jueves, 8 de diciembre de 2011

Siguiendo a los líderes



“Los cristianos tienden a confiar mucho en cualquiera que hable en nombre de Cristo, pero deben tener mucho cuidado en lo que interiorizan. Pablo instruyó a sus seguidores a seguirlo mientras él siguiera a Cristo (1 Cor. 11:1). Con tal confianza creada en los líderes, debemos prestar mucha atención a toda palabra de instrucción que se hable. No podemos relajarnos y asumir que lo que los maestros están diciendo es lo correcto”.

A medida que continúa la controversia acerca del otro Dios, del otro Jesús y del otro Evangelio que promueve el Calvinismo, se están lanzando acusaciones que los no seminaristas están interviniendo en este tema. Los reformados no escucharán a aquellos a los que les falta una formación adecuada. En sus mentes, cualquiera que aborde el tema del Calvinismo debe tener pedigrí y títulos para que se les conceda una audiencia en cualquier debate doctrinal serio. Generalmente, sólo los simpatizantes calvinistas, en quienes se puede confiar que representan al Calvinismo “con justicia”, son tolerados cuando hablan acerca del tema. El discurso debe ser erudito y estar pulido. No hay espacio para una oposición visceral pero civilizada que vaya directo al grano. Por supuesto, eso expondría los temas con demasiada rapidez, lo que no les permitiría a los calvinistas la libertad necesaria para articular sus argumentos “de manera apropiada”. En resumen, el Calvinismo exige que se le dé una posición de igualdad o superioridad en cualquier debate teológico. ¿Es ésta una posición que la Iglesia puede permitirse el lujo de dar? ¿Debería permitírsele al Calvinismo avanzar prácticamente sin ninguna oposición?

Para ellos, sólo aquellos que comprenden por completo ambos lados de la discusión, y sólo aquellos que han leído los credos, confesiones y los Institutos de Calvino son confiables para debatir los temas de manera razonable y aceptable. ¡Esto es como si los Santos de los Últimos Días insistieran en que los cristianos primero lean las obras estándar de los mormones antes de evangelizarlos! Ciertamente esto ayuda, pero no es necesario. Si las peticiones para un discurso tolerable son ignoradas, entonces el gentil académico puede recurrir a censurar la fe sencilla como inexperta. Lanzan amenazas de mayor condenación para los maestros no calificados y aconsejan que se deje la verdadera enseñanza a los expertos. Por supuesto, ellos se refieren a sí mismos. Otras tácticas como citar erróneamente, perfilar y etiquetar son usadas para hacer retroceder a la resistencia contra las doctrinas que llaman “gracia”. Parece que casi todo es justo para silenciar las impunidades contra el Calvinismo. Y no es de extrañar, ya que estamos hablando de dos enfoques mutuamente excluyentes a la fe.

Importante en este debate es la necesidad de escuchar con mucho cuidado. Entre más fraudulento sea el engaño, más difícil será de detectarlo. Los cristianos tienden a confiar mucho en cualquiera que hable en nombre de Cristo, pero deben tener mucho cuidado en lo que interiorizan. Pablo instruyó a sus seguidores a seguirlo mientras él siguiera a Cristo (1 Cor. 11:1). Con tal confianza creada en los líderes, debemos prestar mucha atención a toda palabra de instrucción que se hable. No podemos relajarnos y asumir que lo que los maestros están diciendo es lo correcto. Puede parecer lo mismo y las palabras pueden ser las mismas, pero al examinarlo de forma minuciosa, el error podría estarse escurriendo. Debemos leer y estudiar nuestras Biblias por nosotros mismos para que podamos reconocer el engaño. Hombres podrían estar “entrando encubiertamente” (Judas 1:4), quienes con el tiempo condicionarán al rebaño hacia la aceptación de errores graves.

Tal fue el caso de los fariseos que eran hombres educados, talentosos oradores, debidamente acreditados y capaces de recitar las Escrituras con precisión. ¿Pero realmente entendían a Dios y Su carácter? Estos fariseos se sentaban en la cátedra de Moisés emitiendo juicios sobre asuntos de fe en Israel. Al ejercer su autoridad, descalificaban las ofrendas del pueblo a cambio de los sacrificios que ellos aprobaban. Examinaban las vidas de los fieles para ver si vivían en cumplimiento con las tradiciones farisaicas, alegando además que explicaban la Ley de Moisés, pero que en la práctica la sustituían. Además, su falta de comprensión de la profecía trágicamente les impidió a ellos y a muchos de sus seguidores reconocer al Mesías cuando estuvo de pie justo en frente de ellos. Tal es la ceguera de las enseñanzas de los hombres.

