"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:15-17).
Estas series de publicaciones son un análisis de la inquietante tendencia dentro del Cristianismo de hoy en día. Nuestra preocupación es que si los que han profesado ser creyentes en Jesucristo se distraen con los aspectos temporales de este mundo, entonces ellos se están desviando de la fe y han sido atrapados en una red de engaño y, en el mejor de los casos, van a perder el corazón de lo que Dios desea para ellos y, en el peor de los casos, podrían estar contribuyendo inconscientemente con el reino y la religión del Anticristo.
Como fue indicado en la primera parte de estas series, el enfoque en las cosas de este mundo no es nada nuevo en la historia de la humanidad o de la Iglesia. Desde la época de la torre de Babel, la humanidad ha tratado de crear una utopía y edificar un reino, ya sea independiente de Dios o, supuestamente, en el nombre de Dios pero para su propio fin. Para aquellos que se llaman cristianos, hay una simple prueba para discernir si han caído en ese engaño: ¿Son su manera de pensar y sus acciones coherentes con lo que la Palabra de Dios dice acerca del Reino de Dios, el Rapto de la Iglesia, las advertencias proféticas del tiempo del fin de la Palabra, la difícil situación final del mundo en rebelión y el destino eterno de aquellos que aman al Señor?
La marca del verdadero cristiano es que se conforma con lo que las Escrituras enseñan. Aquellos que se conforman a las metas o a las agendas de este mundo, ya sea personalmente o participando en programas organizados que comprometen lo que la Biblia enseña, aunque ellos sean en realidad creyentes, están de todas maneras dejándose llevar por la corriente y se están apartando de la fe (Hebreos 2:1). Esto significa que los frutos que uno temporalmente hizo para el Señor y las recompensas eternas van a ser afectadas adversamente, pero no el futuro eterno con Jesús, el cual fue asegurado por el pago completo y la pena máxima que hizo el Señor por nuestros pecados.
La Biblia no es ambigua ni tampoco habla de lo que se avecina en la vida de este planeta como si fuera un tópico esotérico o un misterio enigmático o críptico. Simplemente nos informa claramente lo que ha sucedido en tiempos antiguos y lo que va a suceder en el futuro.
Desde el momento del primer pecado por parte del hombre en contra de Dios en el Jardín de Edén hasta el día presente, los efectos de ese pecado han generado una maldad progresiva en la humanidad. Al principio, como respuesta a la proliferación de la maldad en los seres humanos, Dios destruyó a toda la humanidad, excepto a ocho personas en un diluvio universal (Génesis 6). El pecado no ha disminuido ya que continúa separando al hombre de Dios. Desde los días de Noé y de su familia y la repoblación de la tierra, ha habido pocas instancias de obediencia colectiva hacia Dios. Aún entre el pueblo escogido de Dios, a quien Él enviaría a Su Mesías para salvar al mundo de las consecuencias del pecado, la obediencia sólo fue esporádica, concluyendo inicialmente con el rechazo y la crucifixión del Salvador ungido de Dios, Jesucristo.
Todo esto fue del conocimiento de Dios desde antes del principio del tiempo, al igual que lo que Él haría por la humanidad de acuerdo con Su amor insondable por sus seres creados. Su solución para reconciliar al hombre con Sí mismo fue indicado inicialmente después de la caída en el Jardín del Edén (Génesis 3:15, 21) y después fue predicho por los profetas a lo largo del Antiguo Testamento. El Salvador enviado por Dios tomaría forma humana a través del nacimiento por una virgen. Él sería Dios hecho Hombre y también un siervo sufriente, cuya muerte sacrificial pagaría los pecados de la humanidad. Su resurrección de entre los muertos certificó que la pena infinita que Él sufrió por una humanidad condenada fue aceptable y satisfizo la justicia perfecta que Dios demandaba.
