domingo, 2 de noviembre de 2008
viernes, 31 de octubre de 2008
Ataque preventivo contra Israel
Importantes oficiales iraníes están recomendando un ataque preventivo contra Israel, para prevenir un ataque israelí contra los reactores nucleares de Irán a la luz de amenazas recientes hechas por autoridades israelíes que han fortalecido esta posición.
El miembro del gabinete israelí Shaul Mofaz, Ministro de Transporte y un ex – Ministro de Defensa, dijo en junio pasado que Israel sería forzado a atacar los reactores nucleares iraníes si Teherán continúa persiguiendo su programa de enriquecimiento de uranio, el cual los iraníes han continuado.
Teherán recientemente estableció una nueva política para responder a un ataque israelí contra Irán. Esta política sería atacar sólo a Israel con una respuesta poderosa, pero oficiales iraníes ahora están considerando este ataque preventivo contra el estado judío.
Un ataque preventivo de Irán contra Israel es una página sacada de la profecía bíblica para los tiempos del fin.
Por un número de años, Irán ha sido la amenaza principal para Israel y mientras Irán continúa desarrollando un arma de destrucción masiva, esa amenaza sólo se ha intensificado. El gobierno israelí y líderes militares han estado preparando hacer un ataque preventivo contra el programa nuclear de Irán, con el temor de que si no se mueven para detener a Irán, la República Islámica podría producir otro Holocausto de incluso mayores proporciones.
Ahora los oficiales iraníes están considerando su propio ataque preventivo para detener un ataque israelí. La retórica de ambos lados es sólo evidencia de que las cosas se están calentando entre Irán e Israel. Sin embargo, la profecía bíblica arroja luz acerca de lo que pasará en algún momento en la historia.
El profeta Ezequiel escribió hace casi 2,500 años que Irán, mencionado en Ezequiel 38:5 como Persia, sería un participante importante en la alineación de naciones que marcharán contra Israel en los últimos días. Otras naciones mencionadas no sólo en Ezequiel, pero también en Daniel y los Salmos, incluye a Líbano, hogar de Hizbolá y Siria, ambos compañeros militares de Irán.
La posibilidad de un ataque preventivo iraní contra Israel y que ese ataque será en el futuro cercano, es evidencia de que la profecía bíblica será cumplida.
Traducido por: Donald Dolmus
Anulación Instantánea
Algún día, sin advertencia, en un momento completamente desconocido, Dios se volverá a Jesucristo, para darle el mandato de avanzar y arrebatar la iglesia al Cielo. Precisamente en ese instante (el Rapto), todas las cosas que estamos haciendo, pensando o planificando sufrirán anulación instantánea. En otras palabras, al ser arrebatados hacia la esfera celestial, todas las cosas terrenales ya no importarán, no tendrán ningún efecto, serán rotas.
En el Cielo, todos los cristianos resumirán sus vidas en la tierra respondiendo a la simple pregunta: “¿Qué hiciste para avanzar el Reino de Dios?” Aun cuando seas uno de los más ricos en el mundo o uno de los más pobres, en cálculos celestiales, ambos tienen la misma condición. Sólo las obras que llevaste a cabo con amor, en caridad, y para la gloria del nombre de Dios serán transformadas en riquezas celestiales.
● Problemas en el trabajo
● Fracasos morales
● Privaciones financieras
● Problemas legales
● Fracaso de negocios
● Dificultades matrimoniales y de relaciones
● Problemas en el colegio
● Angustia mental
Aquí hay algunas situaciones más específicas que pueden o no aplicarse a ti:
● Estás tan enfermo que la compañía de tu seguro de vida continuará en base de semana a semana.
● En el colegio, estás reprobando todo a excepción de pasillo de estudio y almuerzo.
● Tus hijos están en tantos problemas que la policía tiene más fotografías de ellos que tú.
● El dinero de todo el mundo habla -pero el tuyo sólo tartamudea.
