viernes, 15 de mayo de 2020

¿Dios Aún Habla a Través de las Señales de la Naturaleza? (parte 2 de 3)

Las Señales de la Naturaleza del Tiempo del Fin



La Naturaleza de Dios

Dios ha continuado a lo largo de la historia usando las señales de la naturaleza para llamar a las naciones al arrepentimiento. Algunas personas dicen, “Oh no, Dios ya no hace eso porque ésta es la ‘Era de la Gracia’”.

Bueno, el primer problema con esa afirmación es que implica que hubo un tiempo anterior sin gracia. El hecho del asunto es que sólo hay una forma de salvación que ha existido siempre: a saber, la gracia a través de la fe (Joel 2:32).

Además, la Biblia dice que Dios es "el mismo ayer, hoy y siempre" (Hebreos 13:8). No existe tal cosa como el Dios de ira del Antiguo Testamento y el Dios de gracia del Nuevo Testamento. Dios no cambia (Malaquías 3:6). Él es inmutable.

El Dios de ira del Antiguo Testamento es el que mostró gracia hacia la malvada ciudad de Nínive, cuando su pueblo se arrepintió en respuesta al mensaje de Jonás. El Dios de gracia del Nuevo Testamento es el Dios que advirtió a la iglesia en Tiatira que si continuaba tolerando a una falsa profetisa, "la arrojaría sobre un lecho de enfermedad y a los que cometen adulterio con ella, en gran tribulación". Además, amenazó con "matar a sus hijos con pestilencia" (Apocalipsis 2:22-23, NASB95).

Nuestro Dios es un Dios de gracia, misericordia y amor. Pero Él es también un Dios de santidad, rectitud y justicia. La visión equilibrada de Dios es presentada por el profeta Nahúm. Hablando de la gracia de Dios, escribió: "Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían" (Nahúm 1:7).

Pero Nahúm advirtió que el mismo Dios es uno que es justo y santo y que no tolerará el pecado (Nahúm 1:2-3):

Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable

El Papel de Satanás

Algunos contrarrestan tratando de argumentar que las calamidades naturales provienen de Satanás y no de Dios. Pero la Biblia enseña que Dios es soberano. Satanás no es libre de hacer lo que le plazca. Cuando quiso atormentar a Job, tuvo que pedirle permiso a Dios, y cuando se le concedió el permiso, Dios estableció reglas sobre lo que podía y no podía hacer (Job 1:6-12).

La Biblia dice que Dios no nos tienta (Santiago 1:13). Sin embargo, Jesús nos enseñó a orar, "No nos metas en tentación" (Mateo 6:13) ¿Cómo se pueden reconciliar estas declaraciones? La respuesta es que, aunque Satanás es el tentador, no puede tentarnos a menos que Dios lo permita.

Nuevamente, Dios es soberano, y no sucede nada que Él no permita, ni en Su perfecta voluntad ni en Su voluntad permisiva. Ésa es la razón por la cual la Biblia atribuye todos los desastres naturales a Dios.

Preguntas Cruciales

¿Son todas las calamidades naturales producto del pecado del hombre? Sí, absolutamente. La creación original era perfecta. Las calamidades naturales son el resultado de la maldición que Dios puso sobre la creación en respuesta al pecado del hombre. Cuando Jesús regrese, la maldición será levantada y las calamidades naturales cesarán.

¿Todas las calamidades naturales representan juicios correctivos de Dios? No, la mayoría son productos de los procesos naturales de los sistemas meteorológicos.

Entonces, ¿cómo podemos determinar cuándo una calamidad natural es un juicio correctivo? Un factor importante es el momento del evento en cuanto se relaciona con los pecados de la nación. Otro factor es la magnitud del evento. Los juicios correctivos están diseñados para tener un gran valor de impacto, para captar la atención de la gente y obligarlas a pensar con una perspectiva eterna. El factor más importante es que el Espíritu de Dios testifique a los espíritus de aquellos a quienes les ha dado el don de la profecía. Estarán motivados para hablar con una voz unida.

El Ejemplo de los Estados Unidos

Podemos ver todos estos principios operando en la historia de nuestra propia nación. Fuimos fundados como una nación cristiana, comprometida con los valores cristianos, y Dios nos bendijo grandemente. Pero, en la década de 1960, comenzamos a burlarnos de Dios cuando comenzó una revolución cultural. Nuestra sociedad descendió rápidamente a una pila séptica de promiscuidad sexual, abuso de drogas, aborto por demanda, juego legalizado, blasfemia desenfrenada, y una avalancha de pornografía. Nuestro lema nacional se convirtió en "Si te sientes bien, ¡hazlo!". Adoptamos un estilo de vida hedonista, llamando a lo malo bueno y a lo bueno malo.

