lunes, 7 de marzo de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 3 (Parte 2)

 Las Advertencias de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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Las Voces Proféticas de los Estados Unidos

Entonces, ¿dónde está nuestra nación en este proceso? Dios ha enviado una voz profética tras otra para llamarnos al arrepentimiento, y advertirnos de la destrucción inminente si hacemos oídos sordos a las advertencias proféticas.

Peter Marshall

La primera voz que señalaría es Peter Marshall. Era un joven escocés que llegó a este país en 1927, cuando tenía 25 años. Asistió al seminario en Georgia, donde desarrolló una reputación de predicación elocuente. Poco tiempo después de su graduación, se convirtió en el pastor de la prestigiosa Iglesia Presbiteriana de Nueva York en Washington, D.C., conocida como “La Iglesia de los Presidentes”.

Más tarde, en 1947, comenzó a servir como capellán del Senado de los Estados Unidos. Murió repentinamente de un infarto en 1949, cuando sólo tenía 47 años.

En 1944, cerca del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando nuestra nación estaba bien encaminada hacia el cenit de su influencia y poder en la escena mundial, Marshall pronunció un sermón muy inquietante en una iglesia en Nueva Orleans.

El sermón se tituló “Prueba de Fuego”. Se centró en la batalla espiritual entre Elías y los profetas de Baal — y Marshall demostró la relevancia de la historia para Estados Unidos.1

Incluso en esa fecha temprana, cuando los principios judeocristianos aún eran fuertes en nuestra nación, Marshall estaba espiritualmente perturbado por la dirección de nuestra nación hacia una sociedad secular y pagana. Advirtió sobre la llaga enconada del racismo. Expresó su profunda preocupación por el atractivo del materialismo, y denunció la creciente apostasía dentro de la Iglesia. Continuamente a lo largo del sermón, señaló que, como en los días de Elías, los estadounidenses se enfrentaban a una elección entre el dios de Baal — es decir, el materialismo — y el Dios verdadero, Jehová. Una y otra vez citó a Elías: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él” (1 Reyes 18:21). Terminó su sermón pidiendo a Dios que enviara un profeta a los Estados Unidos:2

Necesitamos un profeta a quien los Estados Unidos escuchen y le diga ahora: “¿Hasta cuándo se detendrán y estarán entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, síganlo, pero si Baal es Dios, síganlo, ¡y váyanse al infierno!”.

David Wilkerson

Dios suministró ese profeta exactamente 30 años después, en 1974. La voz era la de un hombre notable llamado David Wilkerson.

Durante esos 30 años, de 1944 a 1974, los temores de Peter Marshall se habían hecho realidad. Nosotros, como nación, habíamos sido cautivados por el materialismo. Y esa obsesión, a su vez, había alimentado un espíritu de rebelión contra Dios y Su Palabra. Esto condujo a la década moralmente desastrosa de los 60, y la revolución sexual que produjo.

Fue después de esta revolución moral que Dios ungió a David Wilkerson como profeta de nuestra nación. Le dio a Wilkerson una visión de hacia dónde nos dirigíamos, y Wilkerson puso esa visión por escrito, y la publicó en 1974, en un libro llamado La Visión.3

Wilkerson comenzó su libro con una profecía sobre una calamidad económica mundial: “No es realmente una depresión lo que veo venir — sino una recesión de tal magnitud que afectará el estilo de vida de casi todos los asalariados en Estados Unidos y en todo el mundo”.4 Él profetizó que esta Gran Recesión resultaría en la bancarrota de algunas de las corporaciones más grandes de nuestra nación, y que produciría importantes ramificaciones políticas. Eso, por supuesto, es exactamente lo que sucedió en 2008, cuando el mercado de valores colapsó en medio de las elecciones presidenciales, lo que resultó en la Gran Recesión y la elección de Barack Obama.

También predijo que se avecinaba una “inundación de inmundicia”: “Estamos frente a un derrumbe moral. . . Satanás va a abrir las compuertas del infierno y buscará bautizar al mundo en inmundicia erótica, obscenidad y sensualidad”.5

Concluyó con una predicción de lo que llamó “locura de persecución”:6

Veo venir una hora de persecución como nunca antes la humanidad ha presenciado. Esta será una persecución de los verdaderos creyentes de Jesús, que pronto surgirá como un monstruo de muchas cabezas del mar.

