El Re-Enfoque de la Política Mundial en Israel
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La Relación con Estados Unidos
Desde el restablecimiento del Estado de Israel en mayo de 1948, Estados Unidos ha sido el mejor aliado de la nación y el más fuerte partidario.
Eso no significa que no habido tensiones. A pesar de que el Presidente Truman fue el primero en reconocer la existencia del Estado judío,28 inmediatamente impuso un embargo de armas sobre Israel con la ingenua esperanza de que éste evitaría la violencia en el Medio Oriente.29
El Presidente Eisenhower siempre apoyó a Israel en palabras, pero, detrás de escena, aplicó gran presión para que Israel se retirara de la Península del Sinaí, después de que la Guerra de Suez terminara en 1956.30 De hecho, se convirtió en el primer presidente en amenazar a Israel cuando los israelíes se demoraron en retirarse. Les dijo que se retiraran o retendría más de $100 millones en ayuda de los EE.UU. También apoyó una resolución de la ONU que condenaba a Israel por no retirarse,31 y también continuó el embargo de armas.
El Presidente Kennedy fue un firme defensor de Israel en palabra y obra. Él llamó a Israel “el hijo de la esperanza y el hogar de los valientes”.32 Él añadió: “Israel lleva el escudo de la democracia y honra la espada de la libertad”.33
Kennedy levantó el embargo de armas y extendió las primeras garantías de seguridad informales a Israel en 1962. Y, comenzando en 1963, autorizó la venta a Israel de armamento avanzado estadounidense, incluyendo misiles tierra-aire Hawk.34
El Presidente Johnson emergió rápidamente como uno de los más grandes amigos de Israel entre los presidentes modernos. Durante su administración, los EE.UU. se convirtieron en el principal aliado diplomático y proveedor de armas de Israel.
Johnson apoyó fuertemente a Israel durante la Guerra de los Seis Días, aprobando la venta de tanques y aviones de combate.35 También supervisó de cerca la elaboración de la resolución 242 de la ONU en 1967, la que pedía que a Israel se le garantizara “fronteras seguras y reconocidas”.36
Hoy se considera que el Presidente Nixon antisemita, basado en feas declaraciones que hizo acerca de los judíos que figuran en las infames cintas de la Casa Blanca. Pero cuando se trataba de Israel, era realista en política exterior, que reconocía la importancia del único Estado democrático en el Medio Oriente.
Por lo tanto, cuando Israel sufrió una invasión sorpresa en la Guerra de Yom Kippur en 1973, Nixon respondió inmediatamente con una abrumadora ayuda para contrarrestar la ofensiva. Lo hizo a pesar del hecho de que sabía que ella alienaría al mundo árabe y pondría en grave peligro nuestra relación con la Unión Soviética.37
Durante su breve mandato de tres años en la presidencia (1974-1977), el Presidente Ford tomó una postura de línea dura hacia Israel, exigiendo que se retiraran del Sinaí, que habían reconquistado durante la Guerra de Yom Kippur.38 Cuando los israelíes continuaron estancados en respuesta a sus exigencias, Ford frenó una solicitud israelí de aviones de combate F-15 y congeló todas las entregas de armas programadas.39
El Presidente Carter puso el tema del Sinaí en primer plano cuando asumió la presidencia y, en 1979, fue capaz de negociar un acuerdo entre Israel y Egipto, que proveyó la paz entre las dos naciones y una retirada completa de Israel de la Península del Sinaí.40 Lamentablemente, en los últimos años, los escritos de Carter han revelado que es un vehemente antisemita que detesta a los israelíes.41
El Presidente Reagan tiene la reputación de ser el presidente más pro-Israel en la historia estadounidense. Gran parte de esa reputación está basada en palabras brillantes que a menudo hablaba en apoyo a Israel.42
Pero Reagan tuvo una serie de encontronazos con Israel. Por ejemplo, en 1981 fortaleció considerablemente a los árabes, al venderles algunas de nuestras armas más sofisticadas. Lo hizo a pesar de la gran oposición de los israelíes y el lobby israelí en el Congreso.44 Y cuando los israelíes bombardearon el reactor nuclear iraquí en 1981, Reagan apoyó la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que condenó a Israel.45
Por otra parte, en 1985 Reagan comenzó a proporcionar a Israel $3 mil millones en ayuda externa anualmente, todo en forma de subvenciones.46