● Tu carro está tan oxidado que pesa la mitad de lo que pesaba cuando nuevo.
● Tu sitio web está obteniendo dos accesos al día, tu hermano y tú.
● No estás siendo afectado por inversiones financieras, ya estás en bancarrota.
● Tuviste que dejar ir a tu criada porque tu esposo no lo permitía.
● Cuando niño, tus padres te ayudaron a escaparte de la casa.
Aquí hay algunas excusas que he recibido de las personas explicando por qué no están interesadas en el rapto:
● Cristo no va a venir sino hasta mucho después de mi muerte.
● Esto es demasiado aterrador para siquiera pensar en ello.
● Quiero jugar basketball (relacionado con el colegio).
● No creo en el rapto.
● No creo en el Cielo.
● No creo en Dios.
● Prefiero ir al otro lugar con todos mis amigos.
● Cristo no va a regresar hasta que el mundo mejore en su comportamiento.
Tomado de: Rapture Ready
jueves, 30 de octubre de 2008
Dios el Hijo: Su preexistencia
En cuanto a su humanidad, Él tuvo principio, pues fue concebido por el poder del Espíritu Santo y nació de una virgen. En cuanto a su divinidad, Él no tuvo principio, pues ha existido desde la eternidad. En Isaías 9:6 leemos: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado.» La distinción es obvia entre el niño que nació y el Hijo que nos es dado.
Así también en Gálatas 4:4 se declara: «Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.» El que existía desde la eternidad, llegó a ser, en la plenitud del tiempo, «nacido (la descendencia) de mujer». Declarando que Cristo fue preexistente, meramente se afirma que Él existió antes de que se hubiera encarnado, puesto que todos los propósitos también afirman que Él existía desde toda la eternidad pasada. La idea de que Él era preexistente sólo en el sentido de ser el primero de todos los seres creados (la así llamada herejía arriana del siglo IV) no es una enseñanza moderna. Así las pruebas de su preexistencia y las pruebas para su eternidad pueden ser agrupadas juntas. Es también evidente que si Cristo es Dios, Él es eterno, y si Él es eterno, Él es Dios, y las pruebas para la deidad de Cristo y su eternidad se sostienen unas a otras.
La eternidad y deidad de Jesús son establecidas por dos líneas de revelación:
1ª.) Declaraciones directas, y 2ª.) Implicaciones de la Escritura.
A. Declaraciones directas de la eternidad y deidad del Hijo de Dios
La eternidad y deidad de Jesucristo están sostenidas en una vasta área de la Escritura, la cual afirma su infinita Persona y su existencia eterna igual con las otras Personas de la Trinidad. Este hecho no es afectado por su encarnación.
La Escritura declara en Juan 1:1-2: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.» De acuerdo a Miqueas 5:2: «pero tú, Belén Efrata, pequeño para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.»
Isaías 7:14 afirma su nacimiento virginal y le da el nombre de Emanuel, lo cual significa «Dios con nosotros». De acuerdo a Isaías 9:6-7, aunque Jesús fue un niño nacido, Él fue también dado como un Hijo y es llamado específicamente «el Dios fuerte». Cuando Cristo declaró en Juan 8:58:
«De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy», los judíos entendieron que esto era una afirmación de la deidad y la eternidad (cf. Ex. 3:14; Is. 43:13). En Juan 17:5, Cristo, en su oración, declaró: «Ahora, pues, Padre, glorifícame tú para contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese» (cf. Jn. 13:3). Filipenses 2:6-7 dice que Cristo fue «en forma de Dios» antes de su encarnación. Una declaración más explícita se hace en Colosenses 1:15-19, donde se declara que Jesucristo es, antes de toda la creación, el Creador mismo, y la imagen exacta del Dios invisible. En 1 Timoteo 3:16 se declara a Jesucristo como «Dios... manifestado en carne». En Hebreos 1:2-3 el hecho de que el, Hijo es el Creador y la exacta imagen de Dios se declara nuevamente, y su eternidad se afirma en 13:8 (cf. Ef. 1:4; Ap. 1:11). La Escritura declara muy a menudo que Cristo es eterno y que Él es Dios. La educación contemporánea, la cual acepta la Biblia como la autoridad irresistible, con excepción de algunas sectas, afirma la eternidad y deidad de Cristo.
