martes, 4 de septiembre de 2018

¿Cuál es el Destino de los Estados Unidos? – Parte 1

¿Arrepentimiento o Juicio?




Pongamos este tema en perspectiva con dos pasajes fundamentales de la Escritura:

El primero es Salmos 33:12, que dice: “Bienaventurada la nación de la cual el SEÑOR es Dios” (RVR-2015). O, como dice en hebreo: “…cuyo Dios es Yahveh”.

El segundo es Proverbios 14:34, que dice: “La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones”.

Las Naciones en la Profecía

Desde que comencé a celebrar conferencias de profecía bíblica hace 38 años, la pregunta número uno durante las sesiones de preguntas y respuestas ha sido: “¿Dónde está Estados Unidos en la profecía bíblica?”. Los terribles acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 intensificaron la importancia y frecuencia de  esta pregunta — y eso es ciertamente comprensible.

La Biblia está llena de profecías sobre las naciones:

Isaías profetizó en detalle acerca de los destinos de Asiria, Babilonia, Moab, Siria, Etiopía, Edom, Arabia, Tiro y Egipto.

Casi todos los profetas hebreos hablaron sobre Israel o Judá o ambos, y muchas de sus profecías se referían al destino de Jerusalén.

Jeremías cubrió las mismas naciones, y agregó a Filistea, Cedar, Hazor, Elam  y Amón. 

Daniel se centró en los imperios mundiales y, en el proceso, escribió mejor la historia de antemano que la mayoría de los historiadores después del hecho. 

Daniel y muchos de los otros profetas también hablaron acerca de la configuración de naciones que existirían en los tiempos del fin, justo antes del regreso del Mesías. Ellos predijeron:
  • La resurrección del Imperio Romano en Europa.
  • El restablecimiento del Estado de Israel.
  • Israel asediado por las naciones árabes vecinas.
  • Israel amenazado por Rusia y sus aliados.
  • Y naciones en el Lejano Oriente capaces de enviar un ejército de 200 millones contra el Medio Oriente.

Los Estados Unidos en la Profecía Bíblica

Entonces, ¿dónde están los Estados Unidos en la profecía bíblica? ¿Cómo pudieron los profetas pasar por alto nuestra nación?

Lo que hace que esta pregunta sea aún más desconcertante es que las señales de los tiempos indican que estamos en el umbral de la Tribulación, ¡y somos la superpotencia dominante del mundo! Así que, ¿cómo podría la Biblia dejar de mencionarnos?

La búsqueda de los Estados Unidos en la profecía bíblica ha sido extensiva e intensiva. También ha sido muy imaginativa.

Isaías 18

En el siglo XIX, una de las ubicaciones favoritas de los Estados Unidos en la profecía propugnada por los expertos en profecía bíblica era Isaías 18. Éste habla de una “nación de gente alta y lampiña; un pueblo temido por doquier, una nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos” (NVI).

El problema con aplicar Isaías 18 a los Estados Unidos es que el capítulo comienza identificando específicamente a la nación de la que se está hablando, y ésa es Cus, que es la moderna nación de Sudán. 

El río al que se está refiriendo es obviamente el Nilo. Y además, todo el escenario del capítulo es durante el reinado milenial del Mesías.


Ezequiel 38 y 39

Durante el siglo XX, el lugar más popular para encontrar a nuestra nación en la profecía cambió a Ezequiel 38 y 39, donde se describe la batalla del tiempo del fin de Gog y Magog. Ésta es una invasión masiva de Israel por parte de Rusia y sus aliados, todos los cuales son países musulmanes modernos.

Ezequiel 38:13 declara que, cuando la invasión rusa de Israel ocurra en los tiempos del fin, “los mercaderes de Tarsis y todas sus aldeas” (RVA-2015), hablarán en contra de la invasión.

Tarsis fue identificada como Gran Bretaña y las “aldeas” fueron identificadas como las colonias británicas de habla inglesa, incluyendo, por supuesto, a los Estados Unidos. 

