domingo, 17 de enero de 2010

domingo, 27 de diciembre de 2009

La Prueba del Profeta


Los imitadores y los falsificadores siempre han asediado la Palabra y el Camino verdaderos de Dios. Por esta razón, el Señor determinó un claro conjunto de pruebas que la persona debe pasar para que la reconozcan como vocero auténtico de Dios. Hay cuatro pasajes principales del Antiguo Testamento que tratan el tema de los falsos profetas: 1) Deuteronomio 13:1-18; 2) Deuteronomio 18:9-22; 3) Jeremías 23:9-40; y 4) Ezequiel 12:21-14:11.

Al examinar estos cuatro pasajes, y muchos otros, la Escritura presenta por lo menos siete características del profeta verdadero. Aunque todas estas características no se hallen en cada profeta, algunos profetas las presentan todas. Sin embargo, para todo seguidor de Dios que realmente deseara saber quién era verdadero y quién era falso, no había duda acerca de la autenticidad del profeta.

Las siete características distintivas del profeta verdadero

1. El profeta verdadero nunca recurría a la adivinación, la hechicería ni la astrología (Dt. 18:9-14: Miqueas 3:7; Ezequiel 12:24). La fuente del mensaje profético era Dios mismo (2 Pedro 1:20-21).

2. El profeta verdadero nunca adaptaba su mensaje para servir las ansias o deseos de la gente (Jeremías 8:11; 28:8; Ezequiel 13:10). Los profetas falsos daban un mensaje que les acarreaba popularidad y dinero. Eran los profetas al estilo de las grandes empresas ricas, como las 500 de la revista Fortune, los oportunistas religiosos (Miqueas 3:5-6, 11). El profeta verdadero daba el mensaje de Dios sin alteraciones e independientemente de sufrir pérdidas y vergüenzas personales y hasta daño físico.

3. El profeta verdadero mantenía su integridad y carácter personal (Isaías 28:7; Jeremías 23:11; Oseas 9:7-9; Miqueas 3:5, 11; Sofonías 3:4). Jesús dice que los profetas verdaderos y los falsos serían conocidos por sus frutos, esto es, por lo que hacen y dicen (Mateo 7:15-20).

4. El profeta verdadero estaba dispuesto a sufrir en aras de su mensaje (1 Reyes 22:27-28; Jeremías 38:4-13; Ezequiel 3:4-8).

5. El profeta verdadero anunciaba el mensaje coherente con la ley y los mensajes de otros profetas verdaderos (Jeremías 26:17-19). El mensaje nunca contradecía ni desechaba una verdad anteriormente revelada, sino que la confirmaba y se edificaba sobre ese cuerpo de verdad (Dt. 13:1-3).

6. El profeta verdadero tenía el cien por ciento de éxito cuando predecía acontecimientos futuros (Dt. 18:21-22). ¡Al contrario de los “psíquicos” (espiritistas) modernos, no bastaba con tener una tasa de éxito que fuera interior a lo absoluto! Si el supuesto profeta no tenía el cien por ciento de precisión, la gente tenía que sacarlo fuera de la ciudad y apedrearlo (Dt. 18:20).

7. A veces el profeta veía legitimado su mensaje por la obra de uno o más milagros (ver Éxodo 5-12). Sin embargo, esta prueba no era concluyente porque los profetas falsos también hacían milagros ocasionalmente (Éxodo 7:1-12; 8:5-7; Marcos 13:22; 2 Tes. 2:9). Por tanto, Moisés señala más de esta prueba en Deuteronomio 13:1-3:

Si se levanta en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncia una señal o un prodigio, y la señal o el prodigio se cumple, acerca del cual él te había hablado, diciendo: “Vamos en pos de otros dioses a los cuales no has conocido y sirvámosles”, no darás oído a las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños; porque el Señor tu Dios te está probando para ver si amas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

La prueba verdadera era el contenido del mensaje, no los milagros. El profeta verdadero sólo hablaba en el nombre del Señor y llamaba a la gente hacia Dios, no para alejarla de Dios.


Tomado de:
El Libro Completo sobre Profecía Bíblica; por Mark Hitchcock

Artículos relacionados:
Cómo reconocer a un falso profeta
17 señales de la Gran Apostasía

Los explotadores de la fe
Pactos financieros con Dios
¡Cuidado con estos lobos rapaces!
Los profetas del Evangelio de la Prosperidad
Contra los pastores de la prosperidad

Contra los pastores de la prosperidad, parte 2
Contra los pastores de la prosperidad, parte 3

viernes, 25 de diciembre de 2009

Esperamos al Señor Jesús


Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.
Apocalipsis 22:20

Aún un poquito, y el que ha de venir vendrá.
Hebreos 10:37

El momento del arrebatamiento de los creyentes, cuando el Señor Jesús venga, puede parecer más lejano de lo que desearíamos, pero no debemos desanimarnos, porque una de las razones de esa demora es la salvación de los pecadores. “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

Toda clase de cataclismos, revoluciones, guerras y acontecimientos extraños y terribles pueden sucederse en breve plazo en la tierra. Si anuncian el próximo fin del tiempo de la gracia, no hay ninguno que haya sido dado como señal precisa de la inminente venida del Señor. El regreso de los judíos a su país, anunciado proféticamente en la Escritura, ya empezó bajo nuestros ojos, pero podría interrumpirse por un tiempo. De todos modos se efectuará completamente después del arrebatamiento de los creyentes.

