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miércoles, 2 de agosto de 2017

Un Estudio de Gálatas (pdf)

El caso en contra de combinar la Ley y la Gracia


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Las iglesias en Galacia estaban formadas en parte por judíos convertidos y en parte por gentiles convertidos, como era generalmente el caso. Pablo afirma su carácter apostólico y las doctrinas que él enseña, para confirmar a las iglesias de Galacia en la fe de Cristo, especialmente con respecto al importante punto de la justificación solo por fe. Aunque el tema es esencialmente el mismo que el discutido en la epístola a los Romanos —esto es, la justificación por fe únicamente— en esta epístola, sin embargo, la atención está particularmente dirigida al punto de que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley de Moisés.

Gálatas no fue escrita como un ensayo de historia contemporánea. Era una protesta contra la corrupción del evangelio de Cristo. La verdad esencial de la justificación por fe en vez de por las obras de la ley, había sido oscurecida por la insistencia de los judaizantes de que los creyentes en Cristo debían guardar la ley si esperaban ser perfectos delante de Dios. Cuando Pablo supo que esta enseñanza había comenzado a penetrar en las iglesias gálatas y que los había alejado de su herencia de libertad, escribió la apasionada protesta contenida en esta epístola.

jueves, 31 de marzo de 2016

¿Hay Muchos Caminos a Dios? (pdf)

¿Un camino o muchos?


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“¿Qué pasará con aquellos que nunca han escuchado el Evangelio?” Ésta es una de las preguntas más frecuentes que me hacen. Las personas creen que Dios es justo, y no pueden reconciliar esa creencia con la idea de que Él pueda consignar al Infierno a una persona a la que nunca se le dio la oportunidad de escuchar el Evangelio.

Por lo tanto, cada vez más, muchos cristianos están concluyendo que debe haber muchos caminos a Dios y que judíos, musulmanes, budistas y otros sinceros lograrán llegar al Cielo.

Preguntas Cruciales

¿Qué tiene la Biblia que decir acerca de este asunto tan importante? ¿Están condenados a una eternidad en el Infierno aquellos que vivan y mueran sin escuchar el Evangelio? ¿Y qué acerca de los que han puesto su fe en el dios de alguna religión distinta al Cristianismo y que luchan para vivir vidas rectas? ¿También están condenados al Infierno? ¿Es posible que Dios se haya revelado a Sí Mismo de maneras diferentes a pueblos diferentes y, por lo tanto, haya muchos caminos diferentes a Dios? ¿Podría ser cierto el rótulo que vi en una clase de Escuela Dominical en una iglesia que decía: “Nuestro Dios es demasiado grande como para ser confinado a una religión”?

Lea también:
»» ¿Tiene razón el Papa al decir que "todos somos hijos de Dios"?



