lunes, 27 de noviembre de 2017

¿Hay un idioma celestial? ¿Qué idioma hablaremos en el cielo?


Respuesta: Hay algunas conjeturas sobre si existe algo así como un “idioma celestial”. ¿Hay un idioma desconocido en la tierra, pero que sea hablado con fluidez en el cielo? Si es así, ¿es posible que alguien aprenda a hablar este idioma esotérico? ¿Es posiblemente un don del Espíritu Santo?

En primer lugar, debemos señalar que la expresión “idioma celestial” no se encuentra en la Escritura. También, la frase “lenguas de ángeles” se usa una sola vez, en 1 Corintios 13:1, “Si yo hablo en lenguas de hombres y de ángeles pero no tengo amor vengo a ser como bronce que resuena o un címbalo que retiñe”.

Algunos han sugerido que la referencia de Pablo a “lenguas de ángeles” es prueba de que hay un idioma celestial que sólo los ángeles — y ciertos creyentes llenos del Espíritu — pueden hablar. Echemos un vistazo más de cerca al versículo y su contexto.

Cuando Pablo habla de “lenguas de hombres”, lo más probable es que se esté refiriendo al don dado el Día de Pentecostés, cuando los apóstoles fueron imbuidos por el Espíritu Santo para hablar idiomas virtualmente desconocidos para ellos (Hechos 2:4-12). “Lenguas de hombres”, es una referencia a los diversos lenguajes humanos en uso en ese tiempo. Los hermanos de Corinto valoraban tanto este don milagroso, que fue gravemente abusado y falsificado. Pablo abordó este problema en su epístola. Los corintios necesitaban saber que Dios dio la habilidad de hablar un idioma extranjero como una señal, y que el don tenía algunas restricciones (1 Corintios 14:1-33).

Cuando Pablo habla de las “lenguas de ángeles”, no está hablando literalmente de un “idioma celestial”, como algunos quieren creer, sino que está usando una expresión hiperbólica. La hipérbole es una exageración para hacer un punto. Pablo está diciendo que, sin importar cuán talentoso alguien sea, ya sea en su propio idioma, en idiomas extranjeros, o incluso en el hipotético idioma de los ángeles, todo es irrelevante sin amor. De hecho, sin amor, el discurso de uno no es mejor que el inútil balbuceo de las religiones paganas. La cultura pagana de Corinto honraba a sus dioses en ceremonias rituales acompañadas por ruidosos instrumentos musicales tales como gongs, címbalos y trompetas. Su adoración era una cacofonía caótica. 

Hablar en “lenguas de ángeles” probablemente se entiende mejor como tener la habilidad de hablar con “elocuencia divina”. Como lo expresó un erudito bíblico bien conocido, “Pablo está diciendo simplemente que, si tuviera la capacidad de hablar con la habilidad y la elocuencia de los hombres más grandes, incluso con elocuencia angelical, sólo sería un ruidoso gong…”.

El hecho es que Pablo usó el lenguaje hiperbólico en otras partes, incluso en el versículo siguiente, con su mención de la fe para “trasladar los montes”. Sus exageraciones sirven para enfatizar la necesidad del amor. Mostrar amor es más importante que la acción más grandiosa y más milagrosa que se pueda imaginar.

Sugerir que Pablo implica que “lenguas de ángeles” es una especie de “idioma celestial” es ir más allá de lo que la Escritura realmente enseña. Es tomar la expresión completamente fuera de contexto en un intento de enseñar algo diferente a lo que Pablo realmente dijo.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Is there a heavenly language?

jueves, 23 de noviembre de 2017

¿Cuál es el significado de "lenguas angélicas"? (1 Corintios 13:1)



En 1 Corintios 13:1, Pablo escribe: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”. Algunos escritores y defensores del misticismo y del conocimiento esotérico, tanto antiguos como modernos, han sostenido que lo que dice Pablo aquí es que existe un lenguaje exclusivo de los ángeles, un idioma celestial desconocido e incomprensible para los humanos. Para sostener esta idea, 1 Corintios 13:1 se vincula a menudo con 2 Corintios 12:4, donde Pablo dice que fue arrebatado al paraíso donde escuchó “palabras inefables que no le es dado al hombre expresar”. 