Había una declaración siniestra en su libro que subrayé en rojo y puse un signo de interrogación después. Lo hice porque era una declaración que no estaba dispuesto a respaldar en ese momento. La declaración era: 7

Creo que hemos pasado el punto de no retorno.? 

Una vez más, eso fue en 1974. Wilkerson afirmaba que nuestra nación ya había alcanzado el punto de inflexión, y que ahora nos dirigíamos cuesta abajo hacia la destrucción. En retrospectiva, ahora estoy de acuerdo con su observación.

Francis Schaeffer

Al mismo tiempo — a mediados de los años 70 — Dios levantó otra voz profética. Era un intelectual excéntrico con el nombre de Francis Schaeffer.

Tanto él como su esposa se dedicaron a defender la inerrancia de la Biblia y proteger a la Iglesia de la apostasía. Pero Schaeffer también estaba profundamente preocupado por la deriva materialista de nuestra sociedad.

Aunque nació en Pensilvania, se mudó a Suiza en 1955 y estableció lo que se convirtió en un centro de estudios bíblicos de renombre mundial para estudiantes universitarios que buscaban sentido en la vida.

En 1974, al mismo tiempo que David Wilkerson compartía su visión, Schaeffer comenzó a trabajar en un libro y un documental titulado “¿Cómo Deberíamos Vivir Entonces?”. El libro se publicó en 1976, y la película se estrenó en 1977. Ambos causaron sensación aquí en los Estados Unidos. Schaeffer se centró en el peligro del humanismo, tal como se manifiesta en el materialismo y el hedonismo.8

Concluyó la película hablando proféticamente sobre nuestra sociedad. Dijo: “A medida que se olvide cada vez más la memoria del consenso cristiano que nos dio libertad dentro de la forma bíblica, un autoritarismo manipulador tenderá a llenar el vacío”.9 Específicamente, advirtió sobre el gobierno de una élite arbitraria con valores arbitrarios.10

También advirtió de tres peligros futuros:11

1) Manipulaciones genéticas con seres humanos.

2) Manipulación por parte de los medios de comunicación, particularmente la televisión.

3) Confianza en la ley sociológica — es decir, la ley no basada en la Biblia, la Ley Natural o la Constitución, sino la ley basada en la opinión pública cambiante.

Su declaración final fue muy presagiadora: “Mi esperanza es que esta generación se vuelva de esa mayor maldad, la colocación de cualquier cosa creada en el lugar del Creador, y que esta generación pueda salir de los caminos de la muerte. y pueda vivir.”

Schaeffer amplió enormemente sus pensamientos sobre los peligros de la ley sociológica en un libro que publicó en 1981 titulado A Christian Manifesto.12 Lamentó la continua deriva de nuestra nación hacia una sociedad secular, materialista y pagana:13

El humanismo es un sistema cerrado y exclusivista que excluye todos los puntos de vista enfrentados — especialmente si esos puntos de vista enseñan algo más que valores y estándares relativos. . . Como resultado, la cosmovisión humanista, material-energética y azarosa es completamente intolerante. . .

Concluyó con esta observación contundente:14 

No es demasiado fuerte decir que estamos en guerra y que no hay partes neutrales en la lucha. O se confiesa que Dios es la autoridad final, o se confiesa que el César es el Señor.

Aleksandr Solzhenitsyn

Nuevamente, a mediados de la década de 1970, Dios levantó una tercera voz profética, esta vez extranjera. Fue el novelista ruso ganador del Premio Nobel, Aleksandr Solzhenitsyn.

Solzhenitsyn fue despojado de su ciudadanía soviética en 1974 y se vio obligado a abandonar la Unión Soviética. Tras vagar un tiempo por Europa, acabó en Estados Unidos, viviendo en el estado de Vermont.

En 1978, tres años después de su llegada a Estados Unidos, fue invitado a hablar en la ceremonia de graduación en la Universidad de Harvard. Llegó al campus como un héroe. Partió como un paria. Eso es porque la facultad de Harvard esperaba que lanzara un ataque contra el totalitarismo comunista. En cambio, se centró en lo que consideraba las tendencias más peligrosas de la sociedad estadounidense.15

Mencionó nuestra falta de coraje para enfrentarnos al mal en el escenario internacional. Condenó nuestra tendencia a tratar de resolver todos los problemas a través de nuestro sistema legal en lugar de nuestros funcionarios electos. Criticó duramente a la prensa por su “falta de responsabilidad moral”. Finalmente, condenó lo que llamó “la degradación moral de la sociedad estadounidense” — mencionando específicamente el “estupor televisivo”, la “música intolerable” y “la decadencia general del arte”.

Concluyó haciendo una pregunta crucial: “¿Cómo declinó Occidente de su marcha triunfal a su enfermedad actual?”. Su respuesta: “Elevando al Hombre sobre Dios, en la medida en que el Hombre es visto como el centro de todo lo que existe”.16

Luego observó que la filosofía impía del humanismo se ha convertido en la religión del mundo occidental. Y afirmó que el humanismo siempre conduce al materialismo, y el materialismo produce “pobreza moral”.17

Fue una presentación desafiante y sorprendente, que en realidad fue abucheada en algunos lugares por la intelectualidad de Harvard.

Pero Solzhenitsyn tenía más que decir a nuestra nación, y lo hizo cinco años después, en 1983, cuando recibió el Premio Templeton, que se otorga anualmente a una persona que ha hecho una contribución importante a “la dimensión espiritual” de la vida. Éste es su famoso discurso en el que declaró que todos los horrores de Rusia se debían al hecho de que “los hombres se han olvidado de Dios”.18

Concluyó este discurso declarando que “la salvación humana no se puede encontrar simplemente haciendo dinero”. En cambio, declaró que “la única esperanza para el mundo occidental era que nosotros nos comprometiéramos en una búsqueda decidida de la cálida mano de Dios, que hemos rechazado con tanta temeridad y confianza en nosotros mismos”.19

Don Wildmon

Una vez más, a mediados de los 70, Dios levantó una poderosa voz profética en el lugar más inesperado: Tupelo, Mississippi. Era un pastor humilde que se cansó de la creciente inmundicia en la televisión. Como resultado, en 1976 decidió convocar un boicot nacional a la televisión durante una semana. Fue un llamado que resonó entre los cristianos de todo el país y resultó en el establecimiento de un ministerio poderosamente ungido que llegó a conocerse como la Asociación de la Familia Estadounidense.

En 1978, sus voluntarios, que estaban monitoreando la programación de televisión en las principales cadenas, hicieron un descubrimiento sorprendente: Sears era uno de los principales anunciantes de programas que Wildmon consideraba moralmente inaceptables. Esto condujo a una gran cruzada contra Sears, y la corporación respondió positivamente cortando su patrocinio de los programas. Este éxito espectacular impulsó a Wildmon al centro de atención de los medios seculares y hostiles, y convirtió a Wildmon de un cruzado a un profeta.

Cuando Wildmon comenzó su ministerio, su único objetivo era combatir las blasfemias, el sexo y la violencia en la televisión. Pero, a medida que pasaron los años, se dio cuenta de que estaba en una batalla por la civilización occidental y que Dios lo había llamado a hablar en nombre de los valores cristianos básicos dondequiera que pudieran ser atacados. Su respuesta fue ampliar su alcance de un simple enfoque en la televisión a una defensa del consenso judeocristiano de Estados Unidos dondequiera que fuera asaltado por las fuerzas agresivas del humanismo.

Este alcance ampliado se reveló en un discurso muy importante que fue invitado a pronunciar ante el prestigioso e influyente Consejo de Asuntos Mundiales de Los Ángeles en abril de 1982. En este discurso, Wildmon comenzó a hablar como un profeta, señalando los pecados de nuestra nación y advirtiendo de sus consecuencias.20

Aunque su audiencia era completamente secular, Wildmon comenzó citando las Escrituras:21

Hace años, un simple fabricante de tiendas de campaña judío pronunció estas palabras: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Esa verdad es tan válida para una nación como para un individuo. La verdad de las palabras de Pablo de Tarso es evidente en nuestro país hoy. Desde hace más de una generación nuestra sociedad viene sembrando semillas que hoy están dando sus frutos. La verdad se puede rechazar, pero no se puede evitar.

