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lunes, 30 de septiembre de 2024

Libro: El Pueblo Judío – Capítulo 5 (Parte 2)

El Mal de la Teología del Reemplazo

Por Dr. David R. Reagan


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Un Símbolo Judío-Cristiano

La naturaleza judía de la iglesia primitiva está atestiguada por el siguiente símbolo. Es el símbolo cristiano más antiguo que se ha encontrado. Está tallado en artefactos encontrados en Jerusalén que datan del siglo I.

Como se puede ver, muestra al pez, el símbolo de la Iglesia, emergiendo de raíces judías, representadas por la Menorá y la Estrella de David. El pez se convirtió en un símbolo para los cristianos debido a que la palabra pez en griego es ICTHUS — un acrónimo para Iesous, Christos, Theos, Huios and Soter, que quiere decir, Jesucristo, el Hijo de Dios y Salvador.

La Gentilización de la Iglesia

Ahora bien, a medida que la Iglesia comenzó a extenderse más allá de su origen judío, y a medida que abarcaba a más y más gentiles, rápidamente perdió contacto con sus raíces judías. Este proceso se aceleró con la destrucción de la iglesia madre en Jerusalén durante la Segunda Rebelión judía contra los romanos, que terminó en el año 135 d. C.

Otra clave para la gentilización de la Iglesia fue el desarrollo de un enfoque interpretativo alegórico de las Escrituras, que permitió a la Iglesia apropiarse de las promesas de Israel para sí misma.

Así, Tertuliano, escribiendo en el siglo III, fue capaz de argumentar que la promesa de Génesis 25:21-25, de que “el mayor servirá al menor” (hablando, por supuesto, de Esaú y Jacob), ¡era en realidad una profecía de que Israel se volvería subordinado a la Iglesia!6

La Evolución de la Teología del Reemplazo y el Antisemitismo

Como resultado de estos acontecimientos históricos, los apologistas cristianos, a partir del siglo II, comenzaron a volverse contra los judíos, caracterizándolos como “asesinos de Cristo”. Considere los siguientes ejemplos:

La Epístola de Bernabé (100 d. C.) — Este escrito fue un candidato a ser incluido en la Biblia. Es una buena demostración de cuán profundamente los métodos griegos de interpretación ya habían impactado a los cristianos. El escritor insistió en que el Antiguo Testamento nunca fue pensado para ser leído literalmente, sino que debía ser interpretado alegóricamente.

El escritor argumentó que “sólo el cristiano podía darle entender la Biblia”. Los “judíos carnales”, con su “mentalidad terrenal”, no habían logrado reconocer el mensaje oculto de sus propias Escrituras y, como resultado, habían perdido eternamente su derecho a las promesas del pacto hechas a Abraham, Isaac y Jacob.7

Ignacio de Antioquía (c. 50-117) — Dijo que “aquellos que participan de la Pascua son partícipes de aquellos que mataron a Jesús”.8

Justino Mártir (100-165) — Afirmó que el pacto de Dios con Israel ya no era válido y que los gentiles habían reemplazado a los judíos.9 Además, fue el primero en identificar a la Iglesia como “el verdadero Israel espiritual”. 10 Y declaró que la difícil situación de los judíos —su exilio y persecución— había ocurrido “con equidad y justicia” porque habían “matado al Justo”. 11

Melitón de Sardis (fallecido hacia 180) — También se centró en el deicidio (el asesinato de Dios). Lo hizo proclamando: “¡El Rey de Israel ha sido asesinado con la diestra de Israel! ¡Ay de la nueva maldad del nuevo asesinato!”.12

Ireneo (130-202) — Fue alumno de Policarpo quien, a su vez, fue discípulo del apóstol Juan. Declaró que “la casa de Jacob y el pueblo de Israel han sido desheredados de la gracia de Dios”. Y argumentó esto porque “han rechazado al Hijo de Dios” y “lo mataron”.13

Clemente de Alejandría (c. 150 - c. 215) — Afirmó que Israel “negó al Señor” y, por lo tanto, “perdió el lugar del verdadero Israel”.14

Hipólito de Roma (170-235) — Es considerado por muchos como el teólogo más importante del siglo III. Fue alumno de Ireneo. Declaró que los judíos habían sido oscurecidos a los ojos de sus almas “con una oscuridad total y eterna”. Además, declaró que estaban destinados a ser “esclavos de las naciones, no por cuatrocientos años como en Egipto, ni setenta como en Babilonia, sino [...] siempre”.15

Tertuliano de Cartago (155-230) — Culpó a los judíos por la muerte de Jesús y argumentó que habían sido rechazados por Dios.16

Cipriano de Cartago (c. 200-258) — Fue alumno de Tertuliano. Escribió:17

Me he esforzado por demostrar que los judíos . . . se apartaron de Dios y perdieron el favor de Dios . . . mientras que los cristianos ocuparon su lugar, siendo merecedores del bien del Señor por la fe, y procediendo de todas las naciones y del mundo entero.

Y añadió:18 

Nosotros, los cristianos, cuando oramos, decimos: “Padre nuestro”, porque ha comenzado a ser nuestro y ha dejado de ser el Padre de los judíos, que lo han abandonado.

