Caos Social
Dios nunca derrama Su ira sin previo aviso. Primero, enviará voces proféticas y, si no hay arrepentimiento, comenzará a enviar juicios correctivos. Él es paciente, misericordioso y longánimo, pero de ninguna manera dejará impunes a los pecadores rebeldes (Nahúm 1:2-3).
Voces Proféticas del Pasado
Dios comenzó a advertir a nuestra nación ya desde la Segunda Guerra Mundial, y ha continuado enviando advertencias muy específicas desde mediados de la década de 1970. Considere los siguientes ejemplos.
En 1944, Peter Marshall, el gran predicador escocés-estadounidense, sintió en su alma que nuestra nación se dirigía en la dirección equivocada — hacia una sociedad secular y pagana. Condenó nuestro racismo y nuestro creciente materialismo. Proclamó: “Necesitamos urgentemente un profeta que tenga el oído de Estados Unidos y que diga: ‘¡Si el Señor es Dios, síganlo, pero si Baal es dios, entonces síganlo y váyanse al infierno!’”.
En 1974, Dios comenzó a responder la oración de Peter Marshall, cuando comenzó a levantar una serie de voces proféticas que identificaron los pecados de nuestra nación, nos llamaron al arrepentimiento y nos advirtieron de la ira de Dios si nos negábamos a arrepentirnos. El primero fue David Wilkerson, un predicador pentecostal en la ciudad de Nueva York. En su impactante libro, La Visión, Wilkerson catalogó los pecados de nuestra nación y predijo que se multiplicarían y empeorarían en el futuro. Concluyó: “Creo que hemos pasado el punto de no retorno”.
También, en 1974, Francis Schaeffer comenzó a trabajar en su libro y documental titulado, ¿Cómo debemos entonces vivir? Era un estudio en profundidad del ascenso y declive de la cosmovisión cristiana en Europa Occidental y nuestra nación. Schaeffer habló proféticamente sobre nuestra sociedad. Dijo: “A medida que se olvida cada vez más la memoria del consenso cristiano que nos dio la libertad dentro de la forma bíblica, un autoritarismo manipulador tenderá a llenar el vacío”.
En 1976, Dios ungió a un predicador rural en Tupelo, Mississippi, con el valor de tomar una posición contra la inmundicia en cascada en películas y programas de televisión. Su nombre era Don Wildmon, y fundó lo que hoy se conoce como la American Family Association. Al denunciar el creciente secularismo en Estados Unidos, proclamó: “El ateísmo y el agnosticismo, con sus hijastros del humanismo, hedonismo y materialismo, pueden no ser las religiones oficiales de nuestro país, pero se han convertido en la religión práctica aceptada por muchos en posiciones clave de influencia”.
En 1978, el autor ruso, Aleksandr Solzhenitsyn (que había fijado su residencia en los Estados Unidos en 1975 después de su deportación de la Unión Soviética), sorprendió a la intelectualidad de la Universidad de Harvard cuando condenó enérgicamente la degradación moral de la sociedad estadounidense. Preguntó: ¿Cómo declinó Occidente de su marcha triunfal a su enfermedad actual”? Respondió su pregunta diciendo que había ocurrido por la “elevación del hombre sobre Dios”.
En 1983, Solzhenitsyn pronunció su discurso más directo sobre el declive espiritual de nuestra nación. Fue pronunciado en su aceptación del Premio Templeton por sus contribuciones “para afirmar la dimensión espiritual de la vida”. Declaró que nuestra nación estaba en el proceso de cometer el mismo error que sus antepasados habían cometido en Rusia: “Los hombres se han olvidado de Dios”.
En 1984, en su último libro, El Gran Desastre Evangélico, Francis Schaeffer castigó a la Iglesia misma por contribuir a la desaparición de nuestra nación por su fracaso en defender la verdad, su adaptación “al mundo espiritual de la época” y su abandono de la creencia en la inerrancia de las Escrituras.
Voces Proféticas Actuales
En tiempos más recientes, Dios ha levantado más voces proféticas para nuestra nación. Tengo en mente a personas como Erwin Lutzer, David Jeremiah, William Koenig, Jan Markell, Albert Mohler, Jr., Franklin Graham, Robert Jeffress, y voces judías mesiánicas como Jonathan Cahn y Michael Brown.
Una y otra vez, a través de estas voces y otras, Dios nos ha llamado al arrepentimiento y nos ha advertido del juicio inminente. Nosotros, como nación, hemos hecho oídos sordos a estas advertencias. El juicio ha comenzado.
Porque te has apartado del Dios que puede salvarte. Te has olvidado de la Roca que puede esconderte. Así que tal vez plantes las mejores vides e importes los tallos más costosos…pero nunca recogerás ni una uva de ellas. Su única cosecha será una carga de aflicción y de dolor continuo (Isaías 17:10-11; NTV).
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