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martes, 3 de septiembre de 2024

¿Es el Libro de Daniel una Falsificación?

Por Dr. David Bowen

Los críticos de las Escrituras dicen que Daniel es una falsificación que fue escrita durante el período macabeo — los cuatrocientos años entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. ¿Por qué afirman esto incorrectamente? Porque el contenido de Daniel es tan preciso, pero también tan adelantado a su tiempo, que aquellos que no tienen una visión elevada de la inspiración y la inerrancia creen que Dios no pudo haberle dado a Daniel estas palabras para que las escribiera.

Dos veces, Daniel afirmó ser el autor, en Daniel 7:12 y 12:4. Escribió en tercera persona hasta el capítulo 7. Sin embargo, de los capítulos 7 al 12, escribió en primera persona. Además, Ezequiel 14:14 habla de la obediencia de Daniel y Ezequiel 28:3 habla del carácter de Daniel. La confirmación definitiva de que Daniel escribió este libro se encuentra en las palabras de Jesús en Mateo 24:15 y Marcos 13:14.

Interpretación Divina

Una clave para entender los libros proféticos, como Daniel, Ezequiel, Zacarías y Apocalipsis, es entender que la profecía tendrá visiones, símbolos y, lo que es más importante, alguna interpretación divina. En el caso de Daniel, vemos varias veces donde un ángel explica la visión que Daniel está viendo. Esto es importante porque, en los capítulos 2, 7, 8, 10, 11 y 12, Daniel registra la verdad que sólo Dios podía revelar.

Cuando un profeta ve la visión, las registra exactamente como las ve. A menudo él mismo no los entiende, por lo que un intérprete, a menudo un ángel, explica el significado de la visión.

El Tema de Daniel

La estructura de Daniel no es temática cronológica. Lo mismo puede decirse del libro de Jeremías. El tema de Jeremías explica la razón del castigo divino de Judá. Daniel registra desde la perspectiva de los que están en cautiverio. El tema general de Daniel es “El tiempo de los gentiles”. Además del aspecto profético de Daniel, esta obra también detalla cómo los judíos pueden vivir en un mundo gentil y ser fieles a la ley de Moisés. Además, este libro enseña a las naciones gentiles la naturaleza del Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

El Tiempo de Daniel

Por último, veamos el tiempo del libro de Daniel. Tres veces, el rey babilonio Nabucodonosor se apoderó de Jerusalén y llevó a los judíos exiliados de regreso a Babilonia. Esto sucedió a lo largo de diecinueve años. La primera captura ocurrió en el año 605 a. C., cuando un joven Daniel fue llevado a Babilonia. La segunda captura ocurrió cuando Ezequiel y su esposa estaban entre los 10,000 judíos llevados cautivos a Babilonia en el año 597 a. C. — cuando Ezequiel tenía unos 25 años. La tercera y última captura ocurrió en 586 a. de C. 2 Reyes 25:8 registra la fecha muy específicamente: “En el mes quinto, a los siete días del mes, en el año diecinueve de Nabucodonosor, rey de Babilonia”.

Con la destrucción de Jerusalén, los babilonios se llevaron todos los artículos de plata y oro del Templo y se llevaron a muchos judíos a Babilonia. Esto plantea una pregunta importante: ¿Fue derrotado el Dios de Israel? En la antigüedad, cuando una nación era derrotada, sus dioses también eran derrotados. ¡Su Dios también va al cautiverio! Pero no había ningún ídolo de Dios en el templo judío para que los babilonios lo tomaran y conquistaran. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob no pudo ser capturado y derrotado. Saquearon todos los vasos utilizados para el culto, pero esa decisión eventualmente llevaría a la caída de Babilonia.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

miércoles, 14 de agosto de 2024

Nuestra Ventaja Sobre Daniel

 Por Tim Moore

La vida de Daniel tenía los ingredientes de una gran tragedia. Llevado al exilio por el pueblo que conquistó su nación, podría haber sucumbido a la desesperación o haber sido subsumido en la cultura pagana de Babilonia. En cambio, decidió permanecer fiel al Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Debido a que era fiel, el Señor le dio visiones dramáticas de los Tiempos del Fin.

Del mismo modo, el apóstol Juan fue exiliado a la isla de Patmos a finales del siglo I bajo el reinado de Domiciano. Él también podría haber abandonado la esperanza, pero fue un “participante de la tribulación, del reino y de la perseverancia que hay en Jesús” a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

Tanto Daniel como Juan fueron bastante realistas acerca de las visiones que se les dieron, y ambos registraron que no entendían todo lo que veían. Daniel lo dijo de manera directa (Daniel 12:8) y Juan utilizó constantemente la palabra “semejante”, para transmitir que era difícil incluso describir las maravillas que vio. Pero, mientras que Dios le dijo a Daniel que “estas palabras están ocultas hasta el tiempo del fin”, cuando “los entendidos comprenderán” (12:9-10), a Juan se le dijo: “No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca” (22:10).

Ciertamente, hay aspectos del plan eterno de Dios que están más allá de la comprensión humana. Daniel testificó: “Él revela lo profundo y lo escondido, y sabe lo que se oculta en las sombras. ¡En él habita la luz!” (Daniel 2:22) Pero, incluso el gran vidente e intérprete de sueños y visiones no pudo entender todo lo que fue revelado. A Juan se le dijo deliberadamente que no registrara las cosas que los siete truenos hablaron en el cielo (Ap. 10:4). Pero Dios ha elegido revelar ciertas cosas a aquellos que son Suyos. Moisés respetó este equilibrio que honraba a Dios. Él escribió: “Lo secreto pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre...” (Dt. 29:29).

Tenemos una ventaja de la que carecían Moisés, Daniel e incluso Juan. Tenemos una visión retrospectiva.

Vivimos en el siglo XXI, y conocemos la identidad del Mesías y podemos adorarlo por Su nombre. En la Era de la Iglesia, tenemos la bendición del Espíritu Santo: “el Espíritu de la verdad [que Jesús envió] para guiarnos a toda la verdad... y anunciar[nos] las cosas por venir” (Juan 16:13). Y, a medida que se acercan los Tiempos del Fin, tenemos la promesa dada a Daniel de que “los entendidos comprenderán”.

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

viernes, 28 de junio de 2024

Daniel Acerca de la Comprensión Oportuna de la Profecía

Por Dr. Nathan E. Jones

Pero, en cuanto a mí, yo oí, pero no pude entender; entonces dije: “Mi señor, ¿cuál será el resultado de estos acontecimientos?” (Daniel 12:8; NASB95).

El profeta Daniel había estado escuchando atentamente al ángel Gabriel pronunciando una serie de mensajes alucinantes. Dios estaba revelando el ascenso y la caída de grandes imperios, lo que finalmente conduciría a un imperio global dirigido por un déspota, a quien el apóstol Juan llamaría más tarde el Anticristo, con su inevitable destrucción por medio de la mano de Dios.

Por supuesto, todos estos grandes imperios estaban todavía tan lejos en el futuro, desde la perspectiva de Daniel, que obviamente estaba bastante perplejo por lo que estaba escuchando. Frotándose la frente arrugada en señal de confusión, Daniel le pidió al poderoso mensajero de Dios que le diera alguna explicación. Para su consternación, el ángel respondió con un firme: “¡De ninguna manera!”. Explicó que Daniel nunca podría entender realmente estas profecías, porque era necesario que sucedieran demasiados eventos antes de que pudieran cumplirse y, por lo tanto, entenderse correctamente.

Afortunadamente, Gabriel agregó que habría tres señales principales que marcarían el “tiempo del fin” en el que culminaría el final de esta serie de eventos. Encontramos el texto fuente de estas señales en Daniel 12:4. “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará”. Añadió que sólo aquellos que vivieran en los tiempos del fin, y que fueran “entendidos” (es decir, espiritualmente discernidores) entenderían por fin estas profecías. Reconocerían que el aumento exponencial en el conocimiento, los viajes y la comprensión profética anunciarían el fin de estos reinos controlados por los humanos con el segundo advenimiento del Mesías, que establecería Su reinado milenial terrenal (Daniel 12:3-10).

1) Aumento del Conocimiento

Exploremos la primera señal—un gran aumento en el conocimiento.