Cuando Israel lanzó la guerra en Líbano en 1982 para sacar a la OLP del país, Reagan inicialmente la apoyó, pero pronto se enfadó con la operación. Presionó a los israelíes para que le pusieran fin, y ayudó a organizar que Arafat y la dirección de la OLP escaparan al exilio en Túnez.47
Más significativamente, en 1988 Reagan autorizó al Departamento de Estado a entrar en diálogo con la OLP, revirtiendo la política de EE.UU. de negarse a reconocer a organizaciones terroristas.48
La Primera Presidencia de Bush demostró el punto de inflexión decisivo en las relaciones entre EE.UU. e Israel. George H. W. Bush llegó al poder en 1989, y apenas había asumido el cargo antes de que su antisemita Secretario de Estado, James Baker , proclamara que había llegado el momento para que Israel “abandonara sus políticas expansionistas”.49
Bush añadió leña al fuego cuando anunció en 1991 que consideraba que Jerusalén Oriental era “territorio ocupado”, a pesar del hecho de que Israel la había anexado oficialmente en 1980.50
Después de la Guerra del Golfo en 1991, el Presidente Bush decidió buscar un acuerdo árabe-israelí al convocar a una conferencia internacional en Madrid, España. Obligó a los israelíes a asistir, al hacer que su participación fuera una condición para que EE.UU. proveyera $10 mil millones en garantías de préstamos al Banco Mundial. Israel necesitaba el dinero para hacer frente a una abrumadora afluencia de inmigrantes de la Unión Soviética.51
La Conferencia de Madrid sentó las bases para el Acuerdo de Oslo en 1993, que inició el proceso de Tierra-por-Paz, por el que Israel entregaría tierra a cambio de promesas de paz.52
El Presidente Clinton intentó posicionarse como un fuerte amigo de Israel. Él proporcionó a la nación una sustancial ayuda financiera, pero trabajó constantemente detrás de escena para convencer a Israel de que intercambiara tierra por paz.
Él presidió la firma de los Acuerdos de Oslo en la Casa Blanca, en septiembre de 1993.53 Fueron estos acuerdos los que implementaron el concepto de tierra por paz, comenzando con la retirada israelí de Jericó.
En 1998 Clinton organizó la Conferencia del Río Wye entre Arafat y Netanyahu, que dio como resultado que Israel aceptara retirarse de la antigua ciudad judía de Hebrón.54 Y, en 2000, Clinton convocó la Conferencia en Camp David entre Arafat y el Primer Ministro israelí Ehud Barak — el primer ministro más liberal en la historia de Israel —.
Barak acordó darle a Arafat todo lo que él había exigido en círculos diplomáticos y, para asombro de todos los presentes, Arafat respondió levantándose y saliendo de la habitación. Inmediatamente voló de regreso a Israel y lanzó la Segunda Intifada.55
La acción de Arafat dejó en claro que no tenía interés en la paz con Israel y nunca estaría satisfecho con el establecimiento de un segundo Estado palestino. Su objetivo claro, en cambio, era la aniquilación de Israel.
El Presidente George W. Bush llegó al poder confirmándole al Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, que él no iba a seguir la política de línea dura de su padre hacia Israel.56 Pero apenas había dado esta seguridad, cuando en 2001 dio la vuelta y pidió el establecimiento de un Estado palestino, el primer presidente estadounidense en hacerlo pública y formalmente, procediendo a convertirlo en una parte oficial de la política exterior de EE.UU.57
Bush también retomó la estrategia de Tierra-por-Paz al exigir que Israel entregara la Franja de Gaza. Y, en medio de la dolorosa retirada en el verano de 2005, la Secretaria de Estado de Bus, Condoleeza Rice, proclamó: “Todos se identifican con lo que Israel está haciendo, pero no puede ser sólo Gaza”.58
El Presidente Obama emergió rápidamente como el presidente más anti-Israel en la historia de EE.UU. Concedió su primera entrevista televisiva poco después de su inauguración a la cadena musulmana, Al Arabiya.59 Siguió esto corriendo hacia El Cairo, Egipto en junio de 2009, para dar su infame discurso de disculpa a las naciones musulmanes del Medio Oriente.60
En ese discurso, comenzó a desarrollar una de sus líneas principales con respecto a Israel — a saber, que la experiencia de los judíos en el Holocausto es el equivalente moral de lo que los palestinos están experimentando bajo la “ocupación” israelí.