En el libro de los Hechos, después de haber comisionado a Sus discípulos para compartir con el mundo las buenas noticias de Su salvación, leemos acerca de la ascensión de Cristo desde el Monte de los Olivos hacia el Cielo y de Su futuro retorno al mismo lugar (Hechos 1:8-11). Los profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento nos dicen acerca de eventos significativos que van a ocurrir aquí en la tierra antes del retorno del Señor, y también después: La destrucción de Jerusalén y la dispersión del pueblo judío (Deuteronomio 28:64; Levítico 26:33); el regreso y la reunión de los judíos a la tierra de Israel después de su dispersión por todo el mundo (Isaías 11:11-12; 43:6; Ezequiel 20:33-38; 36:24); el regreso de Jesús por Su Novia, la Iglesia, y el Arrebatamiento de los creyentes a Sí mismo para llevarlos a la boda en el Cielo (Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 4:16-18); los siete años de la Gran Tribulación, que va a involucrar catástrofes mundiales que ocurrirán después del Rapto de los santos (Jeremías 30:7; Mateo 24:21-22); el surgimiento del Anticristo a una posición de dictador único del mundo entero (2 Tesalonicenses 2:3-4; Apocalipsis 13); el derramamiento de la ira de Dios sobre la tierra durante los siete años que durará la tribulación (Apocalipsis 6:19); las naciones del mundo volviéndose contra Israel para destruirlo (Joel 3:1-2, 9:15; Ezequiel 38); el retorno de Jesús del Cielo con Sus santos y la destrucción de aquellos quienes han tratado de aniquilar a Israel (Zacarías 12); la instalación del trono de Jesús en Jerusalén y Su reino sobre toda la tierra desde ese lugar por 1,000 años (Apocalipsis 20; Isaías 65:17-25), y la restauración de la tierra después de la devastación que ocurrió durante la Gran Tribulación (Isaías 11:1-10; Ezequiel 47:1-12).
Al término del reino milenial de Jesús, Él derrotará una rebelión mundial dirigida por Satanás (Apocalipsis 20:7-9). Todos aquellos que se hayan rebelado serán echados al Lago de Fuego (Apocalipsis 19:20; 20:10, 14-15; 21:8). Los cielos y la tierra se disolverán y Dios formará, de manera perfecta, nuevos cielos y una nueva tierra y una Nueva Jerusalén para aquellos que lo aman, y donde morará la rectitud (2 Pedro 3:7, 10-13).
Así como todas las profecías relacionadas con la primera venida de Jesús fueron cumplidas hasta el más pequeño detalle y con 100 por ciento de exactitud, podemos estar absolutamente seguros que las profecías bíblicas en lo que respecta al futuro se cumplirán también con la misma exactitud. Además, estas profecías especifican condiciones espirituales y físicas que van a tomar lugar. Una de las cosas que debe ser obvia observando este escenario profético es que este mundo tiene un propósito temporal que es increíblemente corto comparado con la eternidad. El no darse cuenta de eso es ignorar la realidad de que un creyente es un "habitante temporal" aquí en este mundo, cuya “ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20).
Nuestra responsabilidad entonces, como bereanos (Hechos 17:11), es investigar las Escrituras y comparar los movimientos, programas, agendas y otras cosas, que se están promoviendo hoy en día en el mundo, y especialmente en el mundo cristiano, con lo que se ha profetizado en la Palabra de Dios. Eso nos va a decir a qué o a quiénes podemos a apoyar y a qué o a quiénes vamos a rechazar, o aun hasta a qué o a quiénes debemos oponernos firmemente (Efesios 5:11).
Ciertamente al mundo le placería bastante el resolver sus problemas sin la ayuda del Dios de la Biblia. Y también podemos decir que son muchos los cristianos que se apresuran en remediar los problemas mundiales en maneras que no están respaldadas por las Escrituras, y algunos de estos métodos hasta están en contradicción con lo que las Escrituras enseñan. El plan global empezado por Rick Warren llamado P.E.A.C.E. (las iniciales deletrean la palabra PAZ) es uno de los tantos programas y enseñanzas que, en su mayor parte, no pueden ser reconciliados con la Palabra profética de Dios. El plan de Warren, que es descrito como un "plan de 50 años" y que resolvería todos los problemas globales como “las enfermedades pandémicas, pobreza extrema, analfabetismo, corrupción, calentamiento global, vacío espiritual, etc.” Él dice que su agenda social y de obras fue desarrollada después de haber leído los Evangelios, y añade que fue Jesús quien le dio el modelo para desarrollar el antídoto a los cinco problemas más serios del planeta.