A menos que seas un niño pequeño que juega con el Android de tu madre, has vivido lo suficiente como para darte cuenta de que la forma en que obtenemos información ha cambiado mucho— demasiado — en las últimas décadas. Ni siquiera hablemos de décadas, sino de años. El niño que llega a la edad adulta hoy puede, con un escalofrío, mirar hacia atrás a principios de la década del año 2000, cuando no había Wikipedia, ni Gmail, ni redes sociales como Facebook y Twitter (ahora llamada X), ni computación en la nube, ni tabletas, ni teléfonos inteligentes y, ciertamente, no había conectividad a Internet de alta velocidad. ¿Recuerdas el sonido que hacía un módem cuando conectaba a un internauta a la World Wide Web? Hazle esa pregunta a un niño de diez años hoy y ni siquiera podría decírtelo. Ni siquiera Bob Dylan podría haber imaginado lo mucho que cambiarían las cosas cuando, en la edad de piedra de 1963, cantó “The Times They Are A-changin” (Los tiempos, están cambiando).

Sin embargo, los tiempos no siempre fueron así. Durante miles de años de historia humana, la vida permaneció prácticamente igual. Claro, cada 300 años más o menos, el mundo lograba una innovación que revolucionaba el mundo, moviendo a la humanidad de, digamos, la Edad de Bronce a la Edad de Hierro. Pero, en su mayor parte, las limitaciones en los viajes dejaron a la mayoría de los inventos acordonados en un pequeño rincón del mundo. Pero, entonces, finalmente llegó el año 1454 d. C., y el orfebre alemán Johannes Gutenberg lanzó la primera prensa de tipos móvil y reutilizable (como una fotocopiadora antigua). Por fin, las palabras de conocimiento podían ser copiadas masivamente en papel y distribuidas por todas partes. La era del libro impreso revolucionó el mundo, y Gutenberg comenzó con la fuente de todo conocimiento—la Biblia.

¿Te sorprendió saber en tus clases de historia que los avances que más han cambiado el mundo se han hecho en los últimos 150 años más o menos? Y, a medida que nos acercábamos a nuestros días, ¿cómo cada descubrimiento se producía cada vez más rápido, a medida que se lograba un avance sobre otro? Esta aceleración cada vez más rápida en el aprendizaje se denomina Curva Exponencial. Nuestro conocimiento ha experimentado un crecimiento exponencial a medida que un avance se construye sobre otro a un ritmo cada vez más rápido.

¿Cuál dirías que ha sido el descubrimiento más importante que nos ha ayudado a facilitar el advenimiento de esta explosión masiva en el crecimiento del conocimiento? Si respondiste “la computadora”, entonces estarías en lo correcto.

Cuando se trata de la curva exponencial de las computadoras, el viejo chiste es: “¿Cómo sabes cuándo tu computadora está obsoleta?”. La respuesta es: “Cuando la sacas de la caja”. Sin embargo, eso no está muy lejos de la verdad, ya que las compañías de computadoras duplican las velocidades de procesamiento de las computadoras aproximadamente cada 18 meses. Conocida como la Ley de Moore (en honor al cofundador de Intel, Gordon Moore), ésta es sólo una manifestación de la tendencia mayor en la forma en que todos los cambios ocurren a un ritmo exponencial. En 2023, las computadoras cuánticas comenzaron a procesar a velocidades equivalentes al cerebro humano. Para el año 2045, en apenas un cuarto de siglo, la Ley de Moore predice que poseeremos computadoras con la capacidad computacional equivalente a toda la raza humana.

No sólo la curva exponencial en todas las áreas de la tecnología informática ha aumentado nuestro conocimiento a niveles estupendos, sino que las computadoras han ayudado en todos los principales descubrimientos científicos de nuestros días. Tampoco necesitamos meter tantos datos en nuestros cerebros, ya que la capacidad de almacenar y acceder fácilmente a los datos significa que podemos seguir aprendiendo como nunca antes lo habíamos aprendido en la historia de la humanidad.

La curva exponencial no se limita sólo a las computadoras. Otros avances en biomedicina, ciencias espaciales, ingeniería química, ingeniería humana y todas las demás ciencias han ido subiendo más rápido y más pronunciadamente en sus curvas exponenciales con cada día que pasa.

Se espera que, en los próximos cinco años, la tecnología mundial sea 32 veces más avanzada de lo que es hoy. También se ha estimado que el 65% de los niños de jardín de infantes de hoy, una vez que finalmente se gradúen de la universidad, terminarán trabajando en trabajos completamente nuevos que, en este momento, ni siquiera existen.

Considere que, hace sólo cien años, la información que la mayoría de la gente aprendió a lo largo de toda su vida equivalía al contenido de una edición dominical de The New York Times. Nuestra capacidad actual de consumir prácticamente la misma cantidad de información diariamente muestra cuánto ha aumentado el conocimiento de la humanidad en un período de tiempo muy corto.

El aumento exponencial del conocimiento actual apunta al hecho de que estamos viviendo en los tiempos del fin profetizados, y que Jesucristo vendrá pronto.

2) Aumento del Transporte

Note que, en esa misma profecía, el ángel le dijo a Daniel que, además de un gran aumento en el conocimiento, “muchos correrán de aquí para allá” (Daniel 12:4). Este tremendo aumento en los viajes también ocurriría en el mismo contexto, que es el de los tiempos del fin. Dios estaba revelando que, una vez que la gente comenzara a ir de un lado a otro, tanto más lejos como más rápido, esos años finales, antes de que Cristo regresara para establecer Su Reino Milenial, finalmente estaban sobre nosotros.

Detente y piensa cómo viajaba la gente hace un siglo. La mayoría de los caminos ni siquiera estaban pavimentados y eran transitados por carros tirados por caballos. Mira en YouTube el video de San Francisco grabado en 1906 y verás muchos más caballos que carruajes sin caballos. La gente rara vez, o nunca, abandonaba sus ciudades natales. La domesticación de animales y los primeros comienzos de las carreteras decentes, luego las bicicletas, los globos, los botes y los automóviles simples se desarrollaron, pero no fueron ampliamente recibidos.

Desde principios del siglo XX, la humanidad inventó aviones y jets, e incluso hemos abandonado la atmósfera de la Tierra en cohetes y transbordadores espaciales. Antes, la gente tardaba meses en viajar al extranjero en barco, pero ahora recorremos esa misma distancia en el extranjero en cuestión de horas. En el mundo de hoy, las personas siempre están en movimiento, tal como el ángel profetizó a Daniel.

El aumento exponencial de los viajes en la actualidad apunta al hecho de que Jesucristo regresará pronto.

3) Aumento en la Comprensión de la Profecía

¿Sabías que la profecía bíblica constituye un enorme 31% de la Biblia? El plan general de Dios para las edades parece ser más bien como un rompecabezas de 100 piezas, y hasta ahora, Él sólo ha provisto 75 piezas. Uno puede distinguir el contorno de una imagen, pero hasta que se desarrollen ciertos eventos, que luego agregan otra nueva pieza al rompecabezas, la imagen permanece incompleta.

Aun así, las 75 piezas que tenemos ahora son mucho más numerosas que las que Daniel alguna vez tuvo. Como Jesús explicó a sus discípulos: “De cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:17). Incluso entonces, los apóstoles no entendieron muchas de las enseñanzas de Cristo hasta después de Su resurrección, cuando Él las explicó abiertamente; y luego envió al Espíritu Santo en Pentecostés, para proporcionar más iluminación. Incluso entonces, los apóstoles esperaban el inminente regreso de Cristo y no una larga espera de 2,000 años.

Hoy en día, las diversas señales de los tiempos del fin, relacionadas con la naturaleza, la sociedad, la política mundial, la tecnología, Israel y las señales espirituales están llegando a nosotros a un ritmo tan fantástico que los maestros de profecía bíblica como el Dr. Ron Rhodes han comenzado a llamar al fenómeno “La Convergencia”. Tantas señales de los tiempos del fin que convergen todas a la vez han mejorado enormemente nuestra comprensión de la profecía bíblica de los tiempos del fin, tal como Gabriel predijo.

El aumento exponencial de hoy en día en la comprensión de la Palabra profética de Dios apunta al hecho de que Jesucristo regresará pronto.

