miércoles, 12 de septiembre de 2018

¿Cuál es el Destino de los Estados Unidos? – Parte 4

¿Arrepentimiento o Juicio?



Los Pecados de Judá

Alrededor del año 740 a.C., Dios ungió a un hombre sofisticado y erudito llamado Isaías para que fuera un profeta a Judá, y lo primero que le pidió que hiciera fue que buscara la tierra y compilara un inventario espiritual de los pecados del pueblo.

Dios conocía los pecados. Ésta era Su manera de familiarizar a Isaías con ellos de primera mano.

El informe posterior de Isaías fue sorprendente y desgarrador. Revelaba claramente que el pueblo a quien Dios había bendecido tan ricamente le había dado la espalda a Él y a Su Palabra.

Y, dado que éstos son los pecados que motivaron a Dios a destruir la nación, la ciudad y el templo que Él amaba tanto, debemos prestar mucha atención a lo que eran.


Un pueblo arraigado en el pecado.

El Informe de Isaías

El informe de Isaías se encuentra en el capítulo 5 de sus escritos, y comienza en el versículo 7 con el pecado de la injusticia:

Él [Dios] esperaba una cosecha de justicia, pero, en cambio, encontró opresión. Esperaba encontrar rectitud, pero, en cambio, oyó gritos de violencia” (NTV).

Luego, él mencionó la avaricia: (5:8)

Compran propiedades para que otros no tengan dónde vivir. ¡Sus casas están construidas en grandes propiedades, para que puedan estar solos en medio de la tierra!” (The Living Bible, traducción del editor).

El siguiente pecado que descubrió fue la búsqueda del placer: (5:12)

En sus banquetes hay vino y arpas, liras, tambores y flautas; pero no se fijan en los hechos del Señor ni tienen en cuenta las obras de sus manos” (NVI).

El cuarto pecado que reportó fue la blasfemia: (5:19)

Incluso se burlan del Santo de Israel y desafían al Señor para que los castigue. ‘Date prisa y castíganos, Señor’, dicen. ¡Queremos ver lo que puedes hacer!” (The Living Bible, traducido por el editor).

Luego, Isaías señaló el impactante pecado de la perversión moral: (5:20)

Dicen que lo correcto está mal y que lo que está mal es lo correcto; que lo negro es blanco y que lo blanco es negro; que lo amargo es dulce y que lo dulce es amargo” (TLB, ed.).

Isaías lamentó el pecado del orgullo intelectual: (5:21)

¡Ay de aquellos que son sabios y astutos en sus propios ojos!” (TLB, ed.).

Luego, Isaías identificó el pecado de la intemperancia: (5:22)

¡Ay de aquellos que son ´héroes´ cuando se trata de beber y que se jactan del licor que pueden contener!” (TLB, ed.).

El pecado final identificado por Isaías fue la corrupción política: (5:23)

Aceptan sobornos para pervertir la justicia, para dejar en libertad a los perversos y para poner a hombres inocentes en la cárcel” (TLB, ed.).

Isaías concluyó su lista con una declaración sumaria que identificaba la razón fundamental de todos los pecados: (5:24)

“…han desechado las leyes de Dios y despreciaron la palabra del Santo de Israel” (TLB, ed.).

Así pues, los ocho pecados de Judá que Isaías reportó eran: injusticia, avaricia, búsqueda del placer, blasfemia, perversión moral, orgullo intelectual, intemperancia y corrupción política. Todos los cuales, afirmó, se produjeron por el desprecio a la Palabra de Dios.

Isaías también reportó que todos sus llamados al arrepentimiento fueron recibidos con burla y frivolidad (22:12-13):

El Señor Dios los llamó a arrepentirse, a llorar y lamentar, a raparse sus cabezas en tristeza por sus pecados, y a vestirse de cilicio para mostrar su remordimiento. Pero en cambio, cantan y bailan y juegan, y celebran y beben. ‘Comamos, bebamos y estemos felices’, dicen, ‘¿Cuál es la diferencia?’, porque mañana moriremos” (TLB, ed.).

