miércoles, 19 de febrero de 2020

Libro: Viviendo en Tiempo Prestado – Capítulo 10 (parte 4)

La Convulsión de la Naturaleza 

El mensaje de los desastres naturales


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El Impacto de la Teología

Hablando del presidente Bush, muchos se preguntaban en ese momento por qué un cristiano evangélico tan comprometido pondría tal presión excesiva sobre Israel. Muchas personas preguntaron: “¿Por qué no ve el presidente Bush el significado profético del Israel del tiempo del fin?”. Le hice esa pregunta a Bill Koenig cuando lo entrevisté en televisión. Su respuesta fue muy iluminadora.13

Koenig señaló que el presidente Bush fue criado en la Iglesia episcopal y, en los últimos años, había asistido a la iglesia metodista. Aunque hay pastores en estas dos iglesias que reconocen el significado profético del Israel actual, la gran mayoría de los líderes espirituales en ambas iglesias (y especialmente los del nivel nacional) creen en la teología del reemplazo. Ésta es la teología que dice que Dios descartó al pueblo judío en el primer siglo y reemplazó a Israel con la Iglesia. Por lo tanto, no ven ningún significado profético en el restablecimiento de Israel.

Koenig declaró que, dentro del Gobierno de Bush, el presidente no es la única víctima de esta teología errónea. Él estaba rodeado de personas piadosas que también habían crecido espiritualmente en iglesias de la teología del reemplazo. Entonces, aunque estas personas pueden respetar las raíces judaicas de su fe, no tienen aprecio por el significado profético del Israel del tiempo actual.

El Mensaje de Katrina

Creo que el mensaje de Katrina, y otros desastres naturales similares, es que Dios está en Su trono. El está en control. Él no puede ser burlado. El no tolerará la división de Su Tierra Santa. Ni tolerará la repugnante inmoralidad que se burla de todo lo que es decente y moral.

Dios ama a nuestra nación. Él nos ha bendecido más que a cualquier otra nación. Su Palabra dice que aquellos a quienes mucho se les da, mucho se les demandará (Lucas 12:47-48). Su Palabra también dice que Él disciplina a aquellos a los que ama (Hebreos 12:7).

Otra cosa que Su Palabra deja claro es que cuando Él envía disciplina, el propósito nunca es castigar. En vez de eso, el propósito es llamarnos al arrepentimiento, de manera que podamos ser salvos. Así es como el profeta Isaías lo expresó: “Cuando la tierra experimenta Tus juicios, los habitantes del mundo aprenden justicia” (Isaías 26:9b, NASB).

Una Experiencia Personal

Conozco la verdad de esta declaración de primera mano. En mayo de 1953, cuando tenía 15 años, un tornado de fuerza 5 golpeó mi ciudad natal, Waco, en Texas. Es el tornado más mortífero hasta el día de hoy en la historia de Texas. Mató a 114 personas e hirió a 597. Atravesó el centro de la ciudad y arrasó 5 edificios históricos con facilidad. Cuando el tornado desapareció, la ciudad parecía como si hubiese sido atacada con una bomba atómica.

Durante tres meses a partir de entonces, las iglesias de Waco estuvieron repletas de multitudes de gente, que permanecían de pie en su interior buscando como hacer frente a la tragedia. La gente se vio obligada a pensar en la eternidad. Pero, a medida que el dolor se calmó, la gente volvió a sus viejos caminos, y la asistencia a la iglesia disminuyó otra vez.

Nuestro Dios es verdaderamente un Dios de una sublime gracia. Incluso cuando Él derrama su ira, lo hace esperando que ella provoque arrepentimiento, de manera que la gente pueda ser salva.