Estas series de publicaciones son un análisis de la inquietante tendencia dentro del Cristianismo de hoy en día. Nuestra preocupación es que si los que han profesado ser creyentes en Jesucristo se distraen con los aspectos temporales de este mundo, entonces ellos se están desviando de la fe y han sido atrapados en una red de engaño y, en el mejor de los casos, van a perder el corazón de lo que Dios desea para ellos y, en el peor de los casos, podrían estar contribuyendo inconscientemente con el reino y la religión del Anticristo.
Como fue indicado en la primera parte de estas series, el enfoque en las cosas de este mundo no es nada nuevo en la historia de la humanidad o de la Iglesia. Desde la época de la torre de Babel, la humanidad ha tratado de crear una utopía y edificar un reino, ya sea independiente de Dios o, supuestamente, en el nombre de Dios pero para su propio fin. Para aquellos que se llaman cristianos, hay una simple prueba para discernir si han caído en ese engaño: ¿Son su manera de pensar y sus acciones coherentes con lo que la Palabra de Dios dice acerca del Reino de Dios, el Rapto de la Iglesia, las advertencias proféticas del tiempo del fin de la Palabra, la difícil situación final del mundo en rebelión y el destino eterno de aquellos que aman al Señor?
La marca del verdadero cristiano es que se conforma con lo que las Escrituras enseñan. Aquellos que se conforman a las metas o a las agendas de este mundo, ya sea personalmente o participando en programas organizados que comprometen lo que la Biblia enseña, aunque ellos sean en realidad creyentes, están de todas maneras dejándose llevar por la corriente y se están apartando de la fe (Hebreos 2:1). Esto significa que los frutos que uno temporalmente hizo para el Señor y las recompensas eternas van a ser afectadas adversamente, pero no el futuro eterno con Jesús, el cual fue asegurado por el pago completo y la pena máxima que hizo el Señor por nuestros pecados.
La Biblia no es ambigua ni tampoco habla de lo que se avecina en la vida de este planeta como si fuera un tópico esotérico o un misterio enigmático o críptico. Simplemente nos informa claramente lo que ha sucedido en tiempos antiguos y lo que va a suceder en el futuro.
Desde el momento del primer pecado por parte del hombre en contra de Dios en el Jardín de Edén hasta el día presente, los efectos de ese pecado han generado una maldad progresiva en la humanidad. Al principio, como respuesta a la proliferación de la maldad en los seres humanos, Dios destruyó a toda la humanidad, excepto a ocho personas en un diluvio universal (Génesis 6). El pecado no ha disminuido ya que continúa separando al hombre de Dios. Desde los días de Noé y de su familia y la repoblación de la tierra, ha habido pocas instancias de obediencia colectiva hacia Dios. Aún entre el pueblo escogido de Dios, a quien Él enviaría a Su Mesías para salvar al mundo de las consecuencias del pecado, la obediencia sólo fue esporádica, concluyendo inicialmente con el rechazo y la crucifixión del Salvador ungido de Dios, Jesucristo.
Todo esto fue del conocimiento de Dios desde antes del principio del tiempo, al igual que lo que Él haría por la humanidad de acuerdo con Su amor insondable por sus seres creados. Su solución para reconciliar al hombre con Sí mismo fue indicado inicialmente después de la caída en el Jardín del Edén (Génesis 3:15, 21) y después fue predicho por los profetas a lo largo del Antiguo Testamento. El Salvador enviado por Dios tomaría forma humana a través del nacimiento por una virgen. Él sería Dios hecho Hombre y también un siervo sufriente, cuya muerte sacrificial pagaría los pecados de la humanidad. Su resurrección de entre los muertos certificó que la pena infinita que Él sufrió por una humanidad condenada fue aceptable y satisfizo la justicia perfecta que Dios demandaba.