Orígenes de Alejandría (185-254): Fue responsable de gran parte del antisemitismo, todo lo cual se basaba en su afirmación de que los judíos eran responsables de matar a Jesús. En uno de sus tratados escribió:19

Decimos con confianza que ellos [los judíos] nunca serán restaurados a su condición anterior. Porque cometieron un crimen de la clase más impía, al conspirar contra el Salvador de la raza humana. . . Por consiguiente, convenía que la ciudad donde Jesús sufrió estos sufrimientos pereciera por completo, y que la nación judía fuera derrocada, y que la invitación de felicidad que Dios les ofrecía pasara a otros: los cristianos. . .

El Concilio de Elvira (305) — Fue un sínodo eclesiástico de clérigos españoles que se celebró en lo que hoy se conoce como la ciudad de Granada, situada en el sur de España. El concilio votó para prohibir a los cristianos compartir una comida con un judío, casarse con un judío, bendecir a un judío u observar el día de reposo.20

El Punto de Inflexión para el Cristianismo

Llegamos ahora a un gran punto de inflexión en la historia del cristianismo — a saber, la conversión de Constantino al cristianismo en el año 306 d. C., y su adopción final del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano en el año 321 d. C.

Como hemos visto, a principios del siglo IV, la Teología del Reemplazo y su virulento antisemitismo se habían arraigado en el pensamiento cristiano. Y, cuando el cristianismo recibió la aprobación del Imperio de la noche a la mañana, los emperadores comenzaron a promulgar como ley los conceptos y afirmaciones de los teólogos cristianos contra los judíos y el judaísmo.21

En el Edicto de Milán, emitido en el año 313 d. C., se concedió favor al cristianismo, mientras que las sinagogas fueron prohibidas. Otro edicto, emitido en el año 315 d. C., autorizaba la quema de judíos si eran condenados por violar las leyes.22

A medida que la Iglesia se volvía cada vez más dominante dentro del Imperio Romano, se aprobaron nuevas leyes que restringían severamente la jurisdicción rabínica, prohibían la conversión al judaísmo y excluían a los judíos de ocupar altos cargos o servir en el ejército.23 Como Clarence Wagner lo ha resumido: “En lugar de que la Iglesia aprovechar esta oportunidad para difundir su mensaje del Evangelio en amor,  verdaderamente se convirtió en la Iglesia Triunfante, lista para vencer a sus enemigos”.24

El Concilio de Nicea (325 d. C.) — Éste fue el primer concilio ecuménico de la Iglesia. Se celebró en lo que hoy es Turquía, y fue convocado y presidido por el emperador Constantino. Éste es el concilio histórico que resolvió la cuestión cristológica de la naturaleza del Hijo de Dios y su relación con Dios Padre. En cuanto a los judíos, el concilio cambió la celebración de la Resurrección de la Fiesta judía de las Primicias a la Pascua, en un intento de desvincularla de las fiestas judías. El Consejo declaró:25

Porque es indecoroso más allá de toda medida que en esta fiesta tan sagrada sigamos las costumbres de los judíos. De ahora en adelante no tengamos nada en común con este odioso pueblo.

Además de llamarlos “pueblo odioso”, el concilio también se refirió a los judíos como “miserables contaminados”, “una chusma muy hostil” y “parricidas”.26

Eusebio de Cesarea (c. 265-339) — Enseñó que las promesas de las Escrituras estaban destinadas a los gentiles y las maldiciones a los judíos. Afirmaba que la Iglesia era el “verdadero Israel”.27

Hilario de Poitiers (c. 300 – c. 368) — Este obispo francés fue reconocido como santo por la Iglesia. Escribió: “Los judíos son un pueblo perverso maldito por Dios para siempre”.28

Juan Crisóstomo (349-407) — Fue arzobispo de Constantinopla. Fue apodado “La Lengua de Oro”, por su poderosa predicación. Presentó ocho sermones contra los judíos. He aquí algo de lo que tenía que decir:29

La sinagoga no es sólo un burdel y un teatro, también es una cueva de ladrones y un lugar de alojamiento para las bestias salvajes. Los judíos son asesinos empedernidos poseídos por el diablo. Su libertinaje y embriaguez les da los modales de un cerdo. . . Por eso odio a los judíos.

Procedió a negar que los judíos pudieran recibir el perdón. Afirmaba que era un deber cristiano odiar a los judíos. También afirmó que los judíos adoraban a Satanás.

¡Y este hombre fue canonizado como Santo!

San Jerónimo (347-420) — Otro hombre al que se le concedió la santidad fue el famoso traductor de la Biblia al latín. Describió a los judíos como “... serpientes, con la imagen de Judas. Sus salmos y oraciones son el rebuzno de los asnos. . . Son incapaces de entender las Escrituras”.30

San Ambrosio, Obispo de Milán (c. 340-397) — Éste es el hombre que convirtió a San Agustín. Con respecto a los judíos, escribió:31

Los judíos son los más despreciables de todos los hombres. Son lujuriosos, codiciosos, rapaces. Son pérfidos asesinos de Cristo. Adoran al diablo. Su religión es una enfermedad. Los judíos son los odiosos asesinos de Cristo y, por matar a Dios, no hay expiación posible, ni indulgencia, ni perdón. Los cristianos nunca pueden cesar en la venganza, y el judío debe vivir en servidumbre para siempre. Dios siempre odió a los judíos. Es esencial que todos los cristianos los odien.

San Agustín (354-430) — Es considerado el más grande de todos los Padres de la Iglesia en términos del impacto general de su teología en la Iglesia. Con respecto a los judíos, simplemente apoyó lo que se había escrito antes que él.