viernes, 22 de noviembre de 2013

Lo que un Dios Soberano no Puede Hacer



Una de las expresiones más comunes que uno escucha en los círculos cristianos, especialmente para consuelo cuando las cosas no van bien, es que “Dios está en control, Él aún está en el trono”. Los cristianos se consuelan con estas palabras pero, ¿qué significan? ¿Dios no estaba en “control” cuando Satanás se rebeló y cuando Adán y Eva desobedecieron, pero ahora sí lo está? El hecho de que Dios esté en control, ¿significa que todas las violaciones, asesinatos, guerras y la maldad multiplicada son exactamente lo que Él planeó y lo que desea?
Cristo nos pide que oremos, “Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). ¿Por qué esa oración si ya estamos en el reino de Dios con Satanás atado, tal como Juan Calvino enseñó y los Reconstruccionistas afirman hoy en día? ¿Podría un mundo de maldad desenfrenada ser en realidad lo que Dios desea? ¡Seguro que no!
“¡Espere un minuto!”, alguien argumenta. “¿Está sugiriendo que nuestro Dios omnipotente no puede realizar Su voluntad en la tierra? ¡Qué clase de herejía es ésta! Pablo dice claramente que Dios ‘hace todas las cosas según el designio de su voluntad’ (Efesios 1:11)”.
Sí. Pero la Biblia misma contiene muchos ejemplos de hombres desafiando la voluntad de Dios y desobedeciéndole. Dios se lamenta, “Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí” (Isaías 1:2). Los sacrificios que le ofrecen y sus malas vidas no están, obviamente, de acuerdo con Su voluntad. Se nos dice que “los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios” (Lucas 7:30). La declaración de Cristo en Mateo 7:21 muestra claramente que no todo el mundo hace siempre la voluntad de Dios. Esto también está implícito en Isaías 65:12; 1 Tesalonicenses 5:17-19; Hebreos 10:36; 1 Pedro 2:15, 1 Juan 2:17 y muchos otras Escrituras. De hecho, Efesios 1:11 no dice que todo lo que ocurre está de acuerdo a la voluntad de Dios, sino que de acuerdo con “el consejo” de Su voluntad. Es evidente que el consejo de la voluntad de Dios le ha dado al hombre la libertad para desobedecerle. No hay otra explicación para el pecado.
Sin embargo, en su afán de proteger la soberanía de Dios de cualquier desafío, A. W. Pink sostiene fervientemente: “Dios ordena de antemano todo lo que llega a ocurrir…Dios inicia todas las cosas, regula todas las cosas…”1 Edwin H. Palmer está de acuerdo: “Dios está detrás de todo. Él decide y causa que sucedan todas las cosas que ocurren…Él ha predestinado todo ‘según el designio de su voluntad’ (Ef. 1:11): el movimiento de un dedo…el error de un mecanógrafo – incluso el pecado”.2
Aquí nos enfrentamos con una distinción vital. Una cosa es que Dios, en Su soberanía y sin menoscabo de esa soberanía, dé al hombre el poder para rebelarse contra Él. Esto abriría la puerta para el pecado como responsabilidad exclusiva del hombre por una libre elección. Es algo totalmente diferente que Dios controle todo hasta el punto de que Él deba causar efectivamente que el hombre peque.
Es una falacia pensar que para que Dios esté en control de Su universo, Él deba, por lo tanto, predestinar e iniciar todo. De este modo, Él causa el pecado, luego castiga al pecador. Para justificar este punto de vista, se afirma que “Dios no tiene la obligación de extender Su gracia a aquellos que predestina al juicio eterno”. De hecho, sin embargo, la obligación no tiene ninguna relación con la gracia.
En realidad disminuye la soberanía de Dios sugerir que Él no puede usar para Sus propios propósitos lo que Él no predestina ni origina. No hay razón ni lógica ni bíblica de por qué un Dios soberano, por su propio designio soberano, no les pueda permitir a criaturas hechas a Su imagen, la libertad de una genuina elección moral. Y hay razones de peso de por qué lo haría.
Más de un ateo (o un buscador sincero que esté preocupado por el mal y el sufrimiento) nos dice en nuestras caras, “Usted afirma que Dios es todopoderoso. Entonces, ¿por qué no detiene el mal y el sufrimiento? ¡Si Él puede y no lo hace, es un monstruo; si no puede, entonces no es todopoderoso!”. El ateo piensa que nos tiene arrinconados.
La respuesta involucra ciertas cosas que Dios no puede hacer.
Pero Dios es infinito en poder, ¡así que no debe haber nada que él no pueda hacer! ¿En serio? El hecho mismo de que Él es infinito en poder significa que Él no puede fallar. Hay muchas otras cosas que seres finitos hacen todo el tiempo; pero que el Dios infinito, absolutamente soberano no puede hacer porque Él es Dios: mentir, engañar, robar, pecar, confundirse, etc. De hecho, muchas otras cosas que Dios no puede hacer son de vital importancia que las entendamos, al enfrentar los desafíos de los escépticos.
Por desgracia, hay muchas preguntas sinceras que la mayoría de los cristianos no pueden responder. Pocos padres se han tomado el tiempo para pensar en los muchos desafíos intelectuales y teológicos que sus hijos enfrentan de forma creciente, desafíos para los que la juventud de hoy no halla respuestas desde tantos púlpitos y lecciones de escuela dominical. Como resultado, un número creciente de aquellos criados en hogares e iglesias evangélicas están abandonando la “fe” que nunca entendieron adecuadamente.
¿Son la soberanía y el poder la cura para todo? Muchos cristianos superficialmente piensan que sí. Sin embargo, hay mucho para lo que la soberanía y el poder son irrelevantes. Dios actúa no sólo soberanamente, sino que en amor, gracia, misericordia, bondad, justicia y verdad. Su soberanía se ejerce solamente en perfecta armonía con todos Sus demás atributos.
Hay muchas cosas que Dios no puede hacer, no a pesar de lo que Él es, sino por quién Él es. Incluso Agustín, descrito como el primero de los tempranos así llamados Padres de la Iglesia, quien “enseñó la absoluta soberanía de Dios”,3 declaró, “Por lo tanto, Él no puede hacer algunas cosas por la sencilla razón de que es omnipotente”.4
Debido a su santidad absoluta, es imposible que Dios haga lo malo, que cause que otros hagan lo malo o incluso atraer a alguien hacia lo malo: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie…” (Santiago 1:13-14). Pero, ¿qué pasa con los muchos lugares en la Escritura donde dice que Dios tentó a alguien o que Él fue tentado? Por ejemplo, “probó Dios a Abraham” (Génesis 22:1). La palabra hebrea ahí y en todo el Antiguo Testamento es nacah, que significa probar o demostrar, como en la valoración de la pureza de un metal. No tiene nada que ver con tentar a pecar. Dios estaba probando la fe y la obediencia de Abraham.
Si Dios no puede ser tentado, ¿por qué se le advierte a Israel, “No tentaréis a Jehová vuestro Dios” (Deut. 6:16)? Incluso se nos dice que en Masah, al exigir agua, “tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está pues Jehová entre nosotros, o no? (Éxodo 17:7). Luego, ellos “tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto… y hablaron, ¿Podrá Dios poner mesa en el desierto? Ellos enojaron al Dios Altísimo” (Salmo 78:18, 41, 56).
Dios no estaba siendo tentado a hacer lo malo, Él estaba siendo provocado, así que Su paciencia estaba siendo probada. En lugar de esperar obedientemente a que Él satisficiera sus necesidades, Su pueblo estaba exigiendo que usara Su poder para darles lo que querían, para satisfacer sus deseos. Su “tentación” de Dios era un desafío blasfemo, que lo obligaba a ceder a sus deseos o a castigarlos por su rebelión.
Cuando Jesús fue “tentado por el diablo”, para que se arrojara desde el pináculo del templo para demostrar que los ángeles lo sostendrían en sus manos, Él citó Deuteronomio 6:16 — “No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:1-11). En otras palabras, ponernos deliberadamente en un lugar donde Dios debe actuar para protegernos, es tentarle.
Santiago sigue diciendo, “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. La tentación a lo malo no proviene de afuera, sino de adentro. El hombre que podría no ser “tentado” a ser deshonesto en los negocios, podría sucumbir a la tentación de cometer adulterio y, así, sería deshonesto con su esposa. Se dice que “todo hombre tiene su precio”.

