En la página 17 de esta edición hay
un artículo mío que se titula, “El Fiasco de la Gran Convergencia”. Es acerca
del fracaso de tres profecías sensacionales que estaban supuestas a converger
en septiembre. Eran profecías de hombres y no de Dios. Eran “profecías” que no
pueden hallarse en la Biblia
Sin embargo, muchos estudiantes y
maestros de la Profecía Bíblica dieron mucha atención a estas supuestas
profecías — al punto de que mucha gente se volvió casi histérica en respuesta a
ellas —. Nosotros fuimos inundados con preguntas acerca de ellas, y tratamos de
asegurarles a las personas que no significaban nada.
Supongo que es sólo humano que
las personas se centren en lo sensacional. Pero también es trágico porque ello
resulta en que la Profecía Bíblica es despreciada por la mayoría de las
personas. Todo el campo de la escatología (el estudio de los tiempos del fin)
tiende a ser un patio de recreo para los fanáticos.
Una vez un sujeto me llamó y me
preguntó, “¿Qué está mal con su ministerio?”. Le pregunté de qué estaba
hablando, y respondió, “Usted siempre está insistiendo en lo mismo — acerca del
cercano regreso de Jesús—. ¿Cuándo se le va a ocurrir algo nuevo?”. Por algo “nuevo”,
él se refería a algo raro y sensacional.
No me excuso por centrarme en el
cercano regreso del Señor. Eso es lo que Dios me ha llamado a hacer. Además,
las promesas de la Palabra de Dios son tan espectaculares, que no necesito
inventar cosas sensacionales e imaginativas.
Por eso el apóstol Pablo escribió
esta declaración fantástica: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del
tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros habrá
de manifestarse”. ¡Wow! Ésa es una gran verdad. Conozco a algunas personas que están sufriendo
enormemente, incluyendo a mi esposa, y este verso dice que sin importar lo que
puedan sufrir, eso no es nada comparado con las promesas gloriosas de Dios que
les esperan en la muerte o el Rapto.
Sólo piense acerca de esas
promesas por un momento: el Rapto, cuerpos glorificados, vida eterna en una
Nueva Jerusalén en una Tierra Nueva en la presencia de Dios el Padre y Su Hijo.
No más enfermedades. No más dolor. No más decepciones.
No más llanto. No más muerte.
No es de extrañar que el apóstol
Pablo hiciera la siguiente declaración en 1 Corintios 2:9—
Cosa que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de
hombre,
Son las que Dios ha preparado
para los que lo aman.
Debemos centrarnos en las
profecías y promesas específicas de la Palabra de Dios y no en las
especulaciones fantasiosas de los hombres. Como dije antes, la Profecía Bíblica
puede ser un patio de recreo para los fanáticos, pero también puede ser pastos
verdes para los discípulos. Eso es debido a que ella construye fe y esperanza.
Un punto final. Realmente existe
una convergencia profética ocurriendo en el mundo. Éste fue uno de los
principales puntos en mi libro acerca de las señales de los tiempos que titulé,
Viviendo en Tiempo Prestado: El Inminente Regreso de Jesús. Señalé que muchas
de las señales que la Biblia nos dice que debemos vigilar que marcarán el
cercano regreso del Señor están convergiendo hoy como nunca antes, indicando
claramente que estamos viviendo en la época cuando Jesús irrumpirá de los
cielos.
Traducido por Donald Dolmus