Luego se lanzó a una breve reseña de la herencia religiosa de nuestra nación, argumentando que “bajo el corazón de los Estados Unidos siempre existió una fuerte creencia en la mano guía de un Ser Divino”.22 Luego afirmó: “Hoy, la creencia parece estar muriendo lentamente, empujado a un lado por aquellos cuya religión es el interés propio y la autocomplacencia”.23

Señaló que había surgido en la nación una “actitud antirreligiosa”, que “nadie se hubiera atrevido a predecir hace una generación”.24 Continuó:25

Tan fuerte es esta actitud antirreligiosa que, en la atmósfera actual, sería imposible que el Congreso hiciera de la Navidad un feriado legal; poner “En Dios Confiamos” en nuestras monedas; incluir en el Juramento a la Bandera la frase “Una nación bajo Dios”; tener un capellán que abra las sesiones del Congreso con una oración, o incluso permitir que nuestras fuerzas armadas tengan capellanes.

En este punto, Wildmon se concentró en el problema fundamental: “El ateísmo y el agnosticismo, con sus hijastros del humanismo, el hedonismo y el materialismo, pueden no ser las religiones oficiales de nuestro país, pero se han convertido en la religión práctica aceptada por muchos en posiciones clave de influencia”. 26 Continuó con la observación de que “toda religión o filosofía que nos enseña a usar a las personas y a amar las cosas es enemiga natural de la fe cristiana, que nos enseña a amar a las personas y a usar las cosas”.27

Wildmon cerró esta poderosa y perspicaz presentación al hablar de las consecuencias inevitables de abandonar nuestra herencia judeocristiana:28

Lo que está en juego es si seguiremos siendo un país que acepta el concepto judeocristiano del bien y el mal, o si daremos la espalda a siglos de progreso para abrazar el ateísmo práctico.  

. . .Podemos tener una sociedad que reconozca a Dios y Sus estándares morales, o podemos tener una sociedad que reconozca los “estándares morales de Hollywood que se inventan sobre la marcha”. Sin embargo, no podemos tener a ambos como iguales.

Luego concluyó como comenzó, recordando a su audiencia que “una nación que le da la espalda a Dios y a sus normas morales, cosechará lo que siembre. . . Estamos empezando a aprender que la fiesta ha terminado. Es hora de pagarle al violinista”. 29 Tristemente, Wildmon solía decir que sus mayores detractores eran los pastores que le escribían y se burlaban de él diciendo: “Estás haciendo girar las ruedas y perdiendo el tiempo. Piénsalo: te has estado oponiendo a la inmoralidad en nuestra nación durante años, y sigue empeorando. No estás ganando”.30

Su respuesta: “Dios no me llamó para ganar; Me llamó a resistir. No ganaremos hasta que Jesús regrese. Pero mientras tanto, ¡debemos resistir!”31

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

miércoles, 23 de febrero de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 3 (Parte 1)

 Las Advertencias de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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Parece que los pastores de todo Estados Unidos hoy en día están prediciendo un gran avivamiento espiritual para nuestra nación. Ciertamente puedo entender su deseo por uno. También puedo entender su pasión por dar esperanza a sus congregaciones.

La mayoría de ellos apuntan a grandes avivamientos que ocurrieron en el pasado cuando la relación de nuestra nación con Dios se había enfriado — “Grandes Despertares” que comenzaron en 1730, 1790 y 1855, siendo el más reciente el “Movimiento de Jesús”, de finales de la década de 1960, que duró hasta mediados de la década de 1970.

La Posibilidad del Avivamiento

Creo que la esperanza de tal avivamiento hoy en día está equivocada por varias razones. En primer lugar, nuestra nación no se ha enfriado hacia el Señor. Hemos ido mucho más allá de eso. No sólo estamos ignorando a Dios; estamos atrapados en una rebelión total contra Dios y Su Palabra. Estamos agitando nuestro puño hacia Él y diciéndole: “¡Haremos lo que nos plazca!”.