En el libro de los Hechos, después de haber comisionado a Sus discípulos para compartir con el mundo las buenas noticias de Su salvación, leemos acerca de la ascensión de Cristo desde el Monte de los Olivos hacia el Cielo y de Su futuro retorno al mismo lugar (Hechos 1:8-11). Los profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento nos dicen acerca de eventos significativos que van a ocurrir aquí en la tierra antes del retorno del Señor, y también después: La destrucción de Jerusalén y la dispersión del pueblo judío (Deuteronomio 28:64; Levítico 26:33); el regreso y la reunión de los judíos a la tierra de Israel después de su dispersión por todo el mundo (Isaías 11:11-12; 43:6; Ezequiel 20:33-38; 36:24); el regreso de Jesús por Su Novia, la Iglesia, y el Arrebatamiento de los creyentes a Sí mismo para llevarlos a la boda en el Cielo (Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 4:16-18); los siete años de la Gran Tribulación, que va a involucrar catástrofes mundiales que ocurrirán después del Rapto de los santos (Jeremías 30:7; Mateo 24:21-22); el surgimiento del Anticristo a una posición de dictador único del mundo entero (2 Tesalonicenses 2:3-4; Apocalipsis 13); el derramamiento de la ira de Dios sobre la tierra durante los siete años que durará la tribulación (Apocalipsis 6:19); las naciones del mundo volviéndose contra Israel para destruirlo (Joel 3:1-2, 9:15; Ezequiel 38); el retorno de Jesús del Cielo con Sus santos y la destrucción de aquellos quienes han tratado de aniquilar a Israel (Zacarías 12); la instalación del trono de Jesús en Jerusalén y Su reino sobre toda la tierra desde ese lugar por 1,000 años (Apocalipsis 20; Isaías 65:17-25), y la restauración de la tierra después de la devastación que ocurrió durante la Gran Tribulación (Isaías 11:1-10; Ezequiel 47:1-12).
Al término del reino milenial de Jesús, Él derrotará una rebelión mundial dirigida por Satanás (Apocalipsis 20:7-9). Todos aquellos que se hayan rebelado serán echados al Lago de Fuego (Apocalipsis 19:20; 20:10, 14-15; 21:8). Los cielos y la tierra se disolverán y Dios formará, de manera perfecta, nuevos cielos y una nueva tierra y una Nueva Jerusalén para aquellos que lo aman, y donde morará la rectitud (2 Pedro 3:7, 10-13).
Así como todas las profecías relacionadas con la primera venida de Jesús fueron cumplidas hasta el más pequeño detalle y con 100 por ciento de exactitud, podemos estar absolutamente seguros que las profecías bíblicas en lo que respecta al futuro se cumplirán también con la misma exactitud. Además, estas profecías especifican condiciones espirituales y físicas que van a tomar lugar. Una de las cosas que debe ser obvia observando este escenario profético es que este mundo tiene un propósito temporal que es increíblemente corto comparado con la eternidad. El no darse cuenta de eso es ignorar la realidad de que un creyente es un "habitante temporal" aquí en este mundo, cuya “ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20).
Nuestra responsabilidad entonces, como bereanos (Hechos 17:11), es investigar las Escrituras y comparar los movimientos, programas, agendas y otras cosas, que se están promoviendo hoy en día en el mundo, y especialmente en el mundo cristiano, con lo que se ha profetizado en la Palabra de Dios. Eso nos va a decir a qué o a quiénes podemos a apoyar y a qué o a quiénes vamos a rechazar, o aun hasta a qué o a quiénes debemos oponernos firmemente (Efesios 5:11).
