viernes, 24 de mayo de 2019

Pregunta 1: En Juan 2:4, Yeshúa le responde a Su madre…


“… ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora”. ¿Qué significa esto? 

Respuesta: La respuesta de Yeshúa a Miriam (María) en Juan 2:4 no fue una falta de respeto, ya que entonces habría deshonrado a Su madre. Más bien, estaba usando una frase aceptable para transmitir un mensaje. Él estaba respondiendo a una petición que Su madre había hecho, y Él le transmitió que ella ya no tenía ninguna autoridad paterna sobre Él. En algún momento de la vida, todos debemos pasar de obedecer a nuestros padres a honrarlos. Por lo tanto, si Él respondiera a su petición, sería una cuestión de honrarla, pero no el resultado de obedecerla. Yeshúa transmitió este mensaje con la frase, “¿Qué tienes conmigo, mujer?”.

Continuó diciendo, “Aún no ha venido mi hora”. En la mayoría de los casos, esa frase se referiría a Su muerte, pero en este caso, se refiere a Él haciendo públicos Sus milagros. El lugar para hacerlos públicos no sería Caná, sino Jerusalén, y por eso Yeshúa esperó hasta la Pascua para realizar Su primer milagro. Cuando el convirtió el agua en vino en Caná, lo hizo para honrar a Su madre, y lo hizo muy calmadamente. Sólo un pequeño número de personas se dio cuenta en realidad del hecho de que se había producido un milagro.

El Dr. Arnold G. Fruchtenbaum es el fundador y director del Ministerio Ariel. 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

jueves, 23 de mayo de 2019

Libro: Confrontación Nuclear en Irán – Índice

Revelando la Antigua Profecía de Elam





Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3
Revelando la Antigua Profecía (Parte 1)

Capítulo 4
Revelando la Antigua Profecía (Parte 2)

Capítulo 5
Revelando la Antigua Profecía (Parte 3)

Capítulo 6
Revelando la Antigua Profecía (Parte 4)

Capítulo 7
¿Aguarda Cumplimiento la Profecía de Elam? (Parte 1)

Capítulo 8
¿Aguarda Cumplimiento la Profecía de Elam? (Parte 2)

Capítulo 9
¿Aguarda Cumplimiento la Profecía de Elam? (Parte 3)

Capítulo 10
Irán: Un Amigo Pasado, pero un Enemigo Presente de Israel

Capítulo 11
Salmos 83 o Ezequiel 38, ¿Qué Sigue?

Capítulo 12
Panorama de la Profecía de Ezequiel 38-39

Capítulo 13
¿Son Jeremías 49 y Ezequiel 38 los Mismos Eventos Proféticos?

Capítulo 14
¿Es la Antigua Profecía de Elam un Evento Pre-Tribulación?

Capítulo 15
Confrontación Sobrenatural – Eventos Sobrenaturales Llevan a los Iraníes a Cristo


Bill Salus es un expositor de Profecía Bíblica radicado en California, Estados Unidos. Se especializa en explicar la importancia profética de eventos actuales del Medio Oriente y del mundo. Sus artículos han sido publicados en revistas, publicaciones cristianas, y de forma extensa en Internet. Su habilidad de interpretar las antiguas profecías bíblicas le ha ganado el respeto de los principales escatólogos de hoy.

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Su Identidad, Manifestaciones y Papeles


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El Ángel del Señor – Conclusión

Su Identidad, Manifestaciones y Papeles




Pregunta: Si Jesús no es un ángel, entonces, ¿por qué se le dio el título de “el Ángel del Señor” en Sus apariciones pre-encarnadas?

Respuesta: El título es una expresión de cariño y una descripción del papel principal de Jesús en estas apariciones. Así como mi esposa es mi “ángel”, así también el Hijo es el “ángel” del Padre. Jacob usó este tipo de terminología cuando bendijo a sus hijos en su lecho de muerte. Al bendecir a José, se refirió a Dios como “el Ángel que me liberta de todo ma” (Génesis 48:15-16).

