Ministerio Cordero y León
¿Se imaginan cómo era vivir hace 100 años? Algunos de nosotros pensamos que los “viejos tiempos” suenan románticos y más simples, especialmente en comparación con los tiempos peligrosos en los que vivimos. De hecho, los locos años 20 fueron una época de gran optimismo y relativa prosperidad; pero la devastación de la Gran Depresión y el cataclismo de una verdadera Guerra Mundial se vislumbraban en el horizonte.
Desde una perspectiva profética, los estudiantes de la profecía bíblica de hace cien años vieron pocas señales de que estaban viviendo en la época del regreso del Señor. Como lo demuestran sus escritos, aceptaban por fe que Jesús vendría pronto. No podían comprender cómo las señales naturales aumentarían en frecuencia e intensidad; cómo las naciones cristianas abandonarían la fe de sus padres; cómo denominaciones enteras abrazarían la apostasía y cómo las naciones se alinearían contra Israel.
Estos eruditos tampoco podían entender las múltiples profecías relacionadas con la reunión del pueblo judío y el restablecimiento de Israel. En 1925, gran parte de la diáspora judía vivía con relativa comodidad en lugares como Alemania, Polonia y Rusia. Los cristianos creyentes en la Biblia no podían imaginar cómo Dios motivaría a los judíos a regresar al árido y desolado Mandato Británico de Palestina.
El tiempo continúa fluyendo hacia los Tiempos del Fin — como lo demuestra nuestro 45º Aniversario este año. Sin embargo, muchas personas ignoran la culminación de tantas señales proféticas.
La más grande de todas las señales de los tiempos del fin es la existencia de Israel. Los huesos secos se han reunido en un estado-nación moderno que continúa sobreviviendo — a pesar de los esfuerzos concertados de los propagadores de odio inspirados por Satanás.
Para aquellos que han visitado la Tierra Prometida, este número les recordará la belleza y la maravilla que han presenciado con sus propios ojos. Para aquellos que no han podido visitar Israel, este número dará testimonio de la obra del Señor. Es verdaderamente maravillosa a nuestros ojos.
Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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