Por Dr. David Reagan
La foto compuesta de arriba es una ilustración del juicio de Dios sobre esta nación.
Sin importar cuál persona gane las elecciones presidenciales, nuestra nación será la perdedora. La secularización y paganización de nuestra nación continuarán.
Estados Unidos nunca podrá ser grande otra vez mientras continuemos asesinando a 3,000 bebés al día y continuemos inundando al mundo con pornografía y películas y programas de televisión blasfemos, inmorales y violentos. Somos el contaminador moral del planeta tierra, y la única preocupación de nuestro pueblo y líderes políticos parece ser la economía y el empleo.
Somos incapaces de hacer frente a la verdad de que Dios no va a bendecir nuestra economía, mientras le sigamos faltando el respeto a Él y a Su Palabra.
Así pues, estamos cosechando lo que hemos sembrado. Nos enfrentamos a una elección entre una Humanista deshonesta y hambrienta de poder, que no podría decir la verdad si tuviera que hacerlo; y un Hedonista ego-maníaco en busca de gloria, con una boca de alcantarilla y un estilo de vida ruin.
El portavoz evangélico más destacado de nuestra nación hoy es el Dr. Albert Mohler, Presidente del Seminario Teológico Bautista en Louisville, Kentucky. En un reciente editorial, presentó una perspicaz observación acerca de la erosión de los valores morales de nuestra nación.
Señaló que, durante la campaña presidencial de 1976 entre Jimmy Carter y Gerald Ford, los líderes evangélicos de nuestra nación se indignaron cuando Carter se convirtió en el primer candidato presidencial en la historia en dar una entrevista a la revista Playboy. Cuarenta años más tarde, nos encontramos con líderes evangélicos que se hacen agua la boca con la candidatura de Donald Trump — ¡un hombre que ha aparecido en la portada de Playboy! —.
Marzo de 1990
Una vez más, independientemente de quién gane la elección, Estados Unidos seguirá desintegrándose. La única pregunta será a qué velocidad. Si Clinton triunfa, nuestro descenso a la oscuridad se acelerará, debido a que ella llamará a lo malo bueno, y a lo bueno malo. Si Trump gana, nuestra desintegración podría ser más lenta, pero ésta continuará, porque ¿qué bueno puede provenir de un líder injusto?
Como ya he dicho muchas veces antes, “La única esperanza para Estados Unidos es Jesús”. Y eso significa que nuestra nación no tiene esperanza, ya que le hemos dado la espalda a Jesús. Hemos abandonado a Aquel que nos bendijo tan poderosamente. Le hemos dado el corazón de nuestra nación al dios del dinero y, en el proceso, nos hemos convertido en un pueblo materialista, hedonista y codicioso, que está clamando por el juicio de Dios.
En Romanos capítulo 1, Pablo describe en detalle cómo Dios trata con una nación rebelde que Él ha bendecido. Hay tres pasos.
En primer lugar, Dios bajará su cerco de protección alrededor de la nación y permitirá que el pecado se multiplique (Romanos 1:24-25). El resultado es una revolución sexual, como la que ocurrió en nuestra nación durante la década de 1960. Si la nación se niega a arrepentirse, Dios retrocederá un paso más, bajará la cobertura de protección más, y una plaga de homosexualidad se desatará (Romanos 1:26-27). Eso comenzó en nuestra nación en las décadas de 1980 y 1990, y culminó en el año 2003, cuando la Corte Suprema anuló las leyes contra la sodomía y, por lo tanto, legalizó el comportamiento homosexual.
Si la nación persiste en su rebelión, Dios retrocederá un tercer paso, bajará la cobertura de protección aún más, y la nación será entregada a una mente reprobada (Romanos 1:28-32). Ahí es donde estamos ahora. Llegamos el 26 de junio de 2015, cuando la Corte Suprema legalizó la abominación del matrimonio entre personas del mismo sexo.
"La mujer más poderosa en la historia estadounidense", febrero de 2013.
Nuestros días de gloria han terminado. El sol se está poniendo sobre Estados Unidos. Ninguna persona puede hacernos grandes otra vez, excepto Jesús, y lo hemos rechazado. Ya no estamos marchando a Sión. Estamos corriendo hacia la destrucción.
A nadie le gusta oír esas palabras. La gente siempre ha odiado a las voces proféticas que dicen la verdad. No pretendo tener alguna palabra especial de parte del Señor. Simplemente conozco la Palabra de Dios y lo que ésta enseña acerca de cómo Dios trata con las naciones rebeldes.
Usted puede votar por “el mal menor”, pero se engaña si cree que al hacer esto va a salvar a nuestra nación. El “mal menor” bien podría demostrar ser el mayor engaño.
Artículos recomendados:
»» Estados Unidos en la Profecía Bíblica
Read article in Lamplighter: