La Reunión
El Futuro Probable
Vista panorámica de Damasco, capital de Siria
Con la destrucción de Damasco, el mundo árabe entrará en pánico. Ahí es cuando ellos pedirán ayuda a su aliado natural, los rusos. Los rusos enviarán entonces un gran ejército para destruir a Israel. Los rusos estarán motivados no sólo por su arraigado antisemitismo, sino también por su deseo de apoderarse de todos los campos petroleros árabes del Medio Oriente.Bashar al- Assad, Presidente de Siria, junto al Primer Ministro ruso, Vladimir Putin
La Biblia dice que el ejército ruso será destruido sobrenaturalmente en las montañas de Israel de forma tal que incluso los israelíes sabrán que ellos no fueron responsables de ello (Ez. 38:17-23; 39:1-6). En ese momento, el mundo entero entrará en pánico y esa atmósfera de histeria proveerá la oportunidad perfecta para que el Anticristo dé un paso hacia el frente con el plan “perfecto” para la paz en el Medio Oriente.
El Significado para la Iglesia
¿Por qué deberían los gentiles en la Iglesia del Siglo XXI estar preocupados acerca de lo que hoy está ocurriendo entre el pueblo judío en el Medio Oriente? ¿Por qué deberíamos estar siguiendo los eventos en esa parte del mundo conteniendo la respiración? ¿Por qué deberíamos estar preocupados por la sobrevivencia de Israel? ¿Por qué deberíamos estar buscando diariamente las Escrituras con respecto a las profecías del Medio Oriente? ¿Por qué deberíamos estar orando diariamente por la paz de Jerusalén? Hay tres razones.
Los sucesos en el Medio Oriente son prueba de que Dios es fiel a Sus promesas. Dios está cumpliendo al detalle promesas que El hizo al pueblo judío hace 2,500 años. Y, mientras observamos cada una de estas promesas cumplirse, podemos de igual manera estar seguros que Dios va a cumplir cada promesa que El le ha hecho a la Iglesia.
Dios ha prometido que un día cercano, Jesús aparecerá en los cielos, los muertos en Cristo serán resucitados, los creyentes vivos serán arrebatados para encontrarse con el Señor en el cielo, y tanto los vivos como los muertos recibirán cuerpos nuevos y glorificados. Regresaremos al Cielo con Jesús donde seremos juzgados por nuestras obras para determinar nuestros grados de recompensa. También celebraremos nuestra unión con Jesús en una gran fiesta que simbolizará la unión de la Novia (la Iglesia) con el Novio (Jesús).
Luego regresaremos a la tierra con Jesús para verlo coronado como Rey de reyes y Señor de señores. El reinará sobre todo el mundo desde Jerusalén. Seremos esparcidos por todo el mundo para asistirle en Su reinado, sirviendo como alcaldes, gobernadores, presidentes, jueces y maestros. Veremos la tierra inundada con paz, rectitud y justicia como las aguas cubren el mar.
Al final de Su reinado, seremos transferidos a la Nueva Jerusalén que ahora está preparando. Desde ese punto ventajoso, veremos cómo la tierra es súper calentada con fuego y la contaminación de la última revuelta de Satanás es quemada. De ese infierno ardiente saldrá una tierra nueva. Entonces seremos bajados a esa tierra nueva dentro de la Nueva Jerusalén y Dios mismo descenderá a la tierra nueva para vivir en nuestra presencia por siempre.
Esas son las maravillosas promesas que han sido hechas a los que la Biblia llama “vencedores” (Ap. 21:1-7), es decir, a aquéllos que han puesto su fe en Jesús como Señor y Salvador (1 Jn. 5:1-5). Mientras atestiguo a Dios cumpliendo Sus promesas a los judíos, mi esperanza se remonta con relación a las promesas que Dios ha hecho a la Iglesia. Sé que El cumplirá cada una de ellas.
Los eventos en el Medio Oriente son un testimonio de la gracia insondable de Dios. Piense acerca de ella por un momento – cualquier dios creado por la mente del Hombre hace mucho tiempo habría aniquilado a los judíos. Sólo un Dios de gracia habría soportado a los judíos y seguido amándolos. Sus propios profetas se refieren a ellos como “duros de cerviz”, “testarudos” y “rebeldes”. Sin embargo, a pesar de su rechazo a Dios como rey de su nación y de su rechazo de Su Hijo como rey de sus corazones, Dios continúa amándolos y los persigue con la intención de traer a la salvación a un gran remanente. Eso es gracia.
Una Experiencia Personal
Cuando empecé a predicar acerca de los judíos, mi esposa se acercó a mi y me dijo: “Cuando enfatizas cuánto ama Dios a los judíos, me haces desear ser un judío”. Le hice dos puntos en respuesta. Primero, le dije que realmente no deseaba ser un judío porque si fuera uno, las abrumadoras posibilidades serían que tendría un velo espiritual sobre sus ojos que impedirían que ella reconociera a Jesús como su Mesías. Luego le hice un punto más importante. Le declaré que Dios no está haciendo algo por los judíos que El no esté dispuesto a hacer por todo el mundo.
Los judíos continúan siendo hasta este día testigos de Dios. Su historia muestra lo que significa tener una relación con Dios. Cuando son fieles, El bendice. Cuando son rebeldes, El disciplina. Cuando se arrepienten, El perdona y olvida y empieza a bendecirlos otra vez. Y así es con cualquier persona o nación.
Los judíos actualmente están bajo disciplina. Aún no se han arrepentido y, por lo tanto, no merecen ser reunidos en su patria. No merecen el cuidado y el amor de Dios. Pero tampoco usted o yo. La única cosa que cualquiera de nosotros merece es la muerte. Tenemos esperanza sólo porque nuestro Dios es un Dios de gracia.
Una señal de la Segunda Venida
Los sucesos en el Medio Oriente son evidencia que Jesús vuelve pronto. La Biblia dice que Jesús regresará cuando los judíos estén de vuelta en su patria y su ciudad capital. También dice que será en una época cuando todo el mundo haya venido contra Israel por el asunto del control de Jerusalén.
¡Nace el Estado de Israel!
El estado judío fue reestablecido el 14 de mayo de 1948. Los judíos reocuparon la ciudad de Jerusalén el 7 de junio de 1967. Desde 1991, todo el mundo ha estado presionando al gobierno israelí para que entregue toda o parte de Jerusalén. El cumplimiento de estas profecías aclara que estamos en el umbral de la Tribulación. Eso significa que el Arrebatamiento de la Iglesia es inminente. Jesús está en las puertas mismas del Cielo, esperando la orden de Su Padre para regresar. Estamos viviendo en tiempo prestado.Ore por la paz de Jerusalén (Sal. 122:6), y recuerde, que cuando usted hace eso, realmente está orando por el regreso de Jesús, porque Jerusalén no disfrutará la paz verdadera hasta que el Príncipe de Paz regrese.
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (www.atalayadejesus.blogspot.com)
Artículo original:
The Destiny of the Middle East
Lamb & Lion Ministries (www.lamblion.com)