Intentos de Responder Espiritualmente

Con respecto al huracán Katrina, la Gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, hizo un llamado a un día de oración en todo el estado: “Al encarar la devastación causada por Katrina, al buscar a aquellos que están necesitados, al consolar a aquellos que sufren, al comenzar las largas tareas de reconstrucción, nos volvemos a Dios por fortaleza, esperanza y consuelo”.14

Nobles palabras. Pero nótese, que no hubo llamado al arrepentimiento. De manera similar, el Presidente Bush convocó a un día nacional de oración. El pidió a la nación a orar por las víctimas y a alcanzarlas con compasión. De nuevo, palabras nobles, pero ninguna expresión de arrepentimiento.15

El Presidente del Consejo de la Ciudad de Nueva Orleans, Oliver Thomas, fue el funcionario que más cerca estuvo de reconocer que Katrina tenía un mensaje espiritual. Refiriéndose a Sodoma y Gomorra, dijo: “Quizá Dios nos está limpiando”16

Pero la limpieza requiere una respuesta en arrepentimiento, algo a lo que Dios está llamando a toda la nación, y no sólo a la ciudad de Nueva Orleans.

La Respuesta Adecuada

Ningún gobernante de nuestra nación ha visto aún las implicaciones espirituales de un desastre tan claramente como lo hizo Abraham Lincoln, cuando evaluó la causa de la Guerra Civil. En una proclamación realizada el 30 de marzo de 1863, el Presidente hizo un llamado a un “día de oración y humillación”.

Él comenzó la proclamación observando: “Es el deber de las naciones, al igual que el de los hombres, el tener su dependencia en la autoridad soberana de Dios, el confesar sus pecados y transgresiones, en pena y humillación, pero con la esperanza certera de que el genuino arrepentimiento conduce a la misericordia y el perdón”.

El corazón de la proclamación se lee como sigue:17

Y, por mucho que lo sepamos, por Su divina ley, que las naciones como individuos están sometidos a castigos y penas en este mundo, ¿no temeremos justamente que la horrible calamidad de la guerra, que ahora desola la tierra, no sea otra cosa que un castigo, infligido sobre nosotros, por nuestros pecados presuntuosos, para el necesario fin de nuestra reforma nacional como un solo Pueblo?

Hemos sido los destinatarios de las más selectas bondades del cielo. Hemos sido preservados, estos muchos años, en paz y prosperidad. Hemos crecido en número, riqueza y poder, como ninguna otra nación ha crecido nunca. Pero hemos olvidado a Dios. Hemos olvidado la mano de gracia que nos ha mantenido en paz, que nos ha multiplicado, y enriquecido y fortalecido; y hemos imaginado inútilmente, en la deshonestidad de nuestros corazones, que estas bendiciones fueron producidas por alguna sabiduría superior y virtud de nuestra propia condición.

Intoxicados con un éxito ininterrumpido, ¡nos hemos vuelto demasiado autosuficientes, como para sentir la necesidad de la gracia que redime y preserva, y demasiado orgullosos para orar al Dios que nos hizo!

Nos corresponde, entonces, humillarnos ante el Poder ofendido, confesar nuestros pecados nacionales, y orar por clemencia y perdón.

¡Cómo necesitamos tal proclamación hoy! Lo triste es que nos hemos vuelto tan seculares y paganos, que si nuestro Presidente emitiera tal declaración, los miembros del Congreso probablemente traerían un juicio político contra él por la “violación de la separación de la iglesia y el Estado”.


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Traducido por Pablo Losa 
Editado por Donald Dolmus

¡40 Años!


Dave y Ann Reagan en 1982


El 1 de abril de este año celebraremos el 40º año de este ministerio. 

Sí, dije 1 de abril — ¡el Día de los Inocentes de Abril! Hay una historia detrás de esa fecha. 

En mayo de 1980, yo vivía en Enid, Oklahoma, donde servía como Vicepresidente de Desarrollo de la Universidad Phillips. Tuve una experiencia muy vívida con el Señor, que he descrito en detalle en mi libro Confiando en Dios: Aprendiendo a Andar por Fe. Como resultado de esa experiencia, me sentí guiado por el Señor a renunciar a mi puesto, renunciar a mi carrera académica y dar un paso de fe para comenzar a predicar el pronto regreso de Jesús.

