martes, 12 de diciembre de 2023

El Resurgimiento del Ejército de Israel en la Profecía Bíblica (Parte 1 de 2)

Por Dr. David R. Reagan

Israel es el enfoque principal de la profecía bíblica del Tiempo del Fin. Esa es la razón por la que el restablecimiento de la nación en el siglo XX fue tan importante. Ese evento señaló el hecho de que ahora estamos viviendo en el fin de los tiempos del fin.

Profecías Concernientes a Israel

Durante el siglo XX, tuvimos el privilegio de ser testigos de cómo Dios comenzó a cumplir, de forma total o en parte, siete profecías con respecto al pueblo judío:

1) La reunión de los judíos desde los cuatro ángulos de la tierra (Isaías 11:10-12). El libro de Theodor Herzl, The Jewish State (El Estado Judío), publicado en 1896, ayudó a motivar la migración judía de regreso a Israel. Había 40,000 judíos en Palestina en 1900. Hoy en día, hay más de 7 millones en la tierra de Israel.

2) El restablecimiento del Estado de Israel (Ezequiel 37:21-22). Esta profecía se cumplió el 14 de mayo de 1948, cuando la declaración de independencia israelí fue proclamada en Tel Aviv.

3) La recuperación de la tierra (Ezequiel 36:34-35). Cuando los judíos comenzaron a regresar a la tierra hace poco más de cien años, era un pantano infectado de malaria que había sido despojada de todos sus bosques. Hoy en día, produce alimentos en abundancia y los bosques han sido replantados.

4) El renacimiento del idioma hebreo (Sofonías 3:9; Jeremías 31:23). Cuando los judíos fueron esparcidos por todo el mundo, dejaron de hablar hebreo. Pero, en el siglo XIX, Dios levantó a un judío lituano llamado Eliezer Ben-Yehuda, para resucitar el idioma de entre los muertos. El hebreo ahora predomina como uno de los tres idiomas oficiales de Israel.

5) La re-ocupación de la ciudad de Jerusalén (Zacarías 8:4-8). Cuando la Guerra de Independencia israelí terminó en 1949, la Ciudad Vieja de Jerusalén estaba bajo la ocupación jordana. Los israelíes recuperaron la ciudad durante la Guerra de los Seis Días, el 7 de junio de 1967.

6) El resurgimiento del ejército israelí (Zacarías 12:6). A pesar del hecho de que Israel es una de las naciones más pequeñas, su ejército es considerado como uno de los diez mejores del mundo.

7) El re-enfoque de la política mundial en la nación de Israel y su ciudad de Jerusalén (Zacarías 12:2-3). Hoy, la atención mundial se centra Israel y Jerusalén — como ha quedado muy evidente a finales de 2023.

Potencia Militar en la Profecía

Desde sus humildes comienzos en 1948, el ejército israelí se ha convertido en una fuerza altamente profesional y capaz.

El profeta Ezequiel se refirió al renacimiento de Israel en los días postreros como a la producción de “un ejército grande en extremo” (Ezequiel 37:10). Zacarías fue más específico. Él profetizó que Dios haría de “los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas”, y les permitiría “consumir a diestra y a siniestra” a todos sus enemigos (Zacarías 12:6). Luego procedió a declarar que, en los tiempos del fin, la nación sería tan fuerte que “el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos” (Zacarías 12:8).

Veamos ahora los principales conflictos del pasado que ofrecen evidencia del cumplimiento de estas profecías.

La Guerra de Independencia (Noviembre 1947 – Marzo 1949)

El 29 de noviembre de 1947, las Naciones Unidas adoptaron una resolución que disponía el fin del Mandato de la Liga de Naciones para Palestina, reemplazando la dominación británica con una partición de la tierra que daría lugar a la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe.

Los judíos de todo el mundo estaban eufóricos, a pesar de que el territorio que se les ofrecía era simplemente una parte de lo que se les había prometido en la Declaración Balfour británica de 1917. Pero los árabes estaban indignados porque querían toda la tierra de Palestina. Inmediatamente iniciaron una guerra civil, que continuó hasta el día en que los judíos emitieron su declaración de independencia el 14 de mayo de 1948.

Las naciones árabes circundantes advirtieron repetidamente que atacarían en masa si los judíos declaraban la independencia. Por ejemplo, el Secretario General de la Liga Árabe, Azzam Pasha, declaró: “Será una guerra de aniquilación. Será una masacre trascendental en la historia de la que se hablará como las masacres de los mongoles o las Cruzadas”.