Dios no estaba tentando a Adán y a Eva a pecar cuando les dijo que no comieran de un árbol en particular. Eva fue tentada por su propia codicia y deseo egoísta. Aun en la inocencia, el hombre podía ser egoísta y desobediente. Vemos esto en niños pequeños, quienes aún probablemente no conocen la diferencia entre lo bueno y lo malo.

Adicionalmente, hay una serie de otras cosas que Dios no puede hacer. Dios no puede negarse a Sí mismo o contradecirse. Él no puede cambiar. No puede faltar a Su palabra. Específicamente en relación con la humanidad, hay algunas cosas que Dios no puede hacer, las cuales son muy importantes de entender y de explicar a otros. Uno de los conceptos más fundamentales (y menos comprendido por personas “religiosas”) es éste: Él no puede perdonar el pecado sin que la pena sea pagada y aceptada por el hombre.

¿Estamos diciendo que a pesar de Su soberanía y poder infinito, Dios no puede perdonar a quien Él quiera, que Él no puede simplemente hacer borrón y cuenta nueva en el registro celestial? Exactamente: Él no puede, debido a que Él es también perfectamente justo. “¿Así que está sugiriendo”, se quejan algunos, “que Dios quiere salvar a toda la humanidad, pero carece del poder para hacerlo? Es una negación de la omnipotencia y soberanía de Dios si hay algo que Él desee, pero que no pueda lograr”. De hecho, la omnipotencia y la soberanía son irrelevantes con respecto al perdón.
Cristo en el Jardín, la noche antes de la Cruz, clamó, (Mateo 26:39). Seguramente si hubiera sido posible proveer la salvación de cualquier otra forma, el Padre hubiera permitido que Cristo escapara los atroces sufrimientos físicos de la Cruz, y la infinita agonía espiritual de soportar la pena que Su justicia perfecta había pronunciado sobre el pecado. Pero incluso para el Dios Todopoderoso, no había otra forma. Es importante que expliquemos claramente esta verdad bíblica y lógica cuando presentemos el Evangelio.
Supongamos que un juez tiene ante él a un hijo, una hija u otros ser amado hallado culpable de múltiples asesinatos por el jurado. A pesar de su amor, el juez debe respetar la pena exigida por la ley. El amor no puede anular a la justicia. La única manera en la que Dios podía perdonar a los pecadores y permanecer justo, sería que Cristo pagara la pena por el pecado (Romanos 3:21-28).
Hay otros dos asuntos de vital importancia en relación con la salvación del hombre, que Dios no puede hacer: Él no puede obligar a nadie a amarlo; y Él no puede obligar a nadie a aceptar un regalo. Por la misma naturaleza del amor y el dar, el hombre deber tener el poder de elegir. La recepción del amor de Dios y el regalo de la salvación por medio de Jesucristo, sólo puede ser por un acto del libre albedrío del hombre.
Algunos argumentan que si fuera la voluntad de Dios que todos los hombres sean salvos, el hecho de que no todos se salvan significa que la voluntad de Dios se frustraría y que Su soberanía sería anulada por los hombres. También se argumenta que si un hombre puede decir sí o no a Cristo, él tiene la palabra final en su salvación y su voluntad es más fuerte que la voluntad de Dios: “La herejía del libre albedrío destrona a Dios y entrona al hombre”.5
No hay nada en la Biblia o en la lógica que sugiera que la soberanía de Dios requiera que el hombre sea incapaz de tomar una decisión real, moral o de otra clase.
Darle al hombre el poder de tomar una decisión genuina e independiente no disminuye el control de Dios sobre Su universo. Siendo omnipotente y omnisciente, Dios ciertamente podría arreglar las circunstancias para impedir que la rebelión del hombre frustre Sus propósitos. De hecho, Dios incluso podría usar el libre albedrío del hombre para ayudar a cumplir Sus propios planes y, de este modo, ser glorificado aún más.
El gran designio de Dios desde la fundación del mundo de otorgarle al hombre el Regalo de Su amor, excluye a cualquier capacidad para forzar ese Regalo sobre cualquiera de Sus criaturas. Tanto el amor como los regalos de cualquier tipo deben ser recibidos. La fuerza pervierte la transacción.
El hecho de que Dios no puede fallar, mentir, pecar, cambiar o negarse a Sí mismo, no disminuye en lo más mínimo Su soberanía. Ni tampoco es menos soberano debido a que no puede obligar a nadie a amarlo o a recibir el regalo de la vida eterna por medio de Jesucristo. Y desde el lado del hombre, prevalece la limitación inversa: no hay nada que alguien pueda hacer para merecer o ganar el amor o un regalo. Deben ser dados gratuitamente desde el corazón de Dios, sin ninguna razón que no sea el amor, la misericordia y la gracia.
Maravillosamente, en Su gracia soberana, Dios ha constituido así al hombre y ha designado así un regalo que el hombre puede recibir voluntariamente por un acto de su voluntad y responder en amor al amor de Dios. Alguien ha dicho, “El libre albedrío del hombre es la más maravillosa de las obras del Creador”.6 El poder de elección abre la puerta a algo maravilloso más allá de la comprensión: una genuina comunión entre Dios y el hombre por la eternidad. Sin el libre albedrío, el hombre no podría recibir el regalo de la vida eterna, así que Dios no podría dárselo.
Pusey señala que “sin el libre albedrío, el hombre sería inferior a los animales inferiores, que tienen una especie de limitada libertad de elección…Sería contradictorio que el Dios Todopoderoso creara a un agente capaz de amarlo, sin ser capaz también de rechazar Su amor…sin el libre albedrío, no podríamos amar libremente a Dios. La libertad es una condición del amor”.7
Es el poder de una elección genuina del corazón y voluntad propios del hombre, que Dios le ha dado soberanamente que le permite a Dios amar al hombre, y al hombre recibir ese amor y amar a Dios a cambio “porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Es imposible que el poder de elección pueda desafiar la soberanía de Dios, dado que es la soberanía de Dios la que ha otorgado este regalo sobre el hombre y establecido las condiciones para amar y dar.
Sugerir que a Dios le faltaría “poder” (negando así Su soberanía), si Él ofreciera la salvación y algunos la rechazaran es no entender el asunto. El poder y el amor no pertenecen a la misma discusión. De hecho, de las muchas cosas que hemos visto que Dios no puede hacer, una falta de “poder” no es la razón para ninguna de ellas, ni tampoco Su soberanía es mitigada en lo más mínimo por cualquiera de ellas.
Así pues, para que a la humanidad le haya sido dado por Dios el poder de elegir amarlo o no, y recibir o rechazar el regalo gratuito de la salvación; lejos de negar la soberanía de Dios, es admitir lo que la soberanía de Dios en sí ha proporcionado amorosa y maravillosamente.
Que voluntariamente podamos responder desde el corazón a Su amor con nuestro amor y, en gratitud por Su gran regalo, proclamar las buenas nuevas a otros.
Notas
1 Arthur W. Pink, The Sovereignty of God (Baker Book House, 1984), 240. 