Fui al presidente de la universidad y le dije que había decidido renunciar. Antes de que pudiera decir algo más, ¡respondió ofreciéndose a proporcionarme un auto nuevo y una membresía de un club de campo! Procedí a explicarle que mi renuncia no tenía nada que ver con dinero o beneficios. Más bien, se debía a un llamado de Dios a mi vida. Lo entendió porque era un ex pastor.

“¿Qué iglesia te ha llamado a ser su pastor?”, preguntó. Le dije que no había sido llamado para ser pastor. En cambio, iba a ser un evangelista independiente, especializado en la enseñanza de la profecía bíblica. Me preguntó cuál iba a ser mi mensaje, y le respondí: “Jesús viene pronto porque estamos viviendo en la época del regreso del Señor”.

Me preguntó cuándo planeaba renunciar. Le dije que le iba a avisar dos semanas antes y eso significaba que renuncia sería efectiva el 1 de abril. Miró fijamente su escritorio por un momento, y luego me miró y dijo: “¡Todo lo que puedo decir en respuesta es que has seleccionado una fecha muy apropiada!”. Esa fue su buena manera de llamarme tonto.

Un año después, regresé de un viaje a Israel. Mi esposa me recibió en el aeropuerto y me entregó una caja que estaba hermosamente envuelta. Estaba perplejo. Le dije que no era ni mi cumpleaños ni nuestro aniversario. Ella dijo, “Tienes razón, pero es un aniversario importante. Es el aniversario de nuestro ministerio”. Abrí el regalo y encontré un certificado enmarcado preparado por un calígrafo profesional que mi esposa había contratado. El logotipo del ministerio estaba en la parte superior, y debajo de él estaban estas palabras: “Feliz Aniversario del Ministerio Cordero y León, 1 de abril de 1980 al 1 de abril de 1981”. Y debajo de esas palabras, estaba la siguiente cita de las Escrituras: “Nosotros somos tontos por amor de Cristo…” (1 Corintios 4:10, NASB). Esa placa es una de mis posesiones más preciadas.

Al recordar mi vida, uno de mis mayores remordimientos es que no me rendí al llamado del Señor a mi vida cuando tenía 22 años. De ser así, estaríamos celebrando el 60º aniversario de este ministerio, en lugar de su 40º. 

Huí del Señor durante 20 años, mientras seguía una carrera académica. Pero más tarde, cuando finalmente me cedí a Su llamado, me di cuenta de que, incluso mientras huía de Él, me estaba preparando para este ministerio. Eso es porque durante esos años, estaba enseñando  política internacional, y el ministerio que Él estaba preparando para mí tenía que ver con la profecía del tiempo del fin, que tiene que ver con la política internacional.

Esos primeros años del ministerio (1980-1983) fueron muy desafiantes. Casi todas las iglesias en las que hablaba eran muy pequeñas, y las donaciones eran mínimas. Mi salario durante los primeros siete años fue de $1,000 por mes. Básicamente vivíamos del salario de mi esposa como maestra de primer grado, lo cual no era mucho. Durante esos años, el Señor desarrolló mi mensaje y me enseñó a vivir por fe. De nuevo, todo esto se cuenta en detalle en mi libro, Confiando en Dios, que ahora está en su tercera 

Durante los años transcurridos desde 1980, Dios me ha bendecido con excelentes miembros del personal y maravillosos fideicomisarios. Y ahora nos ha bendecido a todos aquí en Cordero y León al levantar un sucesor excepcional para mí: el coronel Tim Moore. ¡Alabado sea el Señor!      
                                                                                                                                                                                     
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

martes, 18 de febrero de 2020

Dando de Gracia

Por Dr. Charles C. Bing


La gracia difícilmente puede ser más práctica en la vida del cristiano que cuando toca nuestras finanzas, especialmente lo que damos. Bajo la Ley, dar era obligatorio y requería varios diezmos (décimas) y ofrendas. Bajo la Ley del Antiguo Testamento, los creyentes daban para poder ser bendecidos; bajo la gracia del Nuevo Testamento, los creyentes dan porque ya están bendecidos. Jesucristo nos liberó de los requisitos de la Ley para que podamos responder a Su maravilloso regalo de la vida eterna. Mientras que dar legalistamente se enfoca en el acto externo y en la cantidad, dar de gracia se enfoca en el motivo interno.

