas, y hasta ahora, Él sólo ha provisto 75 piezas. Podemos distinguir el contorno de una imagen, pero, hasta que se desarrollen ciertos acontecimientos, que luego añaden otra nueva pieza al rompecabezas, la imagen permanece incompleta.
Uno de esos cuadros proféticos “incompletos” tiene que ver con las diversas guerras profetizadas en los tiempos del fin, particularmente en lo que se refiere a la nación de Israel. Es por eso que muchos están viendo la guerra actual de Israel contra Hamás como un preludio potencial de la guerra profética descrita en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel, llamada la Guerra de Gog y Magog. Pero, ¿lo es? ¿No tendría más sentido la Guerra del Salmo 83 con Gaza involucrada? Bueno, veámoslo comparando las dos guerras proféticas.
La Guerra de Gog y Magog
La Guerra de Gog y Magog (Ezequiel 38-39) predice un ataque masivo contra la renacida nación de Israel por parte de una coalición expansiva de naciones descrita por primera vez en Génesis 10:2-7. Estas naciones descienden de los territorios de la antigua Rosh (Rusia), Magog (las naciones que termina en “stán”), Mesec (incluidos Tubal, Gomer y Bet-Togarma, ahora Turquía), Persia (Irán), Cus (Sudán y Etiopía) y Fut (Libia, Argelia y Túnez) (Ezequiel 38:2-6). Su líder se llama “Gog, príncipe de Rosh, Mesec y Tubal” (Ezequiel 38:2-3; NKJV).
La batalla tiene lugar en “los montes de Israel, que siempre fueron una desolación” (Ezequiel 38:8). El propósito de la invasión es para “arrebatar despojos y para tomar botín”, y atacar al pueblo de Israel (38:12-16).
El resultado de una invasión tan masiva por parte de un ejército aparentemente invencible sobre un Israel desprotegido termina sorprendiendo a los invasores y conmocionando al mundo. Las naciones invasoras están, en verdad, siendo manipuladas por Dios, sacadas de sus tierras con “garfios en sus quijadas”, para que esas naciones sientan la furia del Señor Soberano (Ezequiel 38:4,18). Dios arrastra a estas naciones específicas a los “montes de Israel” para “litigar contra él... y sobre los muchos pueblos que están con él”, con “impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre” (Ezequiel 38:21-22). Dios explica Su propósito final para destruir sobrenaturalmente a la coalición invasora: “Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová” (Ezequiel 38:23).
La victoria sobrenatural de Dios sobre los invasores de Gog-Magog le permite volver a presentarse al mundo y declarar en términos inequívocos que Jehová está defendiendo personalmente a Israel. Si los pueblos del mundo dudan, sólo tienen que mirar a Israel, que “saldrán, y encenderán fuego y harán arder las armas... durante siete años” (Ezequiel 39:9; RVA-2015).
En cuanto a los cadáveres de los invasores, “la casa de Israel los estará enterrrando durante siete meses, para purificar la tierra” en el recién nombrado “Valle de Hamón-Gog”, junto a una “ciudad llamada Hamona” recién construida (39:11-12,16).
La Guerra del Salmo 83
Ahora comparemos la guerra de Gog y Magog con otra guerra profetizada por el vidente (que significa profeta), Asaf — la guerra del Salmo 83.
El Salmo 83 puede leerse como una oración imprecatoria, lo que significa que Asaf está invocando juicio y justicia sobre un enemigo; pero tenga en cuenta que el escritor es de hecho un profeta. En Salmos 83:6-8, Asaf pide a Dios que traiga Su juicio sobre todas las naciones que se enumeran y que tienen equivalentes modernos a las naciones que rodean a Israel. Como enumera el escatólogo Bill Salus:
Lleno de Agujeros
Notablemente ausentes de la lista de naciones de Gog y Magog están aquellas que Asaf señaló y que rodean al Israel moderno: Líbano, Siria, Jordania, Egipto, Gaza, posiblemente Irak y las naciones de la Península Arábiga. ¿Por qué estas naciones fronterizas hostiles no participan también activamente en la Guerra de Gog y Magog? Su ausencia deja un agujero gigante en el mapa de los invasores Gog-Magog.