Más tarde en el siglo, la identificación de Tarsis cambió a España. Para compensar esto, los defensores de esta teoría simplemente señalaron que Colón zarpó de España y, por lo tanto, su descubrimiento de América convertiría a nuestra nación en una de las “aldeas” de España.

Creo que debería estar empezando a ver cuán desesperadas han estado las personas a lo largo de los años para encontrar a los Estados Unidos en la profecía. 

En realidad, la más reciente evidencia científica antropológica y metalúrgica apunta de forma concluyente a la isla de Cerdeña como el sitio de Tarsis. Cerdeña es la segunda isla más grande del Mediterráneo, sólo superada por Sicilia. ¡Y no creo que alguien sea tan osado como para afirmar que nuestra nación es una de las aldeas de Cerdeña!

La Gran Águila

Esto nos lleva a la que considero la más imaginativa y tonta identificación de nuestra nación en la profecía bíblica. Se encuentra en Apocalipsis 12:14, que declara que cuando el Anticristo intente aniquilar a los judíos en la segunda mitad de la Tribulación, los judíos en Israel huirán en “las dos alas de la gran águila”.

¡Creálo o no, algunas personas se han aprovechado de estas imágenes para enseñar que los Estados Unidos, cuyo símbolo nacional es el águila, proporcionarán el traslado aéreo que salvará al remanente judío!

Pero la Biblia es su propio mejor intérprete. Y cuando busca la frase, “alas de águila”, encontrará que es la misma que Dios usó en Éxodo 19:4, para describir cómo sacó a los israelitas de Egipto: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí”.

La misma imagen se usa en Deuteronomio 32:11, donde habla de la protección de Israel en el desierto.

Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, [el Señor] extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas”.

En Apocalipsis 12, Dios es el “águila”, no los Estados Unidos. Lo que el pasaje en Apocalipsis 12 dice es que Dios va a proteger sobrenaturalmente al pueblo judío cuando huyan del Anticristo a Jordania, a la mitad de la Tribulación. 


Babilonia la Grande

Esto nos lleva a lo que hoy es el pasaje más popular para identificar a nuestra nación en la profecía bíblica. 

Se encuentra en Apocalipsis 18, que habla de un gran imperio que domina el mundo en los tiempos del fin llamado “Babilonia la Grande”, que será destruido por Dios en una hora de un día.

No hay duda de que los Estados Unidos comparten muchas similitudes con el imperio comercial corrupto descrito en este capítulo. El imperio es descrito como uno que está en rebelión contra Dios, hasta el punto que se ha convertido en “habitación de demonios” (versículo 2). Además afirma que la inmoralidad de este imperio ha corrompió a todas las naciones del mundo (versículo 3).

También queda claro que esta “Babilonia la Grande” dominará por completo la economía mundial, y su destrucción dará como resultado el colapso de las economías de todas las naciones. Esto hace que los reyes, comerciantes, y capitanes “lloren y hagan lamentación” y exclamen, “¡Ay, ay!” (versículos 9, 11, 17).

En el contexto internacional actual, ciertamente suena como los Estados Unidos. Pero, de nuevo, la Biblia es su propio mejor intérprete, y el capítulo 17 de Apocalipsis deja en claro que la “Babilonia la Grande” es el imperio mundial del tiempo del fin del Anticristo, que se centrará en Roma, no Washington, D.C.

Muchas profecías bíblicas tienen un pre-cumplimiento de tipo simbólico antes de que finalmente se cumplan en realidad. La destrucción de los Estados Unidos (ya sea por fuerzas externas o internas), y el impacto de esa destrucción sobre el mundo, sin duda podría constituir un pre-cumplimiento simbólico de Apocalipsis 18, pero el verdadero cumplimiento tendrá que espera la aniquilación del imperio mundial del Anticristo.

Por eso, mi conclusión es que los Estados Unidos no están mencionados específicamente en la profecía bíblica. Estamos cubiertos por profecías que se relacionan con todas las naciones, pero más allá de ellas, nuestro destino en el tiempo del fin no se menciona específicamente.