Dios respondió levantando voces proféticas para llamar a la nación al arrepentimiento. Uno de ellos fue Dave Wilkerson, pastor de la Iglesia Times Square, en la ciudad de Nueva York. Lo llamo "El Jeremías de Dios para los Estados Unidos". En la década de 1970, comenzó a escribir una serie de libros en los que claramente señalaba los pecados de los Estados Unidos y advertía de los juicios de Dios si no nos arrepentíamos. Al igual que Jeremías, su popularidad cayó en picada porque la gente, incluso la gente de la iglesia, no quería escuchar su "mensaje del fin del mundo".

Cuando las voces proféticas fueron ignoradas, Dios comenzó a colocar juicios correctivos sobre nuestra nación — cosas como nuestra derrota en la Guerra de Vietnam, la epidemia del SIDA, la plaga de enfermedades de transmisión sexual, el azote de la homosexualidad, y desastres naturales en forma de terremotos monstruosos, y tornados y huracanes mortales. Incluso experimentamos una erupción volcánica sin precedentes del Monte Santa Helena en 1980 — una erupción tan severa que ennegreció el cielo desde Seattle hasta la ciudad de Nueva York y tan al sur como Oklahoma.


La culminación de los juicios correctivos pareció venir con el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, cuando dos símbolos del orgullo estadounidense fueron atacados: las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington, D.C. Las torres se erigieron como símbolos de nuestra riqueza; el Pentágono simboliza nuestro poder militar.

Como he dicho antes, creo que este evento fue un llamado a despertar de parte de Dios para que nuestra nación se arrepienta. En cambio, como un hombre somnoliento que no quiere despertarse, simplemente nos dimos la vuelta y presionamos el botón de repetición del despertador.

En la tercera y última parte de esta mirada a las señales de la naturaleza, exploraremos el papel de la humanidad en las calamidades naturales.


Lea la parte 1 »»aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

¿Dios Aún Habla a Través de las Señales de la Naturaleza? (parte 1 de 3)

Las Señales de la Naturaleza del Tiempo del Fin




“Desastres naturales una realidad creciente”. San Francisco Chronicle, 3 de octubre, 2018.

“¿Se está preparando el anillo de fuego del Pacífico para el fin de los días”. BreakingIsraelNews.com, 17 de diciembre, 2018.

 “Con un aumento en la actividad de los tornados, los científicos quieren saber por qué”. Washington Post, 29 de mayo, 2019.

“Actividad sísmica muy inusual en la Costa Oeste tiene a los expertos extremadamente preocupados”. Zero Hedge.com, 26 de diciembre, 2019.

“Plaga de langostas de proporciones bíblicas amenaza a África con hambruna”. TheEconomicCollapseBlog.com, 31 de enero, 2020.

“Se prevé que la economía mundial se contraiga por primera vez desde 2009, a medida que el coronavirus causa estragos en las cadenas de suministro mundiales”. TheEconomicCollapseBlog.com, 13 de febrero, 2020.

“Históricas inundaciones sin precedentes en el sur de EE.UU.”. USAToday.com, 17 de febrero, 2020.

“Continúan los fracasos de los cultivos mundiales”. TheEconomic CollapseBlog.com, 19 de febrero, 2020.

“Astrónomos descubren once asteroides peligrosos que podrían impactar la tierra”. SciTechDaily.com, 6 de marzo, 2020.


Estos titulares son suficientes para hacerle pensar que toda la naturaleza se está descontrolando. Y eso, de hecho, es exactamente lo que está pasando desde el punto de vista humano. Pero, espiritualmente, la Biblia nos asegura que Dios está en control, y que lo que estamos presenciando es el cumplimiento de las profecías del tiempo del fin.