La enseñanza bíblica más importante acerca de dar motivados por la gracia se encuentra en 2 Corintios 8 y 9. Estos capítulos contienen muchos principios acerca de las motivaciones, la cantidad, los efectos, y las recompensas de dar por gracia.

Motivos internos para dar de gracia

El Apóstol Pablo elogió la actitud y la motivación de los macedonios, quienes dieron tan generosamente. Sus donaciones nos sirven como un buen ejemplo.

1. Debemos estar dispuestos a dar libremente. 2 Cor. 8:3; 9:2

2. Debemos, primero, de entregarnos a nosotros mismos a Dios. 2 Cor. 8:5

3. Debemos dedicarnos a ayudar a otros. 2 Cor. 8:4-5

4. Debemos de ser motivados por el amor a los demás. 2 Cor. 8:7

5. Debemos de dar lo que hemos propuesto en nuestro corazón. 2 Cor. 9:7

6. Debemos de dar alegremente. 2 Cor. 9:5,7

Cantidades para dar de gracia

En lugar de tener un porcentaje fijo como un diezmo, el dar motivado por la gracia es la respuesta del creyente en agradecimiento a Dios por las muchas bendiciones recibidas.

1. Podemos dar sin importar cuánto dinero tengamos. 2 Cor. 8:2-3

2. Podemos dar generosa y sacrificialmente. 2 Cor. 8:3; 2 Cor. 9:5-6,11,13

3. Debemos dar de acuerdo a cómo nos ha bendecido Dios. 2 Cor. 8:12 (comp. 1 Cor. 16:2)

Efectos de dar de gracia

Muy a menudo, cuando se dan algunos regalos, nosotros no vemos el impacto total que estos tienen. Pablo explicó los efectos de la generosidad de los macedonios y mostró cómo los regalos que dieron en respuesta a la gracia de Dios tuvieron un efecto en cadena.

1. Satisfacemos las necesidades de otras personas. 2 Cor. 8:14; 9:12

2. Con nuestro ejemplo, promovemos la fe, el amor, y la adoración a Dios de los beneficiarios. 2 Cor. 9:2,13

3. Aumentamos los frutos de justicia. 2 Cor. 9:10

4. Motivamos a los beneficiarios a agradecer a Dios. 2 Cor. 9:12

5. Le damos la gloria a Dios. 2 Cor. 9:13

6. Fortalecemos nuestro vínculo de oración y amor con los beneficiarios. 2 Cor. 9:14

Recompensas por dar de gracia

Aunque no damos para obtener ganancia, la Biblia claramente nos enseña que dar generosamente añade tesoros en el cielo lo que da dividendos, o recompensas al dador.

1. Vamos a cosechar abundantes bendiciones de Dios. 2 Cor. 9:6

2. Vamos a tener una experiencia especial del amor y la gracia de Dios. 2 Cor. 9:7-8

3. Vamos a tener siempre en abundancia para más buenas obras en el futuro. 2 Cor. 9:8-11

Conclusión

Sin duda, en la Biblia existen más principios acerca del dar. Estos capítulos forman una unidad compacta que muestra lo que significa estar motivados a dar generosamente por la gracia de Dios. Dar de gracia es una manera que tenemos para agradecer a Dios por Su “don inefable” (2 Cor. 9:15).

Fuente:

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lunes, 17 de febrero de 2020

El Vigilante: Dentro de la Antigua Tel Be'er Sheva, Casa de Abraham, Isaac y Jacob


Erick Stakelbeck y Elliot Chodoff visitan las antiguas ruinas de Tel Be'er Sheva para ver dónde vivían, trabajaban y adoraban al Señor los Patriarcas bíblicos Abraham, Isaac y Jacob.

Revista Llamada de Medianoche – Febrero 2020

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»» ¿Se despide el trato del siglo de Trump?
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