Pero esta conclusión plantea más preguntas de las que responde. ¿Por qué no estamos mencionados? ¿Cómo podría la Biblia guardar silencio acerca de nosotros?

En la segunda parte de nuestra serie concerniente al destino de los Estados Unidos, veremos posibles escenarios sobre por qué los Estados Unidos no son mencionados en la profecía bíblica de los tiempos del fin. 


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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lunes, 3 de septiembre de 2018

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 11 (conclusión)

La Profecía en el Nuevo Testamento

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La Revelación de Jesús

Las profecías de Jesús no terminan con los Evangelios. Tenga en cuenta que el libro de Apocalipsis es una revelación de Jesús a Juan. Las cartas a las siete iglesias de Asia, registradas en Apocalipsis 2 y 3, son cartas de Jesús. Contienen muchas declaraciones proféticas, particularmente sobre las gloriosas recompensas que esperan a los que “vencieren”.

El Nuevo Testamento termina con un pronunciamiento profético de Jesús. Contiene Sus últimas palabras registradas: “Ciertamente vengo en breve” (Apocalipsis 22:20).

Las Epístolas

Pedro, Pablo y Juan a menudo hablan proféticamente en las Epístolas. Pablo dedica tres capítulos completos en Romanos (9-11) a la discusión de la salvación futura de un remanente judío. En Romanos 1:18-32, él nos da una visión detallada de la naturaleza pervertida de la sociedad del tiempo del fin. En Romanos 8:18-25 provee una imagen inspiradora de la redención futura del universo.

Dos de las epístolas de Pablo, 1 y 2 de Tesalonicenses, están casi enteramente dedicadas a la profecía acerca del regreso de Cristo. En estas letras encontramos la descripción más detallada del Rapto que está contenida en la Biblia (1 Tesalonicenses 4:13-18). Pablo también da mucha información detallada acerca del “día del Señor” en 1 Tesalonicenses 5 y 2 Tesalonicenses 2.

La mayoría de lo que sabemos acerca de los cuerpos glorificados de los redimidos proviene de la descripción que Pablo da en 1 Corintios 15 y 2 Corintios 5. En sus cartas a Timoteo, Pablo explica las señales del regreso del Señor, particularmente las señales de la sociedad (2 Timoteo 3:1-5). Pablo también pasa un tiempo considerable en sus escritos exhortando a sus lectores a vivir vidas piadosas mientras aguardan la Segunda Venida (Romanos 13; 1 Timoteo 6; Tito 2).

Las declaraciones proféticas de Juan en sus epístolas se relacionan casi exclusivamente con el espíritu del anticristo que prevalecerá en los tiempos del fin (1 Juan 2:18-29). Pedro escribe mucho más extensamente acerca de los tiempos del fin en sus epístolas. En 2 Pedro 3, él profetiza el desarrollo de la teoría científica del Uniformismo, uno de los pilares de la Evolución. En ese mismo pasaje, provee una imagen dramática de la reformación de los cielos y la tierra mediante el fuego.

El escritor de Hebreos dirige sus comentarios proféticos hacia la lucha cósmica por el dominio sobre la tierra. Él señala que, aunque Jesús recuperó de Satanás ese dominio por Su obra en la cruz, Jesús aún no está ejerciendo ese dominio, y no lo hará hasta que regrese para reinar sobre el mundo (Hebreos 2:5-8).

La profecía de la Segunda Venida más antigua en la Biblia está contenida en el libro de Judas, en los versículos 14-15. En estos versículos, Judas cita una visión atribuida a Enoc en la séptima generación desde Adán. En la visión, Enoc vio al Señor volviendo para derramar la ira de Dios sobre los impíos.