Su única nueva contribución fue su respuesta a la pregunta frecuente: “¿Por qué Dios ha permitido que los judíos continúen existiendo?”. Su respuesta fue que, aunque los judíos merecen la muerte, están destinados a vagar por la tierra para presenciar la victoria de la Iglesia sobre la Sinagoga.

Pero, en términos de la Teología del Reemplazo, proporcionó otra piedra angular con su desarrollo del amilenialismo, y su afirmación de que el reino milenial había comenzado con la venida de Jesús, y que la Iglesia Romana era el cumplimiento de las promesas del reino que se hicieron a Israel.

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Video: Las Raíces del Antisemitismo y la "Teología" del Reemplazo


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jueves, 11 de abril de 2024

Libro: El Pueblo Judío – Capítulo 1 (parte 1 de 3)

¿Hay Alguna Esperanza Para Israel?

Por Dr. David R. Reagan


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Lo crea o no, la gran mayoría de los cristianos profesantes en el mundo de hoy, tanto católicos como protestantes, responderían a esta pregunta con un rotundo “¡NO!”. Esto se debe a que se les ha enseñado que, debido al hecho de que los judíos rechazaron a Jesús como su Mesías y lo crucificaron, Dios derramó Su ira sobre ellos en el año 70 d. C., destruyendo su ciudad capital, su Templo y su nación. Y, desde entonces, la Iglesia ha reemplazado a Israel.

Desde el punto de vista de la mayoría de los cristianos, los judíos han sido condenados por Dios a vagar por la tierra sin rumbo fijo y a ser perseguidos donde quiera que vayan. El pueblo de Dios, que alguna vez fue amado, se ha convertido en el pueblo eternamente rechazado.

Aquí, en resumen, está la afirmación que la Iglesia ha hecho con respecto a los judíos durante los últimos 2,000 años:

Los judíos pueden haber sido el pueblo escogido de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento, pero ya no. Rechazaron a Dios como rey de su nación, y a Jesús como rey de sus corazones. Dios derramó Su ira sobre ellos en el año 70 d. C., los dejó a un lado permanentemente y los reemplazó con la Iglesia. Están desprovistos de cualquier esperanza futura. Han recibido lo que se merecen.

¿Rechazados por Dios?

Bueno, ¿qué pasa con eso? ¿Han dejado los judíos de ser el pueblo escogido de Dios?

  • ¿Se ha desentendido Dios de ellos? 
  • ¿Los ha reemplazado Dios con la Iglesia? 
  • ¿Ha transferido Dios sus promesas a la Iglesia? 
  • ¿Han perdido toda esperanza como nación? 
  • ¿Están desprovistos de cualquier papel en los tiempos del fin?

Durante 2,000 años, la Iglesia, tanto católica como protestante, ha respondido a todas estas preguntas con un “¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!”.

Mi opinión es que la respuesta a todas las preguntas debería ser “¡No! ¡No! ¡No!”.

Las Cuestiones Básicas

Vayamos a las Escrituras para considerar cuatro cuestiones que estas preguntas plantean acerca de Israel:

1) La permanencia de Israel: ¿Los ha rechazado Dios? 

2) La posición de Israel: ¿Los ha reemplazado Dios? 

3) La promesa de Israel: ¿Los ha abandonado Dios?

 4) El propósito de Israel: ¿Todavía tiene Dios uno para ellos?

La Permanencia de Israel

Comencemos con una consideración de la permanencia del judío. El primer símbolo de Israel presentado en la Biblia se encuentra en Éxodo 2. Es la zarza ardiente que no podía ser consumida por el fuego. Era un símbolo profético de la existencia eterna de la nación de Israel. Este hecho se afirma además en otros pasajes de las Escrituras. Considere, por ejemplo, las palabras pronunciadas por el rey David a Dios en 2 Samuel 7:24: “Has establecido para ti a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh SEÑOR, has llegado a ser su Dios” (énfasis añadido).

Jeremías declara la misma promesa en términos poderosos. Comienza con lo que yo llamo la “firma de Dios” (Jer. 31:35):

Así ha dicho el SEÑOR, quien da el sol para luz del día, y la luna[c] y las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar de manera que rugen sus olas — el SEÑOR de los Ejércitos es su nombre . . .

Ahora, habiéndose identificado claramente, Dios procede a garantizar la existencia permanente de Israel (Jer. 31:36):

Si esas leyes faltaran delante de mí, dice el SEÑOR, entonces la descendencia de Israel dejaría de ser nación delante de mí perpetuamente.

Jeremías entonces enfatiza la promesa de otra manera (Jer. 31:37):

Así ha dicho el SEÑOR: “Si se pueden medir los cielos arriba y se pueden explorar los cimientos de la tierra abajo, entonces yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice el SEÑOR.

Lo que Dios está diciendo aquí es que la nación de Israel existirá siempre y cuando el sol salga y se ponga, y las estaciones del año vayan y vengan. Y luego, para enfatizar Su punto, el Señor declara que la nación de Israel continuará existiendo hasta que todos los cielos de arriba y los cimientos de la tierra de abajo hayan sido explorados y medidos. En otras palabras, Israel está aquí para quedarse.

Una expresión muy dramática de esta verdad se puede encontrar en lenguaje simbólico en Isaías 49:14-16. El pueblo judío es retratado preguntando a Dios por qué los ha abandonado y olvidado. El Señor responde a su pregunta con una pregunta: “¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre?”. Entonces Dios responde a Su pregunta afirmando que es posible pero no probable, pero añade: “. . . yo no me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada . . .”. Piénselo, ¡Dios tiene al pueblo judío tatuado en Sus manos!