Reconocer los Tiempos

Estas tres señales principales, junto con los cientos más que se proporcionan en la Biblia, que se están cumpliendo en nuestros días, revelan el hecho de que el Señor podría regresar en cualquier momento. Al mirar a través del filtro de la Biblia todos los acontecimientos maravillosos, pero aterradores, que se desarrollan ante nosotros, debemos entender claramente los tiempos en los que vivimos. Como resultado, nos consuela saber que Dios lo tiene todo bajo control, que tiene un gran plan en marcha y que Sus hijos juegan un papel vital en ese plan. Los cristianos estamos llamados a servir a Dios en estos tiempos oscuros con todos nuestros dones, recursos y experiencia únicos.

Para aquellos de ustedes que aún no han aceptado a Jesucristo como su Salvador, pero ahora reconocen que estamos viviendo en los tiempos del fin, darse cuenta debería actuar como un despertador que los despierta al hecho de que al mundo no le queda mucho tiempo. Todos vivimos en tiempo prestado. Por lo tanto, acepte el hecho de que Dios ama tanto al mundo que dio a Su Hijo unigénito para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16).

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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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martes, 22 de agosto de 2023

La Estatua y la Piedra

El Fin del Gobierno Humano Fallido

Por Dr. Nathan E. Jones

¿Sabía que en este momento casi 200,000 personas están sufriendo en el equivalente moderno de los campos de concentración nazis? Estos horribles campos de labor forzado se pueden encontrar en Corea del Norte. Este país asiático, oficial e irónicamente llamado República Popular Democrática de Corea, es, según la Comisión de Investigación de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, uno de los peores infractores de todas las naciones en lo que respecta a su atroz historial de derechos humanos. El gobierno de Corea del Norte infringe casi toda la Declaración Universal de Derechos Humanos de su pueblo, como la libertad de tener una opinión y expresarla. El asesinato, la tortura, la esclavitud, la violencia sexual, el hambre masiva y otros abusos son métodos comunes empleados por este gobierno autoritario para aterrorizar a su población y someterla.

Cuando el conflicto coreano terminó extraoficialmente a principios de la década de 1950, el dictador de Corea del Norte, Kim Il-Sung, se declaró “Presidente Eterno” y cerró las fronteras de su nación para establecer un gobierno comunista totalitario.

La Voz de los Mártires (VOM, por sus siglas en inglés), un ministerio de vigilancia de la persecución, estima que unos 30,000 cristianos sufren diariamente en estos campos de trabajo por el “crimen” de no adorar a su “Querido Líder”, y muchos nunca salen con vida. VOM cuenta una verdadera historia cotidiana de persecución cristiana en un pequeño pueblo llamado GokSan. Un pastor y 26 de los miembros de su iglesia clandestina fueron atados y llevados ante una multitud de comunistas que gritaban. Los soldados exigieron a los cristianos: “¡Nieguen a Cristo o mueran!”. Al no obtener la respuesta que estaban buscando, los soldados amenazaron con matar a los niños. La única respuesta que se escuchó fue una madre que se inclinó y le susurró a su pequeña hija: “Hoy, mi amor, te veré en el cielo”.

Crédito de la foto: La Voz de los Mártires

Los comunistas procedieron a colgar a los niños. Cuando los padres sollozantes todavía se negaban a negar a Cristo, los soldados sacaron una enorme apisonadora y procedieron a aplastar a los miembros restantes de la iglesia, todos los cuales cantaban juntos: “Más amor, oh Cristo, para ti, más amor para ti”.

Los Propósitos de Dios para el Gobierno Humano

Regímenes como Corea del Norte claramente no entienden el propósito del gobierno. Entonces, ¿cuál es el propósito del gobierno?

El Padre Fundador de los Estados Unidos, Thomas Paine, en su folleto Sentido Común (1776), escribió que la seguridad es “el verdadero diseño y fin del gobierno”. Otro Padre Fundador, John Adams, en su libro Pensamientos sobre el Gobierno (1776), creía que su propósito se encontraba “en la meta de la felicidad a través de la virtud”. Thomas Jefferson, en su escrito titulado Economía Política (1816) declaró: “El más sagrado de los deberes de un gobierno es hacer justicia igual e imparcial a todos sus ciudadanos”.

Seguridad en lugar de esclavitud, justicia en lugar de corrupción, virtud en lugar de vicio y la preservación de la felicidad de su pueblo en lugar de la causa de su sufrimiento — esos fueron los ideales piadosos sobre los que estos hombres fundaron una nación. Estos ideales corresponden a lo que la Biblia dice que es el verdadero propósito del gobierno, es decir, proporcionar una atmósfera en la que los creyentes puedan vivir, como enseña 1 Timoteo 2:2, “una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad”.

¿Son naciones como Corea del Norte simplemente manzanas podridas, o demuestran que el gobierno es en sí mismo inherentemente malo? Debido a que estaban inmersos en la Biblia, los Padres Fundadores pensaban muy mal del gobierno humano. Thomas Paine escribió: “El gobierno, incluso en su mejor estado, no es más que un mal necesario: en su peor estado; uno intolerable”.

La razón por la que los Padres Fundadores creían que el gobierno era inherentemente malo era porque creían en las enseñanzas bíblicas (como Romanos 3:23  y 10:10-18) de que la humanidad es inherentemente mala y necesita un Redentor. De hecho, Jeremías 17:9 revela que ¡no hay nada más corrupto que el corazón humano!

Por lo tanto, la Biblia advierte una y otra vez que no hay que confiar en el hombre. Una de las advertencias más fuertes se encuentra en el Salmo 118:8-9:

Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en príncipes [políticos].

Como otro Padre Fundador, Alexander Hamilton confirmó,

Los hombres son inherentemente malvados, gobernados por la codicia, la lujuria y el amor al poder y una multitud de pasiones aún menos entrañables.

El primer Presidente de Estados Unidos, George Washington, lo expresó de esta manera:

El gobierno no es razón. El gobierno no es elocuencia. Es fuerza. Y, como el fuego, es un sirviente peligroso y un amo temible.

Los autores de la Constitución de los Estados Unidos sabían que, si bien el gobierno humano es un mal necesario, sigue siendo propenso a caer en la villanía y la corrupción. Por lo tanto, en sus escritos, sabiamente enseñaron que el gobierno debe ser limitado. El gobierno debe ser constantemente controlado por la población, para que sólo pueda extraer la menor cantidad de impuestos para realizar las funciones más limitadas — proporcionar seguridad a su gente.

Un gobierno que no es monitoreado constantemente se convertirá en un monstruo, uno que para alimentar su sed interminable de poder consumirá el dinero de su población y pisoteará sus derechos inalienables dados por Dios. En otras palabras, los Padres Fundadores sabían que el gobierno está compuesto de personas, y las personas son inherentemente caídas y malvadas. Inevitablemente, cuanto más corrupto y malvado se vuelva un gobierno, mayor sufrirá la gente. Como el ex presidente del Seminario Teológico Fuller, el Dr. David Allan Hubbard, comentó una vez:

Cuando los hombres viciosos y sin ley son el gobierno, ¿a dónde va la gente en busca de ayuda? Deben sentirse como un niño pequeño que huye de un matón a los brazos de su padre, sólo para que su padre lo sostenga mientras el matón lo golpea.

Cómo Terminará el Gobierno Humano

¿A quién podemos huir cuando nuestro propio gobierno es el matón? ¿Cómo podemos, como esos cristianos de la pequeña aldea de GokSan, mantener una apariencia de esperanza, cuando el gobierno humano nos ha fallado completamente en proporcionar seguridad, justicia y tranquilidad?

Nuestro Señor proporciona la respuesta tan necesaria a este dilema a través de un sueño perturbador dado a un monarca con problemas.

El gran rey Nabucodonosor soñó con una estatua enorme con una cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de bronce, dos piernas de hierro y pies una mezcla de hierro y arcilla. Nabucodonosor luego vio una gran piedra — una que no había sido cortada por manos humanas — que caía del cielo con estrépito. Destrozó la estatua, rompiéndola en pedazos, y su polvo voló. La piedra creció y se convirtió en una gran montaña que rápidamente llenó toda la tierra.

