En Deuteronomio 32:8, 9, Moisés declaró “Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel. Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó”. Dios tiene un programa profético completo que a menudo subdividimos en tres planes diferentes: un plan para Israel, un plan para la Iglesia y un plan para las naciones gentiles; los tres de los cuales se centran alrededor del pueblo judío.
Con respecto a Israel, el propósito soberano de Dios es alcanzado a través de los pactos eternos e incondicionales que Dios ha hecho con el pueblo judío: el abrahámico, el de la tierra, el davídico y el nuevo pacto. Pero, ¿cómo se relaciona el programa de Dios con respecto a la Iglesia con Israel? Pablo enseña que las bendiciones espirituales que la Iglesia disfruta son en realidad bendiciones espirituales judías, las cuales provienen de los pactos judíos; por lo tanto, los gentiles son participantes de estas bendiciones espirituales de los pactos judíos (Ef. 2:11-16; Ro. 11:17; 15:25-27)
El propósito clave del Rapto es remover a la Iglesia de la tierra antes de que Dios derrame Su ira sobre Israel y los gentiles impenitentes. Mientras que el derramamiento de la ira de Dios sobre el mundo gentil es debido a la violación del pacto de Noé (Is. 24:5,6), el derramamiento del juicio de Dios sobre Israel es para atraer a Su pueblo hacia el arrepentimiento nacional.
La forma en la cual Dios trata con las naciones gentiles ha sido consistentemente el trabajo de un principio dentro del pacto Abrahámico: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gn. 12:3) De hecho, en el juicio de los gentiles, el de los cabritos y las ovejas de Mt. 25:31-46, sólo las ovejas, aquellos creyentes gentiles cuya fe será evidenciada por su trato positivo de los judíos durante la Tribulación, entrarán al Reino. Los cabritos, gentiles no arrepentidos, serán excluidos del Reino e irán al castigo eterno (vea Joel 3:1-3)
La forma en la que Dios trata con las naciones gentiles futuras en el Reino, estará basada en su relación con Israel en el pasado. Sus juicios sobre ellas y el cumplimiento de Sus profecías concernientes a estas naciones, están basados a menudo sobre Su declaración a Israel en Zac. 2:8 “Porque el que os toca, toca a la niña de Su ojo”
Una de las profecías más famosas relacionadas con el asunto del tiempo, profecía y cronología es la de las Setenta Semanas profetizada en Daniel 9:24-27. Dios le dice a Daniel que estas setenta semanas son decretadas “sobre tu pueblo” y “sobre tu santa ciudad”, esto es, Israel y Jerusalén. Esta profecía no aplica a la Iglesia.
Israel es verdaderamente el reloj de Dios de la historia y la profecía. El programa profético total de Dios - ya sea para Israel, la Iglesia o las naciones gentiles - se lleva a cabo, directa o indirectamente, a través del pueblo judío. Muy a menudo, los creyentes han intentado ver dónde están en el programa profético de Dios, basados en la forma en la cual los eventos mundiales afectan a su país particular. Pero la verdadera determinación en cuanto a dónde estamos en la historia está basada en la forma en la que los eventos mundiales afectan la historia y al pueblo judíos. Así que, cuando ocurran eventos que hagan temblar al mundo, el criterio para su relación con la profecía bíblica no es la forma en la que afectan a la Iglesia o a cualquier nación gentil en particular, sin importar qué tan grande y poderoso, sino en la forma en la que estén afectando a la historia judía y al pueblo de Israel.
Traducido por Donald Dolmus
atalayadejesus.blogspot.com
Artículo original: Fulfilled Prophecy and Israel
http://www.ariel.org/