Hay una vieja historia sobre cuatro pastores que decidieron compartir sus puntos de vista proféticos entre sí. El primero dijo que era premilenial. El segundo respondió que era amilenial. El tercero profesaba ser posmilenial. El cuarto permaneció en silencio. Los demás exigieron conocer su punto de vista. Finalmente, respondió encogiéndose de hombros y diciendo: “¡Supongo que tendrían que llamarme panmilenialista, ya que creo que todo saldrá bien al final!”.
La primera vez que escuché ese chiste, me reí. Ya no lo considero gracioso. En cambio, considero que el punto de vista panmilenial es triste y trágico. Sin embargo, es sostenido por muchos, si no la mayoría, de los pastores de hoy.
Permítanme darles un ejemplo de lo que estoy hablando. Durante varios años, enseñé un curso avanzado de profecía bíblica en un seminario interdenominacional y conservador en Seattle, Washington. Una vez, después de haber pronunciado mi conferencia de apertura, un joven pastor de la clase se me acercó y me dijo: “Soy graduado de un seminario luterano, y nunca he escuchado ninguna de las cosas de las que habló hoy”. Continuó diciendo que iba a llamar a su obispo para averiguar lo que se suponía que los ministros luteranos debían creer acerca de la profecía bíblica. Le insté a que lo hiciera y me informara.
Al día siguiente dijo que su obispo había profesado su ignorancia con respecto a la profecía y que tendría que llamar a otros obispos para averiguar la posición oficial de la Iglesia Luterana sobre el tema. Cuando su obispo lo llamó de vuelta, dijo: “No hemos podido descifrar cuál se supone que es nuestro punto de vista profético. Por lo tanto, sólo lo llamamos panmilenialismo, porque todos creemos que las cosas saldrán bien al final bajo la guía de Dios”.
El estudiante luego agregó: “El obispo me advirtió que tenga mucho cuidado con su enseñanza, y tengo la intención de hacerlo porque no quiero meterme en problemas con mis superiores”. En ese momento, le recordé que, si Martín Lutero se hubiera sentido así, ¡no habría lanzado la Reforma y la Iglesia Luterana nunca habría sido fundada!
Una Responsabilidad Pastoral
Hoy, cada vez que escucho a un pastor confesar que es panmilenial, tengo que morderme la lengua. Eso es porque quiero decir: “¡Señor, acaba de confesar que es demasiado perezoso para estudiar la Palabra de Dios!”.
Además, la profecía consiste en más de una cuarta parte de la Biblia. Entonces, ¡el pastor que toma la posición panmilenial está colocando una cuarta parte de la Palabra de Dios en el estante y declarando que es irrelevante!
Los pastores tienen la responsabilidad de enseñar y predicar toda la Palabra de Dios. El apóstol Pablo dejó esto claro cuando escribió las siguientes palabras en 2 Timoteo 3:16-17: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para toda buena obra”.
“Toda la Escritura” significa exactamente eso. Incluye las historias de la Biblia, la literatura de sabiduría, los evangelios, las epístolas y la profecía. Y la profecía incluye el libro de Apocalipsis—la revelación de Jesús por parte de Dios (Apocalipsis 1:1), que es sumamente ignorada en la Iglesia de hoy.
Sin embargo, muchos pastores descartan la profecía bíblica por no tener un significado práctico y por ser una distracción irrelevante que debe evitarse.
Un buen ejemplo de lo que estoy hablando se puede encontrar en el inmensamente popular éxito de librería, Una Vida con Propósito, de Rick Warren.1 Se burla de la profecía bíblica cuando escribe: “Si quieres que Jesús regrese antes, concéntrate en cumplir tu misión, no en descifrar la profecía”.2 Luego continúa caracterizando la profecía como una “distracción”, y dice que cualquiera que se permita involucrarse en distracciones como estudiar la profecía “no es apto para el reino de Dios”.3
La Practicidad de la Profecía
Tales desprecios arrogantes de la profecía bíblica van en contra de escrituras como Apocalipsis 19:10, que dice que “el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”. Por lo tanto, si la profecía se enseña correctamente, no hay razón para que desvíe la atención de nadie de Jesús. De hecho, debería servir para enfatizar la centralidad de Jesús.
¿Es práctica la profecía? Considere que todos los escritores del Nuevo Testamento dan testimonio del hecho de que vivir con la anticipación del regreso del Señor motivará a vivir en santidad. ¿Qué podría ser más práctico que eso? Aquí hay algunos ejemplos:
El apóstol Pablo: “La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. Andemos decentemente, como de día; no con glotonerías y borracheras ni en pecados sexuales y desenfrenos ni en peleas y envidia. Más bien, vístanse del Señor Jesucristo y no hagan provisión para satisfacer los malos deseos de la carne” — Romanos 13:12-14.