Ciertamente al mundo le placería bastante el resolver sus problemas sin la ayuda del Dios de la Biblia. Y también podemos decir que son muchos los cristianos que se apresuran en remediar los problemas mundiales en maneras que no están respaldadas por las Escrituras, y algunos de estos métodos hasta están en contradicción con lo que las Escrituras enseñan. El plan global empezado por Rick Warren llamado P.E.A.C.E. (las iniciales deletrean la palabra PAZ) es uno de los tantos programas y enseñanzas que, en su mayor parte, no pueden ser reconciliados con la Palabra profética de Dios. El plan de Warren, que es descrito como un "plan de 50 años" y que resolvería todos los problemas globales como “las enfermedades pandémicas, pobreza extrema, analfabetismo, corrupción, calentamiento global, vacío espiritual, etc.” Él dice que su agenda social y de obras fue desarrollada después de haber leído los Evangelios, y añade que fue Jesús quien le dio el modelo para desarrollar el antídoto a los cinco problemas más serios del planeta.
Subsecuentemente, Warren expandió ese modelo de uno de un esfuerzo exclusivo del Cristianismo, a otro que requiere el respaldo de todas las religiones. La letra "P" en el título de la abreviación del plan originalmente significaba "Planting Churches" (el establecimiento de iglesias) y se suponía que era el antídoto clave para resolver los problemas mundiales. Sin embargo, después de haber conversado con una asamblea de los representantes de las religiones mundiales, Warren cambió el significado de la letra "P" de "Planting Churches" a "Promoting Reconciliation" (promoviendo la reconciliación).
Warren anunció, sin lugar a ninguna duda que los problemas universales no pueden ser resueltos "sin incluir a la gente de fe y sus instituciones religiosas". El dijo a su audiencia en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza (Enero, 2008) que todas las instituciones religiosas van a ser necesitadas como centros de distribución de recursos para ayudar a erradicar los problemas globales. Sin embargo, el cambio a un programa ecuménico que incluye mezquitas islámicas, templos hindúes, sinagogas judías y otros establecimientos religiosos como participantes para resolver las necesidades sociales, puede impresionar al mundo, pero está en contra de lo que Dios dice en Su palabra. El Dios de la Biblia es un Dios exclusivo:
"Yo soy el Señor, y no hay otro; fuera de mí no hay ningún Dios" (Isaías 45:5).
No debe haber participación con promotores de dioses falsos. El Apóstol Pablo nos dice: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué acuerdo tiene Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?" (2 Corintios 6:14-15).
La agenda ecuménica Rick Warren para resolver los problemas de este mundo carece de lógica y también está en contra de lo que dice la Biblia. ¿Cómo es posible que su plan para remediar "el vacío espiritual" pueda funcionar con aquellos que promueven una falsa espiritualidad? Pedro nos dice:
"Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12).
Jesús mismo declaró:
"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6).
Si no existe otro Dios verdadero excepto el Dios revelado en la Biblia, y si la salvación se puede obtener únicamente a través de Jesucristo, como las Escrituras lo declaran, entonces todos los otros dioses y todas las otras maneras de salvación son falsas, sin ninguna esperanza para sus seguidores. Sin embargo, Warren le dijo a la audiencia religiosa en Davos, que él no estaba muy interesado en saber las intenciones por las que hacen el bien, "con tal que hagan el bien". Trágicamente, el reforzó la misma mentira que mantiene a billones de gente religiosa cegada a la verdad e impidiendo que se vuelvan a Jesucristo: la "salvación por obras".
La influencia de este programa para "resolver los problemas del mundo" es asombrosa. El plan global de “50 años” de Warren fue presentado en su libro "Una Vida con Propósito" (se han vendido más de 30 millones de copias) y ha sido traducido a 52 idiomas. De acuerdo a su página 'web' más de 500,000 iglesias evangélicas se han unido a él en este esfuerzo ecuménico y anti bíblico.