Incluso los escritores seculares han reconocido el fenómeno. Tomemos, por ejemplo, a Michael Snyder, quien mantiene un blog llamado El Colapso Económico. Recientemente escribió:

En las últimas décadas, ¿alguna vez hemos visto comenzar un año tan extrañamente como lo ha hecho el 2020? Los patrones climáticos mundiales se han vuelto completamente locos, grandes terremotos están estallando como petardos, parece que la plaga de langostas en África pronto podría convertirse en la peor de la historia moderna, y una plaga masiva de murciélagos está aterrorizando severamente partes de Australia. Además de todo eso, la peste porcina africana está acabando con millones y millones de cerdos en todo el mundo, la gripe porcina H1N1 está matando personas en Taiwán, ha habido brotes de gripe aviar H5N1 en China y en India, y la gripe aviar ha hecho una aparición en una instalación avícola en Arabia Saudita. Y luego, por supuesto, está el brote de coronavirus…

Aquellos de nosotros que nos especializamos en la enseñanza de la profecía bíblica, nos referimos a todos estos desastres naturales como “Señales de la Naturaleza”. Constituyen una de de las seis categorías de señales que la Biblia nos dice que debemos vigilar en los tiempos del fin.

Esta categoría de señales del tiempo del fin es una muy importante y, sin embargo, es la categoría que recibe el menor respeto. Hay dos razones para esto — una conceptual y otra filosófica.


Problemas con las Señales de la Naturaleza

El problema conceptual reside en el hecho de que siempre ha habido señales de la naturaleza. Entonces, cuando son confrontados con las señales de la naturaleza profetizadas, se encogen de hombros y preguntan, “¿Qué más hay de nuevo? Siempre ha habido tornados, huracanes y terremotos”.

Lo que pasan por alto es que Jesús dijo que estas señales serían como “dolores de parto” (Mateo 24:8). Eso significa que aumentarán en frecuencia e intensidad a medida que nos acerquemos al regreso del Señor. Y eso es exactamente lo que parece estar sucediendo hoy.

El problema filosófico que muchas personas tienen con las señales de la naturaleza se debe al hecho de que el racionalismo científico occidental nos ha lavado el cerebro para creer que, para que algo exista, debes poder verlo, medirlo, pesarlo y diseccionarlo.

Por el contrario, la Biblia enseña que hay todo un reino de lo sobrenatural que normalmente no puede ser percibido por los sentidos. Este reino incluye ángeles, demonios, y la operación del Espíritu Santo. También incluye la intervención de Dios en la historia de vez en cuando, a través de manifestaciones sobrenaturales y desastres naturales.



Dios y las Señales de la Naturaleza

Algunas veces Dios usa las señales de la naturaleza para subrayar la importancia de los eventos importantes. Así pues, en el nacimiento de Jesús, Dios puso una luz especial en los cielos, probablemente una manifestación de Su gloria Shejiná. Cuando Jesús fue crucificado, la tierra experimentó tres horas de oscuridad, y un gran terremoto. Y la Biblia dice que, cuando Jesús regrese, el mundo experimentará el mayor terremoto de su historia. Toda isla será movida, los valles serán levantados, las montañas serán bajadas, y la ciudad de Jerusalén será levantada como una joya, posiblemente convirtiéndose en el lugar más alto de la tierra (Apocalipsis 16:18-21; Isaías 40:3-5).

Más a menudo, Dios usa las señales de la naturaleza como juicios correctivos para llamar a las naciones al arrepentimiento. Tanto la Biblia como la historia dan fe del hecho de que Dios tiene un patrón para tratar con las naciones. Cuando una nación se rebela contra Dios, responde primero levantando voces proféticas para llamar a la nación al arrepentimiento. Éstas no son necesariamente personas con conocimiento sobrenatural del futuro. Simplemente tienen el don de discernimiento para ver dónde es que una nación está errando la marca de Dios. para decirlo de otra manera, saben cómo aplicar las Escrituras a los eventos contemporáneos. 

Si una nación se niega a escuchar las voces proféticas, Dios entonces enviará juicios correctivos. Éstos pueden tomar muchas formas. Deuteronomio 28 menciona el fracaso económico, la rebelión de la juventud, una epidemia de divorcios, confusión en el gobierno, dominación extranjera y derrota militar.  El capítulo también menciona desastres naturales como la sequía, la pérdida de cultivos y la pestilencia. 

Finalmente, si una nación se empecina contra Dios y se obstina en contra de Sus llamados al arrepentimiento, se alcanzará un punto de no retorno — a menudo referido como cuando la “herida es incurable” (Nahúm 3:19; Jeremías 30:12; Miqueas 1:9). En este punto, el Señor entregará a la nación del juicio a la destrucción. Esa destrucción puede ocurrir rápidamente — como con Babilonia y la Unión Soviética — o puede ocurrir gradualmente durante un período de tiempo, como con el Imperio Romano.  