Daniel interpretó el sueño del rey. Explicó que la cabeza era el propio Nabucodonosor, y que cada metal era un imperio sucesivo: el Imperio Babilónico, el Imperio Medo-Persa, el Imperio Griego, el Imperio Romano y un Imperio Romano Revivido. La gran piedra aplastante representaba al  “Dios del cielo” que levantará un reino que jamás será destruido...desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos...” (Daniel 2:44-45).

Si bien Daniel no pudo comenzar a comprender la amplitud y el alcance de esta visión, Jesucristo siglos más tarde describiría en detalle al apóstol Juan en Apocalipsis 19-20 este mismo evento — la venida del Rey de Reyes.

Durante miles de años, el gobierno humano le ha fallado a la humanidad. El gobierno no puede mantener a raya la guerra, la pobreza, el hambre y las enfermedades. La corrupción pudre rápidamente su otrora noble núcleo, y muchos de sus líderes caen en la villanía. Los tiempos de seguridad, paz y protección han sido tan fugaces como la vida de una efímera.

Y, sin embargo, Dios le prometió al profeta Daniel que en un día glorioso una “piedra cortada no por manos humanas” irrumpiría de los cielos y destruiría la estatua del gobierno mundial gentil, y el reino de Su Hijo llenaría toda la tierra. Este Reino será gobernado por un Monarca perfecto y divino, sus administradores serán los santos resucitados en sus cuerpos glorificados y sin pecado, y su población inicialmente serán todos creyentes que serán enseñados a los pies de su Rey.

El reino de paz, rectitud y justicia de Cristo será establecido. Pero primero, antes de que podamos entrar en esa era largamente anhelada, el Rey Jesús debe regresar y destruir el fracaso que es un gobierno humano defectuoso. Y, con esa esperanza gozosa apenas en el horizonte, sólo podemos exclamar: “¡Maranata! ¡Ven, Señor Jesús!”.

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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Statue and the Stone

martes, 1 de agosto de 2023

El Reino del Mundo (parte 1 de 3)

Director y Evangelista Sénior 
Ministerio Cordero y León


El reino del mundo ha venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos”. 
— Apocalipsis 11:15

Desde principios de la historia de Estados Unidos como República, la política ha sido una fuente de frustración y desconcierto continuos. Will Rogers observó una vez: “El Congreso es tan extraño; un hombre se levanta para hablar y no dice nada, nadie escucha, y luego todos están de acuerdo”. Eso podría ser un poco mejor que otro humorista que informó que su propio hermano se había postulado para un cargo. Cuando se le preguntó qué hizo su hermano después de las elecciones, el perspicaz hombre dijo: “¡Nada—fue elegido!”.

Como político en recuperación (serví en la legislatura de Kentucky durante 13 años), entiendo tanto el idealismo que atrae a algunos al “servicio público”, como la decepción que la mayoría de la gente siente por nuestro propio gobierno. Después de mi primera elección para servir como Representante, la gente me preguntaba qué pensaba acerca de servir en la legislatura. Les decía que era todo lo que pensaba que sería — ¡y menos!

La irritación con los funcionarios electos y los burócratas que se multiplican cada vez más es una cosa, pero los estadounidenses están perdiendo la fe en el sistema mismo y entre ellos. Un observador dice con razón que el 100% de los estadounidenses piensan que el 50% de los estadounidenses han perdido la cabeza. Subiría ese porcentaje varios puntos, porque parece que elección tras elección, las ruedas se están desprendiendo.

La política no es sólo un patio de recreo para fanáticos o un juego de salón para pasar el tiempo. Es un reino de actividad humana que está entretejido a través de la Palabra profética de Dios.

Profetas como Pronunciadores Políticos

Encuentro bastante irónico cuando la gente afirma que Dios no tiene interés en los asuntos de la humanidad en general, o en las luchas políticas internas que ocurren dentro y entre las naciones. Muchas profecías del Antiguo Testamento tenían que ver con el comportamiento de reyes y reinos — diciendo inmediatamente el pronunciamiento del juicio de Dios basado en varios factores, incluidos la conducta personal, la administración de justicia, la adhesión a Sus leyes y el trato de Su pueblo.

La mayoría de los profetas originales (incluyendo a Jacob, José, Moisés y Josué) fueron levantados para pronunciar mensajes a la descendencia escogida de Israel. Cuando un hombre de Dios decía: “Así dice el SEÑOR...”, la gente escuchaba, o, para su gran descrédito y pesar, no lo hacía.

Una vez que Israel exigió y se le concedió un rey, Dios envió profetas para interceder en Su nombre. Samuel ungió tanto a Saúl como a David. Natán fue levantado para castigar a David en una dramática reprensión del Señor, y luego jugó un papel decisivo en el ascenso de Salomón al trono como su heredero elegido. Ahías pronunció la división del reino en Israel y Judá (1 Reyes 11:28-38). Profetas anónimos, como el hombre de Dios que vino de Judá, condenaron la falsa religión que Jeroboam había introducido en Israel.

Más tarde, profetas como Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas y Joel denunciaron la apostasía y la rebelión generalizadas del pueblo judío, llamándolos a arrepentirse y volverse a Dios. En otras ocasiones, ellos y otros como Amós, Sofonías y Zacarías hablaron a las naciones que rodeaban a Judá e Israel. Jonás y Nahúm fueron enviados específicamente para profetizar al enemigo mortal de Israel, Nínive.

El pronunciamiento del Señor de bendiciones y maldiciones no fue sólo para los judíos. David predijo una gran maldición sobre aquellos que se oponían al ungido del Señor (Salmo 40:14-15). Ezequiel profetizó la vindicación a los montes de Israel contra las naciones enemigas que habían hablado en contra de las promesas de Dios. Ezequiel habló condenando a Ammón, Moab y Tiro, por regodearse mientras Israel estaba siendo castigado (diciendo "¡Ajá!" como dijo Ezequiel) o por asumir despectivamente que  “la casa de Judá es como todas las naciones” (Ezequiel 25: 2-4, 8-11; 25:2-5).

¿Está Dios desinteresado en los asuntos de los hombres o en la sórdida esfera del esfuerzo humano que llamamos política? Absolutamente no. En todo caso, gran parte de Su Palabra profética, que apunta al regreso de Jesucristo, está entrelazada con Sus proclamaciones con respecto a la política mundial.

Naciones del Mundo como Faros Proféticos

Además de las otras categorías de señales, hay indicaciones claras del inminente regreso de Jesús en la alineación de las naciones hoy. Pero debido a que existimos en el momento — conscientes del presente, pero olvidadizos del pasado e inseguros del futuro — a veces no vemos el bosque por ver los árboles.

Para obtener entendimiento, debemos comenzar y terminar con la Palabra de Dios. Además de eso, es mucho más fácil reconocer patrones mirando al pasado y luego extrapolarlos al futuro. ¿Qué quiero decir con eso? Considere las profecías de Daniel de una sucesión de reinos en Daniel 2 y 7. Concebida por Nabucodonosor como una estatua poderosa, pero por Daniel como una serie de cuatro bestias, la visión se entiende claramente ahora para referirse a Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Los editores de mi Biblia NASB incluso han insertado subtítulos útiles dentro de esos capítulos para explicar el significado profético aceptado del pasaje. El Señor reveló que Medo-Persia y Grecia sucederían a Babilonia (Daniel 8:20-21). Sin embargo, ni siquiera  Daniel no entendió todo lo que estaba previendo.

Daniel le preguntó al Señor acerca de las mismas revelaciones que estaba registrando, pero no entendió. Se le dijo: “Anda, Daniel, porque estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (Daniel 12:4, 9). Dios dijo que muchos serían purgados, purificados y refinados, pero “los que tienen entendimiento entenderán” (Daniel 12:10).

La retrospectiva, y el hecho de que mucho de lo que Daniel registró fue sellado “hasta el tiempo del fin”, nos ha permitido comprender lo que incluso al gran profeta Daniel le faltaba hace más de 2,500 años.