En otro pasaje, que se encuentra en Jeremías, el profeta cita a Dios diciendo que todas las naciones dejarán de existir excepto Israel (Jer. 30:11):

Porque yo estoy contigo para salvarte, dice el SEÑOR. Ciertamente haré exterminio en todas las naciones entre las cuales te he dispersado; pero en ti no haré exterminio, sino que te castigaré con justicia. De ninguna manera te daré por inocente.

Estos pasajes enseñan claramente que Dios tiene la intención de preservar a Israel como nación, y Él ha mantenido esa promesa durante 2,000 años, a pesar de la dispersión y persecución del pueblo judío.

La implicación clara es que Dios tiene un propósito continuo para el pueblo judío — pero llegaremos a eso más adelante.

La Posición de Israel

¿Qué pasa con la posición del judío? ¿Ha reemplazado Dios a Israel con la Iglesia?

Veamos lo que el apóstol Pablo tenía que decir. En Romanos 9:3-4, hace una fuerte afirmación con respecto a la relación continua entre Dios y el pueblo judío:

3) Porque desearía yo mismo ser separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los que son mis familiares según la carne.

4) Ellos son israelitas de los cuales son la adopción, la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas.

Esto fue escrito años después de la Cruz. La Iglesia había sido establecida. Sin embargo, con respecto a los judíos, Pablo habla de:

Su condición continua de hijos adoptivos

Sus pactos continuos 

Sus promesas continuas

No habla de ninguna transferencia de pactos o promesas a la Iglesia. El hecho es que los Pactos Abrahámico y Davídicos que Dios hizo con los judíos son incondicionales y eternos (Gn. 13:14-15 y 2 S. 7:13).

Y el Nuevo Pacto, prometido a los judíos en el Antiguo Testamento (Jer. 31:31-34), y que entró en vigor tras la muerte de Jesús, se ha ampliado para incluir a los creyentes gentiles. Pero sigue siendo una promesa a Israel, y no se cumplirá hasta que los judíos vuelvan sus corazones a Dios y reciban a Su Hijo como su Mesías.

Sin embargo, la mayoría de los cristianos que defienden la Teología del Reemplazo argumentan: “Los judíos rechazaron a Jesús; por lo tanto, Dios los rechazó”.

Suena muy razonable, pero de nuevo, veamos lo que Pablo tiene que decir en Romanos 3:

1) ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? . . . 

2) Mucho, en todo sentido. Primeramente, que las palabras de Dios les han sido confiadas. 

3) ¿Qué, pues, si algunos de ellos han sido infieles? ¿Acaso podrá la infidelidad de ellos invalidar la fidelidad de Dios? 

4) ¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz aunque todo hombre sea mentiroso . . .

Como puede ver, la respuesta de Pablo es exactamente lo opuesto a la respuesta de la Teología del Reemplazo. Él niega enfáticamente que Dios haya invalidado Sus promesas al pueblo judío debido a su incredulidad.

Pablo enfatiza el punto de nuevo en Romanos capítulo 11 en términos inequívocos:

1) Por tanto, pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque yo mismo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. 

2) Dios no rechazó a su pueblo, al cual conoció de antemano . . .

¿Cómo podría haber algo más claro que esto? Ahora, usted puede entender por qué Romanos 3 y Romanos 9-11 han sido ignorados en la enseñanza cristiana.

Pablo continúa con su argumento a favor de los judíos en Romanos 11:

18) No te jactes contra las demás ramas. Pero aunque te jactes en contra de ellas, no eres tú [creyentes gentiles] quien sustentas a la raíz sino la raíz [Israel] a ti.

23) Y ellos [los judíos] también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo.

25) Hermanos, para que no sean sabios en su propio parecer, no quiero que ignoren este misterio: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.

26) Y así todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el libertador; quitará de Jacob la impiedad,

27) Y éste será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.

28) Así que, en cuanto al evangelio son enemigos por causa de ustedes, pero en cuanto a la elección son amados por causa de los padres;

29) porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. (Énfasis añadido en los versículos 26, 27 y 29).

Una vez más, Pablo deja claro que Dios no ha terminado con el pueblo judío. Él ha hecho un pacto de salvación con ellos, y está decidido a llevarlo a cabo hasta su cumplimiento.

El versículo 26 a menudo causa confusión. La gente siempre me llama y me pregunta: “¿Significa esto que todos los judíos van a ser salvos?”.

La respuesta es: “¡No!”. Y el contexto lo deja claro. En el capítulo 9, al llegar a este pasaje, Pablo cita un versículo de Isaías: “También Isaías proclama con respecto a Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, el remanente será salvo” (Ro. 9:27). El remanente estará formado por aquellos judíos que vivan hasta el final del período de la Tribulación y acepten a Jesús como su Mesías.

Un Repaso

Hagamos una pausa para hacer un repaso:

1) Dios no ha rechazado a Israel. 

2) Tampoco los ha reemplazado. 

3) Los judíos están actualmente bajo disciplina.

Y permanecerán bajo disciplina hasta que se vuelvan a Dios en arrepentimiento y acepten a Jesús como su Mesías.

La Promesa de Israel

Esto nos lleva a nuestra tercera cuestión: la Promesa de los judíos.