Una segunda razón por la que creo que la esperanza de un avivamiento es ilusoria se debe a dónde estamos en la línea de tiempo profética de la Biblia. Todas las señales del regreso del Señor han convergido por primera vez, lo que indica claramente que estamos viviendo en la época de Su regreso. Y la Biblia profetiza en muchos lugares que justo antes del regreso del Señor, la Iglesia se llenará de apostasía. No hay una profecía del tiempo del fin de un avivamiento espiritual en la Biblia.

En lugar de un avivamiento, la Iglesia del tiempo del fin se presenta consistentemente como una entidad débil e ineficaz que ha sido comprometida por la mundanalidad. Considere, por ejemplo, las siguientes escrituras:

  • 1 Timoteo 4:1-3 dice que la Iglesia del tiempo del fin se caracterizará por una apostasía de la fe, causada por prestar atención a “espíritus engañadores y doctrinas de demonios”.
  • 2 Timoteo 3:5 declara que la Iglesia del tiempo del fin tendrá una “apariencia de piedad”, pero negará su poder.
  • 2 Timoteo 4:3-4 afirma que los miembros de la Iglesia del tiempo del fin despreciarán la sana doctrina y buscarán, en cambio, “tener comezón de oídos”. En consecuencia, acumularán para sí mismos falsos maestros, que “apartarán de la verdad sus oídos” y los desviarán hacia los “mitos”.
  • Santiago 5:1 dice que la Iglesia de los días postreros será consumida por el materialismo.
  • 2 Pedro 2:1 advierte que la Iglesia del tiempo del fin será afligida por falsos maestros que “introducirán encubiertamente herejías destructoras, llegando aun hasta negar al Maestro [Jesús]”.
  • 2 Pedro 3:3-6 enseña que la Iglesia del tiempo del fin estará llena de burladores que se mofarán de la promesa del regreso del Señor.
  • Judas 18 también advierte que “en los últimos tiempos” habrá burladores en la Iglesia que seguirán “sus propias pasiones impías”.

Otro pasaje poderoso sobre la apostasía en la Iglesia del tiempo del fin se presenta en Apocalipsis 3:14-22, donde Jesús describe la iglesia de Laodicea — la última de las siete iglesias a las que se dirige, y la que simboliza los años finales de la Era de la Iglesia. Jesús la describe como una iglesia que es tan apática, que Él está totalmente disgustado con ella. Él la compara con el agua que no es caliente (curación) ni fría (refrescante). En cambio, es tibia, lo que lo motivó a escupirla de Su boca. Peor aún, el Señor describe a la iglesia como tan apóstata, ¡que ni siquiera le permite entrar! En cambio, es representado de pie a la puerta de la iglesia, llamando, con la esperanza de que alguien lo deje entrar.

Ahí es donde estamos hoy cuando vemos a los líderes cristianos — incluso algunos que se llaman a sí mismos evangélicos — negando los fundamentos de la fe, mientras respaldan los males del mundo.

En vista de todas estas Escrituras, creo que es un sueño dorado pensar que un gran avivamiento espiritual va a ocurrir en nuestra nación. Algunos responden señalando el avivamiento que ocurrió en Judá al final de su historia bajo el rey Josías. Siguió al rey más malvado en la historia de la nación: el rey Manasés. Pero ese avivamiento, aunque genuino para el rey Josías, resultó ser superficial entre la gente de la nación, pues en el momento en que Josías murió en la batalla, la nación inmediatamente volvió a sumergirse en su depravación, porque sus malos caminos se habían enredado en el tejido de la nación.

La tercera razón por la que creo que no hay esperanza para un avivamiento nacional se basa en la progresión de la ira de abandono de Dios, que se describe en el capítulo uno de Romanos. Como señalé en el capítulo anterior, hemos llegado a la etapa final, cuando Dios entrega una nación a una mente reprobada (Romanos 1:28).