Además, la condición previa para la guerra Gog-Magog, como se afirma tres veces en Ezequiel (38:8,11,14), es que Gog no atacará hasta que el pueblo de Israel esté viviendo en paz “confiadamente” en “aldeas sin murallas”. ¿Existe hoy esa condición previa pacífica? Actualmente, Hezbolá en el Líbano tiene cientos de miles de misiles apuntando a Israel. Los ataques terroristas han estado ocurriendo en Israel casi semanalmente, culminando en la horrible masacre del 7 de octubre de 2023 por parte de los terroristas de Hamás. E Israel ha construido un muro de 400 millas de largo en el centro del país.
La Destrucción de Damasco
Luego hay otra profecía bíblica vinculada a una de estas naciones faltantes, Siria, que se encuentra en Isaías 17 y Jeremías 49. Esta profecía describe la destrucción de Damasco por parte de Israel en una sola noche:
He aquí que Damasco ha dejado de ser ciudad y será un montón de ruinas… En aquel día sus ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá desolación… Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Isaías 17:1, 9, 14
¿Cómo podría Israel destruir completamente una ciudad, y en tan sólo una noche? ¿Quizás un arma nuclear Y, ¿dónde encaja este ataque en el cuadro profético?
Con estas cosas en mente, el Salmo 83 puede proporcionar la respuesta, ya que el vidente Asaf previó que Israel un día subyugaría a sus vecinos hostiles que lo rodeaban. Si Israel conquistara los países en su frontera, ése podría ser el escenario que le otorgue a Israel la condición previa pacífica que Ezequiel describe y que precede a la invasión de Gog-Magog (Ezequiel 38:11).
Los escépticos afirman que esta Guerra del Salmo 83 debe haber ocurrido en la historia de Israel. Varias alianzas entre la lista de naciones de Asaf atacaron al recién renacido Estado de Israel durante la Guerra de Independencia de 1948, y nuevamente más tarde durante la Guerra de los Seis Días de 1967. Pero, aunque Israel se defendió de estos ataques, nunca ha subyugado completamente estas tierras. Si Israel finalmente absorbiera las tierras de sus enemigos para convertirse en un “Gran Israel”, eso explicaría por qué los países de Gog-Magog no incluyen a las naciones fronterizas con Israel. Más bien, la coalición de Gog consiste en un anillo exterior de naciones islámicas empeñadas en vengarse, muy probablemente porque Israel ha tomado el control de sus vecinos, tal como estamos presenciando con Gaza.
El Salmo 83 también contiene una oración por la victoria de Israel (versículos 9-18). No se declara el resultado de la guerra, pero sabemos por otras escrituras que Israel saldrá victorioso. Por ejemplo, en Zacarías 12:6 se nos dice que, en los tiempos del fin, Israel será como “brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor”. Además, Dios declara en Amós 9:15 que, una vez que los judíos sean restablecidos en su tierra, “nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di”.
La Guerra del Salmo 83 resultará en una victoria abrumadora para Israel y una mayor expansión territorial y mayores recursos naturales. También producirá la seguridad de la que se habla en Ezequiel 38. Y, al igual que la guerra de Gog-Magog, trae el nombre y la fama de Dios a sus enemigos: “Sean afrentados y turbados para siempre; sean deshonrados, y perezcan. Y conozcan que tu nombre es Jehová; Tú solo Altísimo sobre toda la tierra” (Salmos 83:17-18).
Otra Pieza del Rompecabezas
El Salmo 83 puede ser sólo una teoría profética, pero explica los países faltantes que no figuran en la lista de participantes en la Guerra Gog-Magog de Ezequiel 38-39 — una brecha que durante mucho tiempo ha desconcertado a los estudiantes de la profecía bíblica. La derrota de los enemigos cercanos de Israel en la Guerra del Salmo 83 podría proporcionar la condición previa pacífica para la Guerra Gog-Magog. También llevaría al anillo exterior de las naciones musulmanas a temer el poder de Israel en la región y a codiciar su control de incluso más recursos naturales que sus yacimientos de gas submarinos; de ahí el deseo de Gog de saquear a Israel.