En el mundo del primer siglo, que tenía una gran presencia romana y una historia de influencia griega, la gente admiraba la elocuencia y la oratoria. Esto explica, seguramente y en parte, la fascinación de los corintios por el fenómeno de la glosolalia, el hablar en lenguas (que entendemos como lenguajes conocidos). En 1 Corintios 13:1, Pablo está hablando de su capacidad retórica y afirma que, incluso aunque usara todo tipo de lenguaje imaginable, pero no tuviera amor, sus palabras serían un parloteo vacío. Su referencia al lenguaje angélico es una hipérbole, una figura del lenguaje, parecida a las otras hipérboles que siguen de inmediato a esta afirmación en el pasaje bíblico, a saber: conocer todos los misterios y tener todo el conocimiento; tener toda la fe; entregar todos sus bienes a los pobres, y entregar su cuerpo para ser quemado. No está diciendo que los ángeles tengan un idioma exclusivo. 

Sus palabras en 2 Corintios 12:4 tampoco respaldan la idea de una lengua de los ángeles. Su comentario en ese pasaje quiere decir que le prohibieron hablar de lo que oyó. Como vimos antes, en el cristianismo temprano (y en el judaísmo) se debatió la existencia de un lenguaje angélico, debate basado en parte en 1 Corintios 13:1 y en escritos no canónicos. Dentro de estas reflexiones había cierta disparidad de pensamiento, y la creencia de que el lenguaje angélico era el mismo que el primer lenguaje humano, el hebreo, o algún idioma esotérico celestial. Aunque es una idea interesante, en el texto bíblico no hallamos nada que respalde la existencia de semejante lengua. Sabemos que cuando los ángeles hablaban a las personas en la Biblia, éstas podían comprenderles, y es razonable pensar que los ángeles se comunicaron en el idioma de aquellos individuos. También sabemos que los ángeles alaban y alabarán a Dios en el cielo (Salmo 148:2), pero no se dice nada de un idioma angelical. 

Fuente: Respuestas a preguntas sobre ángeles y demonios, H. Wayne House y Timothy J. Demy, páginas 72-73.

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martes, 21 de noviembre de 2017

¿Dónde Mora Satanás?



Según las Escrituras, hay seis lugares donde mora Satanás. Algunos figuran en el pasado, uno de ellos en el presente y tres en el futuro. De la misma manera, que podemos conocer la vida de una persona si vemos en qué lugares ha vivido, la vida de Satanás también se puede conocer gracias a sus residencias. Esas moradas son las siguientes:

1. El trono de Dios o “el santo monte de Dios” (Ezequiel 28:11-15). Antes de la caída de Satanás, estaba con Dios en calidad de querubín, cubriendo con sus alas el trono divino.

2. El huerto de Edén (Ezequiel 28:13). Algunos intérpretes opinan que no era el mismo huerto donde estuvieron Adán  y Eva, sino un huerto mineral anterior. Independientemente de si Satanás acudió en forma de serpiente a ese huerto o al huerto de Génesis 2-3, la segunda morada fue posterior a la caída de Satanás. 

3. Los cielos atmosféricos (Efesios 2:2; 6:12). Ésta es la morada actual de Satanás, un espíritu creado. Sin embargo, tiene acceso tanto al cielo como a la tierra. En el cielo es el acusador de los redimidos (Job 1:2; 1:2, Apocalipsis 12:10), y en la tierra es el príncipe del mundo, que dirige la revuelta constante contra Dios, con intención de destruir a los redimidos (Lucas 4:5-7; Juan 12:31; 2 Corintios 4:4; 11:3,4; 1 Pedro 5:8).

4. La tierra (Apocalipsis 12:7-12). A la mitad de la Tribulación de siete años, Satanás será expulsado de los cielos atmosféricos y confinado a la tierra, donde pasará la segunda mitad de la Tribulación. Durante este tiempo provocará un gran caos y tremendas calamidades.

5. El abismo (Apocalipsis 20:1-3). Al final de la tribulación, tras la segunda venida de Cristo, Satanás será atado y arrojado al abismo (lit. “que no tiene límites” o “no tiene fondo”), un lugar de confinamiento temporal, durante mil años.

6. El lago de fuego (Apocalipsis 20:7-10). La última morada de Satanás será el lago de fuego, donde él y sus demonios permanecerán por toda la eternidad.


Tomado de: Respuestas a preguntas sobre ángeles y demonios. H Wayne House y Timothy J. Demy, páginas 56-57

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¿Qué es orar en lenguas? ¿Es el orar en lenguas un lenguaje de oración entre Dios y el creyente?