Las cosas no son muy diferentes hoy en día cuando los calvinistas dicen, al afirmar que hablan en nombre de Dios, que no podemos ofrecer nada de nuestra propia voluntad a Dios, sino que debemos sacrificarnos al destino soberano de Dios. Dicen que debemos confiar en los credos escritos del hombre, y en las confesiones y los tratados de varios maestros reformados como fuentes autorizadas de la verdad. Tampoco hoy entienden la profecía, llamando cuasi-cultos a diversas formas de pre-milenialismo.

Por supuesto, estoy hablando del peor de los escenarios para plantear que los fariseos hicieron todo esto mientras pensaban que estaban agradando a Dios. ¡Jesús confrontó su piedad con duro amor al decirles que erraban ignorando las Escrituras, que eran hipócritas, sepulcros blanqueados y que se dirigían directamente hacia la destrucción! ¿Por qué los fariseos eran inconversos? ¿Eran ellos los réprobos predestinados? No, ellos endurecieron sus propios corazones a las cosas verdaderas de Dios por su orgullo. Habían suprimido la verdad de Dios en injusticia. Pensaban que eran los escogidos de Dios por derechos de nacimiento y, sin embargo, perdieron totalmente la salvación. Y, en el proceso, ¡su teología hizo mercadería del pueblo!

Al reflexionar acerca de su linaje y su formación intelectual, Pabló los consideró como basura y sin valor en comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8). Mientras que los calvinistas acusan a las personas sin estudio como incapaces de desentrañar las misteriosas profundidades del Calvinismo, a menudo es el erudito el que ha sido inculcado por medio de reverenciar materiales extra bíblicos que los adoctrinan con la filosofía del Calvinismo. Pablo advierte en Colosenses 2:8, “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. Pablo está defendiendo la fe dada una vez a los santos (Judas 3). Parece que la advertencia de Elías dada a los israelitas hace miles de años (1 Reyes 18:21a) es aplicable para la Iglesia de hoy, “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle…”

Artículos relacionados:
Refutación Bíblica en contra del Calvinismo

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
 Original article:
Following the leaders

Caryl Productions (carylmatrisciana.com)  

lunes, 5 de diciembre de 2011

El Calvinismo: Un Dios, un Jesús y un Evangelio Diferentes

Al parecer, el ídolo de los calvinistas de un Dios que elige soberanamente necesita más protección que las almas perdidas en camino a una eternidad de fuego.



Recientemente, la controversia del Calvinismo se ha expandido a nuevas proporciones a medida que persisten las interrogantes con respecto a la promoción del Calvinismo de un Dios diferente, de un Jesús diferente y de un Evangelio diferente. El Calvinismo afirma defender la verdad histórica y ortodoxa de la Biblia y está, por lo tanto, firmemente arraigado, si no institucionalizado, dentro del evangelicalismo. Se vuelto cada vez más difícil encontrar iglesias, líderes, ministerios, materiales de estudios o libros “cristianos” que no promuevan algún aspecto del Calvinismo. Esta filosofía elitista que produce comezón de oír ha engañado a muchos cristianos en la promoción de un dios que no ama a todos los hombres, con un salvador que no murió por todos los hombres, ofrecido por un evangelio que salva sólo a los elegidos. La Biblia claramente se opone al Calvinismo, mediante la enseñanza de que Dios amó de tal manera al mundo (Jn. 3:16) que Dio a Su Hijo unigénito para que muriera por TODOS los hombres (1 Timoteo 4:10), aun por los falsos maestros – obviamente no elegidos (2 Pedro 2:1); y que el Evangelio salva a todo pecador que cree en su corazón (Rom. 10:10; Jn. 6:29). Ambos puntos de vista no pueden ser ciertos.

Muchos cristianos están siendo atacados rutinariamente por señalar estas disparidades. Gritos de insulto provienen de los calvinistas mientras reúnen sus tropas para justificar el TULIP (mejor conocido como los 5 Puntos del Calvinismo) por medio de reglas de la lógica humana, argumentos académicos, credos y confesiones históricas y un linaje espiritual trazado desde los Reformadores hasta a Agustín (Mt. 23:30-32). Ellos exigen debates, citan a fuentes no bíblicas, lanzan acusaciones bajo el disfraz del “amor” y rechazan a los no calvinistas… ¡todo esto mientras dicen que están interesados en salvar a los hombres por medio del evangelismo! Parece que su ídolo de un dios que elige soberanamente necesita más protección que las almas perdidas en camino hacia una eternidad de fuego.