"La salvación consiste en que todo el universo se ponga en armonía con su Creador... Pero nosotros podemos unirnos a un movimiento que es tan grande y tan amplio como el universo mismo. Las rocas, los árboles, las aves, los pantanos y los sistemas ecológicos...Dios desea restaurar todo eso...La meta no está en escaparse de este mundo sino hacer de este mundo una clase de lugar al que Dios pueda venir. Y Dios nos está convirtiendo en esa clase de gente para que podamos hacer esta clase de trabajo".
Brian McLaren, sin duda alguna el líder más conocido de la Iglesia Emergente, tiene un punto de vista distorsionado de la profecía bíblica, como lo tienen todos sus congregantes del Movimiento de la Iglesia Emergente. Él considera al libro del Apocalipsis como una "literatura de los oprimidos" para inspirar a "cada generación", en vez de considerarlo como una advertencia de Dios acerca de eventos y juicios futuros que han de venir sobre toda la humanidad.
Estos eventos y juicios futuros están indudablemente en contradicción con la agenda de resolver los problemas globales y convertir este mundo en un paraíso. McLaren declara:
"En esta luz, (quiere decir si uno quita el aspecto profético del libro del Apocalipsis) el libro de Apocalipsis se revela como un libro muy poderoso acerca del reino de Dios para aquí y para ahora, y que está al alcance de todos".
Él cree, como lo hace Rick Warren (quien también tiene un punto de vista distorsionado acerca de la profecía), que es necesario que todas las religiones del mundo trabajen juntas para el beneficio de la sociedad. Él añade:
"Yo creo que nuestro futuro va a requerir que nosotros nos unamos humildemente y caritativamente con personas de otras creencias como los musulmanes, hindúes, budistas, judíos, seculares y otros, para así poder alcanzar la paz, el control del medio ambiente y la justicia para toda la gente, que es algo de gran importancia para el corazón de Dios".
Ese sentimiento, aunque puede ser agradable a los deseos de la carne, es muy distante del "corazón de Dios" y de su Palabra.
El restaurar o preservar este planeta como una causa común ha excedido tremendamente los principios Bíblicos de administración y se ha convertido en una meta global aparte de lo que Dios nos dice en su Palabra. Las Escrituras son bastante claras que cualquier abuso de lo que Dios ha dado a la humanidad es pecado. Pero, algunos están usando la Biblia erróneamente para justificar y promulgar sus agendas anti-bíblicas. Eugene Peterson, en su "traducción" de la Biblia llamado "El Mensaje", no tiene ningún reparo acerca de distorsionar las Escrituras por "la causa." Él traduce Juan 3:17 diciendo que Jesús "vino a ayudar, a poner este mundo en la manera correcta como estaba antes", en vez del texto decir "para que el mundo sea salvo por Él" (lo que significa la salvación de las almas). Peterson también promulga las ideas del Movimiento Verde ecológico añadiendo el adjetivo "verde" a Romanos 15:13 diciendo: "Y el Dios de esperanza 'verde' os llene de todo gozo..."
El vender Biblias es un gran negocio hoy en día, y donde existe una "causa," por lo general hay una tendencia a producir una Biblia que implica que tal agenda es respaldada por la Escritura. "La Biblia Verde" es solamente un ejemplo. Es presentada en asociación con el Club Sierra, La Sociedad Humana y el Concilio Nacional de Iglesias y su Programa de Justicia Ecológica. Esta supuesta Biblia presenta una introducción del ultra herético arzobispo Desmond Tutu y tiene contribuciones del líder emergente Brian McLaren y del teólogo N.T. Wright, ambos de los cuales predican el "redimir la tierra". Las promociones de ventas de esta biblia alegan que debido a que la Biblia menciona el doble de veces la palabra 'tierra' que lo que menciona las palabras 'cielo' y 'amor' entonces esa es la razón por la cual, de acuerdo a ellos, la Biblia "tiene un mensaje poderoso para la tierra". Esa manera de pensar y de razonar es fantasiosa y engañosa. El "poderoso mensaje" de la Biblia es en realidad las "buenas noticias" de lo que Dios ha logrado para reconciliar al hombre con Sí mismo para que así nosotros podamos pasar la vida eterna con Él. Este mundo y esta tierra en la cual vivimos en el tiempo presente, solamente representa una minúscula parte en el eterno plan de Dios.Estos eventos y juicios futuros están indudablemente en contradicción con la agenda de resolver los problemas globales y convertir este mundo en un paraíso. McLaren declara:
"En esta luz, (quiere decir si uno quita el aspecto profético del libro del Apocalipsis) el libro de Apocalipsis se revela como un libro muy poderoso acerca del reino de Dios para aquí y para ahora, y que está al alcance de todos".