Un mes después, en julio de 2009, Obama anunció que había llegado el momento para que haya “claridad” entre los Estados Unidos e Israel.61 En marzo de 2010, Obama se reunió con el Primer Ministro Netanyahu en la Casa Blanca. El primer ministro fue conducido a una puerta lateral como una amante secreta y tratado con desprecio como el dictador de una república bananera. No se permitieron medios de comunicació o fotos.62
Obama exigió la retirada de Israel de los asentamientos judíos, y cuando Netanyahu se opuso, el presidente dijo que era hora de cenar con su familia — y en ese momento salió y dejó al primer ministro y a sus asesores solos, sin ofrecerles comida ni bebida.63
En mayo de 2001, el presidente apareció en la televisión nacional para exigir que Israel regresara a las fronteras suicidas que existían antes de la Guerra de los Seis Días en 1967.64 Tres años después, en 2014, un vocero del Departamento de Estado, Jen Psaki, anunció que la Administración Obama ¡ya no consideraba necesario que los palestinos reconocieran la existencia del Estado de Israel!65
A lo largo de su administración, Obama continuó condenando los asentamientos israelíes como “ilegítimos”,66 continuó proporcionando a la Autoridad Palestina más de $600 millones en ayuda cada año,67 y antes de dejar el cargo, levantó el veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad con el fin de permitir que éste pasara una resolución que denunciaba los asentamientos de Israel y declaraba a Jerusalén Oriental, incluyendo al Monte del Templo, perteneciente a los palestinos.68
La traición de nuestra nación de nuestro aliado más importante estaba completa.
Resumen
Como puede ver, el registro de la relaciones de los EE.UU. con Israel ha sido errático desde el principio.
Incluso el Presidente Truman, quien ofreció reconocimiento inmediato, decidió imponer un embargo de armas sobre la naciente nación.
Desde entonces, a menudo hemos tratado a la nación judía con desdeño, forzando a sus líderes a hacer lo que deseamos por medio de la manipulación de la ayuda externa y a través de amenazas de uno u otro tipo.
Y, el gobierno israelí no ha tenido más remedio que cumplir con nuestras demandas. Eso es debido a que la cruda realidad es que nuestro veto en el Consejo de Seguridad de la ONU es lo único que impide que el mundo imponga sanciones draconianas sobre Israel, que destruirían la economía de la nación en poco tiempo.
En general, yo diría que hasta Obama, los presidentes Demócratas han sido mucho más favorables a Israel que los Republicanos.
En los últimos años, desde principios de la década de 1990, nos hemos vuelto cada vez más hostiles hacia Israel, ya que literalmente los hemos forzado a tomar el autodestructivo camino del apaciguamiento. Además, año tras año, hemos insultado al pueblo de Israel al negarnos a reconocer a Jerusalén como su capital.
Piense por un momento en el increíble insulto que esto es para el pueblo judío. Es equivalente a que los israelíes declararan que no reconocen a Washington, DC como nuestra capital, y luego procedan a colocar su embajada en Chicago.
Sin embargo, a pesar de nuestro historial de apoyo, hemos sido el mejor amigo de Israel. Han sido el mayor receptor acumulativo de la ayuda externa de EE.UU. desde la Segunda Guerra Mundial. Hasta la fecha, los Estados Unidos han proporcionado a Israel $121 mil millones en ayuda, casi toda en forma de asistencia militar.69
Traducido por Donald Dolmus
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