Con respecto a las naciones del mundo, Jesús dijo que, entre las señales que precederán Su venida y el fin de la era, la nación se levantará contra la nación y el reino contra el reino (Mateo 24: 6-8). El estado profetizado de las naciones en el tiempo del fin — o lo que llamamos la Señal de la Política Mundial — se está alineando. Aquí hay seis indicadores:

01. El Imperio Romano ha resucitado en la forma de la Unión Europea

Daniel profetizó una secuencia de imperios que terminaría con el Imperio Romano. Daniel también fue claro en cuanto a que el imperio mortal final permanecería en la escena mundial, disminuido en poder general durante un largo período y frágil en comparación con el monolito que era Roma en los días de Cristo.

Durante los últimos 2,000 años, las naciones dentro del territorio que una vez constituyó el Imperio Romano, han estado en conflicto casi constante. Ostensiblemente unidos en la fe cristiana desde antes de la Edad Media, todavía han estado divididos por el idioma, la cultura, la geografía y las aspiraciones nacionalistas.

Después de las devastadoras guerras del siglo pasado, los políticos europeos clamaron por un gobierno europeo unificado. A trompicones, la Unión Europea (UE) está compuesta por 27 naciones que representan la mayor parte del Imperio Romano de Occidente.

Con sede en Bruselas, Bélgica, la UE tiene una moneda única, un ejército unido y una identidad homogeneizada. Pero, todavía carece de un líder central fuerte — lo que genera tensiones económicas y diplomáticas periódicas. Esa realidad es un cumplimiento de la profecía de Daniel sobre los Tiempos del Fin de un reino que combina el hierro con el barro — simultáneamente fuerte y quebradizo (Daniel 2:41-43).

Daniel también predijo que este reino final eventualmente será dirigido por un solo líder fuerte: el hombre que surgirá como el Anticristo (Daniel 7:7-8; 8:9-14, 23-25; y 9:26-27).

Sorprendentemente, muchos líderes europeos están clamando por un hombre así. Paul-Henri Spaak, quien una vez se desempeñó como Primer Ministro de Bélgica, dijo esto:

No queremos otro comité, ya tenemos demasiados. Lo que queremos es un hombre de suficiente estatura para mantener la lealtad de todas las personas y sacarnos del pantano económico en el que nos estamos hundiendo. Enviadnos a tal hombre, y sea dios o diablo, lo recibiremos.

Paul Henri Spaak

En todo momento y en todas las épocas, Satanás ha tenido a un hombre así preparado y listo para ir.

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Artículo recomendado

Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

miércoles, 3 de mayo de 2023

Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 10

 Los Imperios en la Profecía

¿Revivirá el Imperio Romano?


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¡Sea bendito el nombre de Dios desde la eternidad hasta la eternidad! Porque suyos son la sabiduría y el poder. Él cambia los tiempos y las ocasiones; quita reyes y pone reyes . . . Daniel 2:20b-21a

Antes del nacimiento del sistema de estado-nación, que ha dominado la política mundial desde el siglo XIX, la humanidad parecía enamorada del concepto de imperio, real o imaginario.

En los albores de la historia, los pueblos de la tierra trataron de unirse en Babilonia para formar un imperio mundial que llegaría “hasta los cielos”, desafiando incluso la soberanía de Dios (Génesis 11: 1-4). Dios puso fin a ese intento confundiendo el lenguaje de la gente (Génesis 11:6-9).

Imperios Bíblicos

Pero en poco tiempo, la gente volvió a hacerlo. Primero vino el Imperio Egipcio (que se remonta al 3500 a. C.) y luego el Asirio (fundado en el 1810 a. C.). Los conflictos entre estos imperios y los que siguieron están registrados en los libros de historia del Antiguo Testamento.

La razón por la que la Biblia contiene tanta información acerca de ellos es debido a la ubicación estratégica del antiguo Israel. Esa pequeña nación constituía un puente terrestre que conectaba África, Asia y Europa. El resultado es que a menudo sirvió como campo de batalla para imperios en competencia.

Uno de los imperios que tuvo un tremendo impacto sobre el pueblo judío fue el babilónico. Existió sólo 73 cortos años, desde el 612 a. C. hasta el 539 a. C., pero Dios obró a través de él para disciplinar a los judíos por su idolatría. Permitió que los babilonios conquistaran Jerusalén y, en última instancia, la destruyeran junto con el Templo judío.

Un Hombre Extraordinario

Uno de los muchos cautivos que fueron llevados en el primer sitio de Jerusalén en el año 605 a. C.  fue un joven llamado Daniel. Rápidamente llamó la atención de los líderes babilonios debido a su capacidad para interpretar los sueños.

El evento que lo catapultó al centro de atención fue un sueño que Dios le dio al rey de Babilonia, Nabucodonosor. El rey hizo una petición inusual a los magos y hechiceros de su corte. En lugar de simplemente pedirles que interpretaran su sueño, ¡exigió que primero le dijeran el contenido de su sueño! Estaban desconcertados y estaban a punto de ser ejecutados, cuando Daniel envió un mensaje al rey de que él podía revelar el sueño y proporcionar su interpretación (Daniel 2:14-16).

Cuando el rey Nabucodonosor accedió a darle una audiencia a Daniel, el joven y sus compañeros de prisión se arrodillaron en oración y clamaron a Dios por comprensión (Daniel 2:17-18). El misterio fue revelado inmediatamente a Daniel en una visión nocturna (Daniel 2:19).

Un Sueño Extraordinario

Cuando Daniel fue conducido a la presencia del rey, comenzó revelando los detalles del sueño (Daniel 2:31-35). Declaró que el rey había visto una enorme estatua de un hombre que era a la vez espléndida e impresionante en apariencia. La estatua estaba hecha de una sucesión de metales. Tenía una cabeza de oro, un pecho de plata, muslos de bronce y piernas de hierro. Descansaba sobre una base precaria — pies de hierro mezclados con arcilla.

Mientras Nabucodonosor miraba fijamente la estatua, admirando su belleza, los pies fueron golpeados repentinamente por una piedra sobrenatural (“una piedra cortada sin manos”). La estatua se derrumbó, y la piedra se expandió rápidamente hasta convertirse en una montaña que envolvió al mundo entero (Daniel 2:31-35).

Una Interpretación Profética

Daniel explicó que el sueño trataba con el futuro y se extendía incluso a los “postreros días” (Daniel 2:28). Señaló que la cabeza dorada era representativa del imperio babilónico. Sería sucedido por otro imperio representado por el pecho de plata y, a su vez, sería derrocado por otro imperio, simbolizado por los muslos de bronce. El imperio final estaba representado por las piernas de hierro (Daniel 2:36-40).

Más tarde, Dios le reveló a Daniel que el imperio que seguiría a Babilonia sería el medo-persa que, a su vez, sería derrocado por los griegos bajo Alejandro Magno (Daniel 8:1-8, 20-21).

El imperio representado por las piernas de hierro nunca fue identificado específicamente, pero sabemos por la historia que fue el Imperio Romano, el que finalmente se dividió en dos partes, los imperios oriental y occidental.

Con respecto a los pies de hierro mezclados con barro, Daniel declaró que éste sería el reino mundial final de la humanidad y que sería fuerte como el hierro y quebradizo como el barro. Daniel afirmó además que este reino final de la humanidad sería repentina y totalmente destruido cuando “el Dios de los cielos establezca un reino que jamás será destruido” (Daniel 2:44). Ese reino, representado por la piedra, abarcará todo el mundo, destruirá todos los demás reinos y "permanecerá para siempre" (Daniel 2:44-45). Ese reino de piedra es, por supuesto, un símbolo del reino eterno del Mesías.

Una Brecha Profética

La profecía evidentemente contiene una brecha de tiempo porque no hay nada en la historia que corresponda al imperio representado por los pies de hierro mezclados con barro. Además, debe contener un intervalo de tiempo porque el texto establece específicamente que se relaciona con “los postreros días”.

Los amilenialistas (aquellos que niegan que habrá un futuro reinado de Jesús en la tierra) objetan la idea de que la profecía contiene una brecha de tiempo. Argumentan que la piedra representa el reino de la Iglesia que destruyó el Imperio Romano y procedió a expandirse por toda la tierra.

Pero el cristianismo sirvió para unir y consolidar el Imperio Romano en lugar de destruirlo. Y aunque la Iglesia se ha extendido por todo el mundo, ciertamente no ha desplazado a los reinos de este mundo. Tampoco la Biblia enseña que la Era de la Iglesia durará para siempre. De hecho, la Biblia enseña que se detendrá bruscamente cuando la Iglesia sea arrebatada de este mundo.

