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sábado, 20 de agosto de 2022

La Tierra en la Profecía

¿Restauración Eterna o Final Ardiente?

Por Dr. David R. Reagan

¿Sabía que estamos viviendo en la tierra número tres? ¿Sabía que la Biblia revela que hay dos tierras por venir? ¿Sabía que la Biblia enseña que la tierra es eterna?

Tierra I

La primera tierra fue la que se creó en el principio (Génesis 1:1). Era perfecta en todos los aspectos (Génesis 1:31). Pero, debido al pecado del hombre, Dios puso una maldición sobre la tierra (Génesis 3:17-19).

La Biblia indica que esta maldición alteró radicalmente la naturaleza de la creación original de Dios. En lugar de que el hombre ejerciera dominio sobre la naturaleza, como se planeó originalmente (Génesis 1:26, 28), la naturaleza se alzó en conflicto con el hombre, cuando aparecieron de repente plantas venenosas, animales carnívoros y cataclismos climáticos (como tornados).

Tierra II

La maldición alteró radicalmente la tierra original, pero la Tierra II todavía era bastante diferente de la que vivimos hoy. Hay mucha evidencia bíblica, tanto en Génesis como en Job, de que la segunda tierra tenía un espeso dosel de vapor que protegía la vida de la radiación ultravioleta del sol, produciendo la larga vida registrada en Génesis (ver Génesis 2:5-6 y Job 38:8-11).

Toda la tierra era como un invernadero, con una espesa vegetación que crecía por todas partes, incluso en los polos. Probablemente también había sólo una gran masa de tierra.

Una vez más, la rebelión pecaminosa de la humanidad motivó a Dios a cambiar la naturaleza de la tierra (Génesis 6:11-13). El agente de cambio esta vez fue el agua. Parece que Dios hizo que el dosel de vapor colapsara (Génesis 7:11). También hizo que todas las fuentes del grande abismo estallaran sobre la superficie de la tierra (Génesis 7:11).

Tierra III

Al igual que la maldición, el Diluvio alteró radicalmente la naturaleza de la tierra. Produjo la Tierra III, la tierra en la que ahora vivimos.

La tierra se inclinó sobre su eje, formando los casquetes polares. La masa de tierra unificada se dividió, formando los continentes tal como los conocemos ahora (por eso encajan como un rompecabezas — ver Génesis 10:25). Y el dosel de vapor se agotó tan completamente, que la radiación ultravioleta comenzó a llegar a la tierra en niveles sin precedentes, lo que resultó en una esperanza de vida muy reducida, primero a 120 años y luego a 70 años.

La Biblia revela que la tierra actual, la Tierra III, volverá a cambiar radicalmente en la Segunda Venida de Jesús. Los agentes de cambio serán terremotos en la tierra y fenómenos sobrenaturales en los cielos.

Los cambios producidos alterarán tan totalmente la tierra y su atmósfera, que Isaías se refiere a los nuevos cielos y la nueva tierra que existirán durante el reinado del Señor (Isaías 65:17).

Tierra IV

La Tierra IV —la tierra del milenio — será muy diferente de la tierra actual. Los terremotos que la producirán serán los más severos de la historia.

Todo valle será levantado, toda montaña será bajada, y toda isla será movida (Ap. 6:12-14; 16:17-21). Jerusalén será levantada, y el Monte Sion se convertirá en el más alto de todos los montes (Zacarías 14:10 y Miqueas 4:1).

El dosel de vapor probablemente será restaurado porque la esperanza de vida se ampliará a lo que era al principio de los tiempos (Isaías 65:20,22).

Evidencia adicional de que el dosel de vapor será restaurado se encuentra en el hecho de que toda la tierra volverá a tener una abundante y exuberante vegetación (Isaías 30:23-26 y Amós 9:13-14). El Mar Muerto también cobrará vida (Ezequiel 47:1-9).

"El Lobo Pacífico", por William Hallmark (williamhallmarkartist.com)

Lo más importante es que la maldición se levantará parcialmente, haciendo posible que el hombre se reconcilie con la naturaleza, y que la naturaleza se reconcilie consigo misma. El lobo morará con el cordero, porque el lobo ya no será carnívoro. El niño lactante jugará con la cobra, porque la cobra ya no será venenosa (Isaías 11:8).

Tierra V

Pero la última revuelta de Satanás al final del Milenio dejará la tierra contaminada y devastada (Ap. 20:7-9). Por lo tanto, al final del reinado del Señor, Dios quitará a los redimidos de la tierra, los colocará en la Nueva Jerusalén y luego purificará la tierra con fuego (2 Pedro 3: 10-13).

En otras palabras, Dios sobrecalentará esta tierra en un infierno ardiente y luego la remodelará como una bola de cera caliente. El resultado serán los “cielos nuevos y la tierra nueva” profetizados en Isaías 66 y Apocalipsis 21.

Ésta será la Tierra V, la tierra perfecta y eterna donde los redimidos pasarán la eternidad en la Nueva Jerusalén en la presencia de Dios (Ap. 21:1-4). La maldición será completamente levantada de esta tierra (Ap. 22:3).