Por lo tanto, sólo puedo concluir que la guerra de Israel contra Hamás no es la guerra profética de Gog y Magog, porque las naciones combatientes simplemente no coinciden. Tampoco puedo afirmar en este momento que el conflicto en curso refleje la guerra profética del Salmo 83. Ahora bien, si el conflicto con Hamás se intensificara hasta el punto que Israel luchara contra todos sus vecinos fronterizos hostiles, y particularmente si Israel destruyera repentinamente Damasco, entonces sí, bien podríamos estar presenciando el período previo a la primera de estas guerras proféticas — la Guerra del Salmo 83.
Con la Guerra del Salmo 83 a la vuelta de la esquina, seguida de la Guerra de Gog y Magog, Dios está a punto de intervenir y destruir personalmente la coalición invasora de Gog. Tal intervención divina abierta no se ha alineado con la forma en que Dios se presenta a sí mismo a través de la Era de la Iglesia. ¡Eso debe significar entonces que el regreso de Jesucristo está justo en el horizonte!
Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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7 de octubre de 2023. Una fecha que vivirá en la infamia.
Esas palabras nos llevan a muchos de nosotros, los estadounidenses, al 7 de diciembre de 1941. Franklin D. Roosevelt eligió palabras para describir el ataque sorpresa de la Armada Imperial Japonesa contra las fuerzas militares estadounidenses en Pearl Harbor.
¿Cómo podemos describir la brutal e intencionada matanza de cientos de hombres, mujeres y niños israelíes? ¿Qué justa indignación se puede suscitar para oponerse al odio satánico que motiva a los terroristas y a sus apologistas que odian a los judíos en todo el mundo?
Al momento de imprimir esta revista, Israel está envuelto en una guerra que no se parece a nada que haya experimentado en sus 75 años de existencia como nación moderna. Las amenazas existenciales que Israel superó en 1948, 1967 y 1973 fueron sólo presagios del cáncer metastatizado de odio y violencia que enfrenta hoy.
Teníamos la intención de que esta edición del Farolero volviera a visitar la Palabra profética de Dios. Pero la avalancha de acontecimientos recientes demuestra que la Palabra profética de Dios todavía se está cumpliendo ante nuestros ojos. Debido a que Él ha elegido revelar el fin de todas las cosas, podemos estar seguros de que Él todavía tiene el control — y que Su Voluntad se hará.
El mes pasado les insté a orar por la paz de Jerusalén. Este mes quiero pedirles que oren por el pueblo judío — tanto colectivamente como por nombre, si es posible. Oremos por los judíos israelíes mientras luchan por sus vidas en medio del apoyo vacilante de un mundo que rápida e inevitablemente se volverá en su contra una vez más.
En los días inmediatamente posteriores al 7 de octubre, publiqué una declaración citando el Salmo 59:1-3 y el Salmo 7. Después de implorar al Señor que lo libre de la maldad de los malvados, David afirma su esperanza eterna en la soberanía y justicia de Dios:
“Daré gracias al Señor conforme a Su justicia, y cantaré alabanzas al nombre del Señor, el Altísimo” (Salmos 7:17; NBLA).
Como pueden testificar todos los que confían en Él, si pones tu fe en Él, “El SEÑOR tu Dios está en medio de ti; Él es poderoso para salvar” (Sofonías 3:17; RVA-2015).
¡Por favor comience este nuevo año, 2024, orando por la paz de Jerusalén, pidiendo el regreso del Príncipe de Paz!
Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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¿Deberían los Cristianos Apoyar a Israel?
Seis razones por las que todos los cristianos deberían anhelar el pronto regreso de Jesús
Fragmento:
Los escritos de los Padres de la Iglesia Primitiva (100 al 300 d. C.), revelan que una de las oraciones más tempranas de la Iglesia era “¡Maranata!” (1 Co. 16:22). Esa palabra en realidad es una frase aramea que significa “¡El Señor viene!”.
Esta oración expresa un hecho que es confirmado por muchas otras escrituras; a saber, que la Iglesia del primer siglo tenía un ardiente deseo por el pronto regreso de Jesús.
