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sábado, 25 de diciembre de 2010

El Mesías Judío: Nacido de una virgen

"La Anunciación" (la aparición del ángel Gabriel a María), pintada en 1844 por Philippe de Champaigne (1602-1674), un pintor francés.

Isaías 7:14

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

Lucas 1:30-35

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.

Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.


Quizá la declaración más discutida de todas las que el Nuevo Testamento hace respecto de Jesús, es que nació de una virgen en cumplimiento de la profecía de Isaías (Isaías 7:14). Lo que se pone en duda no es su nacimiento, que fue muy normal. Lo que se discute es la manera en que fue concebido. En la manera normal de realizarse la concepción, el espermatozoide y el óvulo tienen que unirse para producir un niño. En el caso de Jesús, las Escrituras afirman que no estuvo presente espermatozoide alguno que hiciera de María una mujer encinta. El Espíritu Santo hizo sombra sobre ella y se generó la vida en un óvulo de su seno, que se convirtió en Jesús niño.

Si vamos a ver, toda vida es un milagro. Los espermatozoides y los óvulos entran en contacto con gran frecuencia y sin embargo, no siempre se produce vida. Si creo en un Dios soberano y todopoderoso que puede hacer todo cuanto quiere, entonces no es tan gran cosa creer que pudo hacer surgir una nueva vida de un óvulo en el seno de una mujer sin la ayuda de un espermatozoide de varón, para convertirse de esta manera singular en el Padre del niño.


Isaías predijo el nacimiento virginal

Está en perfecto acuerdo con todos los demás fenómenos sobrenaturales relacionados con el Mesías prometido, que su entrada a este mundo se realizara también de una manera singular. Isaías profetizó específicamente que una virgen daría a luz un hijo y su nombre sería “Emanuel”. ¡Ese nombre significa Dios con nosotros! También escribió para Israel, su nación: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará Su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).

Ese niño que sería llamado Dios fuerte y Padre eterno es el mismo niño que nacería de una virgen en Belén. El hijo de esa virgen no era otro, sino el Mesías mismo. Por lo menos una fuente talmúdica asocia esta profecía de un niño nacido de virgen con el Mesías. En el Talmud babilónico, el Rabí Huní en nombre del Rabí Ide y el Rabí Josué dijo: “Este hombre es el Rey Mesías, de quien se dice en el Salmo 2:7: ‘Yo te engendré hoy’”.

¿Cuándo es virgen una virgen?

No hay duda de que esta profecía es la más discutida de todas las que se proponen como mesiánicas. Los eruditos que desacreditan esta profecía lo hacen a base del hecho de que el vocablo hebreo “almah”, que se traduce “virgen”, también se puede traducir “doncella”. Es cierto. El vocablo “almah” puede designar a veces una joven doncella, pero siempre se refiere a una joven soltera. Sobre esto dijo Martín Lutero: “Si hay alguien, judío o cristiano, que me pueda probar que hay algún pasaje de las Escrituras en que ‘almah’ signifique ‘mujer casada’, le daré cien florines…”1

El propósito original de este pasaje relativo a una virgen que da a luz un hijo tiene que ver con la promesa de una señal milagrosa que se le da a la casa de Judá como garantía de que sus enemigos no la aplastarían. Por tanto, sería una señal vacía y sin sentido si se tratara sencillamente de que una joven doncella diera a luz un niño, y especialmente un hijo ilegítimo. El parto es algo frecuente en las mujeres casadas, y lamentablemente sucede también entre las doncellas solteras. Sin embargo, sería una señal verdaderamente milagrosa para la casa de David que una virgen fuera a dar a luz un niño.

Por mucho que los hombres pongan en tela de juicio la afirmación de que Jesús es el cumplimiento de la profecía de Isaías respecto de un hijo nacido de virgen, no se puede pasar por alto que doscientos cincuenta años antes de nacer Jesús, la traducción del Antiguo Testamento al griego hecha por los hebreos (la Septuaginta o versión de los Setenta) traduce la palabra “almah” con el vocablo griego parzénos, que sólo tiene un significado: “virgen”. ¡Aquellos escribas judíos esperaban un Mesías que nacería de una virgen!

1. E. W. Hengstenberg. Christology of the Old Testament (Cristología del Antiguo Testamento), vol. 1, p. 418.

Tomado del libro, "La Promesa", por Hal Lindsey.


En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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