Isaías respondió a esta crasa indiferencia con una fuerte advertencia: (5:26-30)

Dios enviará una señal a las naciones lejanas, silbando a las que están en los confines de la tierra, y vendrán corriendo hacia Jerusalén…Sus flechas son agudas; sus arcos están doblados; chispas vuelan de los cascos de sus caballos, y las ruedas de sus carros giran como el viento. Rugen como leones y se abalanzan sobre la presa. Se apoderan de mi pueblo y los llevan cautivos sin que nadie los rescate” (TLB, ed.).

El Informe de Jeremías

Sesenta años más tarde, Dios llamó a un joven sacerdote llamado Jeremías para que hiciera lo mismo que le había pedido a Isaías. Le pidió que saliera y que hiciera un inventario de los pecados de Judá.

Cuando le informó a Dios, enumeró los mismos pecados que Isaías, pero agregó tres nuevos.

El primero era la inmoralidad. Éste, por supuesto, había sido insinuado en la acusación de Isaías de perversión moral. Pero Jeremías fue específico: (5:7-8)

Él declaró que Dios había alimentado a Su pueblo hasta que estuvieron llenos,  pero le agradecieron “cometiendo adulterio y haciendo fila en los prostíbulos”. Él añadió: “Son vigorosos sementales, bien alimentados, cada uno relinchando por la mujer de su prójimo” (NTV).

El segundo pecado que Jeremías detectó fue la corrupción religiosa: (5:30-31)

Algo terrible y espantoso ha sucedido en este país: los profetas dan profecías falsas, y los sacerdotes gobiernan con mano de hierro. Peor todavía, ¡a mi pueblo le encanta que sea así!” (NTV).



El tercer pecado que agregó a la creciente lista fue mentes cerradas: (6:10-11)

Él declaró que el pueblo no escuchaba cuando Dios habla: Tienen sordos los oídos y no pueden oír. Ellos desprecian la palabra del Señor. No quieren escuchar para nada” (NTV).

Jeremías luego concluyó con tres poderosas declaraciones sumarias:
  • Sus caras son más duras que una roca” (5:3).
  • Tienen un corazón terco y rebelde” (5:23).
  • No saben lo que es la vergüenza” (6:15).
Jeremías emitió un llamado al arrepentimiento, junto con una severa advertencia (6:26):

Oh, pueblo mío, vístete de tela áspera y siéntate entre las cenizas. Laméntate y llora amargamente, como el que pierde a un hijo único. ¡Pues los ejércitos destructores caerán de sorpresa sobre ti!” (NTV).

Pero el pueblo de Judá estaba tan atrapado en la rebelión, que se negaron a arrepentirse, y se burlaron de la advertencia, y respondieron gritando: “¡El Templo, el Templo, el Templo!” (Jeremías 7:4).

Lo que querían decir con esta burla era que no creían que Dios destruiría jamás su nación y su ciudad capital porque la Gloria Shejiná de Dios descansaba en su Templo.


"Una Nación Bajo el Juicio de Dios".

Juicios Correctivos

Mientras tanto, mientras Dios estaba hablando a través de voces proféticas, llamando al pueblo al arrepentimiento y advirtiéndole de un juicio final, simultáneamente estaba infligiendo juicios correctivos a la nación. 

Estos son juicios diseñados para humillar al pueblo y para motivarlo a pensar con una perspectiva eterna.

Antes de que entraran a la Tierra Prometida, Dios les advirtió por medio de Moisés que, si no eran fieles a Sus mandamientos, sufrirían juicios correctivos para llamarlos al arrepentimiento. Estos juicios se enumeran en detalle en Deuteronomio 28, e incluyen cosas como malas cosechas, rebelión de adolescentes, una epidemia de divorcios, enfermedades desenfrenadas, políticas gubernamentales confusas, derrotas ante los enemigos, dominación extranjera, y el juicio final — exilio de la tierra. 

Pero el pueblo de Judá estaba fijo en sus pecados, y Jeremías por lo tanto declaró que su “herida era incurable” (Jeremías 10:19). 

El resultado fue la conquista babilónica de la nación y su capital en el año 586 a.C., lo que ocasionó que la mayoría del pueblo fuera llevada al cautiverio.