Respuesta: Como un antecedente, favor de leer nuestro artículo sobre “El don de hablar en lenguas”. Hay cuatro pasajes principales en la Escritura que se señalan como evidencia del orar en lenguas: Romanos 8:26; 1 Corintios 14:4-17; Efesios 6:18; y Judas 20. Efesios 6:18 y Judas verso 20 mencionan “orar en el Espíritu”. Sin embargo, las lenguas como lenguaje de oración no es una interpretación adecuada del “orar en el Espíritu”.

Romanos 8:26 nos enseña, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Dos puntos clave hacen altamente improbable que Romanos 8:26 se refiera a las lenguas como un lenguaje de oración. (1) Romanos 8:26 dice que es el Espíritu quien “gime”, no los creyentes. (2) Romanos 8:26 establece que los gemidos del Espíritu “no pueden ser pronunciados”. La esencia misma de hablar en lenguas es la pronunciación de palabras. 

Eso nos deja con 1 Corintios 14:4-17 y especialmente el verso 14, “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”. ¿Qué significa esto? Primero, es muy valioso estudiar el contexto. 1 Corintios capítulo 14 es primeramente una comparación / contraste del don de hablar en lenguas y del don de profecía. Los versos 2-5 aclaran que Pablo veía a la profecía como un don superior al de las lenguas. Al mismo tiempo, Pablo exclama el valor de las lenguas y declara que se alegra de hablar en lenguas más que todos los demás (verso 18).

Hechos capítulo 2 describe la primera aparición del don de lenguas. En el día de Pentecostés, los apóstoles hablaron en lenguas. Hechos capítulo 2 aclara que los apóstoles estaban hablando en lenguas humanas (Hechos 2:6-8). La palabra traducida “lenguas” tanto en Hechos capítulo 2 como en 1 Corintios capítulo 14 es “glossa” que significa “lenguaje”. Es la palabra de la que procede nuestra moderna palabra “glosario”. Hablar en lenguas era la habilidad de hablar en un idioma que no conocías, a fin de comunicar el Evangelio a alguien que hablara esa lengua. En la región multicultural de Corinto, parece que ese don de lenguas era especialmente valorado y prominente. Los creyentes en Corinto podían comunicar mejor el Evangelio y la Palabra de Dios como resultado del don de lenguas. Sin embargo, Pablo hace totalmente claro, que aún este uso de las lenguas, debía ser interpretado, es decir, “traducido” (1 Corintios 14:13, 27). Un creyente de Corinto hablaría en lenguas, ministrando la verdad de Dios a alguien que hablara ese idioma, y entonces ese creyente, u otro creyente en la iglesia, debía interpretar lo que se había hablado, para que toda la asamblea pudiera entender lo que se había dicho. 

Entonces ¿qué es orar en lenguas, y cuál es la diferencia con hablar en lenguas? 1 Corintios 14:13-17 indica que el orar en lenguas también debe ser interpretado. Como resultado, parece que orar en lenguas era ofrecer una oración a Dios. Esta oración ministraría a alguien que hablara ese idioma, pero también necesitaría ser interpretado para que todo el cuerpo de Cristo pudiera ser edificado. 

Esta interpretación no concuerda con aquellas que ven el orar en lenguas como un lenguaje de oración. Esta creencia alternativa puede ser resumida como sigue: el orar en lenguas es un lenguaje de oración personal entre el creyente y Dios (1 Corintios 13:1), que el creyente utiliza para edificarse a sí mismo (1 Corintios 14:4). Esta interpretación no es bíblica por las siguientes razones: (1) ¿De qué manera el orar en lenguas puede ser un lenguaje privado de oración, si éste debe ser interpretado? (1 Corintios 14:13-17). (2) ¿Cómo puede el orar en lenguas ser para auto-edificación cuando la Escritura dice que los dones espirituales son para la edificación de la iglesia, y no para uno mismo? (1 Corintios 12:7). (3) ¿Cómo puede ser el orar en lenguas un lenguaje privado de oración, si las lenguas son por “señal a los incrédulos”? (1 Corintios 14:22). (4) La Biblia aclara que no todos poseen el don de lenguas (1 Corintios 12:11, 28-30). ¿Cómo pueden ser las lenguas un don para auto-edificación si no lo poseen todos los creyentes? ¿No necesitamos todos ser edificados? 