De nuevo, el término, ángel, significa “mensajero”. Y ése es el papel que Jesús jugó con mayor frecuencia en Sus apariciones pre-encarnadas. Por lo tanto, el título era muy apropiado. 

Las imágenes se trasladan al Nuevo Testamento, en una visión que Juan registra en Apocalipsis 10. A Juan se le da una prolepsis al final de la Tribulación. Él ve a un “ángel fuerte” que desciende del Cielo. El ángel tiene el título de propiedad de la tierra en su mano. Pone un pie en la tierra y el otro en el mar y levanta el título de propiedad en el aire, como un símbolo de su reclamo de toda la creación para sí mismo.

Esta dramática representación del "ángel fuerte", de Apocalipsis 10, fue pintada por Pat Marvenko Smith.

No creo que haya alguna duda de que este “ángel” es Jesús. Está vestido con una nube, coronado con un arco iris, y tiene su “rostro como el sol” — todos los cuales son símbolos de la deidad (vea Apocalipsis 1:13-16). Sus pies son como “columnas de fuego”, que indican que ha venido en juicio — y todo juicio ha sido dado a Jesús (Juan 5:22). Lo más importante es que Él tiene abierto en Su mano el título de propiedad de la tierra (Apocalipsis 10:2), un título del que se nos dice en Apocalipsis 5:5-7 que sólo Jesús es digno de abrir. 

Algunos se oponen a la identificación de este ángel con Jesús, porque Él hace un juramento por el nombre de Dios (Apocalipsis 10:6). Ellos preguntan, “¿Cómo puede Dios jurar por Dios?”. Pero, en Hebreos 6:13, se nos dice que cuando Dios hizo Sus promesas a Abraham “juró por sí mismo”. Vemos lo mismo en Jeremías 22:5, donde Dios dice, “por mí mismo he jurado”.

Es muy apropiado que las imágenes de “el Ángel del Señor” se usen en el libro de Apocalipsis, porque es un libro impregnado de las Escrituras hebreas. Apocalipsis contiene más de 300 citas o referencias a pasajes del Antiguo Testamento, más que cualquier otro libro del Nuevo Testamento.

Pregunta: ¿Cuál era el nombre pre-encarnado de Jesús? ¿Podría haber sido “Israel” a la luz de 2 Crónicas 7:14, Éxodo 4:22, y Oseas 11:1?

2 Crónicas 7:14 — “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren…”

Éxodo 4:22 — “Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito”.

Oseas 11:1 — “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”.

Respuesta: Dios el Padre ama los nombres, porque es un Dios personal (1 Pedro 5:7). Él mismo tiene un nombre personal, Yahvé, que le reveló a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 6:2-3). Este nombre se usa en las Escrituras hebreas 6,668 veces. Desafortunadamente, está camuflado en la mayoría de las traducciones en inglés, por el uso de la palabra, SEÑOR — todo en mayúsculas.

Durante los tiempos bíblicos, Dios a menudo cambió los nombres de las personas a medida que sus papeles cambiarían. Cuando llamó al hombre que iba a ser el padre del pueblo judío, Él cambió su nombre de Abram, que significa “padre exaltado”, a Abraham, que significa “padre de una multitud” (Génesis 17:5). Del mismo modo, Él cambió el nombre de la esposa de Abraham, de Sarai a Sara, que significa “princesa” (Génesis 17:15). Cuando el terco y engañoso Jacob finalmente se entregó al Señor, su nombre fue cambiado a Israel, que significa “el que lucha con Dios” (Génesis 32:28). En los tiempos del Nuevo Testamento, el nombre de Saulo fue cambiado a Pablo, y el nombre de Simón a Pedro (Hechos 13:9; Marcos 3:16). 