El Libro de Apocalipsis

El último libro en el Nuevo Testamento se centra en el período de la Tribulación y la ira de Dios que se derramará sobre todos los hombres para motivarlos al arrepentimiento. Presenta la historia del aplastamiento final de Satanás y el triunfo glorioso de Jesús. Provee una mirada breve al reinado milenial del Señor y luego concluye con un intrigante vistazo de la increíble nueva Jerusalén, que servirá como el hogar eterno de los santos en la tierra nueva.

Un mito común es la idea de que Apocalipsis 20 provee toda la información que la Biblia contiene acerca del Milenio. La verdad es que Apocalipsis 20 revela muy poca información acerca del reinado milenial. Nos dice que el reinado durará 1,000 años, pero los rabinos judíos habían deducido eso mucho antes de que Apocalipsis fuera escrito. Dice que Satanás será atado al comienzo del Milenio, algo que puede deducirse fácilmente de las profecías del Antiguo Testamento acerca de la paz y la justicia que prevalecerán durante ese tiempo. Declara que los santos reinarán con Jesús, pero eso ya había sido específicamente profetizado en muchos pasajes del Antiguo Testamento (vea, por ejemplo, Daniel 7:14, 18, 27). La rebelión de Satanás al final del Milenio es información nueva, pero no el hecho de que su destino final será la derrota total (Daniel 11:45).

La gran mayoría de la información que tenemos sobre la naturaleza del Milenio es provista por la profecía del Antiguo Testamento, particularmente las profecías de Isaías. El Milenio no es un concepto del Nuevo Testamento limitado a un capítulo en Apocalipsis.

Apocalipsis nos provee la información más detallada acerca del Estado Eterno. Aun así, lo que revela simplemente abre el apetito y estimula la imaginación. El hecho del asunto es que la Biblia nos dice muy poco acerca del Estado Eterno, excepto que los redimidos tendrán cuerpos glorificados e inmortales y vivirán en la presencia de Dios en una nueva Jerusalén en una tierra nueva. ¡Pero qué perspectiva tan emocionante es ésta! Romanos 8:18 dice “que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”.

Las muchas promesas gloriosas concernientes al futuro que están contenidas en la profecía del Nuevo Testamento deberían provocarnos a gritar: “¡Maranatha!” (1 Corintios 16:22).


Preguntas:

1) Lea Mateo 24:4-14. ¿Cuántas categorías de las señales de la Segunda Venida puede encontrar en este pasaje. Nómbrelas.

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2) Lea 1 Tesalonicenses 4:13-18. ¿De qué cree que este pasaje está hablando?

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3) Lea 2 Timoteo 3:1-5. ¿Ve alguna de estas señales del tiempo del fin en nuestra sociedad hoy?

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4) Lea 2 Timoteo 4:1-4. ¿Ve que esta profecía se esté cumpliendo en la Iglesia hoy?

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5) Lea Romanos 1:18-28. ¿Cree que alguno de estos versículos se aplica a nuestra nación hoy?

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6) Lea Apocalipsis 2 y 3 y note todas las recompensas que Jesús promete dar a los “vencedores”. 

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Lea la parte 1 »»aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 11 (parte 1)

La Profecía en el Nuevo Testamento

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Hecho: El Nuevo Testamento contiene Profecías sobre la Primera y la Segunda Venida del Mesías

Escritura Clave:Además, contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad…” (2 Pedro 1:19 – RVC). 

Las profecías acerca del Primer Advenimiento del Mesías no se limitan al Antiguo Testamento. Ésta es una verdad que a menudo se pasa por alto.

Las Fuentes del Nuevo Testamento

Los Evangelios contienen una serie de profecías acerca del Primer Advenimiento. Un buen número de ellas se agrupan alrededor del nacimiento de Jesús.

Los ángeles hablaron de las profecías acerca de la Primera Venida del Señor a José (Mateo 1:20-21) y María (Lucas 1:26-37), y también al sacerdote Zacarías (Lucas 1:13-17). Las profecías fueron dadas a los pastores de Belén (Lucas 2:9-14). También hubo varias profecías que el Espíritu Santo generó de personas conectadas con el nacimiento de Jesús — personas como los padres de Juan el Bautista (Zacarías en Lucas 1:67-79 y Elizabeth en Lucas 1:41-43).