Ejemplos de Juicios Correctivos

Hay muchos ejemplos de juicios correctivos en la Biblia que involucran desastres naturales. Tomemos, por ejemplo, las plagas con las que Dios afligió a Egipto para convencer a Faraón de que debía liberar a los hijos de Israel del cautiverio. El Señor envió plagas de ranas, mosquitos, moscas y langostas. Además, contaminó el agua de la nación, afligió al ganado  con pestes, golpeó a la gente con llagas y furúnculos, envolvió la tierra en una espesa oscuridad y, finalmente, tomó la vida de los primogénitos de los hombres y el ganado.

Cuando el rey Acab llevó a los israelitas a la adoración de un dios pagano, el Señor levantó al profeta Elías para llamar al rey y a su pueblo al arrepentimiento. Cuando ignoraron a Elías, el Señor emitió entonces un juicio correctivo sobre la tierra en forma de una severa sequía de tres años y medio (1 Reyes 17 y 18). 

El libro de Joel habla de una invasión de langostas que afligió a Judá. Ésta era una de las peores calamidades que podría sucederle a una sociedad agrícola. Parece que la gente comenzó a lamentar su “mala suerte”. Fue entonces cuando Dios envió al profeta Joel para informarles que el desastre no tenía nada que ver con la suerte. Joel proclamó audazmente que las langostas habían sido enviadas por Dios para llamar al pueblo al arrepentimiento. Advirtió que, si no se arrepentían, el Señor enviaría algo aún peor: un ejército enemigo. El pueblo ignoró a Joel y a los profetas que lo siguieron, y Dios finalmente envió al ejército, entregándolos del juicio a la destrucción.

Setenta años después, cuando terminó el cautiverio babilónico, los judíos que regresaron a Judá sentaros las bases para un nuevo templo, y luego rápidamente perdieron el interés en el proyecto. En su lugar, centraron su atención en la construcción de sus hogares personales. Durante 14 años, los cimientos del templo permanecieron vacantes. Finalmente, Dios levantó a un profeta anciano y rudo llamado Hageo. Se enfrentó al pueblo preguntándole: “¿Han notado que, cuando plantan sus cultivos, son destruidos por la podredumbre de la raíz? Y que cuando los replantan, ¿son destruidos nuevamente por el granizo? Y cuando los replantan, ¿viene una tormenta? ¡Dios les está hablando! Los está llamando a arrepentirse de sus prioridades equivocadas y a prestar atención a la reconstrucción de Su templo”. Por una vez, el pueblo escuchó, obedeció y fue bendecido.

En la segunda parte de esta mirada a las señales de la naturaleza, exploraremos el papel de Satanás en las calamidades naturales.

Lea la conclusión »»aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

jueves, 14 de mayo de 2020

Observaciones del Editor: Una Advertencia




Me he convencido de que el coronavirus es un juicio correctivo de Dios sobre todo el mundo, para llamar a la gente de todas las naciones a que se arrepientan antes del regreso de Jesús.

Dios, en Su misericordia, nunca derrama Su ira sin previo aviso. Sabemos por las señales de los tiempos reveladas en la profecía bíblica, que estamos en el umbral de la Tribulación. Y también sabemos por el libro de Apocalipsis que la Tribulación será un tiempo cuando Dios enfocará Su ira no mitigada en las naciones rebeldes del mundo, incluida la nuestra.

La profecía bíblica nos dice de forma rotunda que las sociedades de todo el mundo se volverán tan malvadas como en los días de Noé y que, cuando eso pase, sabremos que estamos en la época del regreso del Señor. Si lee Génesis 6, verá que las dos características fundamentales de la sociedad de Noé eran la violencia y la inmoralidad.  Ése es el mundo en el que vivimos hoy.

En todo el mundo, la violencia es tan abrumadora debido al terrorismo que ha infectado a todas las sociedades. Y el grado de inmoralidad se ha vuelto alucinante. En nuestra nación, que fue fundada sobre valores judeocristianos, encontramos a nuestros líderes rindiéndose a las exigencias del Movimiento de la Perversión Sexual. Nuestras escuelas se han convertido en campos de batalla, y actualmente estamos criando a toda una generación de pigmeos morales. Además, seguimos asesinando bebés en el vientre de su madre.

La Biblia dice que, cuando alcanzamos este nivel de libertinaje social, la gente ignorará las voces proféticas de Dios y Sus juicios correctivos, como el hombre que aparece en la portada de este número de nuestra revista (Mateo 24:36-39). La mayoría de la gente simplemente se dedicará a sus asuntos como de costumbre, ignorando el hecho de que Dios está advirtiendo de Su ira inminente.