Dios, en Su misericordia, les permitió regresar 70 años después, pero durante los siguientes 400 años, persistieron en sus pecados, y así, en el año 70 d.C., Dios permitió que fueran conquistados por los romanos y que fueran dispersados por todo el mundo, tal como Él lo había advertido.

Esta sórdida historia de un pueblo ricamente bendecido que se rebela contra su Dios, que los había bendecido tan abrumadoramente, se resume en dos versículos muy tristes en los que casi se puede escuchar al Señor llorar (2 Crónicas 36:15-16):

15) Repetidas veces el Señor, Dios de sus antepasados, envió a sus profetas para advertirles, porque tenía compasión de su pueblo y de su templo. 

16) Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del Señor no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada.

En la quinta parte de nuestra serie concerniente al destino de los Estados Unidos, descubriremos cómo Dios trata con las naciones rebeldes.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

viernes, 7 de septiembre de 2018

¿Cuál es el Destino de los Estados Unidos? – Parte 3

¿Arrepentimiento o Juicio?



Tipos Proféticos

Pero antes de que revele nuestro tipo profético, permítanme tomar un momento para explicar el significado de un tipo profético.

Un tipo profético es un símbolo de una profecía aún por cumplirse. Prefigura una realidad venidera. Puede ser una persona, un evento, una ceremonia, o un objeto inanimado.

Así pues, el tirano griego, Antíoco Epífanes, (ca. 215 a.C. – 164 a.C.) fue un tipo profético del Anticristo, que aparecerá en el escenario mundial en los tiempos del fin.

Cada aspecto del Arca del Pacto apuntaba al Mesías:
  • Estaba hecha de madera — apuntando a la humanidad del Mesías.
  • Estaba cubierta de oro — apuntando a la divinidad del Mesías.
  • Contenía tres objetos:
Una olla de maná — apuntando al hecho de que el Mesías sería nuestro pan de vida.

Las tablas de Moisés — apuntando al hecho de que el Mesías guardaría la Ley perfectamente.

La vara de Aarón que floreció — apuntando al hecho de que el Mesías resucitaría de entre los muertos.
  • Una vez al año, el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo y rociaba con sangra la tapa del Arca, lo que significaba que el Mesías tendría que morir para que la gracia de Dios cubriera la Ley de Dios.

El Tipo Profético de los Estados Unidos

Ahora, creo que el tipo profético de los Estados Unidos es la antigua nación de Judá.

Si recuerda, después de la muerte de Salomón, el reino de David se dividió en dos naciones — Israel y Judá.

La nación del norte, Israel, fue apóstata desde el principio. Fue fundada en rebelión contra Dios y continuó en esa condición durante 208 años, hasta que fue conquista por los asirios en el año 722 a.C. Durante su vida, la nación tuvo 19 reyes, y ni uno solo fue considerado justo a los ojos de Dios.

La nación del sur, Judá, duró 136 años más, para un total de 344 años. Ocho de sus 20 reyes fueron considerados justos por el Señor.

Considere los paralelos entre nuestra nación y Judá:
  • Les fueron dados grandes líderes como Ezequías, Josafat y Josías, así como hemos sido bendecidos en nuestra historia con líderes como Washington, Lincoln, los Roosevelts y Reagan.
  • Disfrutaron un grado de libertad incomparable en esa época, tal como hemos sido bendecidos.
  • Se les concedió una gran prosperidad, tal como a nosotros.
  • Y fueron favorecidos con abundantes bendiciones espirituales, tal como lo hemos sido nosotros. La gloria Shejiná de Dios residía en su Templo en Jerusalén. Hemos sido bendecidos para ser ser usados por Dios para proclamar el Evangelio en todo el mundo. 
Ojalá pudiera parar allí con esta lista de paralelos positivos, pero no puedo. Eso se debe a que compartimos algunas características negativas con Judá.

Una es el orgullo. Judá se enorgulleció de sus bendiciones y la gente se engañó a sí misma al pensar que ellos eran los responsables de sus bendiciones. 