Los calvinistas también personalizan el argumento al afirmar que están siendo acusados de no ser salvos, una acusación, por cierto, que muchos calvinistas libremente aplican a los no calvinistas. Esta táctica está diseñada para hacer retroceder a sus oponentes al hacerlos sentir culpables por supuestamente insinuar que los calvinistas no son salvos. Es el Señor quien juzga quién ha creído verdaderamente a Su Evangelio y quién no. Los no calvinistas simplemente suenan la voz de alarma. La pregunta es, ¿qué evangelio ha creído una persona?

Muchos cristianos como yo, que fueron salvos por creer el verdadero Evangelio, después son engañados por pastores y maestros de confianza a seguir el Calvinismo de cuatro puntos. Otros, como Thomas Dickerson, del ministerio Saving All the Nations (Salvando a Todas las Naciones) dan su fuerte y convincente testimonio ante líderes de la denominación de los Bautistas del Sur durante la Conferencia Juan 3:16 en Woodstock FBC en Atlanta hace algunos años. Thomas fue criado en una iglesia calvinista comprometida con los cinco puntos del Calvinismo y nunca había escuchado el Evangelio, sin embargo, pensó que era salvo porque podía articular las “Doctrinas de la Gracia” del Calvinismo. Ya sea a creyentes o a incrédulos, el Calvinismo engaña y toma cautivos a sus seguidores, y luego los coacciona a hacer la voluntad del diablo (2 Timoteo 2:26).

Mientras que exteriormente el calvinista usa las mismas palabras en el evangelismo como el no calvinista, el calvinista tiene un sistema muy diferente en mente mientras ofrece el Evangelio. Los problemas surgen cuando los nuevos convertidos, que confían en los pecadores por los que fueron salvados, también confían en que estos predicadores los alimentarán con la leche pura de la Palabra para poder crecer. En lugar de la verdad pura, los mismos calvinistas que han sido llevados cautivos, entrenarán al nuevo creyente en su misteriosa filosofía y, eventualmente, le enseñarán que la obediencia, en lugar de la fe, es la prueba definitiva de su elección. Jesús dio severas advertencias acerca de hacer tropezar a Sus pequeñitos (Lc. 17:2), lo que debería hacer reflexionar a cualquier calvinista que sumerge a sus confiados bebés dentro de este esquema doctrinal.

Nota del editor: Brenda Nickel es una creyente cuyo caminar fue desviado por la teología de Juan Calvino. A medida que fue atraída hacia el Calvinismo, éste le causó una eventual desesperación espiritual. Ella cuenta cómo, siendo una nueva creyente en Jesús nacida de nuevo, se apresuró con mucho entusiasmo a amar el estudio de Su Palabra (La Biblia). Esta búsqueda la llevó a un viaje de descubrimiento que en última instancia la llevó a seguir el razonamiento y la teología embriagadoras de Juan Calvino, que dan como resultado mucha confusión. Catorce años después, ella escapó de las trampas del catolicismo reformado de Calvino.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
Calvinism's Different God, Jesus and Gospel

domingo, 4 de diciembre de 2011

El Calvinismo confunde a la Iglesia con Israel y la elección nacional con la personal



Romanos 9:13-33

13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.

14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.

15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.

18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?

20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?

21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?

22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,

23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,

24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

25 Como también en Oseas dice:

Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,

Y a la no amada, amada.

26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,

Allí serán llamados hijos del Dios viviente.

27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo;

28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud.

29 Y como antes dijo Isaías:

Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia,

Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.

30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe;

31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó.

32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo,

33 como está escrito:

He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída;

Y el que creyere en él, no será avergonzado.

El argumento principal de Juan Calvino para la elección y la reprobación incondicional está basado en los tratos de Dios con Israel. Esto está descrito en los Institutos de Calvino, Libro III, Capítulo 21, “Elección Eterna”.

Éste es sin lugar a dudas el texto favorito de los calvinistas para demostrar la elección soberana. ¿Enseña Romanos 9 que Dios arbitraria o soberanamente escoge a algunos pecadores para ser salvos y el resto para ser condenados? Consideremos ocho hechos importantes acerca de este pasaje:


1. El ejemplo de Esaú y Jacob no se refiere a la elección en relación con la salvación personal sino a la elección en relación con las naciones en el programa general de Dios. El verso 12 deja esto en claro: “Se le dijo: El mayor servirá al menor”. La promesa de Dios a Rebeca fue acerca de que el hijo mayor serviría al menor, no acerca de su salvación personal. Esaú podría haber conseguido ser salvo. Él podría haber creído en Dios y estado en el Salón de la Fe de Hebreos 11. Este pasaje no enseña que Esaú fue predestinado soberanamente para ser reprobado. El pasaje enseña que Dios escogió soberanamente el linaje de Cristo.