El Punto de No Retorno

La Biblia revela que hay un punto en la pecaminosidad de una nación cuando Dios la entregará del juicio a la destrucción.

Ese punto es cuando “la herida se vuelve incurable”. Ésta era la condición de Nínive cuando el profeta Nahum fue enviado para advertir al pueblo de su inminente destrucción (Nahum 3:19). También era la condición de Judá cuando Dios envió a los babilonios a destruir esa nación (Miqueas 1:9).

El profeta Oseas definió el significado del término, cuando declaró que la nación del norte de Israel sería destruida porque habían “tramado el mal” contra Dios (Oseas 7:15). Salomón describió este punto de inflexión como el momento en que la nación ya no aceptaría el consejo del Señor y despreciaría toda su reprensión (Proverbios 1:28-30).

Cuando la nación de Judá llegó a este punto crítico sin retorno, Dios les dijo a Ezequiel y Jeremías que ni siquiera oraran por la nación (Jeremías 7:16 y Ezequiel 14:12-14). A Ezequiel se le dijo que ni siquiera las oraciones de los tres hombres más justos que jamás habían vivido — Noé, Daniel y Job — podían salvar a Judá.

Entonces, ¿cuándo es que la herida se vuelve “incurable”? No es cuando una nación se enfría hacia el Señor, sino cuando una nación se rebela abiertamente contra Dios y Su Palabra.

La Relación de Dios con las Naciones

La Biblia revela un patrón claro de cómo Dios se relaciona con las naciones. Los principios de ese patrón son los siguientes:

1) Dios establece naciones y define sus límites.

Considere las palabras de Pablo, pronunciadas en su sermón en Atenas: “Dios hizo de un solo hombre todas las naciones de la humanidad . . . y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites” (Hechos 17:26).

2) Dios determina cuando una nación dejará de existir.

Una nación puede ser la más poderosa sobre la faz de la tierra — como Babilonia en la antigüedad, o la Rusia comunista en la actualidad — pero todo su poder será inútil cuando el Señor decida que ha llegado el momento de derribarla. Eso puede suceder de la noche a la mañana, sin importar el poder de la nación (Daniel 2:20-21).

3) Dios tiene un propósito para cada nación — tanto general como específico.

El propósito general de todas las naciones es permitir que sus ciudadanos busquen a Dios, proporcionando una atmósfera de libertad, seguridad y tranquilidad (1 Timoteo 2:1-4). Además, Dios llamará a las naciones para realizar propósitos específicos. El mayor ejemplo de esto es, por supuesto, Israel, una nación llamada a ser testigo de Dios (Isaías 43:10). Pero es interesante notar que Dios ha llamado a otras naciones a relacionarse con Israel de maneras específicas — algunas para bendecirlas, algunas para probarlas, otras para disciplinarlas, y algunas para juzgarlas con destrucción.

Con respecto a los propósitos especializados, ¿alguna vez se ha preguntado qué papel singular podría haber tenido Dios en mente para los Estados Unidos, cuando levantó esta nación? Mirando hacia atrás en los primeros 200 años de nuestra historia, he llegado a la conclusión de que el propósito especial de Dios para Estados Unidos era evangelizar el mundo para Jesús, trabajando a través de nuestros increíbles recursos naturales e ingenio técnico.

Y, por supuesto, otro propósito especial para nosotros fue desempeñar un papel clave en el restablecimiento de Israel y la protección de su seguridad.

4) Dios bendice y disciplina a las naciones de acuerdo con su obediencia a Él y su trato al pueblo judío.

Con respecto a la obediencia, Proverbios 14:34 dice: “La justicia engrandece a una nación, pero el pecado es afrenta de las naciones”. Asimismo, los salmos declaran: “Bienaventurada es la nación cuyo Dios es el SEÑOR. . .” (Salmos 33:12).

Con respecto a los judíos, Dios le dijo a Abraham: “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré. . . Y bendeciré a los que te bendijeren, y al que te maldijeren maldeciré” (Génesis 12:2-3). Ésta es la razón por la cual la historia está llena de cadáveres de muchas naciones que vinieron contra Israel, o que persiguieron al pueblo judío. Las que sobrevivieron, como España, Gran Bretaña y Rusia, fueron despojadas de sus imperios mundiales.

