Por Tim Moore
El Simbolismo de Elí
A los 98 años, Elí claramente había vivido mucho tiempo. Había visto mucho, remontándose al período de los Jueces. Durante su vida, el pueblo judío se había establecido en la tierra y había sido servido por una serie de jueces — hombres y mujeres que ofrecían un liderazgo unificador.
Elí había visto a Israel acosado por dificultades de los mismos pueblos que se suponía que debían eliminar de la tierra. Había sido testigo de la fractura de las tribus y su deriva de su promesa de servir sólo al Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Y, había servido como sumo sacerdote del Señor en Silo — donde el Arca residía en el tabernáculo de reunión. No es irrazonable pensar que, a los 98 años, Elí debería haber estado en el pináculo de su sabiduría e influencia sacerdotal. Y, sin embargo…
Elí aconsejando al joven Samuel
Él no intervino efectivamente para lidiar con el mal comportamiento de sus hijos. No aconsejó a los israelitas a buscar al Señor en lugar de simplemente echar mano del Arca como si fuera un talismán o encanto sagrado. En resumen, aparte de su sabio consejo de que el joven Samuel debería responder a la voz que escuchaba atentamente diciendo: “Habla, Jehová, porque tu siervo oye”, Elí parece haber sido ineficaz en su papel como juez y sumo sacerdote. En resumen, le faltaba la sabiduría de su edad.
La Escritura también dice que Elí ya no podía ver. Eso se entiende como una descripción de una limitación física, pero también parece un comentario obvio sobre su estado espiritual. Aunque era consciente del comportamiento perverso de sus hijos, cerró los ojos y permitió continuar con sus malos caminos.
Moisés había advertido que la desobediencia a Dios conduciría al pueblo judío a la ceguera espiritual. Él escribió: “Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu; y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve” (Deuteronomio 28:28-29). Incluso en su vejez, Elí tuvo que reconocer que Israel había perdido el rumbo y que se había quedado ciego bajo su liderazgo.
La Obesidad de Elí
Curiosamente, Elí es uno de los pocos personajes en la Biblia cuyo contorno o peso es considerado digno de comentario. El primero fue posiblemente Eglón, rey de Moab. Debido a que los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del Señor, Dios fortaleció a Eglón para ejecutar juicio. Jueces 3 explica que Israel sirvió a Eglón durante 18 años, hasta que Aod, el benjamita, derribó a Eglón y condujo a Israel a la victoria y 80 años de paz. La Biblia dice que Eglón se había vuelto tan obeso, que cuando Aod empujó una espada en el rey moabita, su grasoso vientre cubrió la hoja.
¿Por qué se menciona el registro del peso de Elí? Porque el peso de Elí también es relevante para la historia. Al enterarse de la pérdida del Arca, Elí cayó de espaldas y se rompió el cuello — “porque era viejo y pesado”. ¿Cómo se hace pesado un sacerdote? Está implícito que Elí había seguido la práctica egoísta de sus hijos, que no sólo sumergían sus tenedores de tres puntas en la carne del sacrificio, sino que también exigían carne grasa cruda. 1 Samuel 2:17 describe dicho comportamiento como desprecio a la ofrenda del Señor.
Nada menos que el famoso chef Gordon Ramsey ha dado un giro culinario al tema, declarando:
Siempre digo, “Nunca confíes en un cocinero gordo”, ¡porque se han comido todas las cosas buenas! Confía en un chef flaco, porque sabes que no se han consentido y comido todo.
¿Estoy condenando a los que tienden hacia el lado pesado hoy? No del todo. Estoy pisando mis propios dedos, incluso haciendo esta observación porque ya estoy tendiendo a exceder los estándares de peso de la Fuerza Aérea que mantuve con tanto cuidado durante 34 años.
Pero, en la era en la que Elí vivió, la economía de Israel era impulsada por la agricultura. La mayoría de las personas habrían sido delgadas, debido a una dieta limitada y al trabajo incansable. La imagen de un sacerdote que sólo puede describirse como pesado es digna de mención, porque ofrece un contraste. La clara insinuación es que Elí se había vuelto obeso satisfaciéndose y comiendo — aprovechando el cargo sacerdotal que ocupaba.
No se puede escapar al hecho de que Estados Unidos es una de las sociedades con más sobrepeso del mundo. Es como que si nos hubiéramos acostumbrado tanto a la abundancia de la comida que ya no moderamos nuestra propia ingesta. Como tal, el flagelo de la hipertensión arterial y las enfermedades cardíacas y otras dolencias relacionadas con el peso, está en su punto más alto — y crece cada año. Y, ciertamente, esa descripción física de nuestra sociedad va de la mano con su salud espiritual cada vez más anémica.
Un Tiempo de Prueba
El último comentario sobre la vida de Elí fue que juzgó a Israel durante 40 años. Qué período de tiempo tan interesante. 40 años o 40 días aparecen una y otra vez en la Escritura. La Biblia menciona ese número específico 146 veces. Moisés vivió 40 años en Egipto y 40 años en el desierto, antes de que Dios lo llamara al servicio. Pasó 40 días en el Monte Sinaí en dos ocasiones separadas y dio a los espías hebreos 40 días para que observaran la Tierra Prometida. Los judíos luego vagaron en el desierto durante 40 años. A Nínive se le dio 40 días para arrepentirse antes de que cayera la destrucción. Y, Jesús fue tentado por Satanás durante un período de 40 días.
Se ha observado que el número 40 parece simbolizar un tiempo de prueba o juicio. Obviamente, Elí no fue el único juez en servir durante 40 años (Otoniel, Débora y Barac, y Gedeón juzgaron ese tiempo). Saúl, David y Salomón también reinaron durante 40 años cada uno. Pero, el mandato de Elí está marcado por una disminución constante en la fidelidad y el respeto a Dios — manifestado por sus propios hijos. El pueblo de Israel claramente falló ese período de prueba, cuando trataron el Arca del Pacto con tanto desdén.
En el tercer segmento de esta mirada al destino de Estados Unidos, exploraremos los paralelos con Estados Unidos que se encuentran en el personaje bíblico de Elí.