Fundador y Director, Lamb & Lion Ministries
Jack
Hibbs, el dinámico y franco pastor de Calvary Chapel en Chino Hill, California,
quizá haya resumido mejor la situación espiritual que enfrentamos hoy en día en
nuestra nación: “Es una cosa triste ver una morir una nación que estaba a nuestro
cuidado”.
No hay
duda de que nuestra nación se retuerce en su agonía. Estados Unidos está
atrapado en una espiral descendente hacia un hoyo negro de inmoralidad y
violencia. Estamos cosechando lo que hemos sembrado desde la década de 1960,
cuando le dimos la espalda a Dios y decidimos hacer lo nuestro. Desde entonces
nos hemos vuelto obsesionados con el materialismo y la búsqueda del placer. En
el proceso, el Dios que nos bendijo tan ricamente ha sido empujado a un lado y
tratado con desprecio como una molestia.
La
rápida deriva de nuestra nación hacia el paganismo secular. Es un ensayo que
escribí en el año 2000 en relación con la decadencia de la sociedad. Miro hacia
atrás y veo que es aún más relevante hoy que cuando fue escrito.
Usted
podría preguntarse por qué me centro cuando hablo de la caída de nuestra
sociedad en el pecado de la homosexualidad, cuando nuestra sociedad se ve
sacudida por tantos pecados. Hay
varias razones por las que destaco este tema.
La
primera es el hecho de que nuestra nación se encuentra actualmente en el
proceso de convertir este pecado en una virtud. Es un ejemplo clásico de llamar
a lo malo bueno y a lo bueno malo (Isaías 5:20).
En
segundo lugar, la homosexualidad es un pecado que la sociedad está tratando de
justificar al igualarlo con la raza y al argumentar que es una violación de los
derechos civiles poner alguna restricción sobre el mismo.
En
tercer lugar, es el primer pecado en ser abiertamente abrazado y respaldado por
las iglesias, en oposición directa a la Palabra de Dios.
En
cuarto lugar, es un pecado que la comunidad homosexual afirma que es un estilo
de vida que es ineludible porque es “natural”.
En
quinto lugar, la comunidad homosexual, al exigir el matrimonio de personas del
mismo sexo y derechos de adopción, está determinada a socavar el concepto
tradicional de la familia, la cual es el componente básico de la sociedad.
En sexto
lugar, la Biblia identifica una epidemia de homosexualidad y su aprobación por
la sociedad como una señal del colapso de una sociedad.
La
conclusión es que la homosexualidad es un pecado y, como tal, representa rebelión
contra Dios. No hay excusas ni explicaciones que puedan convertirlo en algo
bueno y aceptable, como tampoco puede ser el caso con el adulterio, la
pedofilia o la zoofilia.
Las
buenas noticias es que hay esperanza para los homosexuales, y esa esperanza es
el poder interior del Espíritu Santo que viene cuando una persona pone su fe en
Jesús como Señor y Salvador. Y, como ejemplo, personalmente conozco a varias
personas que han superado el estilo de vida homosexual por medio del poder de
Dios..
El
testimonio de una de estas personas está incluido en esta edición de la revista
Lamplighter. Lea este testimonio y otros artículos haciendo click en la siguiente imagen:
Lea también:
Traducido
por Donald Dolmus
En
Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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