Se olvidaron de Aquel que era verdaderamente el responsable, tal como nosotros lo hicimos.

Otro paralelo negativo es la rebelión. Cuando Judá se distanció de Dios, comenzó a rebelarse contra Su Palabra, así como ahora estamos en el proceso de hacer lo mismo.

El resultado para Judá fue la destrucción de su nación por los babilonios en el año 586 a.C.

Pero, antes de que Dios derramara Su ira sobre la nación, pacientemente los llamó al arrepentimiento y les advirtió de Su juicio inminente.

Hizo esto de dos maneras — a través de voces proféticas y juicios correctivos. Consideremos primero las voces proféticas.

En la cuarta parte de nuestra serie concerniente al destino de los Estados Unidos, leeremos el boletín de calificaciones que los profetas del Antiguo Testamento le dieron a Judá y sus paralelismos con los Estados Unidos. 

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

miércoles, 5 de septiembre de 2018

¿Cuál es el Destino de los Estados Unidos? – Parte 2

¿Arrepentimiento o Juicio?




Posibles Escenarios para un Estados Unidos Faltante

Hay varios posibles escenarios para explicar nuestra ausencia de la profecía bíblica del tiempo del fin:

1) Devastación terrorista

Debido a nuestras libertades y fronteras abiertas, somos un blanco fácil para ataques terroristas que podrían alterar fatalmente nuestra sociedad. Dichos ataques podrían tomar diversas formas — biológica, química y electrónica. Incluso podrían tomar la forma de bombas nucleares sucias en maletas.

Es casi imposible proteger a una sociedad de terroristas suicidas que estén dispuestos a sacrificarse por su causa. 
2) Ataque Nuclear Externo

Una segunda posibilidad son ataques atómicos directos o indirectos en forma de explosiones de impulsos electromagnéticos en la atmósfera sobre nuestra nación.

3) Descomposición Moral Interna

Un tercer escenario posible sería un colapso interno debido a la descomposición moral que podría conducir a la ruptura de la ley y el orden, lo que daría como resultado una violencia generalizada.

4) Un Colapso Económico

Una cuarta posibilidad es un colapso económico debido a la astronómica deuda nacional que hemos acumulado tan imprudentemente durante las últimas décadas.


En la primera edición de mi libro acerca de los Estados Unidos en la profecía bíblica, publicado en 2003, escribí:

Lo primero que viene a la mente es una catástrofe económica que será el resultado de nuestra situación de deuda fuera de control… No hay forma de escapar de la conclusión de que Estados Unidos se ha convertido en un adicto a la deuda”.

Concluí con esta observación:

Creo que un colapso económico sin precedentes es muy probable, debido a que el dinero el verdadero dios de Estados Unidos, y el verdadero Dios de este universo es celoso y no tolera la idolatría. Dios, por Su propia naturaleza, se verá obligado a destruir a nuestro falso dios”.

5) El Rapto

Hay un quinto escenario que podría explicar la ausencia de nuestra nación en la profecía del tiempo del fin, y es el que prefiero y por el que oro. Estoy pensando, por supuesto, en el Rapto de la Iglesia. A pesar de que nos hemos convertido en una nación secular, aún tenemos muchos cristianos verdaderos, muchos de los cuales están en posiciones poderosas del gobierno, la industria y el ejército.

El Rapto produciría un caos masivo en nuestra nación a una escala sin precedentes. Sin duda, daría lugar a la ley marcial. Probablemente, la única manera en la que podríamos sobrevivir es acercándonos a Europa y pidiendo ser incluidos en la Unión Europea.

Así, una vez más, mi conclusión es que los Estados Unidos no están mencionados específicamente en la profecía bíblica del tiempo del fin.

Pero, ¡estamos allí!

Estamos allí en tipo profético — en simbolismo profético.

En la tercera parte de nuestra serie concerniente al destino de los Estados Unidos, descubriremos el tipo profético de los Estados Unidos.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

martes, 4 de septiembre de 2018

¿Cuál es el Destino de los Estados Unidos? – Parte 1

¿Arrepentimiento o Juicio?