Hay una interpretación adicional sobre el orar en lenguas que necesita ser aclarada. Algunos entienden el orar en lenguas como un “código de lenguaje secreto” que evita que Satanás y sus demonios entiendan nuestras oraciones, y que por ello puedan aprovecharse de nosotros. Esta interpretación no es bíblica por las siguientes razones: (1) Consistentemente, el Nuevo Testamento describe las lenguas con un lenguaje humano. Es improbable que Satanás y sus demonios no sean capaces de entender los lenguajes humanos. (2) La Biblia registra a incontables creyentes orando en su propio lenguaje, en voz alta, sin preocuparse de que su oración pudiera ser interceptada por Satanás. Aun si Satanás y/o sus demonios escucharan y entendieran las oraciones que hacemos, carecen absolutamente del poder para evitar que Dios responda las oraciones de acuerdo a Su voluntad. Sabemos que Dios escucha nuestras oraciones, y ese hecho hace irrelevante el que Satanás o sus demonios las escuchen y entiendan. 

Después de todo lo dicho, ¿qué hay de los muchos cristianos que han experimentado el orar en lenguas y lo han encontrado muy edificante para ellos mismos? Primero, debemos basar nuestra fe y práctica en las Escrituras, no en experiencias. Debemos ver nuestras experiencias a la luz de la Escritura, no interpretar la Escritura a la luz de nuestras experiencias. Segundo, muchos de los cultos y religiones del mundo, también reportan experiencias de hablar en lenguas / orar en lenguas. Obviamente el Espíritu Santo no concede estos dones a individuos no creyentes. Así que, parece que los demonios pueden imitar el don de hablar en lenguas. Esto debe conducirnos a comparar aún más cuidadosamente nuestras experiencias con la Escritura. Tercero, muchos estudios han mostrado cómo el hablar/orar en lenguas puede ser un comportamiento aprendido. A través del escuchar y observar a otros hablar en lenguas, una persona puede aprender el procedimiento, aún inconscientemente. Esta es la explicación más probable para la gran mayoría de los casos, entre los cristianos que hablan / oran en lenguas. Cuarto, el sentimiento de “auto-edificación” es natural. El cuerpo humano produce adrenalina y endorfina cuando experimenta algo nuevo, excitante, emocionante inducido, y/o desconectado del pensamiento racional.

El orar en lenguas es definitivamente una cuestión sobre la que los cristianos pueden respetuosa y amorosamente acordar o discrepar. Orar en lenguas no es lo que determina la salvación. Orar en lenguas no es lo que separa a los cristianos maduros de los inmaduros. El que el orar en lenguas sea un lenguaje de oración, no es algo fundamental para la fe cristiana. Así que, mientras creamos que la interpretación bíblica de la oración en lenguas nos aleje de la idea de un lenguaje privado de oración para la edificación personal – también reconocemos que muchos de los que lo practican, son nuestros hermanos y hermanas en Cristo, y dignos de nuestro amor y respeto.

Fuente: GotQuestions

Libro: Pastores que Abusan – Parte I

Las víctimas hablan por sí mismas

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"Obedece a tu pastor en todo lo que te diga, aunque esté mal". 
"No cuestiones al ungido del Señor". 
"Si ves algo mal en el ministro, no digas nada, sólo ora". 
"Tú no eres nadie para juzgar a un siervo de Dios. Si no haces lo que te digo estás en rebeldía". 
"No vayas a denunciar al sacerdote o te van a excomulgar. Déjalo en las manos de Dios". 

Seguramente, todos los que estamos relacionados con el cristianismo hemos escuchado frases como éstas en alguna ocasión. En especial si acostumbramos asistir regularmente a una congregación cristiana. A continuación leeremos las historias reales de hombres, mujeres y familias que oyeron y obedecieron frases como éstas de labios de líderes espirituales aparentemente bienintencionados. Veremos lo que sucedió en sus vidas como consecuencia de haber creído ciegamente estas enseñanzas y por no haber entendido cuál es el límite que marcan los evangelios para seguir a un ministro religioso. 

Los casos aquí descritos han sido seleccionados entre muchos y se escogieron precisamente por ser representativos de lo que cientos de personas viven cada año en el mundo latino. Son experiencias que en su momento vivieron matrimonios, familias, jóvenes, viudas y congregaciones enteras, en distintas organizaciones consideradas o llamadas cristianas.* 

* En la mayoría de los casos narrados a continuación, tanto los nombres como los lugares han sido cambiados para proteger la identidad de las personas involucradas. En un esfuerzo por hacer este libro relevante a los lectores latinos de distintos países, se han modificado varias localidades de la primera edición.
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