A María, la madre de Jesús, le fue dada una canción profética (Lucas 1:46-55). Y a dos profetas ancianos llamados Simeón (Lucas 2:25-35) y Ana (Lucas 2:36-38) se les dieron mensajes proféticos cuando los padres de Jesús lo llevaron al templo para dedicarlo a Dios.

Juan el Bautista, quien era un profeta de Dios, hizo varias declaraciones proféticas acerca de su primo, Jesús (Mateo 3:11-12). Y Caifás, el sumo sacerdote en el tiempo de la muerte de Jesús, fue dirigido por el Espíritu Santo a hacer una declaración profética acerca de la muerte de Jesús y su significado (Juan 11:49-52).

Jesús, “El Profeta”

La mayor parte de las profecías del Nuevo Testamento concernientes a los eventos relacionados con el Primer Advenimiento provino de la boca de Jesús mismo. Mil quinientos años antes, Moisés había profetizado que el Mesías sería un profeta (Deuteronomio 18:15, 18). Ésta es la razón por la que a Juan el Bautista se le preguntó si él era “El Profeta” (Juan 1:21-23).

Más tarde, cuando Jesús comenzó Su ministerio, Sus señales milagrosas causaron que la gente exclamara: “Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo” (Juan 6:14; 7:41).

Jesús ciertamente actuó como un profeta. Habló profecías voluminosas concernientes a Su Segundo Advenimiento. También habló proféticamente acerca de eventos que ocurrirían durante Su Primer Advenimiento — o que resultarían de él.

El Tema de Discusión

Con respecto a Su Primera Venida, el tema al que Jesús le dio más atención fue a Su muerte y resurrección. Repetidamente, les dijo a Sus discípulos que lo matarían y que resucitaría de entre los muertos el tercer día después de Su muerte (Mateo 16:21)

Otro tema sobre el que profetizó en detalle fue el del Espíritu Santo. Declaró que enviaría al Espíritu después de Su partida, y profetizó cuál sería la obra del Espíritu (Juan 14:26).

La Importancia

La exactitud del 100% de las profecías de Jesús acerca de Sí mismo es una prueba positiva de que Él es Dios en la carne. También fue totalmente preciso en Sus profecías sobre individuos (Mateo 26:31-34), los judíos (Mateo 23:37-38), la ciudad de Jerusalén (Lucas 21:5-6), y la Iglesia (Mateo 16:18-19). No hay duda de que Jesús era “El Profeta”, a quien Moisés le dijo a su pueblo que esperara — Quien también sería el Mesías de Dios.

Hizo comentarios frecuentes sobre Su Segundo Advenimiento. Subrayó la certeza de Su regreso y el hecho de que regresaría en ira para ejecutar la venganza de Dios (Mateo 16:27).

Jesús también enfatizó la certeza del juicio y la recompensa para todos — tanto para los justos como para los injustos. Enseñó que habrá grados de bendición para los justos y grados de castigo para los injustos. Él se centró particularmente en las recompensas que les esperan a aquellos que lo han aceptado en fe. Hizo hincapié en la recompensa de la vida eterna, pero también describió una impresionante variedad de otras recompensas — algunas que serán para todos los creyentes y otras, recompensas especializadas, que se otorgarán por un servicio distinguido en el reino.

El pronunciamiento profético más profundo de Jesús fue Su “Discurso del Monte”, pronunciado a Sus discípulos en el Monte de los Olivos durante la última semana de Su vida. Éste provee una inspección panorámica de las señales que debemos vigilar, que señalarán la época de Su regreso (Mateo 24).

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

sábado, 1 de septiembre de 2018

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 10 (pdf)

La Teología del Reemplazo

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Hecho: Muchos cristianos creen que la Iglesia ha reemplazado a Israel, y que Dios se ha desentendido de los judíos. 

Escritura Clave:¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso…” (Romanos 3:1-4).

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