Dios ha hecho una promesa a Israel que tiene la intención de cumplir. Es una promesa de que un día la nación de Israel se convertirá en la nación principal del mundo y que todas las bendiciones de Dios fluirán a través del pueblo judío. Hay muchas escrituras del Antiguo Testamento que se refieren a esta promesa. Uno de los más elocuentes se encuentra en Isaías 2:

2) Acontecerá en los últimos días que el monte de la casa del SEÑOR será establecido como cabeza de los montes, y será elevado más que las colinas; y correrán a él todas las naciones. 

3) Muchos pueblos vendrán y dirán: “Vengan, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos, y nosotros caminemos por sus sendas”. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.

4) Él juzgará entre las naciones y arbitrará entre muchos pueblos. Y convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra.

Esta promesa de prominencia mundial es incondicional y se reconfirma en detalle en Isaías 60-63. La promesa no se ha cumplido hasta el día de hoy. El carácter de Dios, como alguien que nunca miente y que siempre es fiel en cumplir Sus promesas, requiere que Él cumpla esta promesa en algún momento en el futuro.

Lea la parte 2 aquí

Lea la parte 3 aquí

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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martes, 31 de octubre de 2023

Video: Las Raíces del Antisemitismo y la "Teología" del Reemplazo

En este programa, analizo históricamente y a la luz de la Palabra de Dios, las raíces y perseverancia del antisemitismo, así como de la “teología” del reemplazo, y la terrible influencia que han ejercido sobre la Iglesia desde sus comienzos, así como las graves consecuencias que sostener estas doctrinas antibíblicas ocasionan.

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Vea también:

La Importancia de Bendecir a Israel

Un Análisis General del Conflicto Actual en el Medio Oriente


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miércoles, 11 de noviembre de 2020

Folleto: Aguardando el Reinado de Jesucristo – Parte 2 (1 de 2)

Cómo se Desarrollaron los Diferentes Puntos de Vista

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Se podría decir que la naturaleza del reinado del Mesías ha sido una fuente de confusión durante más de 2,000 años. Cuando estaba ministrando en la tierra, los propios discípulos de Jesús esperaban que introdujera el comienzo de Su reino en ese momento y lugar. Él comprendía sus expectativas.

Lucas registra que una de las parábolas que les contó a Sus discípulos al acercarse a Jerusalén, fue específicamente en respuesta su suposición de “que el reino se manifestaría inmediatamente” (Lucas 19:11). Jesús quería que Sus discípulos entendieran que estaría ausente “en un país lejano” por un tiempo. Dijo que se esperaba que los que le servían en la tierra se ocuparan de Sus negocios hasta que Él regresara (Lucas 19:12-26).

Después de la resurrección de Jesús, los discípulos que encontró en el camino a Emaús, confesaron: “Nosotros esperábamos que él [Jesús] era el que había de redimir a Israel” (Lucas 24:21). Esperaban un reino terrenal para el Mesías y una restauración de la primacía de Israel. Justo antes de Su ascensión, Sus apóstoles todavía seguían preguntando: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6).

Las Aclaraciones de Jesús

Es importante reconocer que Jesús no les dijo a Sus discípulos que no habría un reino futuro en Israel. En cambio, les dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7).

El futuro reino físico de Jesús en la tierra no entra en conflicto con el reino espiritual actual. Se refirió a esto cuando le dijo a Pilato: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). El reino de Jesús es una promesa profética de “ya, pero aún no”. Aunque ya tiene un reino celestial, Jesús aún no ha ejercido Su autoridad como Rey de reyes y Señor de señores en la tierra. Si lo hubiera hecho. Satanás no estaría engañando a naciones e individuos hoy. 

La Biblia dice que el Mesías cumplirá todas las promesas de la profecía (Lucas 24:44). Una de ellas es que se sentará en el trono de Su padre David en el Monte Sión, en Jerusalén (Lucas 1:32-33; Salmos 2:6) durante Su reinado, la tierra será restaurada a su perfección que existía antes de que ocurriera la Caída, en el Jardín del Edén (Romanos 8:19-22). Satanás estará verdaderamente atado (Apocalipsis 20:1-3). La esperanza de vida humana aumentará dramáticamente, e Israel se convertirá en la nación preeminente del mundo (Isaías 65:17-25; Miqueas 4:1-7). Incluso el famoso Mar Muerto estará lleno de vida (Ezequiel 47:1-10). Jesús claramente no cumplió ninguna de estas promesas específicas durante Su Primera Venida. 

Así pues, los discípulos no estaban equivocados en su expectativa de que el Mesías reinara sobre un reino terrenal. Simplemente entendieron mal el momento de su establecimiento. A medida que la Iglesia primitiva creció y se expandió, surgieron otros conceptos erróneos. 

Desviándose de la Escritura

Unos pocos cientos de años después de la muerte de Jesús, la Iglesia abandonó en gran medida la expectativa de un reinado literal de Jesús en la tierra. Y, sin tener en cuenta numerosas profecías bíblicas, negó cualquier papel futuro del pueblo judío en el plan de Dios para los tiempos del fin.

¿Por qué los primeros Padres de la Iglesia se desviaron del entendimiento del futuro reino de Jesús al que se referían los discípulos? Hay dos razones principales — el antisemitismo cristiano y el orgullo creciente. 

Antisemitismo Cristiano

La Iglesia Apostólica era Premilenial en su expectativa del regreso de Jesús. Inspirados por el Espíritu Santo, los escritores de la Escritura tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, previeron el reinado justo del Mesías sobre toda la tierra. Pero, a partir del siglo III, el creciente antisemitismo condujo a los Padres de la Iglesia, como Orígenes, a espiritualizar el texto de la Escritura.