Nuestra partida para ir al encuentro del Señor es independiente de todo lo que ocurre en la tierra. Esperemos al Señor, atentos a la misión que él nos dejó hasta su venida. “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así” (Mateo 24:46). Entonces los acontecimientos terrenales y las maquinaciones de los hombres ya no serán nuestra mayor preocupación. Cuidémonos de no dejarnos seducir y aturdir por este mundo, así su venida no nos pillará de sorpresa.

Tomado de: www.labuenasemilla.net; meditación del 17 de febrero 2009

Lectura recomendada:

jueves, 19 de noviembre de 2009

Alabanza: Israel


En esta ocasión les invito a ver este hermoso video de una alabanza interpretada por el cantante español Marcos Vidal.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La Identidad de la Babilonia de los Tiempos del Fin

¿Es la moderna Babilonia, la Babilonia de los tiempos del fin?


Una ubicación geográfica que se ha convertido en un punto focal de debate entre los expertos de la profecía bíblica es la ubicación de la ciudad de Babilonia.

La Babilonia de los tiempos del fin ha sido siempre un asunto desconcertante para los eruditos proféticos, especialmente para los premilenaristas, quienes tratan de aceptar siempre el significado de sentido llano de las Escrituras.

La Biblia claramente enseña que Babilonia será la capital en los tiempos del fin del reino mundial del Anticristo (lea Revelación 17 y 18). La Biblia también está llena de profecías acerca de la destrucción total de esta ciudad (vea Isaías 13 y 47; Jeremías 50 y 51; y Revelación 17 y 18).

Pero hay algunas buenas razones para concluir que la Babilonia de los tiempos del fin no será la misma ciudad que la antigua Babilonia, que está ubicada en la moderna nación de Irak.

La primera razón para llegar a esta conclusión puede encontrarse en Isaías 13:7-22, donde se da una profecía muy clara que Babilonia perderá su esplendor después de su derrota con los medos y que dejará de ser habitada para siempre. De conformidad con esta profecía, Babilonia fue conquistada por lo medos, y empezó una larga decadencia que condujo finalmente a su abandono a las fuerzas de la naturaleza. Para la época de Cristo, un testigo reportó que la ciudad no era nada más que “montículos y piedras y ruinas”.

La segunda razón para concluir que la Babilonia de los tiempos del fin será una ciudad diferente se halla en la descripción registrada en Revelación 17. En primer lugar, la ciudad es llamada “misterio” Babilonia, un indicio claro que el nombre está siendo usado simbólicamente (v. 5). Luego el pasaje procede a declarar que la ciudad es la que está ubicada sobre “siete montes” (v. 9). Esto parece ser una clara referencia a Roma, dado que en esa época era conocida como “la ciudad construida sobre siete colinas”. Finalmente, en el versículo 18, la ciudad es identificada como “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra”. En la época en la que Revelación fue escrito, esta frase sólo podría referirse a Roma.

La ciudad es llamada metafóricamente como Babilonia porque en el tiempo del reinado del Anticristo, representará el epítome de la maldad espiritual ocultista que se originó en Babilonia y que siempre ha estado asociada con su nombre. De forma similar, en ese mismo tiempo, Jerusalén será un centro de rebelión contra el Señor, y es llamada, en una forma metafórica similar, como “Sodoma y Egipto” en Revelación 11:8, simbolizando inmoralidad e idolatría.

El argumento acerca de la ubicación de la Babilonia de los tiempos del fin se ha agudizado recientemente por la publicación de un libro llamado The Rise of Babylon [La Ascendencia de Babilonia] (Tyndale House, 1991). Fue escrito por Charles Dyer, un profesor del Seminario Teológico de Dallas.

Dyer toma la postura que la Babilonia de los tiempos del fin es la misma que la antigua Babilonia, y se esfuerza valientemente en demostrar su punto reproduciendo fotos de lo que él asegura ser la reconstrucción de Babilonia. Pero las fotos no muestran que la ciudad está siendo reconstruida para habitación. En cambio, ellas muestran que Saddam Hussein simplemente había construido un centro turístico.

Fui a escuchar al autor hablar acerca de Babilonia. Quería ver cómo manejaría el pasaje de Isaías 13:17-18, que dice que Babilonia se convertirá en una ciudad desolada y nunca será edificada de nuevo después que sea conquistada por los medos. El autor inició leyendo el versículo 9, y cuando terminó de leer el versículo 16, simplemente dijo: “Ahora pasemos al versículo 19”. En resumen, ignoró completamente el pasaje acerca de los medos. Creo que eso es mejor que intentar explicar que el pasaje realmente no significa lo que dice.

Desafortunadamente, eso es exactamente lo que el autor intenta hacer en su libro. El argumenta que la profecía con respecto a los medos se refiere a los modernos curdos, quienes se unirán a una fuerza multinacional que destruirán a Babilonia. El argumento no es convincente.

Aunque no estoy de acuerdo con las conclusiones de este libro, se lo recomiendo. Lo inducirá a pensar y a escudriñar las Escrituras – dos ejercicios que necesitamos mucho más en la Iglesia de hoy.

Artículos relacionados:
>> El Gobierno Mundial

>> La Marca de la Bestia

>> Un perfil del Anticristo

>> El Símbolo 666

Traducido por: Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (www.atalayadejesus.blogspot.com)

Artículo original:
The Identity of End Time Babylon


Cortesía de:

Lamb & Lion Ministries (www.lamblion.com)
Share/Bookmark