Más Revelaciones

En sueños y visiones posteriores, el Señor le reveló a Daniel que este reino de hierro mezclado con barro sería una confederación suelta de diez gobernantes (Daniel 7:24). Esta confederación surgiría del territorio del imperio de hierro — el Imperio Romano (Daniel 7:7-8). A Daniel también se le mostró que esta confederación europea revivida serviría como base para la consolidación del último gran imperio mundial gentil, es decir, el imperio del Anticristo (Daniel 7:8, 24-26 y 8:19-27).

Estas revelaciones proporcionan evidencia adicional de una brecha de tiempo en la profecía, porque la historia no muestra una confederación europea de diez naciones expandiéndose en un imperio mundial y luego siendo repentinamente destruida por una intervención sobrenatural de Dios. Tampoco ninguna confederación europea ha producido jamás un líder equivalente al Anticristo descrito tanto en Daniel como en Apocalipsis.

Una Interpretación Precisa

La interpretación de Daniel del sueño de Nabucodonosor demostró ser históricamente precisa hasta el más mínimo detalle. Tal como se profetizó, el Imperio Babilónico fue derrocado por el Imperio Medo-Persa en el 539 a. C. Los griegos, bajo Alejandro Magno, conquistaron a los persas en el 331 a. C., y los romanos sucedieron a los griegos. Como dijo un escritor: “Daniel escribió la historia por adelantado mejor que cualquier historiador que la haya escrito después de los hechos”.

El Imperio Romano se dividió en el 395 d. C. y entró en un largo declive. En el siglo V d. C., el imperio estaba muerto. Pero la idea del imperio nunca moriría. La esperanza de revivirlo continuó capturando la imaginación de los líderes europeos.

Intentos de Avivamiento

En el año 800 d. C., Carlomagno, junto con la Iglesia Católica Romana, sentó las bases de lo que se conoció como el Sacro Imperio Romano. Duró hasta 1806, pero nunca fue realmente un verdadero imperio. Consistía principalmente en estados alemanes gobernados por reyes alemanes que generalmente buscaban pero no siempre recibían la coronación como emperador por los papas en Roma.

Fue un intento de revivir el antiguo Imperio Romano, pero existía principalmente en el papel y en la imaginación de sus “emperadores”. Voltaire lo resumió sucintamente cuando escribió: “No es ni santo, ni romano, ni un imperio”.

La forma de gobierno que realmente existió durante la Edad Media fue el feudalismo en forma de estados-tribales, ciudades-estado y ciudades-ligas. El sistema de estado-nación irrumpió en la escena en el siglo XVIII, después de que la imprenta y la difusión de la educación hicieran que la gente tomara conciencia de las agrupaciones nacionales, alimentando el deseo de que cada grupo nacional tuviera su propio estado.

Sin embargo, incluso el nacionalismo extremo del sistema de estado-nación no fue suficiente para matar la idea de revivir el antiguo Imperio Romano. Napoleón intentó hacerlo y casi lo logró. Hitler soñaba con lograrlo, y en el proceso, redujo a Europa a un montón de cenizas.

El Renacimiento Milagroso

Pero, de las cenizas, surgió un renovado celo por unir a Europa. El celo estaba motivado por la desesperación. Los líderes europeos visionarios se dieron cuenta de que si alguna vez iban a reconstruir Europa, tendrían que dejar de lado sus rivalidades nacionales e integrar sus economías.

Establecieron la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1951, que abarcaba seis naciones (Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo). En 1958 se amplió el alcance de esta organización para cubrir todas las actividades económicas. Pasó a llamarse Comunidad Económica Europea. Entre 1973 y 1993 se agregaron seis estados adicionales a la comunidad, incluida Gran Bretaña.

El paso más grande y audaz se dio en 1993, cuando las naciones miembros decidieron renunciar a su soberanía política al acordar integrarse política y económicamente. Con este paso, nació la Unión Europea.

Hoy en día, la Unión Europea está formada por 27 naciones con una población de más de 515 millones de personas. Otras naciones están preparadas para entrar en la unión. No hay duda de que la UE se está convirtiendo en una superpotencia como China y los Estados Unidos.

Lo que la humanidad nunca podría lograr con la guerra se ha convertido en una realidad pacíficamente a través de la diplomacia durante un período de 50 años. La razón, por supuesto, es que ahora es el tiempo de Dios para que el antiguo Imperio Romano renazca.

Los Británicos

Cuando los británicos votaron en junio de 2016 para retirarse de la Unión Europea, muchas personas concluyeron inmediatamente que la UE no iba a ser el Imperio Romano revivido predicho en la profecía bíblica del tiempo del fin.

Pero, por el contrario, fue una manifestación de una parte de la profecía de Daniel que preveía que la coalición europea del tiempo del fin sería inestable. Ese era el significado del simbolismo que retrataba el imperio revivido del tiempo del fin como uno de hierro mezclado con barro — una mezcla altamente inestable.

Las Diez Naciones

Pero, ¿qué pasa con la profecía de que el avivamiento del Imperio Romano en el tiempo del fin consistirá en una confederación de diez gobernantes o naciones (los diez dedos de los pies y los diez cuernos de Daniel 2:41-41 y 7:7)? ¿Cómo cumple la UE, con sus 27 naciones, (y más por venir) esta profecía?

Tendremos que esperar y ver, pero las bases para su cumplimiento probablemente se están estableciendo en la actualidad a través del énfasis de la UE en la desnacionalización. Lo que esto significa es que la UE está haciendo todo lo posible para restar importancia a las identidades nacionales y sustituirlas por una identidad europea común. En otras palabras, se anima a la gente a pensar en sí misma no como franceses, alemanes o españoles, sino como europeos.

En consecuencia, los pasaportes se han cambiado para indicar primero que la persona es miembro de la Unión Europea y, en segundo lugar, es ciudadano de un Estado en particular. Pero esto es sólo un paso transitorio hacia un pasaporte que no dirá nada más que la persona es un ciudadano de la UE.

Más importante aún, las naciones, como tales, ya no están representadas en el Parlamento Europeo. Los delegados representan secciones de naciones y deben ocupar un escaño en el Parlamento por ideología política (liberal, moderada o conservadora), y no por origen nacional. A medida que se agreguen más naciones y la organización se vuelva más difícil de manejar, parece probable que la UE se divida en unidades administrativas que traspasarán las fronteras nacionales. Muy bien podría ser que haya un total de diez unidades de este tipo, cada una encabezada por su propio gobernante.

El Elemento Faltante

La Unión Europea tiene ahora un parlamento, un tribunal, un banco y una moneda comunes. Está en proceso de organizar un ejército. Lo principal que le falta es un líder fuerte. Su ejecutivo actualmente consiste en un comité llamado La Comisión. Se compone de una persona de cada uno de los 27 Estados miembros. Está encabezado por un presidente que tiene muy poco poder, pero la profecía bíblica deja en claro que el comité pronto será reemplazado por un solo individuo.

Dentro de poco, surgirá una personalidad política dinámica y carismática dentro de la Unión Europea que parecerá tener las respuestas a todos los problemas del mundo. Él se hará cargo de la Unión, y luego se aventurará a construir un nuevo orden mundial, usando tanto el engaño como la fuerza (Daniel 11:36-45 y Apocalipsis 6:1-6).

El Nuevo Orden Mundial

Este imperio final del Anticristo unirá al mundo entero política, social, económica y espiritualmente. El Anticristo será asistido por un Falso Profeta que unirá a las religiones del mundo en una súper iglesia amalgamada y apóstata que adorará al Anticristo (Ap. 13:11-18).

La Biblia deja en claro que este imperio del Anticristo será el único y verdadero imperio mundial de la historia porque, a diferencia de todos los demás imperios que han existido, este incluirá “toda tribu y pueblo y lengua y nación” (Ap. 13:7).

