Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo (Romanos 15:13).
Recientemente recibí un mensaje de un caballero que escribió para quejarse de que publicamos demasiados artículos negativos. Sugirió que escribiéramos más sobre la esperanza.
Me sorprendió su queja, porque cada uno de los miembros de nuestro personal que escribe para el Ministerio Cordero y León siempre trata de terminar nuestros artículos con una garantía de esperanza. Lo hemos hecho de manera constante desde el comienzo del ministerio en 1980.
Lo que ha cambiado es que, en la década de los 80, por lo general concluiríamos cualquier artículo sobre nuestra nación señalando al lector 2 Crónicas 7:14, pidiéndole que orara por un avivamiento espiritual en Estados Unidos. Ese pasaje dice: “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
En la década de 1990 dejé de referir a la gente a ese pasaje porque llegué a la conclusión de que nuestra nación había pasado el punto de sin retorno en su rebelión contra Dios. Ya no creía que hubiera esperanza para nuestra nación. Habíamos llegado demasiado lejos en nuestro rechazo de Dios. Por lo tanto, en lo que respecta a la esperanza, cambié mi atención de nuestra nación a los individuos.
Comencé a enfatizar que, aunque sentía que no había esperanza para Estados Unidos, hay una esperanza increíble para aquellos que ponen su fe en Jesús. Sí, hay pesimismo en la profecía bíblica, pero es para los incrédulos — para aquellos que rechazan la gracia que Dios provee por medio de la fe en Su Hijo, Jesús.
Para aquellos que ponen su fe en Jesús, hay una esperanza increíble. En primer lugar, está la morada del Espíritu Santo, quien nos guiará, consolará, orará por nosotros, y nos capacitará para comprender las profundidades de la Palabra de Dios. Luego, está la promesa de la vida después de la muerte — ¡vida en un cuerpo glorificado que es perfecto e inmortal!
Los creyentes incluso tienen la esperanza de escapar de este mundo de inmoralidad y violencia que se oscurece constantemente. Esa esperanza se llama el Rapto de la Iglesia, que ocurrirá antes de que comience la Gran Tribulación. Sí, los creyentes de la Era de la Iglesia — tanto los vivos como los muertos — serán sacados de este planeta antes de que Dios comience a derramar Su ira sobre las naciones rebeldes del mundo.
¿Significa el destino sellado de nuestra nación que no debemos hacer nada en respuesta? ¡De ningún modo! Debemos ser sal y luz, defendiendo y hablando a favor de la rectitud. Pero, mucho más importante, debemos compartir el Evangelio con el mayor número posible de personas lo más rápido posible, porque las señales de los tiempos indican que estamos viviendo en tiempo prestado.
Y de eso se trata este ministerio. En el lado negativo, hemos sido llamados a identificar los pecados de nuestra nación, llamar a la gente al arrepentimiento, y advertir sobre la inminente perdición de nuestra nación. Pero, en el lado positivo, hemos sido ordenados para proclamar el pronto regreso de Jesús; primero en el Rapto; y luego en Su Segunda Venida a esta tierra, cuando gobernará en gloria y majestad desde el Monte Sion en Jerusalén; y el mundo entero será inundado de paz, rectitud y justicia.
¡Eso es lo que yo llamo ESPERANZA! La Biblia dice que ella es el “ancla de nuestra alma” (Hebreos 6:19). Y es a causa de esta esperanza, que cada mañana cuando me despierto, mi corazón clama: “¡Maranata!" (1 Corintios 16:22).
Ministerio En Defensa de la Fe
Gloom and Doom or Hope and Joy?