Restauración en el Antiguo Testamento

Dios ama a Su creación, y está decidido a restaurarla a su perfección original.

Este propósito de Dios se reflejó en los ritos del Tabernáculo de Moisés. Cada año, cuando el Sumo Sacerdote entraba en el Lugar Santísimo para hacer expiación por los pecados de la nación, rociaba con sangre el Propiciatorio del Arca, y también el suelo frente al Arca (Levítico 16:15).

La sangre en el Propiciatorio señalaba la promesa de Dios de que un día enviaría a un Mesías que derramaría Su sangre para que la misericordia de Dios pudiera cubrir la Ley e hiciera posible que fuésemos reconciliados con nuestro Creador. La sangre en el suelo apuntaba a la promesa de Dios de que el sacrificio del Mesías también haría posible que la creación fuera redimida.

En el Antiguo Testamento, Isaías 11 nos da una hermosa imagen de la creación redimida durante el Milenio. Se nos dice que los animales carnívoros dejarán de cazarse unos a otros y “comerán paja como el buey”.  Los animales venenosos también serán transformados. Dejarán de ser peligrosos (Isaías 11:6-9;  35:9).

El reino vegetal será igualmente transformado a su perfección original antes de la maldición. El resultado será una increíble abundancia agrícola:

He aquí que vienen días, dice el SEÑOR, cuando el que ara alcanzará al que siega y el que pisa las uvas al que lleva la semilla; las montañas gotearán vino nuevo…” (Amós 9:13).

El profeta Joel agrega que, “Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite” (Joel 2:24).

La implicación de estos pasajes es que el hombre ya no tendrá que luchar contra la naturaleza, porque las malas hierbas y las plantas venenosas dejarán de existir y las lluvias serán abundantes.

De hecho, Isaías nos dice que las áreas de desierto se transformarán en bosques gloriosos (Isaías 35:2) y los desiertos se convertirán en manantiales de agua” (Isaías 35:7).

Restauración en el Nuevo Testamento

La promesa de una creación redimida y restaurada se reafirma en el Nuevo Testamento. Pedro se refirió a la promesa en su segundo sermón en el Templo de Jerusalén. Le dijo a su audiencia que Jesús permanecería en el cielo hasta que llegara el tiempo de la “restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21).

Pablo desarrolla el tema en Romanos 8:18-23. Declara que toda la creación está en “esclavitud a la corrupción” (versículo 21). Ésta es una referencia a lo que los físicos llaman la Segunda Ley de la Termodinámica; es decir, que toda la creación se está agotando, pasando del orden al desorden — que toda la creación está esclavizada por la decadencia.

Pablo luego representa a la creación como una mujer embarazada que espera ansiosamente el momento del parto, cuando la maldición será levantada y la creación será redimida. Él dice que eso ocurrirá en “la manifestación de los hijos de Dios”.

Ésa es una referencia a la resurrección de los santos, un punto que deja claro en el versículo 23, cuando dice que los santos deben anhelar con la naturaleza ese mismo evento, porque es cuando cada uno de nosotros recibirá “la redención de nuestro cuerpo”.

La Tierra Eterna

El Antiguo Testamento tiene poco que decir acerca de la tierra eterna que Dios creará al final del Milenio. Isaías simplemente afirma que tal tierra será provista (Isaías 66:22). La única otra referencia de Isaías a una “tierra nueva”, en Isaías 65:17, es una referencia a la tierra renovada del Milenio.

En Apocalipsis 21, el apóstol Juan nos da la visión más detallada de cómo será la tierra nueva y eterna. Y, sin embargo, su descripción es tentadoramente vaga. Él hace una referencia críptica al hecho de que ya no habrá mar (Ap. 21:1). Más allá de eso, todo lo que nos dice es que Dios hará “nuevas todas las cosas” (Ap. 21:5).

Una Bendición Gloriosa

Creo que la razón por la que los pasajes sobre la tierra eterna nos dicen tan poco acerca de las características de esa tierra es porque se enfocan en un hecho glorioso que eclipsa cualquier preocupación sobre cómo será la tierra nueva. Ese hecho es que los redimidos vivirán en la presencia de Dios Todopoderoso (Apocalipsis 21 y 22). Le “serviremos” y “veremos Su rostro” (Ap. 22:3-4). Cómo será la tierra palidece en comparación con esta revelación.

Artículos recomendados:

¿Por Qué un Milenio?

El Reino Venidero 

Venga Tu Reino

El Mayor Misterio de la Profecía Bíblica (pdf)

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Earth in Prophecy

jueves, 25 de junio de 2020

El Mayor Misterio de la Profecía Bíblica (parte 4 de 4)



Soluciones Propuestas a la “Sanidad de las Hojas”

Al igual que las referencias a las naciones en la Tierra Nueva, el comentario en Apocalipsis 22:2 acerca de las naciones siendo sanadas por las hojas del Árbol de la Vida generalmente se pasa por alto en los comentarios o se espiritualiza en un sinsentido.