En Apocalipsis 2:17 se nos dice que cuando los redimidos se presenten ante el tribunal de Jesús, cada uno recibirá una piedra blanca (un símbolo de inocencia), en la que se escribirá un nuevo nombre. Sí, vamos a tener nombres nuevos en el Estado Eterno. Estos nombres probablemente se relacionarán con nuestras vidas cristianas. Así, algunos podrían llamarse Fe, mientras que otros podrían llamarse Perseverancia o Amor.

El nombre de Jesús — Yeshúa en hebreo — significa “la salvación del Señor” (Mateo 1:21). Su nombre expresa el propósito de Su Primera Venida. Se nos dice en Apocalipsis 19:12 que, cuando Él regrese a reinar, se le dará un nuevo nombre. Este nombre, sin duda, se relacionará con su nuevo papel como Rey de reyes. Jeremías 23:6 insinúa que Su nuevo nombre podría ser Yahvé-Tsidkenu, que significa “La Justicia del Señor”. Ése sería un nombre apropiado, porque Él regresará para traer paz, rectitud y justicia a este mundo.

Otra representación del Ángel del Señor deteniendo el sacrificio deIsaac. Éste es un grabado en madera de Julius Schnoor von Carolsfeld.

Considerando todos estos puntos, ciertamente tiene sentido asumir que Jesús podría haber tenido algún otro nombre antes de encarnarse. Pero cuál pudo haber sido, la Biblia no lo revela. “Ángel del Señor” es un título, no un nombre.

Ciertamente no era Israel, porque ese nombre significa “uno que lucha con el Señor”. ¿Cómo podría ser ése el nombre de alguien que coexiste en perfecta unidad con Dios el Padre? De hecho, Jesús dijo que Él y el Padre son Uno (Juan 10:30).

En Éxodo 4:22, Dios le dijo a Moisés que le dijera a Faraón, “Israel es mi hijo, mi primogénito”. Esta fraseología fue seleccionada con el fin de enfatizarle al Faraón cuán importante era el pueblo judío para Dios. Pero es una metáfora, similar al concepto del Nuevo Testamento de que la Iglesia es la Novia de Cristo (Efesios 5:25-26; Apocalipsis 19:7).

Oseas 11:1 cita a Dios el Padre diciendo, “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”. De nuevo, el Señor está hablando metafóricamente de Israel como Su hijo, tal como se refiere a Israel en otras partes como Su esposa (vea Jeremías 3:1-5; 31:32; Ezequiel 16:15-34).

En 2 Crónicas 7:14, Dios se refiere a Israel como “mi pueblo, que lleva mi nombre” (NTV). Literalmente, este pasaje dice, “Mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado”. El punto aquí no es que el nombre de Dios es Israel. Más bien, el punto es que el pueblo judío es el pueblo de Yahvé.

Pregunta: ¿Qué otros funciones cumplió el Ángel del Señor además de la de un mensajero?

Respuesta: Entregar mensajes fue ciertamente su función principal. Se le apareció al profeta Balaam y le dio órdenes (Números 22:22-35). Le dio instrucciones a Gedeón, para que liberara a Israel de los madianitas (Jueces 6). Profetizó el nacimiento de Sansón (Jueces 13), y le ordenó a David que construyera un altar en Jerusalén (1 Crónicas 21:18).

Una representación en madera de la masacre del ejército asirio por el Ángel del Señor (2 Reyes 19:35). El artista fue Julius Schnoor von Carolsfeld, quien pasó su vida ilustrando la Biblia de principio a fin.

A veces proveía orientación. Dirigió a los hijos de Israel en el desierto, como una columna de nube durante el día y de fuego durante la noche (Éxodo 14; Jueces 2:1). Dirigió a Elías cuando huyó al Monte Horeb (1 Reyes 19).

Ocasionalmente, se desempeñó como un vengador, ejecutando juicio sobre los enemigos de Israel. Cuando los asirios amenazaron con destruir a Jerusalén, fue el Ángel del Señor quien mató a 185,000 de ellos en una noche, obligando a los restantes a retirarse (2 Reyes 19:35). En momentos como éste, también sirvió como protector de Israel y es alabado en los Salmos como tal: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmos 34:7).