Oremos para que los ojos de las personas sean abiertos y que sus corazones sean impactados por sus pecados, y que eso los motive a volverse a Dios, a arrepentirse de sus pecados y a aceptar al Hijo de Dios, Jesús, como su Señor y Salvador.

Mientras tanto, para aquellos de nosotros que conocemos al Señor, el Espíritu Santo nos está llamando a la santidad y al evangelismo. Necesitamos prepararnos a nosotros mismos y a otros para el inminente Rapto de la Iglesia, y el horrible período de la Tribulación que seguirá.

Y, a medida que enfrentamos los juicios correctivos que Dios está infligiendo sobre la tierra, tengamos en cuenta las palabras reconfortantes del Salmo 91:

1) El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.

2) Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.

3) El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.

4) Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.

5) No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día,

6) Ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.

7) Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará.

8) Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.

9) Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación,

10) No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.

11) Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.

¡Aleluya!


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

jueves, 7 de mayo de 2020

La Pandemia de Coronavirus (conclusión)

¿Qué Está Diciendo Dios?


¡Pandemia!

El Mensaje de Romanos 1

Creo que el capítulo 1 de Romanos deja muy claro que el destino de nuestra nación está sellado. Dice que la ira de Dios es invocada desde el Cielo por:
  • Impiedad
  • Injusticia
  • Supresión de la verdad, y 
  • Adoración de la creación en lugar de al Creador.  

Bueno, allí es exactamente donde estamos en la historia de nuestra nación.
  • Estamos practicando la impiedad mientras expulsamos a Dios de nuestras escuelas y de todos los aspectos de nuestra vida pública.
  • Estamos practicando la injusticia en nuestro asesinato diario de bebés.
  • Estamos suprimiendo la verdad del origen del universo y de la vida.
  • Y estamos adorando a la creación en lugar de al Creador.

El capítulo 1 de Romanos nos dice cómo responde Dios a este tipo de rebelión contra Él y Su Palabra. Da un paso atrás y baja la cobertura de protección de la nación, lo que permite que la maldad se multiplique. El primer resultado es una revolución sexual — que ocurrió en nuestra nación en la década de 1960 (Romanos 1:24).

Si la nación persiste en su rebelión, el Señor dará un segundo paso atrás y permitirá que el pecado se multiplique, lo que resultará en una plaga de homosexualidad — que ocurrió en este país en las décadas de 1980 y 1990 (Romanos 1:26-27).

Si la nación aún se niega a arrepentirse, Dios dará un tercer y último paso atrás y entregará a la sociedad a una mente depravada (Romanos 1:28-31) — que es donde estamos hoy.

¿Qué más que la depravación mental podría explicar la celebración de nuestra nación por la decisión de la Corte Suprema de legalizar el matrimonio homosexual? Mientras celebramos, Dios debe haber llorado. No tengo dudas de que firmamos la sentencia de muerte de nuestra nación el 26 de junio de 2015, cuando nuestra Corte Suprema dictó su despreciable e impía decisión.

Tampoco estamos solos. Europa ha rechazado al cristianismo. Y los cristianos están siendo perseguidos y masacrados en todo el mundo.

Nuestro mundo es una bomba de tiempo. Y una de las tragedias es que la persona promedio se está dedicando a sus asuntos normales como si nada estuviera mal, ajena al hecho de que la ira de Dios está a punto de ser derramada.

"Este brote es una llamada de atención". Portada de la revista Newsweek, del 14 de febrero, 2020

Nuestra Esperanza

¿Hay alguna esperanza para nuestra nación? No lo creo. Pero no debemos desesperarnos por tres razones. 

En primer lugar, lo que estamos experimentando es un cumplimiento de la profecía del tiempo del fin. Los profetas bíblicos, incluido Jesús mismo, profetizaron que, en los tiempos del fin, la sociedad se desintegraría en violencia e inmoralidad — que llegaría a ser tan malvada como en los días de Noé. Y que la gente se ocuparía de sus asuntos como si todo estuviera normal. Allí es exactamente donde estamos hoy. Y, por lo tanto, somos testigos de las mismas señales que están anunciando el pronto regreso de Jesús.

Ésta es la razón por la que el gran pastor, Adrián Rogers, dijo una vez: “El mundo se está volviendo gloriosamente oscuro”. O, como a Jan Markell le gusta decir: “El mundo no se está cayendo a pedazos; más bien, las piezas están cayendo en su lugar”.