¿Por qué los primeros líderes cristianos espiritualizarían la Palabra profética de Dios? Principalmente, para apropiarse de las promesas hechas al pueblo judío, y reclamarlas para la Iglesia.

A medida que se agregaron más gentiles a la Iglesia, ésta se alejó de sus raíces judías. Menos judíos depositaban su fe en Jesús como el Mesías, porque los líderes judíos endurecieron su resistencia al movimiento cada vez más gentil que estaba despreciando al pueblo judío.

La resistencia de los judíos motivó a los líderes de la Iglesia gentil a intensificar sus ataques contra los judíos obstinados. Declararon que los judíos eran “asesinos de Cristo”, y comenzaron a perseguirlos sin misericordia. Con el tiempo, las fiestas cristianas se desvincularon de cualquier conexión con las fiestas judías. Finalmente, los líderes de la Iglesia descartaron cualquier papel futuro del pueblo judío. Argumentaron que Dios se había desentendido de ellos y que todas sus promesas habían sido transferidas a la Iglesia. 

Agustín, quien fue el más influyente de todos los Padres de la Iglesia, fue particularmente vehemente en su desdén por los judíos. Impulsado por el odio a todo lo judío, proclamó que todas las futuras promesas proféticas dadas a los judíos deberían entenderse como aplicables al “verdadero Israel” — a saber, la Iglesia. Agustín no podía aceptar la idea de que Dios todavía podría tener un plan y un propósito para el pueblo judío. Por lo tanto, rechazó la idea de un futuro en el que Israel sería la primera nación en el mundo, bajo el reinado de Jesucristo. 

Como lo habían hecho Orígenes y otros, Agustín espiritualizó las promesas aún por cumplir al pueblo judío, apropiándose de ellas para la Iglesia. Luego, espiritualizó la duración y la naturaleza del reinado de Jesús. 

Agustín es considerado el padre del Amilenialismo, porque sistematizó el concepto en sus escritos, allanando el camino para que se convirtiera en doctrina oficial de la iglesia. Haciéndose eco de los filósofos griegos, que consideraban maligno el mundo material, desestimó un reinado terrenal por ser atractivo a los deseos carnales. 

Su gran obra, La Ciudad de Dios (426 d.C.), consistentemente elevaba lo espiritual sobre lo material. Esto era en realidad otra manifestación de su antisemitismo, porque los textos del Antiguo Testamento judío registran claramente a Dios declarando Su creación “buena”, antes de la caída del hombre. Agustín no fue consistente en su enfoque de la interpretación bíblica. Aunque tendía a interpretar la mayor parte de la Biblia literalmente, espiritualizaba la profecía. 

Por lo tanto, en lugar de que Cristo reinara físicamente en la tierra, como predijeron los profetas del Antiguo Testamento, Agustín declaró que ese deber mundano sería llevado a cabo por la Iglesia — bajo los auspicios del reinado espiritual de Jesús desde el Cielo. Agustín también proclamó que Satanás fue atado en la cruz — una contradicción directa de 1 Juan 5:19. Su punto de vista elevó dramáticamente el papel mundano de la Iglesia como la autoridad gobernante en la tierra. Es por eso que fue rápidamente adoptado en la doctrina católica y ha seguido dominando en muchas denominaciones protestantes. 

Quizás sorprendentemente, Agustín negaría haber eliminado el Milenio. Simplemente argumentaría que el Milenio representa el reinado espiritual de Jesús sobre la Iglesia, que comenzó en la Cruz y continuará ininterrumpidamente hasta que Él regrese. Pero si Agustín tenía razón, entonces la duración de 1,000 años del reinado, que se cita en Apocalipsis 20, no tiene sentido. 

El antisemitismo cristiano de Agustín perdura hasta el día de hoy en la forma de la Teología del Reemplazo. Esa doctrina no bíblica afirma que la Iglesia ha reemplazado a Israel y que Dios se ha desentendido del pueblo judío. Esta enseñanza contradice la enseñanza de Pablo en Romanos 9-11, donde deja en claro que Dios todavía ama al pueblo judío, y tiene un propósito futuro para ellos. Es un cáncer doctrinal que infectó a Martín Lutero y continúa como una pandemia entre la mayoría de las iglesias de hoy. 

A pesar de estas actitudes equivocadas hacia el pueblo judío, Dios bendijo a la Iglesia. Llena como está de gente salva pero imperfecta, creció e impactó el mundo para bien — tal como Él prometió que lo haría. Ese crecimiento y esa bendición llevaron a muchos en la Iglesia a una comprensión distorsionada del reinado de Jesús en la tierra, por una razón completamente diferente. 


Lea la parte 2 aquí


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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sábado, 1 de septiembre de 2018

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 10 (pdf)

La Teología del Reemplazo

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Hecho: Muchos cristianos creen que la Iglesia ha reemplazado a Israel, y que Dios se ha desentendido de los judíos. 

Escritura Clave:¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso…” (Romanos 3:1-4).

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viernes, 31 de agosto de 2018

Libro: Los Fundamentos de la Profecía Bíblica – Lección 10

La Teología del Reemplazo

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Hecho: Muchos cristianos creen que la Iglesia ha reemplazado a Israel, y que Dios se ha desentendido de los judíos. 

Escritura Clave:¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso…” (Romanos 3:1-4).