2 Edwin H. Palmer, the five points of Calvinism (Baker Books, 1999), 25.
3 C. Norman Sellers, Election and Perseverance (Schoettle Publishing Co., 1987), 3.
4 Augustine of Hippo, The City of God (n.p.n.d.), V. 10.
5 W.E. Best, Free Grace Versus Free Will (W.E. Best Books Missionary Trust, 1977), 35.
6 Junius B. Reimensnyder, Doom Eternal (N.S. Quiney, 1880), 257; cited in Samuel Fisk, Calvinistic Paths Retraced (Biblical Evangelism Press, 1985), 223.
7 Edward B. Pusey, What Is Of Faith As To Everlasting Punishment? (James Parker & Co., 1881), 22-23; cited in Fisk, op. cit., 222.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:

jueves, 30 de diciembre de 2010

Estudio Bíblico Mesiánico: La Trinidad - Conclusión



II. La Unidad de la Deidad

La segunda área a ser discutida es la unidad de la Deidad y mostrar que, mientras por una parte la Biblia enseña pluralidad en la Deidad, nunca enseña una pluralidad de Dioses como en el Politeísmo, sólo una pluralidad de Personas. Hay un Dios, y esta pluralidad es una unidad de sólo un Dios.

A. La unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento

“¿Cuál es la evidencia de la unidad de la Deidad?” Al tratar con el Antiguo Testamento, existen cinco evidencias específicas.

1. La misma imagen y semejanza

La primera evidencia se encuentra en Génesis 1:26, que declara: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.

Este pasaje fue citado anteriormente en este manuscrito para mostrar que existe una pluralidad en la Deidad. Este mismo verso también muestra una unidad en la Deidad, debido a que el locutor y el oyente tienen la misma imagen y semejanza: a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. Los pronombres personales nuestra enfatizan pluralidad. El hecho de que el locutor y el oyente son de la misma imagen y semejanza, enfatiza su unidad.

2. El uso de verbos singulares con nombres plurales

La segunda línea de evidencia de la unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el hecho de que, aunque la palabra “Dios” en hebreo es Elohim y es plural, casi siempre es utilizada con un verbo singular, lo que es contrario a la gramática hebrea normal. Las reglas de la gramática hebrea exigen que el verbo concuerde con el sustantivo, tanto en género como en número. Cuando el nombre Elohim se usa para el Dios verdadero, siendo un nombre plural algunas veces tiene un verbo plural de acuerdo con la gramática hebrea. Varios ejemplos de esto fueron citados anteriormente como evidencia de la pluralidad de la Deidad. Pero el hecho de que la vasta mayoría de casos usa el verbo singular con Elohim enfatiza unidad. Un ejemplo es Génesis 1:1: En el principio Dios (Elohim, un nombre plural) creó (un verbo hebreo singular). No concuerda con el nombre en número, violando así la gramática hebrea normal. Esta violación de la gramática hebrea normal en la mayoría de los casos donde la palabra Elohim es utilizada para el Dios verdadero, también muestra unidad en la Deidad.

3. El uso de formas plural y singular juntas

La tercera línea de evidencia de la unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el uso de El Elohim. El es la forma singular, y Elohim es la forma plural; pero ambas son utilizadas juntas en un verso para el mismo Dios. Un ejemplo es Génesis 33:20: Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel.