5) Dios desprecia a las naciones.

Isaías afirmó esta verdad con mucha fuerza cuando escribió: “He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo. . . Como nada son todas las naciones delante de Él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es” (Isaías 40:15,17). Superficialmente, esta actitud de Dios puede parecer de naturaleza contradictoria. Después de todo, Dios es quien crea las naciones y las usa para Sus propósitos. ¿Por qué, entonces, las desprecia?

Es por su orgullo y rebelión, y porque sirven como ídolos para sus ciudadanos. Esto se ilustra en el libro de Daniel, en las visiones contrastantes de los reinos del mundo que experimentaron Nabucodonosor y Daniel. A Nabucodonosor le aparecieron como una estatua hermosa (Daniel 2:31-45), pero a los ojos de Dios, tal como se los presentó a Daniel, aparecieron como bestias voraces (Daniel 7:1-7).

6) Dios perdona y bendice a una nación cuando su pueblo se arrepiente.

Lo único que toca el corazón de Dios tan profundamente como la fe es el arrepentimiento. Esto se ilustra a lo largo de la Biblia, uno de los mejores ejemplos es cuando Dios envió a Jonás a Nínive, para advertirles de su juicio inminente. Pero el rey se vistió de cilicio y ceniza, se arrepintió ante el Señor y llamó a toda su nación al arrepentimiento. El resultado fue que Dios se arrepintió de destruirlos (Jonás 3:1-10).

7) Dios destruye o devasta una nación cuando su rebelión se atrinchera, llegando a un punto sin retorno.

Nuevamente, ese punto de no retorno es cuando la “herida de la nación se vuelve incurable”, cuando la nación aprieta sus dientes contra Dios y Su Palabra.

Cómo Trata Dios con una Nación Rebelde

Miremos un momento más específicamente en este punto — en cómo Dios trata con una nación rebelde, porque la Biblia muestra un patrón definido, especialmente para una nación que Él ha bendecido generosamente.

1) Voces Proféticas

Primero, Dios levanta voces proféticas para llamar a la nación al arrepentimiento. Él hace esto porque nunca derrama Su ira sin previo aviso. La razón es que “no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:9).

2) Juicios Correctivos

Segundo, si no hay arrepentimiento, Dios colocará juicios correctivos sobre la nación. Éstos pueden tomar muchas formas. Deuteronomio 28 proporciona una larga lista de ellos, incluyendo cosas como desastres naturales, confusión política y corrupción, malas cosechas, calamidades económicas, juventud rebelde, enfermedades desenfrenadas y derrota en la guerra — entre muchas otras cosas, ¡incluyendo darle a la nación el tipo de líderes que se merece!

3) Destrucción

Si la gente de la nación aún se niega a arrepentirse, Dios entregará a la nación a la destrucción — ya sea parcial o total. He encontrado que los cristianos de hoy en día encuentran esto difícil de creer. La razón principal es que han oído muy pocas enseñanzas acerca de la ira de Dios. Muchos creen que el Dios del Antiguo Testamento es el Dios de la ira, pero no el Dios del Nuevo Testamento.

Esta idea de que Dios ha cambiado es totalmente antibíblica. La Biblia enseña que Dios nunca cambia. El Antiguo Testamento establece esto de forma categórica en Malaquías 3:6, donde se cita a Dios diciendo: “Yo, el SEÑOR, no cambio”. Esta verdad se reafirma en el Nuevo Testamento en Hebreos 13:8 que dice: “Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos”.

La gente tiende a pensar en Jesús como un Dios de amor sentimentaloide que hace un guiño al pecado. Cualquiera que piense eso debería leer Su carta a la iglesia en Tiatira (Apocalipsis 2:18-29). Condena a una falsa profetisa en la iglesia a quien llama Jezabel, y advierte que si los que la siguen no se arrepienten, los matará con pestilencia.

Nuestro Creador es ciertamente un Dios de amor, gracia y misericordia, pero también es un Dios de santidad, rectitud y justicia, y como tal, no puede ignorar el pecado.

