El poder del arrepentimiento puede verse en la historia de nuestra nación. En medio de nuestra guerra civil, en marzo de 1863, el Presidente Abraham Lincoln, llamó a un “día de humillación, ayuno y oración nacional”. Dijo que era motivado por el hecho de que, a través de “la confesión de los pecados y transgresiones de la nación en humilde tristeza”, el Señor le mostraría a la nación “misericordia y perdón”: Lincoln le recordó a la gente que las “Sagradas Escrituras” prometen que “sólo aquellas naciones cuyo Dios es el Señor son bendecidas”.
Él procedió entonces a hacer una de las declaraciones espirituales más perspicaces que alguna vez haya sido puesta en palabras por un presidente:1
Y considerando que es deber de las naciones, así como de los hombres, reconocer que debemos la dependencia a la potencia Suprema de Dios, debemos confesar nuestros pecados y nuestras transgresiones, en contrita humildad, con la seguridad que arrepentimiento verdadero dará lugar a la misericordia y perdón; y reconocer la verdad sublime, anunciada en las Sagradas Escrituras y demostrado por la historia, que sólo son bendecidas esas naciones cuyo Dios es el Señor:
Y, en tanto sabemos que, por su ley divina, las naciones, como individuos, son sometidos a castigos y sanciones en este mundo, podemos justamente temer que la terrible calamidad de guerra civil, que ahora desola la Tierra, es un castigo infligido a nosotros por nuestros pecados presuntuosos, fuere necesario para nuestra reforma nacional como un pueblo entero.
Hemos sido los destinatarios de las bendiciones selectas del Cielo. Nosotros hemos sido preservados, estos muchos años, en la paz y la prosperidad. Hemos crecido en números, en riqueza y en poder como ninguna otra nación.
Pero nos hemos olvidado de Dios. Nos hemos olvidado de la mano amable que nos mantiene en paz y abundantemente enriquecidos y fortalecidos; hemos vanamente imaginado, en el engaño de nuestro corazón, que todas estas bendiciones fueron producidas por nuestra propia sabiduría superior y virtud.
Intoxicados con éxito ininterrumpido, nos hemos convertido demasiado autosuficientes, sin sentir la necesidad de canjear y de preservar la gracia, demasiado orgullosos para orar a Dios, Quien nos hizo.
A continuación, nos es necesario humillarnos ante la Potencia ofendida, a confesar nuestros pecados nacionales y a rogar por clemencia y perdón.
Abraham Lincoln
Lincoln terminó su proclama, al llamar a todos los estadounidenses a apartar el día jueves 30 de abril de 1863, como “un día de humillación, ayuno y oración”. Los instó a “abstenerse en ese día de sus actividades seculares y a unirse en sus varios lugares de culto público…”.
¿Se imagina a un presidente estadounidense emitiendo una proclamación así hoy? Los miembros del Congreso sin duda introducirían mociones para su destitución, basadas en su violación de “la separación de iglesia y estado”.
Nuestra nación se ha secularizado y paganizado tan rápidamente desde la década de 1950, que la mayoría de estadounidenses hoy ni siquiera podrían concebir que un presidente llamara a la nación a la oración. Sin embargo, muchos lo hicieron, y algunos incluso ofrecieron oraciones públicas ellos mismos.
Franklin D. Roosevelt
Tome a Franklin Roosevelt, por ejemplo. Mientras los desembarcos en el Día D se estaban llevando a cabo en las playas francesas de Normandía, en junio de 1944, el Presidente Roosevelt dirigió a la nación en oración, a través de una transmisión nacional de radio. La oración duró 3 minutos y 36 segundos, e incluyó estas palabras:2
Dios Todopoderoso: Nuestros hijos, orgullo de nuestra nación, han emprendido hoy un poderoso esfuerzo, una lucha para preservar nuestra República, nuestra religión, y nuestra civilización, y para liberar a una humanidad sufriente.
Dirígelos en rectitud y verdad; dales fuerza a sus brazos, robustez a sus corazones, firmeza en su fe.
Ellos necesitarán Tus bendiciones. Su camino será largo y duro. Porque el enemigo es fuerte. Él podría rechazar a nuestras fuerzas. El éxito podría no llegar con una rápida velocidad, pero regresaremos una y otra vez; y sabemos que, por Tu gracia, y por la justicia de nuestra causa, nuestros hijos triunfarán…
Pido que nuestro pueblo se dedique a una prolongación de la oración. Cuando nos levantemos cada nuevo día, y de nuevo cuando cada día haya terminado, que palabras de oración estén en nuestros labios, invocando Tu ayuda a nuestros esfuerzos…
Con tu bendición, prevaleceremos sobre las fuerzas impías de nuestro enemigo. Ayúdanos a conquistar a los apóstoles de codicia y arrogancias raciales. Llévanos a la salvación de nuestro país…
Hágase tu voluntad, Dios Todopoderoso. Amén.
