Redescubriendo a José
“El Hijo de un Carpintero”, de François Lafon, 1896. Esta pintura cuelga en el santuario de la Iglesia de San José, en Nazaret, Israel.
Adoro la historia de la Navidad. La adoro tanto que mantengo una pequeña escena de la natividad en mi escritorio todo el año. Es un recordatorio constante para mí de que Dios amó tanto Su creación que estuvo dispuesto a encarnarse para que pudiera morir por nuestros pecados y para hacer posible que fuéramos reconciliados con Él.
Al contar la historia año tras año, nos enfocamos, como deberíamos, en el precioso bebé acostado en el comedero — el bebé que es Emanuel, “Dios con nosotros”. A menudo se presta casi igual atención a la madre virgen del bebé, María. También escuchamos sobre el coro de ángeles que se apareció a los pastores, y escuchamos cantos sobre los reyes magos que vinieron de lejos, buscando al rey cuya señal habían visto en los cielos.
Todo eso está bien y es correcto. Pero en medio de todos los recuerdos y celebraciones, un personaje clave es generalmente olvidado y ése, por supuesto, es José, el padrastro de Jesús.
Quizás José permanece en las sombras debido a que sabemos muy poco sobre él. Podemos acordar con razón que María probablemente tenía alrededor de 13 años, ya que ésa era la edad del matrimonio en esos días. Pero no hay pistas sobre la edad de José. Hay tradiciones de la iglesia que dicen que él era un hombre mayor y puede haber sido un viudo con una familia existente, pero nadie lo sabe a ciencia cierta.
Hay sólo tres cosas que sabemos sobre él con certeza:
- Era de la tribu de Judá, descendiente de David a través de Salomón (Mateo 1:1-16).
- Era un artesano, muy probablemente un carpintero (Mateo 13:55).
- Era un hombre justo delante de Dios (Mateo 1:19).
También debe haber sido un hombre de compasión y perdón, porque cuando descubrió que María, su prometida, estaba embarazada, él pudo haberla humillada públicamente y lapidada a muerte. En cambio, se nos dice que él decidió “dejarla secretamente” (Mateo 1:19).
Fue en este punto que Dios intervino y le habló en el primero de cuatro sueños sobrenaturales. En el sueño, el Señor le aseguró que no debía tener miedo de tomar a María como su esposa, “porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mateo 1:20).
Cerca de dos años después, José tuvo un segundo sueño en el que el Señor le advirtió que Herodes iba a buscar al niño Jesús y a destruirlo. Se le dijo que tomara a su familia y huyera a Egipto. Él obedeció este mandato inmediatamente, y Jesús fue librado de la horrible masacre de niños que ocurrió en Belén (Mateo 2:13-16).
Después de la muerte de Herodes, mientras la familia aún estaba en Egipto, Dios le habló a José en un tercer sueño, diciéndole “vete a tierra de Israel” (Mateo 2:19-20). Evidentemente, tenía la intención de establecerse en algún lugar de Judea, pero en el camino experimentó un cuarto sueño en el que se le advirtió que Judea no era segura. En respuesta a este sueño, se dirigió de regreso a Galilea, a su ciudad natal de Nazaret, desde donde él y María habían comenzado su peligroso viaje varios años antes (Mateo 2:22-23).
Lo último que escuchamos de José está en Lucas 2:41-51, donde se nos dice que durante una de las peregrinaciones anuales de la familia a Jerusalén, para celebrar la Fiesta de la Pascua, Jesús accidentalmente fue dejado atrás cuando la caravana de la familia partió para regresar a casa. Jesús tenía 12 años de edad cuando esto pasó. Esta historia revela que José era un hombre piadoso, ya que era un viaje largo, arduo, peligroso y costoso desde Nazaret a Jerusalén. Sin embargo, José llevaba a su familia cada año.
José evidentemente murió antes de que Jesús comenzara su ministerio público a la edad de 30 años, porque no se hace mención alguna de él a partir de entonces, excepto por el hecho de que cuando Jesús comenzó a enseñar en Nazaret la primera vez, la gente proclamó con asombro: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” (Mateo 13:55-56). La redacción misma de esta declaración indica que José ya había fallecido, ya que no fue mencionado por su nombre entre los parientes vivos.
De lo poco que sabemos sobre él, creo que podemos concluir que José era un hombre piadoso que se comunicaba con el Señor, observaba la Ley de Moisés, y que sin duda crió a su hijastro para honrar a Dios y Su Palabra.
Necesitamos desesperadamente más padres como José hoy en día.
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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