Lea la parte 1 »»aquí

Si desea obtener más información acerca de este tema, visite nuestra sección:
»» Ángeles

Original article:
The Angel of the Lord

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

miércoles, 22 de mayo de 2019

Libro: El Rapto: ¿Verdad o Ficción? – Las Preguntas (parte 2)

Haga clic sobre la imagen para ir al Índice

Parte 2 

Las Preguntas

2. ¿Está el Rapto mencionado en el libro de Apocalipsis? Y, si es así, ¿dónde?

No se menciona específicamente, pero sin duda se infiere.10 Y el lugar donde se infiere apunta a un Rapto Pre-Trib.

El libro de Apocalipsis se centra en la Iglesia en los primeros tres capítulos. De hecho, los capítulos 2 y 3 contienen siete cartas que Jesús dictó a siete iglesias ubicadas en la Turquía moderna.

Pero luego, al comienzo del capítulo 4, una puerta se abre en el Cielo, y el apóstol Juan es arrebatado a la sala del trono de Dios, donde se le muestra una vista previa de la Gran Tribulación.

Después del capítulo 4, no hay mención de la Iglesia en el libro de Apocalipsis, hasta el capítulo 22, versículo 16 — después de que la Tribulación ha terminado.

Hay una mención de “santos”, pero éstos serían aquellos que son salvos durante la Tribulación, en respuesta al Rapto, la Palabra de Dios (Biblias que las personas encontrarán), la ira de Dios (Isaías 26:9), el evangelismo de 144,000 judíos (Apocalipsis 7), la predicación de los Dos Testigos en Jerusalén (Apocalipsis 11) y la proclamación del Evangelio por un ángel que circunnavega el mundo al final de la Tribulación, justo antes del derramamiento de la ira de Dios (Apocalipsis 14:6-7).

Por lo tanto, el rapto de Juan en el capítulo 4 parece ser un tipo simbólico del Rapto de la Iglesia.

Este simbolismo de la Iglesia en el Cielo es reforzado por el hecho de que, cuando Juan llega al Cielo, ve a 24 ancianos sentados alrededor del trono de Dios, con coronas de oro en sus cabezas (Apocalipsis 4:4). Estaban cantando un cántico alabando a Jesús por haberlos redimidos con Su sangre — de “todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9). Esto definitivamente parecería ser un reconocimiento de que los 24 ancianos representan a los salvados durante la Era de la Iglesia.

Además, un Rapto Pre-Trib de la Iglesia está implícito en el capítulo 19 de Apocalipsis, donde la Novia de Cristo (la Iglesia) es descrita celebrando su unión con su Novio (Jesús) en la Fiesta de las Bodas del Cordero (versículo 7). Esto tiene lugar al final de la Tribulación en la tierra. Cuando la fiesta concluye, Jesús regresa a la tierra en Su Segunda Venida, y trae a Su novia con Él.

3. ¿Hay alguna mención del Rapto en el Discurso de los Olivos de Jesús (Mateo 24) acerca de los tiempos del fin?

Muchos expertos en profecía bíblica han tomado la posición de que el Rapto no se encuentra en ningún lugar en el Discurso de los Olivos. Argumentan que toda la presentación del Señor en Mateo 24 es acerca de la Segunda Venida. Pero respetuosamente discrepo con esa posición.

Creo que Jesús cambia Su enfoque de la Segunda Venida al Rapto en el versículo 36 y continúa hablando sobre ello hasta el versículo 44. La primera razón por la que veo el Rapto en estos versículos es porque Jesús dice, “del día y la hora nadie sabe”. ¿Cómo podría estar refiriéndose a Su Segunda Venida? Tenga en cuenta que Él acaba de decirles a Sus discípulos exactamente cuándo iba a regresar — “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días” (Mateo 24:29).