Pongamos este tema en perspectiva con dos pasajes fundamentales de la Escritura:

El primero es Salmos 33:12, que dice: “Bienaventurada la nación de la cual el SEÑOR es Dios” (RVR-2015). O, como dice en hebreo: “…cuyo Dios es Yahveh”.

El segundo es Proverbios 14:34, que dice: “La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones”.

Las Naciones en la Profecía

Desde que comencé a celebrar conferencias de profecía bíblica hace 38 años, la pregunta número uno durante las sesiones de preguntas y respuestas ha sido: “¿Dónde está Estados Unidos en la profecía bíblica?”. Los terribles acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 intensificaron la importancia y frecuencia de  esta pregunta — y eso es ciertamente comprensible.

La Biblia está llena de profecías sobre las naciones:

Isaías profetizó en detalle acerca de los destinos de Asiria, Babilonia, Moab, Siria, Etiopía, Edom, Arabia, Tiro y Egipto.

Casi todos los profetas hebreos hablaron sobre Israel o Judá o ambos, y muchas de sus profecías se referían al destino de Jerusalén.

Jeremías cubrió las mismas naciones, y agregó a Filistea, Cedar, Hazor, Elam  y Amón. 

Daniel se centró en los imperios mundiales y, en el proceso, escribió mejor la historia de antemano que la mayoría de los historiadores después del hecho. 

Daniel y muchos de los otros profetas también hablaron acerca de la configuración de naciones que existirían en los tiempos del fin, justo antes del regreso del Mesías. Ellos predijeron:
  • La resurrección del Imperio Romano en Europa.
  • El restablecimiento del Estado de Israel.
  • Israel asediado por las naciones árabes vecinas.
  • Israel amenazado por Rusia y sus aliados.
  • Y naciones en el Lejano Oriente capaces de enviar un ejército de 200 millones contra el Medio Oriente.

Los Estados Unidos en la Profecía Bíblica

Entonces, ¿dónde están los Estados Unidos en la profecía bíblica? ¿Cómo pudieron los profetas pasar por alto nuestra nación?

Lo que hace que esta pregunta sea aún más desconcertante es que las señales de los tiempos indican que estamos en el umbral de la Tribulación, ¡y somos la superpotencia dominante del mundo! Así que, ¿cómo podría la Biblia dejar de mencionarnos?

La búsqueda de los Estados Unidos en la profecía bíblica ha sido extensiva e intensiva. También ha sido muy imaginativa.

Isaías 18

En el siglo XIX, una de las ubicaciones favoritas de los Estados Unidos en la profecía propugnada por los expertos en profecía bíblica era Isaías 18. Éste habla de una “nación de gente alta y lampiña; un pueblo temido por doquier, una nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos” (NVI).

El problema con aplicar Isaías 18 a los Estados Unidos es que el capítulo comienza identificando específicamente a la nación de la que se está hablando, y ésa es Cus, que es la moderna nación de Sudán. 

El río al que se está refiriendo es obviamente el Nilo. Y además, todo el escenario del capítulo es durante el reinado milenial del Mesías.


Ezequiel 38 y 39

Durante el siglo XX, el lugar más popular para encontrar a nuestra nación en la profecía cambió a Ezequiel 38 y 39, donde se describe la batalla del tiempo del fin de Gog y Magog. Ésta es una invasión masiva de Israel por parte de Rusia y sus aliados, todos los cuales son países musulmanes modernos.

Ezequiel 38:13 declara que, cuando la invasión rusa de Israel ocurra en los tiempos del fin, “los mercaderes de Tarsis y todas sus aldeas” (RVA-2015), hablarán en contra de la invasión.

Tarsis fue identificada como Gran Bretaña y las “aldeas” fueron identificadas como las colonias británicas de habla inglesa, incluyendo, por supuesto, a los Estados Unidos. 

Más tarde en el siglo, la identificación de Tarsis cambió a España. Para compensar esto, los defensores de esta teoría simplemente señalaron que Colón zarpó de España y, por lo tanto, su descubrimiento de América convertiría a nuestra nación en una de las “aldeas” de España.