Un Decaimiento del Celo
La Iglesia del siglo XXI parece haber perdido ese deseo. La mayoría de los cristianos profesantes de hoy en día no oran “¡Maranata!”. No anhelan el regreso del Señor. En lugar de estar añorando, están bostezando.
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Dios está cumpliendo hoy las promesas que se hicieron al pueblo judío hace miles de años. Estas promesas se basan en una serie de acuerdos legales, llamados pactos, hechos entre Dios y el pueblo judío, que se centran en la tierra de Israel.
El pacto fundamental — el Pacto Abrahámico — otorga el título de propiedad de la tierra de Israel a los descendientes del linaje de Abraham, Isaac y Jacob. Esta promesa incondicional, irrevocable y eterna fue literalmente sellada con sangre (Génesis 12:1-7; 13:14-18; 17:7; 1 Crónicas 16:17-18; Salmos 105:8-11; Romanos 9:4).
El Pacto de la Tierra de Dios promete que Israel un día se convertirá en la nación principal del mundo, es decir, siempre y cuando el pueblo judío permanezca obediente a Dios (Dt. 28:1, 13).
El Pacto Davídico promete un Rey eterno que descenderá del linaje del Rey David. Un día este Mesías gobernará sobre el mundo entero desde Jerusalén (2 Samuel 7:10-16).
Estos pactos son la razón por la que durante cientos de años, los cristianos han creído, sólo porque Dios lo dijo, que naturalmente debemos apoyar a la nación de Israel. Bueno, “¡No es así!”, dice un grupo particular de cristianos, cristianos que se reúnen en conferencias con nombres como “Cristo en el Puesto de Control”. Cuestionan la legitimidad de estos pactos y si los cristianos realmente deberían apoyar a Israel.
Mitos Desmentidos
Vamos a desmentir siete de los mitos más populares de estos detractores sobre por qué los cristianos no deberían apoyar a la nación de Israel.
Mito #1: “¡Los judíos mataron a Jesús!”.
Aquellos que acusan a los judíos de matar a Jesús parecen haber olvidado deliberadamente que la Biblia dice: “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel” (Hechos 4:27-28).
Por lo tanto, no sólo judíos y gentiles participaron en el asesinato de Jesús, sino que, en verdad, todos somos pecadores y, por lo tanto, todos somos responsables de que Jesús muriera en la cruz. Pero, en realidad, Jesús mismo declaró claramente que sólo Él dio Su vida y que nadie se la quitó (Juan 10:15-18).
Mito #2: “Los judíos han sido desheredados a causa de su incredulidad”.
Es posible que los judíos hayan sido expulsados de su tierra — dos veces — debido a su rebelión contra Dios. Pero, como explica el Salmo 105, Dios garantizó en Su Pacto Abrahámico que la tierra de Israel pertenece incondicionalmente y para siempre a los hijos de Jacob. Y, como argumentó el apóstol Pablo en Romanos 9-11, “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita... No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció”.
Y entonces, no, Dios no ha desheredado al pueblo judío ni ha revocado sus pactos territoriales.
Mito #3: “La Iglesia ha reemplazado a Israel y ahora recibe su herencia”.
¡No según el apóstol Pablo! Cuenta la historia de un olivo cuyas ramas fueron podadas debido a la incredulidad, y las vides silvestres fueron injertadas (Romanos 11). Pero, cuando las ramas naturales comenzaran a creer de nuevo, serían injertadas de nuevo en el árbol. La salvación puede haber llegado a las vides de olivos silvestres, la Iglesia, pero Dios todavía tiene planeada la salvación para las ramas naturales: Un Israel creyente que llamará a Jesús Salvador.
Mito #4: “Los judíos que se están reuniendo de nuevo en la tierra de Israel no pueden ser de Dios porque no se han arrepentido y aceptado a Jesús como su Mesías”.
El regreso de los judíos a Israel en incredulidad es exactamente lo que Dios predijo que sucedería. Isaías profetizó que los judíos serían reunidos por segunda vez de las naciones del mundo, y Ezequiel dejó en claro que los judíos se reunirían en incredulidad para que Dios mismo les diera un nuevo corazón para Él (Isaías 11:10-12; Ezequiel 36:22-28).