Tanto por la profecías de Daniel como por el libro de Apocalipsis, sabemos que la Tribulación durará exactamente 7 años proféticos (años de 360 días cada uno). Cualquier persona que esté viva al comienzo de la Tribulación (cuando el Anticristo firme un tratado con Israel) podría calcular el día exacto del regreso del Señor, porque se nos dice que la Tribulación durará precisamente 2,520 días (Apocalipsis 11:3; 12:6).

Entonces, de nuevo, cuando Jesús dice que nadie puede saber el día de Su regreso, debe estar hablando del Rapto, y no de la Segunda Venida.

Luego, Jesús dice que cuando Él regrese, la sociedad será como era en los días de Noé, cuando justo hasta el último momento la gente estaba “comiendo y bebiendo” y “casándose y dándose en casamiento” (Mateo 24:38). En otras palabras, la vida continuará normal cuando Él regrese.

Pero esto no podría estar hablando de la Segunda Venida, porque la vida será todo menos normal al final de la Tribulación. Para ese momento, más de la mitad de la población del mundo habrá sido asesinada, incluidos dos tercios de los judíos. El mundo entero, según lo que se nos dice en Apocalipsis 13-19, estará en un caos absoluto.

Además, si echa un vistazo al Discurso de los Olivos registrado en Lucas 21, encontrará que Lucas añade una observación que el relato de Mateo no contiene. En la sección donde Jesús comienza a hablar acerca de cómo Su regreso podría ocurrir en cualquier momento, Lucas lo cita diciendo: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36).

Esas palabras me suenan como una referencia al Rapto de la Iglesia.

4. Algunos argumentan que el Rapto es más probable que ocurra a la mitad de la Tribulación o cerca del final. ¿Qué hay de malo con estos puntos de vista con respecto al momento?

Hay dos problemas fundamentales con la colocación del Rapto a la mitad o al final de la Tribulación.

El primero es que estos dos momentos para el Rapto someten a la Iglesia a la ira de Dios. Aquellos que proponen un Rapto mid-Trib o un Rapto tardío, siempre argumentan que los Juicios de los Sellos, o los Juicios de los Sellos y las Trompetas, representan la ira del hombre y Satanás, y no la ira de Dios. Por lo tanto, terminan argumentando que sólo los Juicios de las Copas, retratados en Apocalipsis 16, constituyen la ira de Dios.

Pero este argumento no puede ser sostenido. Los Juicios de los Sellos en Apocalipsis 6, son retratados como provenientes del trono de Dios (Apocalipsis 6:1). Además, se declara de forma contundente en Apocalipsis 6:16, que los Juicios de los Sellos son “la ira del Cordero”, refiriéndose a Jesús.

La apertura del séptimo sello conduce directamente a los Juicios de las Trompetas en el capítulo 8 de Apocalipsis. Y esos juicios son retratados como si vinieran de siete ángeles “que están delante de Dios” (Apocalipsis 8:2).

Cuando los Juicios de las Copas son introducidos en Apocalipsis 15, se los denomina los últimos juicios “porque en ellos se consumaba la ira de Dios” (Apocalipsis 15:1). Así, los Juicios de las Copas no son el comienzo de la ira de Dios. Más bien, son la culminación de Su ira.

El libro de Apocalipsis deja en claro que la ira que se derrama sobre la tierra durante esos terribles siete años es la ira de Dios, desde el principio hasta el final. Y, como he señalado antes, la Biblia promete que los creyentes serán librados de la ira de Dios.

El segundo problema con colocar el Rapto a la mitad de la Tribulación o cerca del final es que dicho momento destruye la inminencia.

Si los Juicios de los Sellos, o los Juicios de los Sellos y las Trompetas deben tener lugar antes de que el Rapto pueda ocurrir, entonces el Rapto no es inminente, y los creyentes deberían vivir aguardando al Anticristo y no a Jesucristo.


Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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