Del lado judío, había una preocupación considerable de que tal jactancia pudiera convertirse en realidad. Así, en vísperas de la guerra, Yigael Yadin, el Jefe del Estado Mayor de las fuerzas israelíes, le dijo a David Ben-Gurion, el líder judío: “Lo mejor que podemos decirte es que tenemos una probabilidad de 50-50”.

Los temores se materializaron a las pocas horas de la declaración de independencia, cuando cinco ejércitos árabes (Egipto, Transjordania, Siria, Líbano e Irak) atacaron a la nueva nación. En ese momento, Israel tenía solo 30,000 combatientes, que estaban mal entrenados y mal equipados.

Los ejércitos árabes, en particular los jordanos, estaban bien entrenados y equipados con aviones, tanques y artillería moderna. El ejército de Transjordania incluso estaba dirigido por oficiales británicos bajo el mando del General John Glubb.

El presidente Harry Truman reconoció oficialmente el nuevo Estado de Israel de inmediato, pero su Administración se negó a proporcionar cualquier ayuda bajo la ingenua suposición de que ayudaría a evitar el derramamiento de sangre. Gran Bretaña suministró abiertamente armas a los árabes, mientras que Israel tuvo que contrabandear el excedente de armas desde Europa del Este.

Pero, a pesar de las abrumadoras probabilidades en su contra, el naciente Estado judío prevaleció, aunque a un costo enorme. Murieron 6,377 israelíes, casi el uno por ciento de la población (¡equivalente a una pérdida estadounidense de 3.4 millones en la actualidad!). Al final, los israelíes controlaron no sólo el territorio que les había asignado la ONU, sino también el 60% de la superficie que se había propuesto para un Estado árabe. La única zona clave que los israelíes no pudieron conquistar fue la Ciudad Vieja de Jerusalén.

En general, la guerra representó una victoria milagrosa para Israel.

En la segunda y última parte de esta fascinante mirada al resurgimiento del ejército de Israel en la profecía bíblica, exploraremos las victorias milagrosas de Dios durante la Guerra de los Seis Días y la Guerra de Yom Kippur.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Recursos recomendados:

El Resurgimiento del Ejército de Israel en la Profecía Bíblica (haga clic en la imagen para descargar el archivo pdf)

lunes, 11 de diciembre de 2023

La Señal de Israel (Parte 1 de 2)

Una Promesa Largamente Esperada

 Por Tim Moore

Todos tenemos recuerdos específicos que están indeleblemente grabados en nuestras mentes. Nuestra boda. El nacimiento de un hijo. O tal vez un momento de tragedia.

Sociedades enteras pueden experimentar eventos emocionales significativos que quedan grabados a fuego en la memoria colectiva. La generación de la Segunda Guerra Mundial nunca olvidó Pearl Harbor. Sus hijos recordarían durante mucho tiempo dónde estaban cuando se enteraron del asesinato de JFK. Recuerdo vívidamente haber visto la explosión del Challenger y, más tarde, la cobertura de los ataques del 11 de Septiembre.

Otros eventos históricos han alterado la trayectoria de las naciones y del mundo. Es por eso que la Batalla de Lexington y Concord (que inició la Guerra de Independencia de los Estados Unidos) se convirtió en “el disparo que se escuchó en todo el mundo”.

En 1948, los acontecimientos en un remoto rincón del mundo marcaron el cumplimiento de antiguas profecías y aceleraron la llegada de los Tiempos del Fin. Israel renació.

Una Promesa Largamente Esperada

A partir del año 66 d. C., los judíos de Judea fueron diezmados, exiliados o dispersados. Sofocando sin piedad la revuelta que se originó en Galilea, el Imperio Romano resolvió responder a la “cuestión judía” — al menos en lo que respecta a los judíos de dura cerviz en Palestina. Así, a un gran costo, Roma dio ejemplo a los rebeldes judíos, sitiando Jerusalén e incluso aplastando a la última banda de resistencia en Masada.

Durante el duro reinado de Herodes el Grande, la resistencia judía al dominio romano fue aplastada. Cuando murió, su reino se dividió, y la guarnición romana pronto se encontró con una oposición abierta. Por supuesto, el Mesías judío apareció durante ese mismo período, ofreciendo una liberación verdadera y eterna — pero las autoridades judías corruptas se aseguraron de que fuera ejecutado por manos romanas.

Jesús había predicho la devastación que caería sobre Jerusalén. Debido a que la mayoría de los judíos no reconocieron el tiempo de su visitación y no lo abrazaron, Dios los rechazó por un tiempo largo y doloroso.

