¿Un ejercicio de la imaginación o la aplicación del sentido llano?
El Significado de los Símbolos
Pero, “¿qué pasa con los símbolos?”, preguntan algunos. Otra clave crucial es tener en cuenta que un símbolo representa algo, de lo contrario no sería un símbolo.
Jesús es llamado “la rosa de Sarón”. Él no es referido como “el cardo ruso de Texas”. La imagen que evoca una rosa es algo hermoso; un cardo ruso es feo.
La Biblia es su propio mejor intérprete en cuanto al significado de los símbolos que usa. A veces, los símbolos son explicados claramente, como cuando Dios le revela a Ezequiel el significado de los símbolos en su visión del valle de los huesos secos (Ezequiel 37:11-14). De la misma manera, al apóstol Juan se le dijo el significado de ciertos símbolos que vio en su visión en Patmos del Señor glorificado (Apocalipsis 1:20).
En otras ocasiones, una simple búsqueda de las Escrituras revelará el significado de un símbolo. Considere la declaración en Apocalipsis 12:14, donde dice que el remanente judío escapará del Anticristo al desierto en “las dos alas de la gran águila”.
Una búsqueda en la concordancia mostrará que el mismo símbolo se usa en Éxodo 19:4, para describir la huida de los hijos de Israel cuando escaparon de Egipto. El símbolo, como Éxodo 19 deja en claro, es una referencia poética al cuidado amoroso de Dios.
La Importancia del Contexto
Otra clave para entender la profecía es una que se aplica a la interpretación de toda la Escritura. Es el principio que el significado de las palabras está determinado por su contexto.
Me encontré con un buen ejemplo de este problema recientemente en un libro en el que el autor estaba tratando de demostrar que Jesús nunca volverá a reinar sobre esta tierra. Tal posición, por supuesto, le exigía espiritualizar el capítulo 20 de Apocalipsis, donde dice seis veces que habrá un reinado del Señor que durará mil años.
En el intento desesperado de este autor para desestimar los mil años, se refirió a Salmos 50:10, donde dice que Dios es dueño “del ganado de mil colinas” (NTV). Luego preguntó, “¿Hay sólo mil colinas en el mundo?”. Él respondió a su pregunta: “¡Por supuesto que no!”. Luego procedió a explicar que el término se usa figurativamente. Pero luego dio un salto cuántico en la lógica, al proclamar: “Por lo tanto, el término, ‘mil’, siempre se usa simbólicamente”.
No es así. Depende del contexto. En Salmos 50, el término es claramente simbólico. Pero, en Apocalipsis 20, no es así. De nuevo, los mil años son mencionados seis veces. ¿Qué tendría que hacer el Señor para convencernos de que quiere decir mil años? ¿Ponerlo en el cielo con luces de neón? ¡Preste atención al contexto!
Reconciliando Pasajes
Una clave adicional para entender la profecía es una que se aplica a toda la Escritura. Es el principio de buscar todo lo que la Biblia tiene que decir sobre un punto en particular.
Evite basar una doctrina en un versículo aislado. Todos los versículos sobre un tema particular deben ser buscados, comparados, y luego reconciliados.
Déjeme darle un ejemplo profético. 2 Pedro 3:10 dice que, cuando el Señor regrese, “los cielos pasarán con grande estruendo…y la tierra y las obras que están en ella serán consumidas”. Ahora, si éste fuera el único versículo en la Biblia acerca de la Segunda Venida, podríamos concluir con seguridad que los cielos y la tierra se quemarán el día que Jesús regrese.
Pero, hay muchos otros versículos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que dejan muy en claro que el Señor reinará sobre toda la tierra antes de que sea consumida por el fuego. Esos versículos deben considerarse junto con el pasaje de 2 Pedro 3, con el fin de obtener la visión general correcta.
Problemas Especiales
Hay algunos problemas especiales relacionados con la interpretación profética. Uno es que la profecía a menudo se pre-cumple en un tipo simbólico, antes de que se cumpla por completo.
En este sentido, estoy seguro de que el pueblo judío debe haber sentido que Antíoco Epífanes (215-164 a.C.) cumplió las profecías de Daniel acerca de un líder tiránico que perseguiría severamente a los judíos. Pero, 200 años después de Antíoco, Jesús se refirió a esas profecías de Daniel y les dijo a Sus discípulos que aún debían cumplirse.
Otro ejemplo es la señal que Isaías le dio al rey Acaz, para asegurarle que la ciudad de Jerusalén no caería en manos de los asirios, que la tenían sitiada. La señal era que una joven daría a luz a un hijo, cuyo nombre sería llamado Emanuel (Isaías 7:1-19). El pasaje ciertamente implica que dicho niño nació en ese momento.
Pero, cientos de años después, Mateo, por inspiración del Espíritu Santo, se remontó a la profecía de Isaías y proclamó que su cumplimiento final se encontraba en el nacimiento virginal de Jesús (Mateo 1:22-23).
Tiempo Comprimido
Otra característica peculiar de la literatura profética es llamada “telescopía””. Esto ocurre cuando un profeta comprime el intervalo de tiempo entre dos eventos proféticos. Este fenómeno es muy común.
La razón de esto tiene que ver con la perspectiva del profeta. Mientras mira hacia el futuro y ve una serie de eventos proféticos, le parecen como si estuvieran en secuencia inmediata.
Es como vislumbrar una cordillera y ver tres picos, uno detrás del otro, cada uno secuencialmente más alto que el que está frente a él. Los picos parecen estar el uno contra el otro, debido a que la persona que los mira no puede ver los valles que lo separan.
En Zacarías 9:9-10, hay un pasaje con tres profecías que están comprimidas en dos versículos, pero que están ampliamente separadas en el tiempo. El versículo 9 dice que el Mesías vendrá humildemente en un burro. La primera parte del versículo 10 dice que el pueblo judío será apartado. La segunda parte del versículo 10 dice que el Mesías reinará sobre todas las naciones.
Estos tres eventos — la Primera Venida, la puesta aparte de Israel, y el reinado de Cristo — parecen ocurrir en rápida sucesión, pero, en realidad, hubo 40 años entre los primeros dos eventos, y ha habido casi 2,000 años hasta ahora entre el segundo y el tercer evento.
Otra forma de ver el fenómeno de la telescopía es centrarse en lo que se denominan “brechas proféticas”. Éstas son los períodos de tiempo entre los eventos proféticos representados por los picos de montaña.
Debido a que los rabinos del Antiguo Testamento no pudieron ver la brecha entre la Primera y la Segunda Venida del Mesías, algunos teorizaron que habría dos Mesías — un “Mesías hijo de José”, que sufriría; y un “Mesías hijo de David”, que conquistaría —. Desde nuestra perspectiva del Nuevo Testamento, podemos ver que los profetas del Antiguo Testamento estaban hablando de un Mesías que vendría dos veces. Podemos ver la brecha entre las dos venidas.
Un Desafío
Le pregunto: ¿Cómo trata a Zacarías 14 — como hecho o como ficción? —. ¿Es culpable de jugar con la Palabra de Dios, para justificar tradiciones sagradas y doctrinas de hombres?
Lo desafío a interpretar la Palabra de Dios — toda ella — por su significado de sentido llano. Al hacerlo, es muy probable que se vea desafiado a descartar viejas doctrinas y adoptar nuevas. Éste será un proceso doloroso, pero será fructífero, porque será bendecido con la verdad de la Palabra de Dios.
“Si ustedes permanecen en mi palabra serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:31-32).
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