El apóstol Pedro: “El fin de todas las cosas se ha acercado. Sean, pues, prudentes y sobrios en la oración. Sobre todo, tengan entre ustedes un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados. Hospédense los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguien habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguien presta servicio, sirva conforme al poder que Dios le da, para que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén” — 1 Pedro 4:7-11
El apóstol Juan: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que, cuando él sea manifestado, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él también es puro” — 1 Juan 3:2-3
La profecía no tiene que ser efímera, de otro mundo o poco práctica si se enseña correctamente. Tampoco tiene que ser un patio de recreo para fanáticos. Una vez más, como dije anteriormente en la Introducción de este libro, puede y debe ser “pastos verdes para los discípulos”.
Razones para Estudiar
Hay muchas razones por las que todos los creyentes deberían estar interesados en estudiar la profecía bíblica. Algunos de los más importantes se enumeran a continuación:
1 La cantidad — Más de una cuarta parte de la Biblia es de naturaleza profética. En el Antiguo Testamento, esto incluye los Salmos, los Profetas Mayores y Menores, y muchos pasajes de los libros históricos. En el Nuevo Testamento, libros enteros como 1 y 2 Tesalonicenses y Apocalipsis están dedicados a la profecía, al igual que pasajes importantes como Mateo 24 y 1 Pedro 3. Ignorar la profecía bíblica es ignorar una porción significativa de la Biblia, y nada de la Palabra de Dios debe ser ignorado.
2 La Singularidad — Ningún otro libro en el mundo contiene profecías cumplidas. Esto incluye el Corán, los Vedas hindúes y el Libro del Mormón. Y ciertamente incluye los ridículos cuartetos sin sentido de Nostradamus.4 En contraste, la Biblia contiene cientos de profecías específicas que ya se han cumplido: profecías sobre pueblos, ciudades, naciones, imperios y líderes políticos, así como profecías sobre el Mesías. Considere, por ejemplo, la profecía en el libro de Isaías de que un hombre llamado Ciro sería el que liberaría a los hijos de Israel del cautiverio babilónico (Isaías 44:28). Eso es exactamente lo que sucedió 142 años después (Esdras 1:1-3).
3 Validador de las Escrituras — La profecía cumplida es una de las mejores evidencias que conozco de que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios. Como dije anteriormente, la Biblia contiene cientos de profecías seculares cumplidas relacionadas con ciudades, naciones, imperios e individuos. Isaías profetizó que Babilonia caería ante los medos y los persas (Isaías 13:17-20). Jeremías predijo que el cautiverio babilónico de los judíos duraría 70 años (Jeremías 25:11-12). Daniel esbozó de antemano el orden preciso de cuatro grandes imperios gentiles (Daniel 2 y 7). Moisés predijo la destrucción de Judá e Israel (Deuteronomio 28 y 29). En el Nuevo Testamento, Jesús predijo la destrucción completa de Jerusalén 40 años antes de que realmente ocurriera (Lucas 21:6).
4 Validador de Jesús — Las escrituras proféticas validan a Jesús como quien dijo que era—es decir, Dios en la carne. La Biblia contiene más de 300 profecías acerca de la Primera Venida de Jesús, pero muchas de ellas son repetitivas. En realidad, hay 109 profecías separadas y distintas con respecto a la Primera Venida, y todas ellas se cumplieron literalmente. 5 Cada aspecto de la vida de Jesús fue profetizado: el lugar de Su nacimiento, la naturaleza de Su nacimiento, la calidad de Su ministerio, el propósito de Su vida y la agonía de Su muerte. Considere, por ejemplo, la profecía en el Salmo 22:16, de que las manos y los pies del Mesías serían traspasados. Esa profecía fue escrita por David unos mil años antes del nacimiento de Jesús. Fue escrito 400 años antes de que la crucifixión comenzara a practicarse como una forma de ejecución. 6 El cumplimiento literal de tantas profecías en la vida de un individuo trasciende cualquier mera coincidencia y sirve para validar que Jesús es quien dijo ser: el divino Hijo de Dios.
5 Reveladora del Futuro — La profecía sirve para decirnos algunas cosas que Dios quiere que sepamos sobre el futuro (Dt. 29:29 y Amós 3:7). Dios no quiere que sepamos todo sobre el futuro, pero hay algunas cosas que debemos saber si queremos tener una esperanza dinámica. Por lo tanto, la profecía nos asegura que Jesús regresará, que nos resucitará y que nos llevará a vivir para siempre con Él y Dios el Padre. En este sentido, Pedro compara la profecía con "una lámpara que brilla en un lugar oscuro" (2 Pedro 1:19). Pablo hace el mismo punto en 1 Corintios, capítulo 2. Comienza observando que “ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ni la mente del hombre ha concebido, lo que Dios ha preparado para aquellos que lo aman”. Pero, en el siguiente versículo Pablo dice que esas cosas nos han sido reveladas por Dios a través de Su Espíritu (1 Corintios 2:9-10).
