jueves, 18 de enero de 2018

Revista Llamada de Medianoche – Enero 2018

Volviendo a la Cruz


««No sabemos lo que traerá el nuevo año. No sabemos cuándo vaya a venir el Señor. No sabemos cuántas veces lloraremos aún. Pero una cosa sabemos cada uno de nosotros, y a ésa podemos aferrarnos: Jesús murió por mí en el madero de la cruz, y por eso puedo mirar hacia adelante sin temor»».


Temas incluidos en esta edición: 

»» Israel en el año 2065
»» Temblores en la ONU
»» Creciente persecución de cristianos en India
»» ¿Qué sucede con los no alcanzados?
»» ¿Se salvarán finalmente todos los hombres?

Entre otros

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miércoles, 17 de enero de 2018

El Renacimiento del Idioma Hebreo (pdf)

Israel en la Profecía Bíblica


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martes, 16 de enero de 2018

Observaciones del Editor: Decisiones Difíciles


Dave y Ann en 2009 con su perra, Lizzie


Todos nosotros enfrentamos decisiones difíciles de vez en cuando. Hace poco me enfrenté a una de las decisiones más difíciles de mi vida — a saber, colocar o no a mi querida esposa, Ann, en un centro de cuidado de la memoria —.

Hasta los 61 años, Ann siempre había sido bendecida con una salud excepcionalmente buena. Por ejemplo, nunca había tenido una operación de ningún tipo, ni siquiera una amigdalotomía o una apendicetomía. Y esto sigue siendo cierto hasta el día de hoy. Pero, en 2002, ella sufrió un ataque severo y repentino de fibromialgia.  Ella estaba enseñando primer grado en ese momento y había acumulado 185 días de licencia por enfermedad (¡porque ella nunca estaba enferma!).

Ella se vio obligada a retirarse inmediatamente, después de 30 años de enseñar, debido a que enseñar primer grado es muy estresante, y el estrés intensifica los efectos de la fibromialgia. En 2009, ella desarrolló el Síndrome de Fatiga Aguda. Y, en 2011, comenzó a exhibir manifestaciones de demencia. Finalmente, fue diagnosticada con el Síndrome de Benson, una condición neurológica extremadamente rara que causa demencia y ceguera.

A pesar de todo, Ann mantuvo una actitud muy positiva. Cuando yo comentaba cuánto lamentaba su sufrimiento, ella siempre respondía: “Hay personas que están sufriendo mucho más que yo”.

Durante los últimos tres años y medio, Ann tuvo que tener cuidadores. El Señor le proveyó dos cuidadores maravillosos durante el día, uno para los días de la semana, y el otro para los fines de semana. Yo servía en esa capacidad durante las tardes, noches y mañanas. Para hacer eso, reduje mis compromisos para hablar fuera de la ciudad a uno por mes, y dejé de dirigir nuestros peregrinajes a Israel. Mis dos hijas maravillosas, Ruth y Rachel, comenzaron a quedarse con Ann cuando yo tenía que salir de la ciudad. Y Tim Moore asumió la responsabilidad de organizar nuestros viajes a Tierra Santa.

Recientemente, los cuidadores vinieron a mí y me dijeron que había llegado el momento para que Ann fuera colocada en un centro de atención. Mis hijas estuvieron de acuerdo. Sabía que tenían razón, pero me rompió mi corazón el siquiera considerarlo. Lo pospuse todo lo que pude, y luego el día finalmente llegó.

Después de trasladarla al centro, regresé a casa con un corazón apesadumbrado, y pronto descubrí  que, sin Ann, ya no era un hogar. Era sólo una casa vacía y solitaria.

Voy al centro todas las tardes y le sirvo a Ann su cena. Luego la llevo a su cuarto y le leo las Escrituras, un libro devocional, y un libro de cuentos sobre perros. Oramos juntos. Ella parece haberse ajustado bien — mucho mejor que yo —.

El sufrimiento de los justos siempre ha sido el desafío más grande para mi fe. Y ahora me ha tocado a mí personalmente. Lo manejo diariamente alabando a Dios por todas Sus bendiciones. Le agradezco por 57 años de matrimonio y por el hecho de que Ann no está sufriendo dolor físico. También estoy agradecido por las herencias de sus padres y los míos, que me están haciendo posible proporcionarle el mejor cuidado posible.  

He estado volviendo a estudiar el libro de Job, y éste me ha recordado que algunos sufrimientos se deben al pecado, algunos están diseñados para refinarnos en rectitud, y algunos — como en el caso de Ann — es para cumplir los propósitos perfectos de Dios.

Mientras tanto, sigo recordándome a mí mismo que “los padecimientos del tiempo presente no son dignos de comparar con la gloria que pronto nos ha de ser revelada” (Romanos 8:18). Mis hijas recientemente pusieron una larga paráfrasis de este versículo en la pared del cuarto de Ann. Dice: “¡El dolor que has estado sintiendo no se puede comparar con el gozo que viene!”.

Mi corazón exclama: “¡Maranatha!”.


Nota del traductor: Estimados lectores: Pido sus oraciones a favor del Dr. Reagan, de su esposa y de su familia. Que la voluntad del Señor sea hecha en la vida de nuestra hermana Ann, y que sea Él dando consuelo, fortaleza y esperanza a todos sus seres queridos. Recuerden que la oración del justo puede mucho.

Artículos relacionados:
»» Hallando esperanza en medio de la crisis
»» El pueblo de Dios no será avergonzado en el tiempo de calamidad

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Libro: Israel en la Profecía Bíblica — Acerca del Autor


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lunes, 15 de enero de 2018

Libro: Israel en la Profecía Bíblica — Capítulo 3

La Milagrosa Preservación de los Judíos


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Uno de mis mentores espirituales cuando yo tenía 20 años, era un gran hombre de Dios llamado Carl Ketcherside (1908-1989). Lo escuché en una sesión de preguntas y respuestas una vez cuando le preguntaron, “¿Cuál cree que es la mayor evidencia de que la Biblia provino de Dios?”. 

Su respuesta: “Las páginas amarillas de la guía telefónica”. Sobra decir que todos estábamos aturdidos por esta respuesta.

Cuando el interrogador le preguntó qué quería decir, Carl dijo, “Mira los nombres de los bancos, los nombres de las tiendas por departamento, los nombres de los abogados y doctores y contadores. Verá un nombre judío tras otro. Dios prometió que Él preservaría al pueblo judío, y lo ha hecho”.

De igual manera, hace más de 300 años, el Rey Luis XIV de Francia (1638-1715) le pidió a Blaise Pascal (1623-1662), el gran filósofo cristiano, que le diera prueba de la existencia de Dios. Pascal respondió, “¡Los judíos, su Majestad, los judíos!”.

Ketcherside y Pascal se estaban refiriendo al cumplimiento de profecías bíblicas acerca de los judíos, siendo una de las más excepcionales el hecho de que, a pesar de su dispersión mundial y persecución sin precedentes, mantendrían su identidad y serían preservados como una nación de personas reconocible. 

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