Historia Temprana

Muy temprano en la historia de la Iglesia, comenzó a desarrollarse una doctrina perniciosa que demonizaba al pueblo judío y que argumentaba que deberían ser perseguidos por rechazar a Jesús como su Mesías. Esto es irónico cuando considera el hecho de que la Iglesia comenzó como una institución judía. Fue fundada en Judea por judíos que eran seguidores de un Mesías judío y todos sus documentos fundacionales fueron escritos por judíos.

Pero el característico sabor judío del cristianismo primitivo no iba a durar mucho. A medida que la Iglesia comenzó a extenderse más allá de Judea, su mensaje fue abrazado por más y más gentiles que no tenían ningún interés en mantener contacto con las raíces judías de la Iglesia. Peor aún, los nuevos líderes gentiles comenzaron a volverse contra los judíos al caracterizarlos como “asesinos de Cristo”.

Considere los siguientes ejemplos:

Ignacio de Antioquía (50-117 EC) – Enseñó que aquellos que participan de la Pascua son partícipes con aquellos que mataron a Jesús.

Justino Mártir (100-106 EC) – Afirmó que el pacto de Dios con Israel ya no era válido y que los gentiles habían reemplazado a los judíos.

Ireneo (130-202 EC) – Declaró que los judíos fueron desheredados de la gracia de Dios.

Tertuliano (155-230 EC) – Culpó a los judíos por la muerte de Jesús y argumentó que habían sido rechazados por Dios.

Eusebio (275-339 EC) – Enseñó que las promesas de la Escritura estaban destinadas para los gentiles y que las maldiciones estaban destinadas para los judíos. Afirmó que la Iglesia era el “verdadero Israel”.

Juan Crisóstomo (349-407 EC) – Predicó una serie de sermones contra los judíos en los que declaró, “La sinagoga no sólo es un burdel y un teatro, también es una cueva de ladrones y un lugar de alojamiento para bestias salvajes… Los judíos son asesinos empedernidos poseídos por el diablo. Su libertinaje y embriaguez los ha entregado a las costumbres de los cerdos”. Negó que los judíos pudieran recibir alguna vez el perdón. Afirmó que era un deber cristiano odiar a los judíos. Afirmó que los judíos adoraban a Satanás. ¡Y este hombre fue canonizado como un santo!

Jerónimo (347-420 EC) – Describió a los judíos como “…serpientes usando la imagen de Judas. Sus salmos y oraciones son los rebuznos de los burros… Son incapaces de entender la Escritura…”.

San Agustín (347-420 EC) – Afirmó que los judíos merecían la muerte pero que estaban destinados a vagar por la tierra para “ser testigos de la victoria de la Iglesia sobre la sinagoga”.

La Edad Media
(Siglos V al XV)

Para la Edad Media, dos conceptos erróneos se habían convertido en doctrina establecida de la Iglesia:

1. Los judíos deberían ser considerados “asesinos de Cristo” y deberían ser maltratados como corresponde.

2. La Iglesia ha reemplazado a Israel, y Dios no tiene ningún propósito futuro para los judíos.

Estos conceptos fueron reforzados a lo largo de la Edad Media por medio de las Cruzadas, la Inquisición, las obras que representaban la pasión, y los libelos de sangre. Los judíos incluso fueron culpados por la epidemia de la Plaga Negra.

La Reforma
(1517-1648)

Lamentablemente, la Reforma no produjo ningún cambio en las actitudes. De hecho, el odio hacia los judíos fue reforzado e intensificado por los escritos de Martín Lutero, el mismo hombre que puso en marcha la Reforma.

Inicialmente, Lutero se mostró comprensivo hacia los judíos porque creía que su rechazo del Evangelio era debido a su reconocimiento de la corrupción de la Iglesia Católica Romana.

Pero cuando continuaron rechazando el Evangelio, Lutero se volvió contra ellos en venganza. En 1543 escribió un panfleto titulado, “Sobre los judíos y sus mentiras”. El documento era una diatriba antisemita. En él, se refirió a los judíos como: “Un pueblo miserable y maldito”, “tontos estúpidos”, “miserables, ciegos e insensibles”, “ladrones y atracadores”, y “las grandes alimañas de la humanidad”.

Habiéndolos deshumanizado y demonizado, Lutero procedió entonces a hacer algunas propuestas asombrosas para lidiar con ellos. Abogó por que sus sinagogas y escuelas fueran quemadas, sus casas debían ser destruidas y sus escritos sagrados debían ser confiscados. Además, pidió que les quitaran su dinero y que los obligaran a realizar trabajos forzados. 

Huelga decir que los nazis citaban alegremente a Lutero mientras subían al poder y ponían en marcha el Holocausto. En su libro, Mein Kampf, publicado en 1925, Adolfo Hitler se refirió a Martín Lutero como “un gran guerrero, un verdadero estadista y un gran reformador”. 

La Actitud Hoy

El horror del Holocausto tendía a enmudecer las formas más radicales de antisemitismo entre los líderes cristianos. Pero en realidad, el antisemitismo continúa hoy en día en una nueva forma sofisticada llamada antisionismo. Mientras que el antisemitismo procuraba expulsar a los judíos de las tierras donde vivían, el antisionismo se niega a aceptar su derecho a vivir en su propia tierra

El Punto de Vista Bíblico

La idea de que la Iglesia alguna vez reemplazó a Israel no está arraigada en la Biblia. Por el contrario, es una expresión de un antisemitismo irracional. Eso no significa que todos los que creen en la Teología del Reemplazo sean antisemitas. 