6 Herramienta de evangelismo — La profecía puede ser usada como una herramienta muy efectiva de evangelismo, como se ilustra en la historia de Felipe y el Eunuco (Hechos 8:26ss). Felipe usó el gran pasaje del “Cordero Sufriente” de Isaías (Isaías 53), para enseñar que Jesús es el Cordero que fue inmolado por los pecados del mundo. Mateo y Pedro usaron la profecía cumplida en la vida de Jesús como una de sus herramientas evangelísticas básicas. De hecho, Pedro se refirió a la profecía constantemente en su primer sermón del Evangelio en el Día de Pentecostés (Hechos 2:14-39). Él predicó que Jesús había sido crucificado y resucitado en cumplimiento de las profecías hebreas. Más tarde, Pedro se refirió a la profecía cumplida como una de las mayores evidencias de que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios (2 Pedro 1:16-19).
7 Herramienta de enseñanza moral — La gente a menudo pasa por alto el hecho de que los profetas hebreos eran tanto predicadores como predictores. De hecho, los profetas pasaron la mayor parte de su tiempo usando la Palabra de Dios para destacar los problemas morales. Llamaron a sus oyentes al arrepentimiento, la verdadera adoración, la justicia social y la santidad personal. Uno de los grandes temas recurrentes de los profetas es que “la obediencia es mejor que los sacrificios” (1 Samuel 15:22 y Oseas 6:6). Esa declaración significa que, a los ojos de Dios, la obediencia a Sus mandamientos es más importante que las prácticas religiosas externas, como ofrecer sacrificios. La profecía es, por lo tanto, un gran depósito de enseñanza moral, y esos principios morales siguen siendo relevantes hoy en día. (Véase Amós 5:21-24; Miqueas 6:8; e Isaías 58:3-9).
8 Generadora de Crecimiento Espiritual — El conocimiento profético alienta la espera paciente (Jacobo 5:7-8); induce a la vigilancia ferviente (Mateo 24:36,42); inspira el trabajo dedicado (2 Timoteo 4:7-8); y aumenta nuestra esperanza (Tito 2:11-14). El resultado es una vida santa. Pablo nos exhorta a que nos “comportemos decentemente, como de día”, porque el tiempo está cerca cuando el Señor regresará (Romanos 13:12-13). Del mismo modo, Pedro nos llama a ceñir nuestro entendimiento, y ser sobrios y santos mientras esperamos la revelación de Jesús (1 Pedro 1:13-15).
9 Comprensión de los eventos actuales — La Biblia contiene profecías detalladas sobre los tiempos del fin en los que vivimos, y simplemente no hay forma de comprender completamente mucho de lo que está sucediendo hoy en día, aparte de esas profecías. Tres características de nuestros tiempos vienen inmediatamente a la mente: la intensificación de la decadencia de la sociedad, la creciente apostasía en la Iglesia y la creciente crisis en el Medio Oriente. Estas tres situaciones están profetizadas en detalle en la Biblia. Se nos dice que la sociedad se volverá tan violenta e inmoral como lo fue en los días de Noé (Mateo 24:37-39); que la Iglesia será asaltada con “doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1); y que todas las naciones del mundo vendrán contra Israel por la cuestión de quién controlará Jerusalén (Zacarías 12:2-3).
10 Significante de la Temporada — Una de las razones más emocionantes para estudiar la profecía bíblica es que proporciona señales muy definidas a las que debemos estar atentos y que significarán la época del regreso del Señor. Es cierto que no podemos saber la fecha, pero la Biblia deja claro que podemos conocer la época, si somos conscientes de las señales que debemos vigilar. El apóstol Pablo señaló este punto en 1 Tesalonicenses 5:1-6 cuando escribió: Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, hermanos, no tienen necesidad de que les escriba. Porque ustedes mismos saben perfectamente bien que el día del Señor vendrá como ladrón de noche. Cuando digan: ‘Paz y seguridad’, entonces vendrá la destrucción de repente sobre ellos, como vienen los dolores sobre la mujer que da a luz, y de ninguna manera escaparán. Pero ustedes, hermanos, no están en tinieblas como para que aquel día los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son hijos de luz e hijos del día. No somos hijos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás sino vigilemos y seamos sobrios
Según este pasaje, Jesús viene como “un ladrón en la noche” para el mundo, pero aquellos de nosotros que somos “hijos de luz” —es decir, aquellos de nosotros en los que el Espíritu Santo mora—no debemos sorprendernos cuando el Señor regrese, porque la Palabra de Dios nos da señales a las que estar atentos.
Pablo hizo el mismo punto nuevamente en Hebreos 10:25, donde amonestó a los creyentes a no abandonar la asamblea de los santos, especialmente “cuanto veis que aquel día se acerca”. ¿Qué día? Él lo define en el versículo 27 como el día del juicio. Por lo tanto, Pablo está señalando aquí que hay señales a las que podemos estar atentos, que identificarán claramente el hecho de que estamos viviendo en la época del regreso del Señor.
Jesús hizo el mismo punto en Su Discurso del Monte de los Olivos, como está registrado en Mateo 24. Después de especificar muchas señales del tiempo del fin, Él dijo: “Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que [Jesús] está cerca, a las puertas” (Mateo 24:33).