No es un accidente de la historia que un pueblo desposeído de su país durante 1,900 años pudiera haber mantenido su identidad étnica y haber hecho renacer su nación dos milenios después. ¡Nunca ha sucedido algo así! Y esta es la nación de la Biblia de la que estamos hablando. Por lo tanto, la reunión de los judíos sólo puede ser un milagro de Dios.
Mito #5: “Apoyar a Israel es apoyar cada acción del gobierno israelí”.
Nadie apoya todas las acciones de ningún gobierno, ni siquiera el suyo propio. Apoyar a Israel es apoyar la obra redentora que Dios está haciendo para llevar a un remanente de su pueblo a la salvación en Cristo y, en última instancia, al cumplimiento de Sus pactos.
Mito #6: “Los judíos robaron la tierra de los palestinos y viven allí ilegalmente”.
En primer lugar, el Pacto Abrahámico concede al pueblo judío la escritura eterna de la tierra de Israel. En segundo lugar, cuando los judíos comenzaron a regresar a principios del siglo XX, no existía tal cosa como un palestino. El puñado de árabes que vivían en ese páramo vendió la tierra a los judíos a precios exorbitantes. Y, en tercer lugar, Israel fue creado legalmente en respuesta a una declaración de las Naciones Unidas, aprobada en noviembre de 1947, que autorizaba el establecimiento de un Estado judío en la tierra que los romanos habían rebautizado como Palestina. No puedes robar tierras que ya son legalmente tuyas.
Mito #7: “Apoyar a Israel es odiar al pueblo palestino”.
Contrariamente a la propaganda árabe, los que se llaman a sí mismos palestinos disfrutan de más libertades y derechos en Israel que si vivieran en cualquier nación musulmana. Porque no son los judíos los que odian y abusan de los palestinos, sino sus propios líderes terroristas los que roban miles de millones de su ayuda exterior y niegan a los refugiados el acceso a sus países de origen, Siria y Jordania.
Desde 1948, a los palestinos se les han dado varias oportunidades para crear otro Estado palestino además de Jordania, pero cada vez han rechazado esas ofertas y, en cambio, han respondido con violencia. ¿Por qué? Porque su objetivo final es la aniquilación de Israel. Entonces, ¿quién odia exactamente a quién aquí?
Con esos mitos derribados, veamos algunas de las razones por las que los cristianos deberían apoyar a Israel.
1. Democracia
La nación de Israel es la única democracia de estilo occidental en un mar de tiranía islámica. Apoyar a Israel es apoyar a la única nación de Medio Oriente que ofrece libertad religiosa y derechos humanos a las mujeres.
2. Defensa
Israel protege a Occidente y a la cristiandad, al erigirse como la primera línea de defensa contra el islam violento y radical.
3. Economía
Israel aporta al mundo una cantidad alucinante de alimentos, medicinas y tecnologías de vanguardia. que elevan el nivel de vida en todo el mundo.
4. Bendición
Cuando se trata de apoyar a la nación de Israel, Dios prometió en Génesis 12: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré”. Apoyar a Israel conlleva la bendición de Dios.
5. Es Bíblico
No hace falta decir que es bíblicamente correcto que los cristianos apoyen a Dios. Puesto que Dios ama al pueblo judío y quiere que regresen a Él, ¿no deberían los cristianos querer esto también? Amar a Israel expresa nuestro amor por Dios.
6. Es Profético
Y finalmente, ya sea que ames u odies a la nación de Israel, o incluso al pueblo judío, independientemente de lo que pensemos los simples mortales, la profecía bíblica se cumplirá. Se hará la voluntad de Dios, y no hay forma de detenerla. Después de todo, ¿quién podría enfrentarse al Dios Viviente y esperar ganar (Salmo 76:7; Hebreos 10:31)?
Así que, en conclusión, no es “¿Deberían los cristianos apoyar a Israel?”, sino más bien, “¡Los cristianos deben apoyar a Israel!”.
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