El es el singular, pero Elohe es una construcción de Elohim, que es una forma plural. Así pues, literalmente se lee, “Dios, los Dios de Israel”. El hecho de que el singular es seguido por el plural y que ambas palabras se refieren al único Dios verdadero, enfatiza unidad.

Un segundo ejemplo donde el singular y el plural son utilizados juntos es Josué 22:22: El Todopoderoso, Jehová Dios, el Todopoderoso, Jehová Dios, él sabe, y hace saber a Israel: si fue por rebelión o por prevaricación contra Jehová, (no nos salves hoy).

La palabra hebrea traducida como El Todopoderoso, es la palabra El, que es la palabra singular para Dios. La palabra traducida Dios es Elohim y es un nombre plural, que significa “Dios” o “dioses”. La palabra traducida Jehová, es el nombre personal de Dios: El, Elohim, Jehová. Jehová es el nombre personal de Dios; Elohim enfatiza Su pluralidad; pero el singular El, enfatiza Su unidad. Así pues, la unidad puede ser vista en el uso de El Elohim, el singular y el plural usados juntos para el único y mismo Dios.

4. El uso del compuesto Uno

La cuarta línea de evidencia para la unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento está en Deuteronomio 4:6; un verso muy famoso para el pueblo judío. Deuteronomio 6:4 es llamado el Sh’ma, y es considerado la esencia de todas las formas del Judaísmo. Ese verso dice: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.

Este verso, más que ningún otro, enfatiza el concepto de una unidad. En el campo del evangelismo judío, Deuteronomio 6:4 es utilizado a menudo por el pueblo judío para enseñar en contra de la pluralidad de la Deidad. Pero, si este verso es estudiado muy cuidadosamente, es evidente que no está enseñando una unidad absoluta, sino una unidad compuesta. En lugar de discutir contra una pluralidad de la Deidad, Deuteronomio 6:4 en realidad apoya el concepto de pluralidad en la Deidad. Para iniciar, debe señalarse que donde dice: Jehová nuestro Dios, la palabra hebrea para Dios es plural, y literalmente se lee, “nuestros Dios”. Pero la palabra clave a centrar nuestra atención es la palabra uno.

a. Echad

La palabra hebrea para uno es echad. Al comparar el uso de echad en otros lugares del Antiguo Testamento, está claro que esta palabra se refiere a una unidad compuesta, no a una unidad absoluta. Por ejemplo, Génesis 1:5 declara: Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.

La combinación de tarde y mañana conforman la unidad de echad, o un día.

Otro pasaje clave es Génesis 2:24: Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Se dice que un hombre y una mujer que se unen en matrimonio se han hecho una, echad, carne. Hay dos personalidades, un hombre y una mujer, uniéndose en matrimonio, y lo dos se convierten en uno. Obviamente, no se convierten en una unidad absoluta, porque retienen su personalidades separadas; sin embargo, definitivamente hay una unidad ahí.

Otro ejemplo es Esdras 3:1, donde toda la asamblea de Israel era como uno, echad. Aunque estaba conformada por numerosos individuos, todos ellos fueron considerados como uno; obviamente como un uno unido.

Otro ejemplo es Ezequiel 37:17, donde se le dice a Ezequiel que junte dos varas y éstas se combinan para volverse una, echad, vara.

Estos ejemplos del uso de la palabra echad en el texto hebreo, que es la misma palabra usada en Deuteronomio 6:4, muestran que habla de una unidad compuesta, no de una unidad absoluta.

b. Yachid

Existe otra palabra hebrea, que significa un uno absoluto: yachid. Se utiliza en Génesis 22:2, donde enfatiza a Isaac como el único hijo de Abraham. Así pues, si Moisés hubiera querido enfatizar la absoluta unidad de Dios, él habría usado el término yachid. Pero no usó ese término para la unicidad de Dios. Deuteronomio 6:4 es, por lo tanto, un argumento a favor de la pluralidad de la Deidad y, al mismo tiempo, enseña la unidad de esta pluralidad del único Dios.

5. Jehová declarado ser Uno

La quinta línea de evidencia de la unidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es que se declara que Jehová es uno, echad, en Zacarías 14:9.

B. La Unidad de la Deidad en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento, la unidad de la Deidad es enseñada en Efesios 4:4-6; 1 Timoteo 2:5 y Santiago 2:19.

III. La Trinidad de la Deidad

La tercera área de este Estudio Bíblico Mesiánico abordará la Trinidad de la Deidad. Hasta ahora, se ha mostrado que la Biblia enseña que existe pluralidad en la Deidad y que esta pluralidad es una unidad de sólo un Dios. Ahora, es necesario mostrar que esta pluralidad está limitada a una Trinidad, en que no hay más ni menos que tres Personas.

A. La Trinidad de la Deidad en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, la evidencia de que Dios es, efectivamente, una Trinidad, se halla en el hecho de que sólo tres Personas son llamadas Dios, y no más de tres Personas son vistas juntas.

1. Isaías 42:1

He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.

Observe a las tres Personas en este primer ejemplo. La primera Persona es el locutor, que se observa por el pronombre Yo. La segunda Persona es el siervo del locutor, el siervo de Jehová. Y la tercera Persona es el Espíritu de Dios. Aquí está un pasaje donde sólo hay tres personas, ni más ni menos que tres.

2. Isaías 61:1

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.