Rechazados, pero no abandonados.

El Señor no fue el primero en profetizar la destrucción y la Diáspora (dispersión de los judíos). Moisés fue muy claro acerca de la alternativa a la bendición continua de Dios sobre Su pueblo escogido. Deuteronomio 28 registra su extensa advertencia acerca de las consecuencias de la desobediencia. En lugar de una corriente interminable de bendición, dijo, “Y Jehová te esparcirá [a los hijos de Israel] por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo… Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma” (28:64-65).

Continuó describiendo la maldición que caería sobre la tierra misma, la Tierra Prometida que su pueblo estaba a punto de ir a poseer por primera vez. Cuando Dios dispersara al pueblo, la tierra misma se convertiría en “azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna” (Dt. 29:23).

Todas estas maldiciones caerían sobre Israel (pueblo y tierra) porque los judíos dejaron el pacto de Jehová, el Dios de sus padres (Dt. 29:25).

Pero Moisés también previó más allá de esa gran calamidad, prometiendo: “Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres” (Dt. 30:4-5).

Esa firme esperanza de esa promesa es la razón por la que todos los judíos de la diáspora han terminado el Séder de Pésaj con una oración esperanzadora: “El año que viene en Jerusalén”.

Una Esperanza Parpadeante

Durante más de 1,800 años, ese rayo de esperanza disminuyó y se hizo cada vez más débil. A medida que los judíos intentaron asimilarse a vivir en sociedades extrañas y asumieron los atributos de los pueblos entre los que vivían, la aspiración de regresar a la Tierra era más un ideal poco realista que una aspiración motivadora.

Debido a que la maldición sobre la Tierra era tan abrumadora, había poco atractivo para regresar a un páramo desolado. Y, a pesar del antisemitismo de bajo grado que ocasionalmente estalló en una persecución abierta y violenta, los judíos se sentían relativamente cómodos en lugares como Alemania, Polonia y Rusia.

Esto no debería sorprendernos. El ser humano se adapta rápidamente a las nuevas circunstancias y acepta la normalidad de su situación. Es por eso que muchos judíos eligieron permanecer en Babilonia, incluso cuando Nehemías llevó a algunos a regresar a Israel hace 2,500 años. Un buen número de ellos seguían viviendo en Irak hasta hace muy poco, cuando Saddam Hussein los expulsó. Y es por eso que sigue habiendo un gran contingente de judíos que condenan a Israel en Irán hasta el día de hoy.

Para un observador externo, la idea de que un pueblo muy disperso se desarraigara una vez más y regresara al lugar abandonado por Dios donde una vez vivió parecía ridícula. Sería como si las personas que se llaman a sí mismas troyanas decidieran reagruparse después de 3,000 años y reconstruir la ciudad perdida de Troya.

Sin embargo, a diferencia de los troyanos, el pueblo judío mantuvo su identidad a través de los largos años de la diáspora. Honraron las costumbres antiguas — aunque no siempre reverenciaron al Dios de sus padres — de una manera que los unificó a través de los años y las millas. La Pascua, Janucá, Purim y otras festividades judías aseguraron una memoria colectiva y una esperanza compartida.

A finales de 1800, las brasas de esa esperanza volvían a encenderse. En 1878, el poeta judío-polaco Naftali Herz Imber escribió las palabras de “Hatikvah” (La Esperanza):

Mientras en el fondo del corazón, 
Palpite un alma judía,
Y dirigiéndose hacia el Oriente,
Un ojo aviste a Sion.

No se habrá perdido nuestra esperanza,
La esperanza de dos mil años,
Ser un pueblo libre en nuestra tierra,
La Tierra de Sion y Jerusalén.

Shmuel Cohen, un músico de 17 años de Europa del Este, cuyos padres habían emigrado a Palestina, le puso la letra a una melodía rumana en 1887. Se hizo muy conocido en todos los círculos sionistas a principios del siglo XX y fue adoptado como himno del círculo sionista en 1933. Aunque el gobierno del Mandato Británico prohibió su transmisión pública, “Hatikvah” se convertiría más tarde en el himno nacional de Israel.

Como fue profetizado y prometido, la esperanza de Israel ciertamente brota eternamente.

Probabilidades Demasiado Altas Para Apostar

Los eventos históricos que rodearon el establecimiento del moderno Estado de Israel han sido repasados muchas veces en las páginas de El Farolero y en Cristo en la Profecía.