El Destino del Imperio del Anticristo

El imperio mundial final de la humanidad será brutal. La mitad de la humanidad morirá en los primeros tres años y medio, cuando el Anticristo conquiste el mundo a través del poder militar, lanzando una guerra convencional (Apocalipsis 6) que parece transformarse en una guerra nuclear (Apocalipsis 8-9). Luego, utilizando la tecnología moderna, instituirá una dictadura totalitaria que controlará todos los aspectos de la vida (Ap. 13: 16-17).

Afortunadamente, su reinado será corto. Al final de siete años de tribulación sin precedentes sobre la tierra, Dios derramará Su ira sobre este último imperio. Su abrumadora destrucción por el fuego tendrá lugar en una hora (Apocalipsis 18).

Es entonces cuando Jesús regresará para establecer el imperio de Dios. Será radicalmente diferente de todos los imperios de la humanidad, porque dará como resultado un orden mundial perfecto. Jesús reinará desde el Monte Sion en Jerusalén con una vara de hierro, y el mundo será inundado de paz, rectitud y justicia (Salmo 2 y Miqueas 4).

Una Advertencia

No se dejen engañar por toda la charla actual sobre un “Nuevo Orden Mundial”. Es el viejo orden mundial vestido con ropa nueva.

Satanás está reuniendo un último imperio mundial en su inútil intento de frustrar el plan maestro de Dios. La mayor parte del mundo será engañado creyendo que este “Nuevo Orden Mundial” producirá una utopía en la tierra. Creará, en cambio, un infierno viviente.

El “Nuevo Orden Mundial” está condenado al fracaso, porque estará basado en la sabiduría del hombre. Ore por la venida del orden mundial perfecto que Jesús establecerá cuando regrese. Estará basado en la Palabra de Dios.


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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lunes, 20 de marzo de 2023

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 4 (parte 2 de 2)

 La Profecía Fundamental de Daniel

Por Dr. David R. Reagan

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Calculando Fechas

La primera persona en la historia moderna en calcular los 483 años hasta el “corte” del Mesías fue Sir Robert Anderson en su libro, The Coming Prince (El Príncipe que ha de Venir, 1894). Usando el decreto a Nehemías emitido en el 445 a. C. como su punto de partida, y usando lo que él llamó “el año profético de 360 días”, Anderson calculó que transcurrieron exactamente 173,880 días o 483 años lunares desde el día en que se emitió el edicto hasta el día en que Jesús hizo Su entrada triunfal en Jerusalén. Sus cálculos sitúan la crucifixión en la primavera del año 32 d. C.1

Estos cálculos han permanecido casi sagrados en el pensamiento cristiano durante los últimos cien años. Pero necesitan ser examinados cuidadosamente, porque el hecho es que hay dos problemas serios con los cálculos de Anderson.

El Problema del Año Profético

El primero es su suposición de que los años en la profecía son años lunares de 360 días. Esa suposición se basa en el hecho de que el libro de Apocalipsis define la septuagésima semana de Daniel con una duración total de 2,520 días (Apocalipsis 11:3 y 12:6). La única forma en que se puede traducir en siete años es mediante el uso de años lunares de 360 días.

Ahora, superficialmente, parece lógico aplicar este principio de Apocalipsis a Daniel. Si los años de la última semana de la profecía de Daniel son años lunares, entonces seguramente los primeros 483 años también deben ser años lunares.

Pero hay una falla en esta lógica. La profecía de Daniel fue escrita para la gente de su tiempo para darles, entre otras cosas, una idea de cuándo vendría el Mesías. Y el hecho es que Daniel ni siquiera insinúa que está hablando de otra cosa que no sean años solares regulares.

Algunos responderían diciendo que los judíos usaban un calendario lunar y, por lo tanto, pensaban sólo en términos lunares cuando calculaban el tiempo. Pero eso simplemente no es cierto. Los judíos nunca se han basado en un calendario lunar puro, como lo hacen los musulmanes. Los judíos siempre han usado un calendario lunar/solar. Sus meses duran 30 días, pero insertan lo que se llama un mes intercalado r de vez en cuando para hacer ajustes para el verdadero calendario solar.2

Para los judíos esto es una necesidad absoluta, porque sus principales festivales (Pascua, Cosecha y Tabernáculos) están directamente relacionados con el ciclo agrícola. Si no hicieran los ajustes solares, sus festivales migrarían alrededor del calendario, ¡lo que resultaría en festivales de cosecha que caerían durante los tiempos de siembra de semillas! Éste es exactamente el caso del calendario musulmán, que es un calendario lunar puro. Y así, el festival sagrado del Ramadán circula alrededor del año. Un año será en agosto, el siguiente en septiembre y el siguiente en octubre.

El punto es que los judíos en el tiempo de Daniel no pensaban en términos de años de 360 días. Tampoco Daniel. Si observa Daniel 9:1-2, verá que, poco antes de que Gabriel le diera la profecía de las 70 Semanas de Años, descubrió la profecía de Jeremías de que el cautiverio babilónico duraría 70 años. Se dio cuenta inmediatamente de que, dado que el cautiverio había comenzado en el año 605 a. C., estaba muy cerca del final, y estaba perturbado porque el pueblo judío no se había arrepentido. Entonces, Daniel se arrodilló y oró una de las oraciones más notables de la Biblia durante la cual él — uno de los tres hombres más justos que jamás haya vivido (Ezequiel 14) — tomó los pecados de la nación sobre sí mismo y le pidió a Dios que los perdonara por ellos.

La indicación de este pasaje es que Daniel interpretó la profecía de Jeremías de 70 años como 70 años regulares, según lo definido por el calendario lunar/solar judío. Y nuevamente, si su profecía posterior sobre las 70 semanas de años iba a tener algún significado para el pueblo judío, tenía que entenderse en términos de años regulares, no de “años proféticos” de 360 días cada uno.

¿Por qué entonces habría una diferencia entre los primeros 483 años y los últimos siete? Sospecho que puede estar relacionado con una declaración hecha por Jesús en Mateo 24. Dijo que la semana 70 de Daniel será “acortada”, para que toda la vida en la tierra no sea destruida durante ese terrible período de tribulación (Mateo 24:22).

El Problema del Término

El segundo problema con los cálculos de Anderson es su fecha límite del 32 d. C. Este simplemente no es un año aceptable para la muerte de Jesús, ya que colocaría la crucifixión en domingo o lunes. Incluso Anderson reconoció este problema y, como lo expresó un autor, Anderson se involucró en algo de “gimnasia matemática” para llegar a una crucifixión en viernes.

En su libro, Aspectos Cronológicos de la Vida de Cristo, Harold Hoehner, del Seminario Teológico de Dallas, cambia la fecha del decreto de Nehemías de 445 a 444 a. C. y luego calcula los 173,880 días hasta la primavera del año 33 d. C., cuando la crucifixión habría caído un viernes.3 Pero esto crea más problemas de los que resuelve. La fecha del 444 a. C. es sospechosa y la fecha del 33 d. C. es muy tardía. Lucas 3:23 dice que Jesús tenía “como treinta años” cuando comenzó Su ministerio. Su ministerio duró tres años y medio. La cronología de Hoehner haría que Jesús tuviera 32 años al comienzo de Su ministerio, y 35 al momento de su muerte.

Un Punto de Vista Alternativo

Creo que una mejor solución es interpretar la profecía de Daniel como hablando de años lunares ajustados periódicamente y, por lo tanto, equivalentes a años regulares. También creo que el mejor punto de partida para la profecía es el decreto emitido a Esdras en el año 457 a. C.

Ya he explicado por qué creo que se deben usar años regulares. Permítanme ahora explicar por qué creo que el decreto emitido a Esdras debe usarse como punto de partida para el cálculo de los dos primeros períodos que totalizan 483 años.

El decreto dado a Zorobabel autorizó la reconstrucción del Templo. El decreto emitido a Nehemías se refería a la reconstrucción de los muros de Jerusalén. El decreto de Esdras era de naturaleza más general y cubría una variedad de temas. Pero sabemos por las Escrituras que él interpretó que significaba que los judíos estaban autorizados a lanzar una campaña general de reconstrucción que incluía el templo, la ciudad y las murallas. Su interpretación se expone en Esdras 9:9 — “. . .nuestro Dios no nos desamparó en nuestra servidumbre, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia ante los reyes de Persia, revitalizándonos para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y dándonos protección en Judá y en Jerusalén”.