B. Implicaciones de que el Hijo de Dios es eterno
La Palabra de Dios constante y consistentemente implica la preexistencia y eternidad del Señor Jesucristo. Entre las pruebas obvias de este hecho pueden resaltarse varias:
1. Las obras de la creación son adjudicadas a Cristo (Jn. 1:3; Col. 1:16; He. 1:10). Por lo tanto, Él antecede a toda la creación.
2. El Ángel de Jehová, cuya apariencia se recuerda a menudo en el Antiguo Testamento, no es otro que el Señor Jesucristo. Aunque Él aparece algunas veces como un ángel o aun como un hombre, Él lleva las marcas de la deidad. Él apareció a Agar (Gn. 16:7), a Abraham (Gn. 18:1; 22:11-12; véase Jn. 8:58), a Jacob (Gn. 48:15-16; véase también Gn. 31:11-13; 32:2432), a Moisés (Ex. 3:2, 14), a Josué (Jos. 5:13-14) y a Manoa (Jue. 13:19-22). Él es quien lucha por los suyos y los defiende (2 R. 19:35; 1 Cr. 21:15-16; Sal. 34:7; Zac. 14:1-4).
3. Los títulos adjudicados al Señor Jesucristo indican la eternidad de su Ser. Él es precisamente lo que sus nombres sugieren. Él es «el Alfa y Omega», «el Cristo», «Admirable», «Consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Dios», «Dios con nosotros», el «gran Dios y Salvador» y «Dios bendito para siempre». Estos títulos identifican al Señor Jesucristo con la revelación del Antiguo Testamento acerca de Jehová Dios (compárese Mt. 1:23 con Is. 7:14; Mt. 4:7 con Dt. 6:16; Mr. 5:19 con Sal. 66:16, y Sal. 110:1 con Mt. 22:42-45). Además, los nombres que el Nuevo Testamento le da al Hijo de Dios se hallan íntimamente relacionados con los títulos del Padre y del Espíritu, lo que indica que Cristo está en un plano de igualdad con la Primera y la Tercera Personas de la Trinidad (Mt. 28:19; Hch. 2:38; 1 Co. 1:3; 2 Co. 13:14; Jn. 14:1; 17:3; Ef. 6:23; Ap. 20:6; 22:3), y explícitamente Él es llamado Dios (Ro. 9:5; Jn. 1:1; Tit. 2:13; He. 1:8).
4. La preexistencia del Hijo de Dios se sobreentiende en el hecho de que Él tiene los atributos de la Deidad: Vida (Jn. 1:4), Existencia en sí mismo (Jn. 5:26), Inmutabilidad (He. 13:8), Verdad (Jn. 14:6), Amor (1 Jn. 3:16), Santidad (He. 7:26), Eternidad (Col. 1:17; He. 1:11), Omnipresencia (Mt. 28:20), Omnisciencia (1 Co. 4:5; Col. 2:3) y Omnipotencia (Mt. 28:18; Ap. 1:8).
5. De igual manera, la preexistencia de Cristo se sobreentiende en el hecho de que Él es adorado como Dios (Jn. 20:28; Hch. 7:59-60; He. 1:6). Por lo tanto, se concluye que siendo el Señor Jesucristo Dios, Él existe de eternidad a eternidad. Este capítulo, que recalca la Deidad de Cristo, debe estar inseparablemente relacionado con el que sigue, en el cual se da énfasis a la humanidad del Hijo de Dios, realizada a través de la encarnación.
Por: Lewis S. Chafer