El profeta Nahum presenta el punto de vista equilibrado. En Nahum 1:7, nos dice que “¡Bueno es el SEÑOR! Es una fortaleza en el día de la angustia y conoce a los que en él se refugian”. Ése es el Dios de la mayoría de los cristianos del siglo XXI. Pero Nahum procede a revelar el otro lado de los atributos de Dios:

Nahum

2) ¡Dios celoso y vengador es el SEÑOR! Vengador es el SEÑOR y está indignado. El SEÑOR se venga de sus adversarios y guarda su enojo contra sus enemigos. 

3) El SEÑOR es lento para la ira y grande en poder. De ninguna manera dará por inocente al culpable.

Lea la parte 2 aquí

Lea la parte final aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)

Seminario Escatológico

Por Donald Dolmus

Dios mediante, estaré impartiendo este seminario para pastores y líderes los 3 primeros miércoles de marzo. Éste se llevará a cabo en el Auditorio del CNPEN–Managua, que está ubicado en la siguiente dirección: Carretera Norte, frente a la CSJ; Managua.

Entre los temas que abordaré están los siguientes:

– La Importancia de la Profecía Bíblica

– Puntos de Vista del Tiempo del Fin

– La Interpretación de la Profecía

– Señales Proféticas de los Tiempos 

Entre otros. 

El horario será de 10 a.m. a 12 m. 

El cupo es limitado. El CNPEN otorgará certificado de participación a las personas que asistan a las 3 sesiones. El evento es gratuito.

Del Editor

Por Tim Moore    

¿Cuál es la cita más importante en su calendario personal? ¿Una visita al médico? ¿El cumpleaños de un hijo o un nieto? ¿Una reparación del auto?|

Todos nos hemos dado cuenta, al final de un día ajetreado, de que lo urgente a menudo deja de lado lo verdaderamente importante. Claro, se cumplieron las tareas urgentes, pero lo que realmente importaba se pospuso para otro día menos ocupado. Lo frustrante es que un día menos ocupado puede ser difícil de alcanzar.

Harry Chapin capturó esta verdad en su canción, “Cat’s in the Cradle”. Si no priorizamos el tiempo con nuestros hijos mientras son pequeños, crecerán para ser como nosotros — demasiado ocupados para hacer tiempo para nosotros.

Como cristianos, a cada uno de nosotros se nos han dado talentos y dones para usarlos para la gloria de Dios, y tareas para cumplir. El mandato de compartir el Evangelio y hacer discípulos es importante y urgente.

Miqueas fue un profeta para Israel y Judá en una época de relativa paz y gran prosperidad. Reconoció que, en medio de la riqueza material, había una creciente pobreza espiritual. Y, predijo un desastre venidero para ambas naciones. Se podría pensar que Miqueas habría organizado un movimiento de base para hacer que las naciones judías volvieran a ser grandes. En cambio, su mensaje se centró en lo que era más importante — el corazón individual. Él dijo: “[Dios] te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el SEÑOR? Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Dios” (Miqueas 6:8).

Abordaremos la distinción entre hacer y ser más adelante en esta revista. Miqueas también testificó proféticamente de la anticipación que inspiró su fe y lo animó a lo largo de su vida: “Pero yo miraré al SEÑOR; esperaré en el Dios de mi salvación” (Miqueas 7:7).

Jesús viene pronto. La promesa de esa esperanza es a la vez urgente e importante. Pronto, todo el ajetreo que llena nuestras vidas cesará. Cuando suene la trompeta, seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire. En un abrir y cerrar de ojos seremos transformados, y se nos darán cuerpos glorificados e inmortales.

Oramos para que esta edición del Farolero avive su entusiasmo por la importancia y la urgencia de nuestra próxima cita en el calendario profético: el Rapto de la Iglesia. Porque cuando estemos reunidos con nuestro Señor, realmente la pasaremos bien — entonces y para siempre. 

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Recurso recomendado:

sábado, 19 de febrero de 2022

Libro: El Suicidio de los EE.UU. – Capítulo 2 (pdf)

 La Rebelión de los Estados Unidos

Por Dr. David R. Reagan

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