Ahora, usando el decreto de Esdras como punto de partida (457 a. C.), si contamos hacia adelante 483 años llegaremos al 27 d. C. (Sólo hay un año entre el 1 a. C. y el 1 d. C.). Según la traducción de William Whiston de las obras de Josefo, el año nuevo judío que comenzó en el otoño del año 27 d. C. marcó el comienzo del último Año Jubileo que los judíos disfrutaron en la tierra antes de su dispersión mundial por los romanos en el año 70 d. C.4

Es muy probable que éste sea el año en que Jesús comenzó Su ministerio público. Esto se insinúa en Lucas 4, donde dice que cuando Jesús inició Su ministerio en la sinagoga de Nazaret, lo hizo leyendo un pasaje de Isaías 61 sobre la forma en que el Mesías cumpliría la esencia espiritual del Jubileo. Después de terminar la lectura, Jesús proclamó: “Hoy se ha cumplido esta Escritura en los oídos de ustedes” (Lucas 4:21).

La Relación de la Resurrección

Otra evidencia de que esta fecha es correcta es el hecho de que colocaría el final del ministerio de tres años y medio de Jesús en la primavera del año 31 d. C. Y creo que ése es el año más probable de la crucifixión.

La mayoría de los eruditos han tratado de colocar la crucifixión en el año 30 o 33 d. C., porque éstos son los únicos dos años en el marco de tiempo de la muerte de Jesús cuando la Pascua cayó en viernes. La creencia de que Jesús fue crucificado en una Pascua que cayó el viernes se basa en una declaración en Marcos 15:22 que dice que la crucifixión tuvo lugar en “el día de preparación antes del día de reposo”.

Pero esta declaración no significa necesariamente que la crucifixión tuvo lugar un viernes. Tal suposición tiene sus raíces en la ignorancia gentil acerca de los días festivos judíos.

Lo que la Iglesia gentil no ha reconocido a lo largo de los siglos es que el primer día después de la Pascua es un día de fiesta, o “día de reposo solemne”, porque es el comienzo de la Fiesta de los Panes sin Levadura. Se considera que es un día de reposo independientemente del día de la semana en que caiga (Números 28:16-18). El Evangelio de Juan deja muy claro que el día de reposo después de la crucifixión no era un día de reposo regular (Juan 19:31). Además, los Evangelios también dejan claro que la semana de la crucifixión tuvo dos días de reposo. Marcos 16:1 dice que un grupo de mujeres compró especias para ungir el cuerpo de Jesús después de que terminó el día de reposo. Pero, en Lucas 23:56, dice que compraron las especias antes del día de reposo, y luego descansaron el día de reposo antes de proceder a la tumba.

En el año 31 d. C., la Pascua cayó en miércoles.5 Jesús fue crucificado esa mañana y sepultado esa noche. El día siguiente, jueves, era un día de reposo solemne. El viernes, después del día de reposo solemne, las mujeres compraron las especias y descansaron el día de reposo regular (sábado) antes de ir a la tumba el domingo por la mañana.

Corroboración Adicional 

El lapso de tiempo que estoy proponiendo desde el 457 a. C. hasta el 27 d. C. también está respaldado por otra asombrosa evidencia. ¿Recuerda cómo Daniel dividió los primeros 483 años en dos períodos de tiempo, primero 49 años y luego 434 años? ¿Por qué hizo eso? Regrese y vuelva a leer Daniel 9:25 y note que hace una referencia específica a la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén. Parece que dividió el período en dos partes para indicar que la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén ocuparía los primeros 49 años.

En un folleto reciente titulado “The Daniel Papers”, una publicación de Radio Bible Class, el autor, Herb Vander Lugt, señala:6

Según Barnes y varios otros comentaristas bíblicos confiables, el historiador Prideaux declaró que la última acción de Nehemías en la reconstrucción de la ciudad ocurrió en el año 15 del gobernante persa Darío Nothus (423 – 404 a. C.). Su 15º año fue el 49º año desde el decreto de del 457 a. C. Josefo parece apoyar esta idea en sus comentarios sobre la muerte de Nehemías.

Brechas Proféticas

Queda un enigma acerca de la profecía de Daniel. ¿Qué pasa con la septuagésima semana? ¿Es pasada o futura? Creo que no hay duda alguna de que es futura. La razón de esa conclusión es simple. La profecía comienza afirmando que los 490 años producirán seis consecuencias entre el pueblo judío.7

Comencé este capítulo esbozando esos seis eventos proféticos en detalle. Si mira hacia atrás, verá fácilmente que todavía no se han cumplido. Los judíos todavía están en rebelión contra Dios, todavía están atrapados en sus pecados, todavía se niegan a aceptar la expiación por su iniquidad, la justicia eterna no ha venido a la tierra, toda la profecía concerniente al Mesías aún no se ha cumplido, y “el santísimo” no ha sido ungido.

Por lo tanto, debe haber una brecha en la profecía. Esto puede parecer extraño para el lector casual. Pero los estudiantes de la profecía están familiarizados con las brechas proféticas. Son muy comunes en la literatura profética debido a la naturaleza peculiar de la perspectiva profética. Dios les mostraría a Sus profetas grandes eventos futuros y los profetas los presentarían como si estuvieran sucediendo en rápida sucesión, porque ésa es la manera en la que aparecían. El profeta era como una persona que mira hacia debajo de una cadena montañosa y ve una cima tras otra, aparentemente presionadas una contra la otra, pero en realidad separadas por grandes valles que no se podían ver.

Jesús mismo reconoció esta característica de la profecía cuando leyó una profecía de Isaías en la sinagoga de Nazaret. Si compara lo que Él leyó (Lucas 4:18-19) con lo que Isaías escribió (Isaías 61:1-3), verá que Jesús dejó de leer en medio de una oración porque el resto de la oración tenía que ver con Su Segunda Venida.

Isaías 61:1-2 dice lo siguiente:

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro. . .

Jesús dejó de leer este pasaje al final de la frase que dice: “. . .a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová” (una referencia al Jubileo). No leyó la siguiente frase, “y el día de venganza del Dios nuestro Dios. . .”. No lo leyó porque se refiere a Su Segunda Venida. Entonces, hay una brecha de al menos dos mil años entre esas dos frases. Otro buen ejemplo de brechas proféticas se puede encontrar en Zacarías 9:9-10 —

9) Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna

10) Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra.

Este pasaje contiene dos brechas proféticas. El versículo 9 es acerca de la Primera Venida del Mesías, y se cumplió cuando Jesús entró en Jerusalén por última vez en Su vida, montado en un asno y siendo aclamado como rey (Mateo 21:1-11). La primera oración del versículo 10 se refiere al fin de la nación judía, cuando los judíos serían esparcidos por todo el mundo. Eso ocurrió en el año 70 d. C., 30 años después de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en un asno. La segunda oración del versículo 10 se refiere a la Segunda Venida de Jesús, cuando Él reinará sobre toda la tierra. Entonces, en este pasaje, primero hay una brecha de 30 años y luego una brecha de al menos 2,000 años.

Las Implicaciones

Para los cristianos, la profecía de Daniel debería servir para subrayar el origen sobrenatural de la Biblia. También debería servir como confirmación de que Jesús de Nazaret era el Mesías prometido.

Para los judíos, la profecía debería ser profundamente perturbadora por dos razones. Primero, enseña claramente que el Mesías tuvo que venir antes de que el Templo fuera destruido en el año 70 d. C. Eso significa que Dios no cumplió Su promesa o que los judíos no reconocieron a su Mesías. Segundo, la profecía enseña claramente que un terrible tiempo de tribulación para los judíos todavía está por delante.

Moisés dijo que sería un tiempo de “angustia” que ocurriría en “los postreros días” (Dt. 4:30). Jeremías lo llamó “el tiempo de angustia de Jacob” (Jeremías 30:7). Daniel lo caracterizó como “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Daniel 12:1). Zacarías dice que dos tercios de los judíos “serán cortados y perecerán” durante ese terrible tiempo (Zacarías 13:8).

El proceso será horrible. Pero el resultado será glorioso, porque el remanente restante finalmente volverá su corazón a Dios, aceptará a su Mesías y exclamará: ¡Baruj haba beshem Adonai!” — “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”.

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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