Como un ejemplo de espiritualización, considere esta explicación de Robert Hawker (1753-1827):26

Mirad a Jesús como el Árbol de la Vida…Él da doce frutos, es decir, toda variedad: Tiene perdón, misericordia, paz, gracia, amor, fortaleza, consuelo, liberación en tentaciones, recuperaciones en deslices, ayuda en momentos de necesidad, preparación para las ordenanzas, y bendiciones en el uso de ellas.

Afortunadamente, la mayoría de los comentaristas son más sensatos. La vasta mayoría toma la posición de que la palabra, “sanidad”, debería traducirse como “salud” o “servicio”. Señalan que Apocalipsis 21:4 proclama que, cuando el Estado Eterno comience, la muerte será abolida y ya no habrá más duelo, llanto o dolor. Por lo tanto, la “sanidad” provista por las hojas del Árbol de la Vida debe referirse al mantenimiento de una salud perfecta y no a la sanidad de la enfermedad. 


Aquí hay algunas muestras representativas de esta explicación:
  • Clarence Larkin: “Las hojas de los árboles son para la Sanidad de las Naciones que ocuparán la Tierra Nueva. No es que haya ninguna enfermedad, sino para preservarlas en salud, como Adán habría sido preservado en salud si hubiera comido del Árbol de la Vida en el Jardín del Edén”.27
  • David Hocking: “Significa que el Árbol de la Vida es la clave para la salud perpetua de todas las personas que se encuentran en el Estado Eterno. Es difícil concebir la necesidad de curación en el Estado Eterno, cuando todo el dolor y la muerte han sido removidos para siempre”.28
  • John MacArthur: “Quizás una mejor manera de traducirlo sería “dador de vida” o “dador de salud”, ya que la palabra griega para “sanidad” también puede significar ‘terapéutico’. Las hojas del Árbol de la Vida pueden compararse a vitaminas sobrenaturales, ya que las vitaminas no se toman para tratar enfermedades, sino para promover la salud general”.29

Conclusiones

Entonces, ¿dónde estamos? ¿Qué podemos concluir con certeza? No mucho. Principalmente tenemos que especular y abstenernos del dogmatismo.

Lo único que siento que puedo personalmente con certeza es que, en el Estado Eterno, habrá naciones viviendo en la Tierra Nueva fuera de la Nueva Jerusalén.

La identidad de las naciones sólo se puede adivinar. Mi mejor conjetura es que serán los sobrevivientes creyentes de la Tribulación, que entrarán al Milenio en la carne, así como sus descendientes nacidos durante el Milenio, que aceptarán a Jesús como su Señor y Salvador. Todas estas personas vivirán hasta el final del Milenio en cuerpos naturales. Nunca se nos dice que estas personas recibirán cuerpos glorificados como los que recibirán los creyentes resucitados.

Independientemente de su identidad, creo que las naciones en la Tierra Nueva estarán en cuerpos que son capaces de reproducirse, porque la Biblia dice que nunca un habrá un final para el crecimiento y la expansión del reino eterno de Jesús (Isaías 9:6-7).

También se nos dice que aquellos de nosotros que recibamos cuerpos glorificados y cuya residencia será la Nueva Jerusalén reinaremos como sacerdotes y reyes con Jesús para siempre (Apocalipsis 5:9-10). Para hacerlo, se requiere una población a la que ministrar y reinar. 


El principal problema que me queda es si las naciones de la Tierra Nueva serán capaces de pecar. La mayoría de los comentaristas creen que no lo harán, y tienen buenas razones para creer esto. De nuevo, la Biblia dice que “la paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23), y las Escrituras también nos dicen que, en el Estado Eterno, la muerte será abolida (1 Corintios 15:25-26; Apocalipsis 21:4). 

Pero la prohibición de que los pecadores entren a la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:27) parece indicar que las personas que componen las naciones serán capaces de cometer pecados. Y si no lo son, ¿por qué necesitarían sacerdotes y reyes? Esto es un misterio para mí, para el que no tengo respuesta.


Considere también que Dios nunca ha creado robots. Incluso los ángeles son capaces de pecar, y muchos lo hicieron cuando se unieron a la rebelión de Satanás. Todos los seres creados de Dios tienen libre albedrío. ¿Se eliminado esto de aquellos que estén en cuerpos naturales que habitarán la Tierra Nueva?

Desearía poder darle las respuestas a estas preguntas, pero no puedo. Para mí, las respuestas son un misterio.

Pero, lo que no es un misterio es que Dios ha prometido que, en el Estado Eterno, los redimidos van a ser bendecidos más allá de lo imaginable: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).

Debido a promesas como ésta, anhelo con todo mi corazón ese día en que Jesús aparecerá en los cielos y nos llamará a casa para estar con Él.

¡Maranata!


Lea la parte 1 aquí
Lea la parte 2 aquí 
Lea la parte 3 aquí 

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe

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