El segundo ejemplo menciona sólo a tres individuos: Jehová el Señor; el Espíritu de Jehová; y el pronombre , en referencia al locutor: El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí. Otra vez, hay tres Personas, y ninguna más.

3. Isaías 63:7-14

Un tercer ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Antiguo Testamento se encuentra en el contexto de Isaías 63:7-14, que trata de un resumen del Éxodo. Dentro del contexto del pasaje, no más de tres Personas son mencionadas. Por ejemplo, en el verso 7 hay una Persona: De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades.

En el verso 7, la referencia es a la Persona llamada Jehová. En este caso, Jehová es Dios el Padre.

Una segunda personalidad mencionada está en el verso 9: En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad.

Una segunda personalidad mencionada en este contexto es el ángel de su faz. Es el mismo que el Ángel de Jehová, quien tiene el nombre de Jehová. Observe en el verso 9, que fue este ángel el responsable de salvarlos y redimirlos.

Una tercera personalidad es el Espíritu Santo mencionado tres veces diferentes. Primero, el verso 10 dice: Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo Espíritu;

En segundo lugar, el verso 11: ¿Dónde está el que puso en medio de ellos su santo Espíritu?

Y por tercera vez en el verso 14: El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle.

En este pasaje, las tres personalidades están claramente a la vista. No hay menos de tres, ni tampoco hay más de tres.

4. Isaías 48:12-16

El cuarto ejemplo como evidencia de la Trinidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es en el contexto de Isaías 48:12-16. Versos 12-14a:

Óyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero. Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente. Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehová amó ejecutará su voluntad.

En estos versos, está claro que el locutor es Dios mismo ya que el locutor se refiere a Sí mismo como el que es responsable de la Creación de los cielos y la tierra. Dado que Dios es responsable de crear los cielos y la tierra, el locutor, entonces, debe ser Dios mismo.

Luego el verso 16 declara: Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu.

Observe cuidadosamente a las tres Personas: el locutor, el Espíritu y Jehová el Señor. En el verso 16, el locutor es el Creador de los cielos y la tierra, y Él se refiere a Sí Mismo con los pronombres yo y . Este locutor se distingue a Sí Mismo de otras dos Personas. Una de las Personas de las cuales Él se distingue a Sí Mismo es Jehová el Señor. La segunda Persona de la cual Él se distingue a Sí Mismo es el Espíritu de Dios. Aquí está el pasaje más claro del Antiguo Testamento acerca la Triunidad. Aquí, en Isaías 48:12-16, la Triunidad está presentada tan claramente como las Escrituras del Antiguo Testamento han decidido hacerlo.

Por el Antiguo Testamento, la evidencia de que Dios es, efectivamente, una Trinidad, se halla en el hecho de que sólo tres Personas son llamadas Dios, y no más de tres Personas son vistas juntas.

En el Antiguo Testamento, sólo tres Personas son llamadas Dios, y no más de tres Personas son vistas juntas.

B. La Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento, hay tres importantes líneas de evidencia de la Trinidad de la Deidad.

1. Sólo tres Personas son llamadas Dios

a. Mateo 3:16-17

Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

Observe, no más de tres Personas se encuentran en el contexto del bautismo de Yeshúa (Jesús). El Hijo es visto en la Persona de Yeshúa; el Espíritu es visto debido a que desciende en la forma corporal de una paloma; y el Padre se hace presente por la voz audible que proviene de los cielos, diciendo: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

b. Mateo 28:19

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

En el segundo ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento, sólo tres Personas son mencionadas específicamente, no menos de tres, pero tampoco menos. A estas tres Personas ahora se les da títulos de Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Observe la aparente contradicción en cuanto a lo que a la gramática respecta. La orden es ir y bautizar en el nombre del, y la palabra nombre es singular. No dice, “en los nombres del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, lo que habría sido gramaticalmente más adecuado. Pero en cambio, es en el nombre de. La palabra nombre es singular, enfatizando la unidad de la Deidad. Pero luego, este único nombre pertenece al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enfatizando la Trinidad de la Deidad.

c. Juan 14:16-17

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

En el tercer ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento, observe de nuevo a las tres Personas mencionadas en este contexto. Una Persona es el locutor, Yeshúa, quien está identificado por el pronombre yo. La segunda Persona es el Padre, a quien Él rogará. La tercera Persona es el Espíritu Santo, quien va a ser enviado.

d. 1 Corintios 12:4-6

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

En el cuarto ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento, una vez más las tres Personas son mencionadas, pero ninguna más. El verso 4 menciona al Espíritu, quien es el Espíritu Santo. El verso 5 menciona al Señor, quien es el Hijo. Y el verso 6 menciona a Dios quien, en este caso, es Dios el Padre.

e. 2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.

Observe las tres Personas en el quinto ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento: La gracia del Señor Jesucristo, el Hijo; el amor de Dios, el Padre; y la comunión del Espíritu Santo, el Espíritu Santo. Otra vez, tres Personas son mencionadas, ni más ni menos.

f. 1 Pedro 1:2

“…elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas”.

En el último ejemplo de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento, el verso 2 menciona a tres Personas: Dios el Padre, quien es el responsable de la presciencia; el Espíritu, quien es el responsable de la santificación; y el Hijo, Jesucristo, quien es el responsable del rociamiento y derramamiento de Su sangre por los pecados del mundo.