La segunda razón por la que no debemos desesperarnos es porque hay una esperanza individual. Para aquellos de nosotros que somos creyentes. Dios nos ha prometido que nunca nos desamparará. Y las señales de los tiempos claramente indican que estamos en el umbral de la Tribulación, lo que significa que estamos a punto de ser llamados a casa en el Cielo en el Rapto. 

Una tercera razón por la que no deberíamos desesperar es debido a lo que Dios está haciendo en el cielo en este momento. La Biblia dice en Salmos 2 que, mientras todos los líderes políticos del mundo conspiran contra Él, Su Palabra y Su Hijo, nuestro Creador se sienta en Su trono y se ríe. No se está riendo porque no le importe. ¡Oh, no! Él se está riendo porque tiene la sabiduría y el poder para orquestar toda la maldad de la humanidad y de Satanás para el triunfo de Su voluntad en la historia.

También hay esperanza para los incrédulos. Como al pastor de la Primera Iglesia Bautista de Dallas,  Robert Jeffress, le gusta señalar:

Cuando la oscuridad se profundice, la luz de Jesús brillará más intensamente, como un diamante sobre una tela negra, y más y más serán atraídas a Jesús y serán salvas. 

Mientras tanto, a medida que la oscuridad se profundiza, aquellos de nosotros debemos servir como sal y luz, defendiendo a Dios y Su Palabra y negándonos a ceder a las exigencias de una sociedad pagana, sin importar el costo.

Debemos ser faros de esperanza, señalándoles a las personas al Dios de la esperanza, mientras los instamos a poner su esperanza en su única Esperanza — Jesús, el Hijo de Dios, quien es el Rey de reyes y Señor de señores que pronto regresará.
¡Maranata!

"Salmos 91 – La anécdota de Dios para el coronavirus".


Lea la parte 1 »»aquí
Lea la parte 2 »»aquí
Lea la parte 3 »»aquí

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

martes, 5 de mayo de 2020

La Pandemia de Coronavirus (parte 3)

¿Qué Está Diciendo Dios?


¡Pandemia!

De Vuelta al Ejemplo de Judá

La paciencia del Señor se ilustra por el hecho de que, incluso después del horrible reinado del rey de Judá, Manasés, Dios se apaciguó y no destruyó la nación. Piense en eso por un momento. Manasés reinó durante 55 años, más que cualquier otro rey en la historia de la nación. Su reinado fue sin duda un juicio correctivo que Dios puso sobre la nación rebelde. Les dio el tipo de líder que se merecían.

El rey Manasés se entregó a la burda idolatría, erigiendo altares por toda la tierra a dioses falsos como Baal. Se involucró con la astrología y adoró a la estrellas del cielo. Practicó la brujería, la adivinación y la hechicería. Sacrificó a los niños, quemándolos vivos, y colocó un ídolo falso en el Templo de Jerusalén (2 Crónicas 33:1-7).

Pero Dios, en Sus insondables paciencia y misericordia, contuvo Su ira e incluso le dio al pueblo de Judá una ventana de gracia, al levantar a un rey justo llamado Josías (2 Crónicas 34). Josías dirigió un avivamiento espiritual nacional, pero fue impuesto de arriba hacia abajo y no impactó los corazones de las personas. Por lo tanto, cuando Josías fue asesinado en batalla después de un reinado de 31 años, la nación de Judá inmediatamente se volvió a hundir en sus caminos impíos. La maldad de los años de Manasés se había entrelazado en el tejido del alma de la nación. Y Dios finalmente derramó Su ira.

El Paralelo Estadounidense

De la misma manera, nuestra nación le ha dado la espalda al que nos ha bendecido más allá que a cualquier nación que alguna vez haya existido. Algunos argumentan que sólo estamos atravesando un período de frialdad espiritual, como lo que nos ha sucedido en tiempos pasados. Y argumentan que experimentaremos un gran avivamiento espiritual — de nuevo, tal como ha sucedido en el pasado.

No estoy de acuerdo con esta actitud. No somos una nación que se ha enfriado espiritualmente. Hemos ido mucho más allá de ese punto. Ahora somos una nación en rebelión abierta y hostil contra Dios y Su Palabra. 