Él cree, como lo hace Rick Warren (quien también tiene un punto de vista distorsionado acerca de la profecía), que es necesario que todas las religiones del mundo trabajen juntas para el beneficio de la sociedad. Él añade:
"Yo creo que nuestro futuro va a requerir que nosotros nos unamos humildemente y caritativamente con personas de otras creencias como los musulmanes, hindúes, budistas, judíos, seculares y otros, para así poder alcanzar la paz, el control del medio ambiente y la justicia para toda la gente, que es algo de gran importancia para el corazón de Dios".
Ese sentimiento, aunque puede ser agradable a los deseos de la carne, es muy distante del "corazón de Dios" y de su Palabra.
El restaurar o preservar este planeta como una causa común ha excedido tremendamente los principios Bíblicos de administración y se ha convertido en una meta global aparte de lo que Dios nos dice en su Palabra. Las Escrituras son bastante claras que cualquier abuso de lo que Dios ha dado a la humanidad es pecado. Pero, algunos están usando la Biblia erróneamente para justificar y promulgar sus agendas anti-bíblicas. Eugene Peterson, en su "traducción" de la Biblia llamado "El Mensaje", no tiene ningún reparo acerca de distorsionar las Escrituras por "la causa." Él traduce Juan 3:17 diciendo que Jesús "vino a ayudar, a poner este mundo en la manera correcta como estaba antes", en vez del texto decir "para que el mundo sea salvo por Él" (lo que significa la salvación de las almas). Peterson también promulga las ideas del Movimiento Verde ecológico añadiendo el adjetivo "verde" a Romanos 15:13 diciendo: "Y el Dios de esperanza 'verde' os llene de todo gozo..."
En publicaciones futuras presentaremos a otros promotores del engaño temporal tales como Shane Clairborne, Jim Wallis y Glenn Beck, y también el libro muy popular que está promoviendo el avance del evangelio social llamado: "El Hueco en Nuestro Evangelio".
Tristemente, un número creciente de creyentes están asegurando sus botes salvavidas a este barco que se llama tierra pero que es como el barco Titanic, y lo están haciendo con el propósito de redimirla. En vez de eso, nuestra "agenda" necesita estar alineada con el mandato bíblico del evangelista y ganador de almas, John Harper. La historia nos dice que él fue guiado por el Señor para cambiar su pasaje y navegar una semana después a Estados Unidos a bordo del Titanic, sabiendo que era ahí donde Dios quería usarlo. Recordado como "el verdadero héroe del Titanic" y como "el ministro de Dios a los que perecen", corría de un lado a otro en la cubierta del barco ayudando a aquellos que estaban en necesidad, dando su chaleco salvavidas a otro y pidiendo a todos a quienes encontraba a su paso a volverse a Dios por salvación por medio de Jesucristo. Cuando el enorme barco empezó a hundirse en las heladas aguas del Atlántico, Harper saltó de la cubierta del barco y empezó a nadar hacia otras personas y a quienes podía ver y hablar les decía que se entregaran a Cristo.
No existe redención para esta tierra, solamente para su gente.
"Señor, danos el mismo amor por los que perecen que le diste a Tu siervo John Harper, y, por Tu gracia, úsanos de acuerdo a Tu Palabra".
Artículos relacionados:
El Engaño Temporal - Parte 1
Sección de Apologética
Reproducido con permiso de:
The Berean Call
Fuente:
The Berean Call en Español
Original article:
The Temporal Delusion - Part 2
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)