De estos pasajes, está claro que sólo tres Personas son llamadas “Dios”, y no más de tres Personas son vistas juntas.

Resumen: Manteniendo la enseñanza del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento reconoce claramente que hay tres personas en la Deidad. Pero, mientras el Antiguo Testamento enseñó claramente una Triunidad, en realidad no nombró a los miembros de esta Triunidad; esto llega sólo con la revelación del Nuevo Testamento. La primera Persona es llamada Dios el Padre. La segunda Persona es llamada Dios el Hijo. Es el Nuevo Testamento que responde la pregunta de Proverbios 30:4: “¿Cuál es el nombre de su hijo?” El nombre de Su Hijo es Yeshúa. De acuerdo con el Antiguo Testamento, Él fue enviado por Dios para ser el Mesías, pero esta vez como un hombre, en lugar de cómo un Ángel. Además, Él fue enviado por Dios para un propósito específico: Morir por nuestros pecados. En esencia, lo que ocurrió fue que Dios se hizo hombre para cumplir la obra de la Expiación. La tercera Persona es llamada Dios el Espíritu Santo. A lo largo del Nuevo Testamento, Él es relacionado con la obra de la segunda Persona, manteniendo la enseñanza del Antiguo Testamento.

2. Sólo tres Personas tienen los atributos de Dios

La segunda línea de evidencia principal con respecto a la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento es que sólo tres Personas poseen los atributos de Dios. Existen cuatro atributos divinos particulares que sólo tres Personas poseen.

a. Eternidad

El primer atributo es el de la eternidad. Se dice que sólo tres Personas tienen este atributo en que sólo tres Personas han existido siempre y continuarán existiendo por siempre.

El Padre tiene este atributo de eternidad en Salmo 90:2, que habla del Padre existiendo desde el siglo y hasta el siglo.

El Hijo también tiene el atributo de eternidad en Miqueas 5:2 (citado en Mateo 2:5-6). Aunque en Su humanidad, Él nacería en Belén, Miqueas 5: 2 también declara que, en cuanto a Su deidad, Él ha sido desde el principio, desde los días de la eternidad. La palabra hebrea que Miqueas usa son los términos posibles más fuertes en relación con el concepto de la eternidad pasada.

La eternidad del Hijo también se enseña en Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios.

Según este verso, el Hijo existía en el comienzo con Dios el Padre. En otras palabras, desde que Dios ha existido, el Hijo también ha existido. Desde que Dios el Padre ha existido desde toda la eternidad, por lo tanto, el Hijo también debe haber existido por toda la eternidad. Juan 1:1 es evidencia clara que algunas de las enseñanzas de las sectas, que enseñan que el Hijo fue creado por Dios el Padre, están erradas. El punto de Juan 1:1 es que mientras el Padre ha existido, que ha sido por toda la eternidad, ése es el tiempo que el Hijo ha existido. La eternidad del Hijo también se encuentra en Juan 1:15 y 8:58.

El Espíritu Santo también posee el atributo de eternidad según Hebreos 9:14.

b. Omnipotencia

El segundo atributo es el de la omnipotencia, que significa “todopoderoso”. Sólo tres Personas tienen el atributo de omnipotencia. Dios el Padre es omnipotente en 1 Pedro 1:5. El Hijo es omnipotente en Hebreos 1:3. El Espíritu Santo es omnipotente en Romanos 15:19.

c. Omnisciencia

El tercer atributo es el de la omnisciencia, que significa “todo lo sabe”. El Padre es omnisciente en Jeremías 17:10. El Hijo es omnisciente en Juan 16:30; 21:17; y Apocalipsis 2:23. El Espíritu Santo es omnisciente en 1 Corintios 2:10:11.

d. Omnipresencia

El cuarto atributo, que sólo tres Personas tienen, es la omnipresencia, que significa que “Dios está en todas partes”. El Padre es omnipresente según Jeremías 23:24. El Hijo es omnipresente según Mateo 18:20 y 28:20. El Espíritu Santo es omnipresente según Salmo 139:7-10.

Resumen: De esta forma, la segunda línea de evidencia que la pluralidad de la Deidad está limitada a una Trinidad es el hecho de que sólo tres Personas tienen los atributos de Dios; en particular, los atributos divinos excepcionales de eternidad, omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia.

3. Sólo tres Personas conocen las obras de Dios

Existe una tercera línea de evidencia de la Trinidad de la Deidad en el Nuevo Testamento: sólo tres Personas actúan como Dios o hacen las obras de Dios. Hay tres ejemplos específicos en esta área.

a. La obra de la Creación del Universo

El primer ejemplo es la Creación del Universo. La idea central de toda la Biblia, el Antiguo y Nuevo Testamentos, es que Dios es el Creador de todo el universo. La Creación del universo es una obra específica de Dios y, sin embargo, en las Escrituras hay tres Personas diferentes que son responsables de la Creación. El Padre es responsable de la Creación del universo en Salmo 102:25. El Hijo es responsable de la Creación del universo en Juan 1:3 y Colosenses 1:16. El Espíritu Santo es responsable de la Creación en Génesis 1:2; Job 26:13 y Salmo 104:30. Al tratar con la Creación del universo, que es una obra de Dios, se dice que estas tres Personas son las responsables.