2. En cuanto al Faraón, es importante comprender que él primero endureció su propio corazón. “Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho” (Ex. 8:15). Éste no es un caso de “reprobación soberana”. La Escritura enseña que siempre es la voluntad de Dios que los hombres le sirvan, pero cuando lo rechazan, Él los rechaza y los juzga y los pone como ejemplo. Compare 2 Tes. 2:10-12: “y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. Estos pecadores serán condenados no porque no fueron electos soberanamente y no porque fueron reprobados soberanamente, sino debido a su propia decisión con respecto a la verdad. Las palabras no podrían ser más claras. Dios puso como ejemplo al faraón, pero ir más allá de lo que la Biblia dice y afirmar que Dios decidió crear al faraón con el propósito de condenarlo es un gran error y es difamar el nombre del Dios amoroso.

3. Romanos 9:22-23 no dice que Dios soberanamente prepara a algunos pecadores para la destrucción y a algunos para la gloria. La frase “vasos de ira preparados para destrucción” permite una voz variante. Según la PC Study Bible, puede ser la voz pasiva y la voz media en el griego; en la voz media, esta frase quiere decir prepararse a sí mismo. En la voz media, el sujeto actúa en relación con sí mismo. Considere esta nota de Vincent Word Studies: "No preparado por Dios para la destrucción, pero en un sentido adjetival, listos, maduros para la destrucción, denotando el participio un estado presente formado anteriormente, pero sin dar una pista de cómo haya sido formado. Que los objetos de la ira final hayan tenido algo qué ver en el asunto, puede verse a partir de 1 Tes. 2:15-16”. Al permitir que la Biblia hable por sí misma por medio del significado directo de las palabras y comparando Escritura contra Escritura, vemos que el pecador se prepara a sí mismo para la destrucción por su rechazo de la verdad. Incluso aquellos que nunca han escuchado el Evangelio, tienen la luz de la creación y la conciencia y son responsables de responder a la luz que tengan para que puedan recibir más luz (Hchs. 17:26-27).

4. Romanos 9:23-24 no significa que Dios llama a la salvación sólo a un cierto grupo elegido preseleccionado. “Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles”. El calvinista afirma que el verso 24 se refiere al “llamamiento efectivo”, el cual es un término que describe el “llamamiento irresistible de los elegidos”, pero esto es añadir a la Palabra de Dios, lo cual es un gran error. La Biblia declara de forma muy clara que Dios ha llamado a todos los que vendrán a Cristo. Dios llama por medio del Evangelio (2 Tes. 2:14) y el Evangelio debe ser predicado a toda criatura (Mr. 16:15) Dios llama a “todo aquel” (Rom. 10:13; Ap. 22:17). Dios llama a todo aquel que cree en Cristo: “Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Jn. 6:40).

5. La salvación de Dios, incluso la de los judíos, no fue un asunto de elección “soberana”, sino que estuvo basada en la fe de un individuo en Su Palabra. “Mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado” (Rom. 9:31-33).

6. Romanos 10 no deja ninguna duda acerca de esto; la promesa de la salvación demuestra que no es la elección arbitraria o “soberana” de Dios (Rom. 10:8-13). Note las palabras “todo aquel” y “todos”. ¿Se burlaría Dios de los pecadores al prometerles la salvación si creen en Cristo y entonces permitir que sólo aquellos que fueron soberanamente elegidos ejerciten en realidad tal fe?
 
7. La soberanía de Dios no significa que Su voluntad siempre se cumple en el hombre. “Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor”. Vea también Mateo 23:37: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”. El hombre fue hecho a la imagen de Dios. El hombre no es un robot. Él puede ejercer su voluntad al decirle no a Dios y el hombre le ha dicho no a Dios y ha resistido a Dios desde el Génesis hasta Apocalipsis. Si la soberanía de Dios significa que Su voluntad es siempre hecha, ¡este mundo no tendría sentido! Es la voluntad de Dios, por ejemplo, para cada creyente “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16), pero sabemos muy bien que éste no siempre es el caso y nunca es el caso perfectamente.

8. La ceguera de Israel por parte de Dios no fue un asunto de elección soberana, sino que fue debido a que primero endurecieron sus propios corazones. Considere Ez. 12:2; Mt. 13:15 y Hechos 28:25-27:

Ezequiel 12:2 - “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde”.
 
Ezequiel dice que la causa de la ceguera de Israel es su propia rebelión.

Mateo 13:15“Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane”.

Mateo dice que Israel cerró sus propios ojos y ésa es la razón por la que no se convirtieron. No existe ninguna reprobación soberana aquí.

Hechos 28:25-27“Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane”.

De nuevo, Hechos dice que Israel cerró sus propios ojos para no convertirse. No existe ningún apoyo a la doctrina calvinista de la reprobación soberana aquí.

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Traducido por Donald Dolmus
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