La mayoría lo cree porque es lo que se les ha enseñado, y no tienen idea de dónde vino el concepto y el daño que le ha hecho al pueblo judío.

Regrese y lea los versículos de Romanos 3 que se citan al comienzo de este capítulo. Pablo pregunta si Dios ha rechazado al pueblo judío debido a su incredulidad. Durante casi 2,000 años la Iglesia ha gritado: “¡Sí”! Pero, ¿qué dice Pablo en respuesta a esta pregunta? “¡De ninguna manera!”. Hace el mismo comentario otra vez en Romanos 11. Comienza ese capítulo preguntando de nuevo si Dios ha rechazado a Su pueblo o no. Y una vez más responde, “¡De ninguna manera!”.

En Romanos 9:1-4, Pablo específicamente declara que las promesas que Dios hizo al pueblo judío aún son válidas. También en Romanos 9:27 le recuerda a sus lectores que Dios ha determinado salvar a un remanente de los judíos. Y él repite esto en Romanos 11:26, donde declara que “todo Israel será salvo”, refiriéndose al remanente que la Biblia dice que aceptará a Jesús como Mesías al final de la Tribulación (Zacarías 12:10).

La Fuente del Antisemitismo

Satanás es la fuente de todo antisemitismo. Él odia a los judíos con pasión por varias razones: 
  • Los odia porque Dios proveyó tanto la Biblia como el Mesías por medio de ellos.
  • Los odia porque Dios los llamó a ser Su Pueblo Escogido. 
  • Los odia porque Dios ha prometido salvar a un gran remanente de ellos. 
  • Los odia porque Dios los ama.

El resultado es que él trabaja tiempo extra para plantar semillas de odio hacia los judíos en los corazones de las personas. Él está determinado a destruir a todos los judíos sobre el planeta tierra para que Dios no pueda cumplir Su promesa de salvar a un gran remanente. Trató de aniquilarlos en el Holocausto. Fracasó. Tratará de destruirlos una vez más durante la última mitad de la Tribulación. Fracasará otra vez.

Salmos 129:5-8

5) Serán avergonzados y vueltos atrás
Todos los que aborrecen a Sion.

6) Serán como la hierba de los tejados,
Que se seca antes que crezca;

7) De la cual no llenó el segador su mano,
Ni sus brazos el que hace gavillas.

8) Ni dijeron los que pasaban:
Bendición de Jehová sea sobre vosotros;
Os bendecimos en el nombre de Jehová.

Preguntas:

1) El desarrollo de la Teología del Reemplazo se basaba en la acusación de que, debido a que los judíos fueron los que mataron a Jesús, Dios se desentendió de ellos y reemplazó a Israel con la Iglesia. Lea Hechos 4:27 y enumere a continuación a los que el versículo dice que fueron responsables de la muerte de Jesús. ¿Hay alguna persona en particular que falte en el versículo?

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2) Aquellos que defienden la Teología del Reemplazo argumentan que los judíos perdieron su título de la tierra de Canaán ya fuera por su desobediencia o porque la promesa se cumplió en algún momento en el pasado. Lea Deuteronomio 12:1; Salmos 89:30-35 y Salmos 105:8-11. Con base en estos versículos, ¿cree que el pueblo judío ha perdido el título de su tierra?

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3) El segmento del Nuevo Testamento que ha sido más ignorado en la historia de la enseñanza y predicación cristiana es Romanos 9-11. Lea estos tres capítulos. ¿Por qué cree que han sido ignorados?

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4) Los defensores de la Teología del Reemplazo argumentan que el regreso del pueblo a su patria en el siglo XX y el restablecimiento de su Estado son accidentes de la historia y no tienen relevancia espiritual o bíblica. Lea Isaías 11:10-12; Ezequiel 37:1-12 y Zacarías 10:6-12. ¿Qué opina?

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5) Deuteronomio 7:6-9 dice que el pueblo judío es el “Pueblo Escogido” de Dios. Éstas son las palabras de Moisés. Fueron confirmadas muchos años después por el profeta Isaías (Isaías 41:8-9). ¿Qué cree que significa  ser el “Pueblo Escogido” de Dios? ¿Significa que son salvos? Finalmente, ¿cree que siguen siendo el “Pueblo Escogido” de Dios?

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domingo, 1 de julio de 2018

Folleto Electrónico: Israel — Dios No Lo Ha Reemplazado (pdf)

Por Mike Oppenheimer

Haga clic sobre la imagen para descargar el folleto 

En este tiempo, cuando un entendimiento claro y bíblico de la profecía es de suma importancia, es una paradoja que la Iglesia tenga menos conocimiento del tema, especialmente cuando se relaciona específicamente con Israel.

Históricamente, la mayoría de los creyentes evangélicos han apoyado a los judíos y el actual país de Israel; pero las cosas se están cambiando. La Iglesia, desde su principio, creía que Dios tenía un plan para el futuro de Israel, basado en las Escrituras (Hechos 3:19). Este plan incluía la restauración nacional de Israel a la misma tierra desde donde su gente fue dispersada. 

Al pasar el tiempo, y al alejarse la Iglesia más y más de sus principios judíos, muchos empezaban a pensar erróneamente que la Iglesia había reemplazado a Israel. Pero hoy en día cuando vemos la profecía bíblica cumpliéndose en una forma tan clara y sin precedentes, y la protección especial de Dios con los judíos y su restauración a su tierra, no debería haber personas que anden dudando de las promesas de Dios. ¡Pero sí, las hay!



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