Creo que debería estar empezando a ver cuán desesperadas han estado las personas a lo largo de los años para encontrar a los Estados Unidos en la profecía. 

En realidad, la más reciente evidencia científica antropológica y metalúrgica apunta de forma concluyente a la isla de Cerdeña como el sitio de Tarsis. Cerdeña es la segunda isla más grande del Mediterráneo, sólo superada por Sicilia. ¡Y no creo que alguien sea tan osado como para afirmar que nuestra nación es una de las aldeas de Cerdeña!

La Gran Águila

Esto nos lleva a la que considero la más imaginativa y tonta identificación de nuestra nación en la profecía bíblica. Se encuentra en Apocalipsis 12:14, que declara que cuando el Anticristo intente aniquilar a los judíos en la segunda mitad de la Tribulación, los judíos en Israel huirán en “las dos alas de la gran águila”.

¡Creálo o no, algunas personas se han aprovechado de estas imágenes para enseñar que los Estados Unidos, cuyo símbolo nacional es el águila, proporcionarán el traslado aéreo que salvará al remanente judío!

Pero la Biblia es su propio mejor intérprete. Y cuando busca la frase, “alas de águila”, encontrará que es la misma que Dios usó en Éxodo 19:4, para describir cómo sacó a los israelitas de Egipto: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí”.

La misma imagen se usa en Deuteronomio 32:11, donde habla de la protección de Israel en el desierto.

Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, [el Señor] extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas”.

En Apocalipsis 12, Dios es el “águila”, no los Estados Unidos. Lo que el pasaje en Apocalipsis 12 dice es que Dios va a proteger sobrenaturalmente al pueblo judío cuando huyan del Anticristo a Jordania, a la mitad de la Tribulación. 


Babilonia la Grande

Esto nos lleva a lo que hoy es el pasaje más popular para identificar a nuestra nación en la profecía bíblica. 

Se encuentra en Apocalipsis 18, que habla de un gran imperio que domina el mundo en los tiempos del fin llamado “Babilonia la Grande”, que será destruido por Dios en una hora de un día.

No hay duda de que los Estados Unidos comparten muchas similitudes con el imperio comercial corrupto descrito en este capítulo. El imperio es descrito como uno que está en rebelión contra Dios, hasta el punto que se ha convertido en “habitación de demonios” (versículo 2). Además afirma que la inmoralidad de este imperio ha corrompió a todas las naciones del mundo (versículo 3).

También queda claro que esta “Babilonia la Grande” dominará por completo la economía mundial, y su destrucción dará como resultado el colapso de las economías de todas las naciones. Esto hace que los reyes, comerciantes, y capitanes “lloren y hagan lamentación” y exclamen, “¡Ay, ay!” (versículos 9, 11, 17).

En el contexto internacional actual, ciertamente suena como los Estados Unidos. Pero, de nuevo, la Biblia es su propio mejor intérprete, y el capítulo 17 de Apocalipsis deja en claro que la “Babilonia la Grande” es el imperio mundial del tiempo del fin del Anticristo, que se centrará en Roma, no Washington, D.C.

Muchas profecías bíblicas tienen un pre-cumplimiento de tipo simbólico antes de que finalmente se cumplan en realidad. La destrucción de los Estados Unidos (ya sea por fuerzas externas o internas), y el impacto de esa destrucción sobre el mundo, sin duda podría constituir un pre-cumplimiento simbólico de Apocalipsis 18, pero el verdadero cumplimiento tendrá que espera la aniquilación del imperio mundial del Anticristo.

Por eso, mi conclusión es que los Estados Unidos no están mencionados específicamente en la profecía bíblica. Estamos cubiertos por profecías que se relacionan con todas las naciones, pero más allá de ellas, nuestro destino en el tiempo del fin no se menciona específicamente.

Pero esta conclusión plantea más preguntas de las que responde. ¿Por qué no estamos mencionados? ¿Cómo podría la Biblia guardar silencio acerca de nosotros?

En la segunda parte de nuestra serie concerniente al destino de los Estados Unidos, veremos posibles escenarios sobre por qué los Estados Unidos no son mencionados en la profecía bíblica de los tiempos del fin. 


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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