Hemos echado a Dios de nuestras escuelas y de la arena pública. Estamos en el proceso de confinar la libertad religiosa al hogar y a los templos. Seguimos asesinando bebés en el útero. Hemos dado aprobación legal al Movimiento de la Perversión Sexual. Estamos en el proceso de prohibir el discurso de odio, que pronto incluirá citar ciertos versículos de la Biblia  hablar sobre pecados específicos. Y lo peor de todo, tenemos iglesias en todo nuestro país, que se están acostando con el mundo, porque están más interesadas en buscar la aprobación de las personas que de Dios.

Como he señalado, Dios nos ha respondido pacientemente con voces proféticas y juicios correctivos, incluso dándonos el tipo de líderes que merecemos. Clinton y Obama eran ese tipo de líderes.

El poeta cristiano, Kay Hedger, describió al presidente Bill Clinton en estas poderosas palabras escritas en 1993, que publicamos en un libro en 1994 titulado: La Reseca Alma de Estados Unidos:

Estado del Corazón

Un evasor del ejército, “exhalador” de drogas, protector de la sodomía, negociador turbio, subidor de impuestos, explotador de niños, asesino de bebés, consentidor de feministas, robador de la religión, traidor de las fronteras, confiscador de armas, reductor del ejército, mujeriego se convierte en Comandante en Jefe y la nación obtiene un líder que refleja la verdadera condición de su corazón.

Creo que es muy interesante que, en ese mismo libro, en la sección dedicada a los pagos probables por nuestros pecados, había este poema sobre la enfermedad:

Resistencia Fatal

Bacteria que desafía
todo tratamiento conocido
crean un desastre médico
de proporción mundial
y abre paso a una era post-antibiótico
Principales autoridades científicas
son incapaces de ayudar
a un pueblo 
que tercamente se niega 
a temer a Dios.

El presidente Barack Obama fue incluso peor que Bill Clinton. Resultó ser el líder más pro-aborto, pro-homosexual, anti-capitalista, anti-Israel en toda la historia de nuestra nación.

El hombre que nos prometió esperanza, procedió a destruir esa esperanza con su miríada de programas y acciones impíos. Quizás lo más escandaloso fue cuando iluminó la Casa Blanca con los colores del Movimiento de la Perversión Sexual, para celebrar la decisión de la Corte Suprema de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Obama fue el Manasés de los Estados Unidos.

Una Ventana de Gracia

Afortunadamente, los cristianos que creen en la Biblia oraron por nuestra nación. Franklin Graham viajó a todas las capitales estatales durante la campaña presidencial 2016, y dirigió mítines de oración, para que Dios tuviera misericordia de nuestra nación. Comenzaba cada uno de esos mítines con estas palabras perspicaces:

No tengo esperanza en el Partido Demócrata, y no tengo esperanza en el Partido Republicano. Ninguna esperanza. Nuestra única esperanza es Dios.


Dios escuchó esas oraciones, y respondió con una ventana de gracia con la milagrosa elección de Donald Trump.

Creo que es muy interesante que en 1980, cuando Ronald Reagan fue electo, Francis Shaeffer, una de las voces proféticas de Dios para los Estados Unidos, se refirió a la elección de Reagan como una “ventana de gracia” por parte de Dios, y así fue.

Pero, tan pronto como su mandato terminó en 1989, nuestra sociedad retomó donde se había quedado en su rechazo de los valores judeo-cristianos, y continuó su espiral descendente hacia el hoyo secular y pagano del Humanismo.


El presidente Trump está haciendo muchas cosas bien, mientras continúa proclamando que va a “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”. Pero no cuente con eso. Nadie puede hacer que nuestra nación sea grande de nuevo, mientras continuemos en nuestra rebelión descarada contra Dios y Su Palabra.

Cruzando la Línea de No Retorno

Nuestra nación, como Judá, ha ido demasiado en su rechazo a Dios. Creo que nuestra herida es incurable. La elección de Trump no es un presagio de nuestro futuro. Y puedo probar eso con cuatro hechos brutales. Después de ocho años de la administración en la historia de los Estados Unidos:
  1. El presidente Obama dejó el cargo con un índice de aprobación del 60%.
  2. Su heredera designada, Hillary Clinton, recibió tres millones de votos más que Trump.
  3. El futuro de nuestra nación — los Mileniales (de 18 de a 29 años) — apoyaron a un completo socialista y, cuando no logró obtener la nominación, votaron abrumadoramente por Clinton.
  4. Considere también, la ignorancia de la Palabra de Dios que ha llegado a caracterizar tanto a nuestra nación como a los cristianos profesantes.    
Esta ignorancia se refleja en las últimas encuestas realizadas por la Asociación Barna, ¡que muestran que sólo el 9% de los estadounidenses son cristianos creyentes en la Biblia! Y aún más impactante, ¡sólo el 17% de los cristianos profesantes son verdaderamente cristianos creyentes en la Biblia!