A lo largo del período de la diáspora, la Iglesia adquirió un sabor abrumadoramente gentil. Pablo habló del rechazo judío del Evangelio como la “reconciliación del mundo”, porque llevó a que el Evangelio mismo fuera esparcido por toda la tierra (Ro. 11:11-15). Trágicamente, muchos cristianos gentiles asumieron que la obstinación judía era evidencia de que habían sido dejados de lado, a pesar de que Pablo insistió en que ese no era el caso (Ro. 11:1-5).

Pero, al presenciar el cumplimiento de la profecía de Moisés con respecto al judío errante, marginado y desesperado, los gentiles aceptaron con demasiada facilidad la mentira de que Dios había desestimado al pueblo judío. Esa fue la actitud de los cruzados “cristianos”, que llegaron a Medio Oriente entre 1050 y 1300: matar judíos con tanto regocijo como despacharon a los mahometanos que se habían apoderado de Tierra Santa.

Por lo tanto, cuando los judíos comenzaron a regresar a la tierra que Mark Twain había testificado que estaba desolada y desprovista de personas, bestias o vegetación, hubo poco apoyo popular para su sueño. Incluso Gran Bretaña incumplió su promesa de la Declaración Balfour de apoyar el establecimiento de una patria judía en Palestina. A la hora de la verdad — y hubo mucho alboroto por parte del mundo árabe cuando los judíos comenzaron a crecer en número e influencia — las autoridades del Mandato Británico fueron decididamente pro-árabes y anti-judías.

Tal vez el mayor ejemplo de lo inconcebible del restablecimiento de Israel es el consejo ofrecido por el Secretario de Estado de Estados Unidos en 1948, George C. Marshall. El General Marshall, cuya perspicacia estratégica y geopolítica quedó demostrada en la Segunda Guerra Mundial, estaba convencido de que la abrumadora superioridad de los ejércitos árabes combinados significaría una sentencia de muerte para los judíos. Marshall advirtió a Harry Truman que si el Presidente se atrevía a apoyar la independencia de Israel, renunciaría a su cargo y luego haría campaña y votaría en su contra en las próximas elecciones.

Afortunadamente, Truman había prestado atención en la Escuela Dominical, y sabía que, mientras el hombre sólo ve imposibles, “mas para Dios todo es posible” (Mateo 19:26). Y, cuando se trata de las profecías de las Escrituras, una promesa de Dios es una garantía férrea.

¿Probabilidades increíblemente altas o profecía cumplida? Muchos cristianos ignoraban demasiado la profecía bíblica como para conocer la diferencia.

En la segunda y última parte de esta mirada a la Señal de Israel, exploraremos la realización de la promesa de Dios de traer a los judíos de regreso a la Tierra Prometida.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Vea:

La Importancia de Bendecir a Israel

Un Análisis General del Conflicto Actual en el Medio Oriente

Las Raíces del Antisemitismo y la Teología del Reemplazo

Recursos recomendados:

domingo, 10 de diciembre de 2023

Video: El Falso Profeta (Parte 1)

En este programa, hice un análisis acerca de la “bestia que sale de la tierra”, el Falso Profeta. ¿Será este puesto ocupado por un Papa católico romano? 

También, abordé la pregunta: ¿Cuál será la relación entre Satanás, el Anticristo y el Falso Profeta durante la Septuagésima Semana de Años (la Tribulación) y qué objetivos pretenderán alcanzar? 

Los invito a suscribirse al canal “Profecías, Misterios y Otras Cosas”, y activar las notificaciones, para que puedan recibir las alertas cada que vez que se publique un nuevo video. También, los animo a compartir estos videos con sus contactos.  

Vea también:

Las Bestias del Mar y de la Tierra (Introducción)

Video: La Bestia del Mar

Recurso recomendado:

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Revista Llamada de Medianoche – Diciembre 2023

Oren por Israel

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Temas incluidos en esta edición:

»» ¿Qué pensar sobre la relación entre judíos y árabes?
»» Manifestaciones mundiales
»» ¿Por qué Belén?
»» Oración de David para Jánuca
»» Descansen un poco

Entre otros.

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miércoles, 29 de noviembre de 2023

Revista Llamada de Medianoche – Noviembre 2023

Luchando por la fe

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Temas incluidos en esta edición:

»» Algunas de las caras de las víctimas del 7 de octubre
»» Los enemigos de Israel y sus amigos occidentales
»» Irán tiene uranio para cinco bombas
»» Se prepara un sistema de vigilancia mundial
»» El origen eterno de los Diez Mandamientos

Entre otros.

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