Nuestra Sociedad en Caos
La Gracia de Dios hacia Estados Unidos
Cuando el Presidente Trump se estaba postulando para las elecciones en 2016, con el lema de “Hacer que Estados Unidos Vuelva a ser Grande”, advertí repetidamente que nadie podría hacer grande a nuestra nación de nuevo, mientras estemos burlándonos de Dios. Señalé específicamente varias cosas en particular:
- La repugnante apostasía en la Iglesia.
- Nuestra legalización de la matanza de bebés en el vientre de su madre.
- Nuestra legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.
- Estamos inundando el mundo con películas y programas de televisión violentos, inmorales, y blasfemos.
- Nuestra abrumadora adicción a las drogas.
- Nuestra determinación de expulsar a Dios de todos los aspectos de la vida pública.
- Nuestro liderazgo mundial en la producción de pornografía.
Dios orquestó la elección de Trump y nos dio una ventana de gracia. Dios permitió que Trump lanzara un “milagro económico”, pero creo que lo permitió para dramatizar Su destrucción de la noche a la mañana.
Dios quería que seamos plenamente conscientes de que estamos experimentando Su ira. El problema es que la mayoría de los estadounidenses se han vuelto tan seculares que ya no pueden percibir lo espiritual. Por lo tanto, desestiman la ira de Dios como “mala suerte”.
Destrucción desde Adentro
Estamos cosechando lo que hemos sembrado (Gálatas 6:7). Como señalé en mi libro, Las Voces Proféticas de Dios para Estados Unidos, comenzamos a claudicar la herencia cristiana de nuestra nación al comienzo del siglo XX, cuando nuestras iglesias tradicionales comenzaron a tratar la Biblia como la búsqueda de Dios por parte del hombre, en lugar de la revelación de Dios al hombre. Estas iglesias abandonaron el verdadero Evangelio por el evangelio social, y las iglesias comenzaron a morir.
Esta apostasía comenzó al mismo tiempo que los humanistas comenzaron a organizarse e impulsar su agenda atea, llamando a la secularización de la sociedad.
Muy rápidamente, el humanismo (fe en el hombre) se convirtió en nuestra religión. El materialismo (el amor al dinero) se convirtió en nuestro dios, y nuestro estilo de vida se convirtió en hedonismo (la búsqueda del placer). Esto fue en cumplimiento de la profecía. En términos generales, la Biblia dice que, en los tiempos del fin, la sociedad se volverá tan malvada como lo fue en los días de Noé (Mateo 24:37) — una época que se caracterizó por la inmoralidad y la violencia (Génesis 6:5; 11).
Específicamente, el apóstol Pablo profetizó que, en los tiempos del fin, los hombres amarían tres cosas — el yo, el dinero y el placer (2 Timoteo 3:1-5). Ahí es precisamente donde nos encontramos en Estados Unidos hoy. Pero Dios no puede ser burlado (Gálatas 6:7). Cuando esas tres cosas convergen en una “tormenta perfecta”, el resultado es siempre el nihilismo — que es una elegante palabra filosófica para la desesperación. Y así, encontramos a nuestra sociedad regodeándose en la desesperación, mientras la gente busca significado en todas las cosas equivocadas — como sexo, dinero, drogas, alcohol y la búsqueda del poder.
Básicamente, lo que estamos presenciando hoy es que Dios nos está permitiendo destruirnos a nosotros mismos. Los teólogos lo llaman “ira de abandono”. Se describe en detalle en el capítulo uno de Romanos. Ese capítulo dice que, cuando una nación se llega a caracterizar por la impiedad, la injusticia y la supresión de la verdad — y cuando comienza a adorar a la creación en lugar del Creador — Dios dará un paso atrás, bajará Su cobertura de protección alrededor de la nación, y permitirá que el mal se multiplique.
Cuando esto sucede, Romanos 1 dice que la primera manifestación será una revolución sexual (versículo 24). Si no hay arrepentimiento, entonces Dios dará un paso atrás por segunda vez y bajará más la cobertura, lo que producirá una plaga de homosexualidad (versículos 26-27). Si la rebelión persiste, Dios bajará la cobertura por tercera y última vez, entregando a la nación a una mente depravada (versículos 28-32). Ahí es donde estamos.
Evidencia de la Depravación
Por lo tanto, no debería sorprendernos que la gente esté demandando un gobierno socialista que los cuide desde la cuna hasta la tumba. Tampoco debería resultar increíble que la gente esté en las calles exigiendo que se retiren las estatuas de algunas de nuestras mayores figuras históricas. Tampoco deberíamos sorprendernos por los siguientes objetivos de los “progresistas”:
- Anular todas las órdenes ejecutivas de Trump que hacen cumplir los principios judeocristianos.
- Ampliar la legislación sobre delitos de odio para incluir discursos contra el aborto, la homosexualidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el transgenderismo.
- Promover el Movimiento de la Perversión Sexual para incluir la protección legal de la poligamia, el poliamor, la prostitución, y otras conductas sexuales desviadas.
- Desfinanciar nuestros departamentos de policía.
- Destazar la Segunda Enmienda al restringir drásticamente el derecho de los estadounidenses a poseer armas.
- Imponer impuestos a las iglesias y ministerios que se niegan a respaldar la revolución sexual.
- Imponer impuestos draconianos a los estadounidenses de clase media, para proporcionar reparaciones a los negros y homosexuales.
- Socializar los aspectos más importantes de la economía estadounidense para lograr una “redistribución de la riqueza”.
- Llenar nuestra Corte Suprema con jueces que tienen un desprecio absoluto por nuestra Constitución.
- Intentar reformar la Constitución para eliminar el Colegio Electoral.
- Aislar y poner en peligro a Israel, dando el máximo apoyo a sus enemigos.
- Maximizar nuestro apoyo a las Naciones Unidas y otras organizaciones mundiales con el fin de llevarnos hacia el establecimiento de Un Gobierno Mundial.
En la tercera parte de esta mirada a la “tormenta perfecta”, que se cierne sobre Estados Unidos, examinaremos cómo la destrucción viene desde el gobierno.