Copias de audio de esta gran oración pueden encontrarse en Internet. Le insto a que encuentre una copia y que la escuche. Emocionará su alma. Sin embargo, cuando el Memorial de la II Guerra Mundial estaba siendo planeado para el centro comercial en Washington, D.C., la Administración Obama se opuso con éxito a cualquier mención de la oración o a cualquier cita de ella.3
Earl Warren
Otro ejemplo de cuán lejos y rápido nuestra nación se ha desviado de Dios puede encontrarse en un discurso dado en 1954 por el magistrado Earl Warren, en el Desayuno de Oración Nacional. Warren fue el ex Gobernador de California y fue nombrado magistrado por el Presidente Eisenhower en 1953. Warren tenía esto que decir acerca del patrimonio de nuestra nación:4
Creo que nadie puede leer la historia de nuestro país sin darse cuenta de que el Buen Libro y el espíritu del Salvador han sido desde el principio nuestros genios guías. Ya sea que miremos a la primera carta de Virginia o la carta de Nueva Inglaterra o la carta de la Bahía de Massachusetts o las Órdenes Fundamentales de Connecticut, el mismo objetivo está presente — una tierra cristiana gobernada por principios cristianos —.
Creo que toda la Declaración de Derechos debe su existencia al conocimiento que nuestros antepasados tenían de la Biblia y a su creencia en ella…
Me gusta creer que estamos viviendo hoy en el espíritu de la religión cristiana. También me gusta creer que mientras lo sigamos haciendo, ningún gran daño puede venir contra nuestro país.
Otra vez, ¿se imagina a un nominado a la Corte Suprema hoy pronunciar esas palabras? Sería descartado como un fanático religioso, indigno de servir a nuestra nación en el poder judicial.
O, considere a la decisión unánime de la Corte Suprema dictada en 1892 (Santa Trinidad vs. Estados Unidos), en la que la Corte declaró que nuestra nación no era sólo histórica y culturalmente religiosa, sino que su propio sistema de gobierno y leyes estaba basado en una cosmovisión cristiana. La Corte declaró, “Éste es un pueblo religioso…ésta es una nación cristiana”.5
Ciento catorce años más tarde, en 2006, el Presidente Obama alegre y orgullosamente declaró, “Lo que sea que una vez fuimos, ya no somos sólo una nación cristiana; también somos una nación judía, una nación musulmana, una nación budista, una nación hindú, y una nación de no creyentes”.6 Él también podría haber añadido que nos hemos convertido en una nación de paganos.
No cabe duda de que hemos descartado nuestra herencia cristiana a favor de una sociedad dominada por el secularismo y el paganismo. Y estamos cosechando las consecuencias, mientras somos testigos del colapso moral de nuestra sociedad.
En el tercer y último segmento de nuestro vistazo a lo que Estados Unidos necesita desesperadamente, cubriremos la advertencia dada en Romanos 1.
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
Lea también:
Lo que Estados Unidos necesita desesperadamente — Parte 1
Notas:
1) Abraham Lincoln, “Proclamation Appointing a National Fast Day,” www.
abrahamlincolnonline.org/lincoln/speeches/fast.htm.
2) FDR Presidential Library, “Franklin Roosevelt’s D-Day Prayer,” http://docs.
fdrlibrary.marist.edu.odddayp.html.
3) Todd Starnes, “Obama Administration Opposes FDR Prayer at WWII Memorial,”
www.foxnews.com.
4) Roger Schultz, “A Christian America: Earl Warren and Our Christian Roots.”
http://chalcedon.edu/faith-for-all-of-life/the-resurrection-5/a-christian-america
-earl-warren-and-our-christian-roots.
5) Justia, “Church of the Holy Trinity v. United States 143 U.S. 457 (1892),”
https://supreme.justia.com/cases/federal/us/143/457/case.html.
6) Sojourners, “Transcript: Obama’s 2006 Sojourners Call to Renewal Address
on Faith and Politics,” https://sojo.net/articles/transcript-obamas-2006-sojourn
erscall-renewal-address-faith-and-politics.