¿Y qué determina a un cristiano creyente en la Biblia? Las respuestas a las siguientes seis preguntas:
  1. ¿Existe la verdad moral absoluta?
  2. ¿Es la Biblia totalmente precisa en todos los principios que enseña?
  3. ¿Es Satanás un ser real y no simplemente una fuerza simbólica?
  4. ¿Pueden las personas ganarse su camino al cielo haciendo buenas obras?
  5. ¿Vivió Jesús una vida sin pecado?
  6. ¿Es Dios el creador omnisciente y omnipotente del mundo que todavía gobierna el universo hoy?
De nuevo, ¡sólo el 9% de los estadounidenses puede responder estas preguntas bíblicamente, y sólo el 17% de los cristianos profesantes puede hacerlo! ¿Es de extrañar que una reciente encuesta nacional realizada por el Instituto Americano de Cultura y Fe de George Barna revelara que:
  • 77% de los estadounidenses cree que el divorcio es aceptable.
  • 71% cree que las relaciones sexuales entre adultos solteros son aceptables.
  • 69% cree que tener un bebé fuera del matrimonio es aceptable.
  • 58% cree que ver pornografía es aceptable.
O, considere lo que muestran las encuestas de opinión pública con respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo. La aceptación de esta abominación ha aumentado rápidamente, del 37% en 2007 al 62% en 2018. La aceptación entre los evangélicos blancos ha aumentado del 14% en 2007 al 35% en 2018. La última encuesta de 2018 mostró que sólo queda un estado en el país donde la mayoría de las personas se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo: ¡Alabama!

Nuestra nación necesita darse cuenta de que legalizar una abominación no la hace moral. Así es como lo expresó una organización:

La legalidad no es igual a la moralidad.
La esclavitud estaba mal, cuando era legal.
El aborto está mal, aunque sea legal.
El “matrimonio” gay está mal, aunque sea legal.

Una valla publicitaria patrocinada por los Humanistas de Nueva York Central. Dice: "¿No crees en Dios? ¡No estás solo!" (unitedcor.org).

El Triunfo del Humanismo

Amigos míos, tenemos que enfrentar el hecho de que hemos perdido la guerra cultural. El humanismo ha triunfado. Ahora somos una nación que le está rogando a Dios que nos lleve del juicio a la destrucción.

Si el presidente Trump es sucedido por otra persona con una ideología radical liberal como Obama o Bernie Sanders, apoyado por un Congreso radical liberal, el cambio será rápido e impresionante. 

  • Todas las órdenes ejecutivas de Trump se revertirán de la noche a la mañana.
  • La Segunda Enmienda estará bajo un ataque concertado.
  • El aborto será promovido y expandido al infanticidio.
  • La legislación sobre el discurso de odio se ampliará para evitar que la gente hable contra el Movimiento de la Perversión Sexual.
  • Israel será abandonado.
  • Las expresiones del cristianismo se limitarán a los edificios de la iglesia.
La gente dice: “Pero la Corte Suprema se mantendrá como un muro contra la corriente de paganismo y secularismo”. Mi respuesta es: “No cuente con ello”.

Un presidente radical con un Congreso que lo apoye puede socavar a la Corte al aprobar leyes que incrementen los miembros de nueve a once, y permitir nombramientos adicionales para cada juez que permanezca en la corte más allá de la edad de 70 años.

Sí, Franklin Roosevelt intentó esto en 1037, cuando estaba en la cima de su popularidad, y fracasó. Pero, lo que lo mayoría de la gente olvida o no sabe es que seis veces en la historia de Estados Unidos, el Congreso ha cambiado el tamaño de la Corte Suprema al aumentar o disminuir el número de los jueces — cada vez por razones políticas.

Nuestra Constitución no especifica el número de jueces. La Corte comenzó con 6 jueces. Se redujo en 1801 a 5, se restauró a 6 el mismo año, se incrementó a 7 en 1807 y a 9 en 1837. Se aumentó aún más a 10 miembros en 1863 y luego se redujo a 7 en 1866, para evitar que el presidente Andrew Johnson hiciera algún nombramiento. El tamaño actual de 9 se estableció en 1869.

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