b. La obra de la Creación del Hombre

Una segunda obra específica de Dios es la creación del hombre. Otra vez, la idea central de la Escritura en ambos testamentos es que Dios creó al hombre a Su imagen. Una vez más, las Escrituras enseñan que se a tres Personas diferentes se les da el crédito de la creación del hombre. El Padre es responsable de la creación del hombre según Génesis 2:7. El Hijo es responsable de la Creación del Hombre, según Colosenses 1:16. El Espíritu Santo es responsable de la creación del hombre en Job 33:4. Como fue cierto con la Creación del Universo, también es cierto con la creación del hombre: A tres Personas se les acredita esta obra, que es una obra de Dios.

c. La obra de la inspiración

El tercer ejemplo es la obra de la inspiración. La idea central de la Escritura es que Dios hace la obra de la inspiración; Dios se revela a Sí Mismo. Pero de nuevo, se dice que tres Personas son las responsables de la obra de la inspiración. Dios el Padre hace la obra de la inspiración según 2 Timoteo 3:16. Dios el Hijo es responsable de la obra de la inspiración en 1 Pedro 1:10-11. El Espíritu Santo es responsable de la obra de la inspiración en 2 Pedro 1:21. Esto, también, es una obra de Dios y, sin embargo, tres Personas son responsables.

Conclusión

Con relación a la Deidad, la Biblia enseña tres grandes verdades. En primer lugar, la pluralidad de la Deidad: Existe una pluralidad de personalidades dentro de la Deidad.

En segundo lugar, la unidad de la Deidad: La pluralidad no es una pluralidad de dioses como en el politeísmo, porque sólo hay un Dios.

En tercer lugar, la Trinidad de la Deidad: La pluralidad de las personalidades del único Dios está limitada a tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ni más ni menos.

Artículo relacionado:
La Trinidad - I Parte

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (
endefensadelafe.org)

Original article:
The Trinity (PDF)

Ariel Ministries (ariel.org)

martes, 28 de diciembre de 2010

Estudio Bíblico Mesiánico: La Trinidad - I Parte


He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; Él traerá justicia a las naciones. Isaías 42:1

Introducción

Éste es un estudio de la Trinidad o la Triunidad de Dios. Quizá la mejor y la más sencilla definición de la Trinidad es que sólo hay un Dios, pero en la unidad de la Deidad existen tres Personas eternas y co-iguales; las mismas en substancia o esencia, pero distintas en subsistencia o existencia. Ésta ha sido una importante área de conflicto con respecto a las Escrituras. A lo largo de la historia de Israel y la historia de la Iglesia, ha habido tremenda oposición a este concepto de la Triunidad de Dios. “¿Cómo puede Dios ser uno y cómo puede ser Dios tres?”. Ésta parece ser una contradicción. En la historia de la Iglesia ha habido 5 errores importantes con respecto a la doctrina de la Trinidad. Algunos de éstos son errores antiguos, pero todos ellos tienen contrapartes modernas.

A. Arrianismo

Una de las primeras herejías de la Iglesia Primitiva es llamada “Arrianismo”. El Arrianismo se deriva de un líder de la iglesia llamado Arrio, que enseñó que Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu no eran los mismos en esencia, sino diferentes. El Arrianismo dice que sólo Dios el Padre es eterno. El Hijo fue creado por Dios el Padre antes de todo lo demás; entonces todo lo demás fue creado por medio del Hijo, quien Sí mismo era un ser creado. Ya no hablamos acerca de los arrianos, pero aún están presentes en varios cultos, tales como los Testigos de Jehová y el Mormonismo, que también niegan la pre-existencia eterna del Hijo, al enseñar que el Hijo fue creado por Dios el Padre.

B. Sabelianismo

Un segundo error es conocido como “Sabelianismo”, también conocido como “Modalismo” o Monarquianismo Modalístico”. El Sabelianismo enseña que sólo hay una personalidad, y no tres, pero que esta personalidad se revelará a Sí mismo en tres formas distintas. Algunas veces Él se revelaría a Sí mismo como el Padre, cada vez que Él fuera presentado como el Creador y Legislador. Si el asunto era la redención, Él se revelaría como el Hijo. Algunas veces esta Persona se revelaría a Sí mismo como el Espíritu Santo, si el asunto era la regeneración y la santificación. Así que como Creador y Legislador; Él se revelaría como el Padre; como el Redentor, Él aparecería como el Hijo; como un Regenerador y Santificador, Él aparecería como el Espíritu Santo. En la actualidad, este error es enseñado por segmentos del mundo cristiano que son llamados “Jesús Solo”. Ellos dicen que sólo Jesús es Dios y que Jesús es el Padre, Jesús es el Hijo y Jesús es el Espíritu Santo. Las enseñanzas modernas de los Jesús Solo niegan la Trinidad y es un avivamiento del antiguo Sabelianismo.

C. Socinianismo

Una tercera herejía que plagó la Iglesia es conocida como “Socinianismo”, llamado también “Monarquianismo Dinámico”. El Socinianismo, que devaluaba la Trinidad, no veía a todas las Personas como co-iguales; en cambio, veía a cada Persona de la Trinidad como inferior a la Persona anterior. Enseñaban que sólo el Padre es Dios. El Hijo no es Dios; el Espíritu Santo no es Dios; sólo el Padre es verdaderamente Dios. El Hijo es hombre; el Espíritu Santo no es una personalidad, sino sólo una influencia divina. Ésta, también, es una enseñanza común entre ciertos grupos sectarios.

D. Unitarismo

La cuarta herejía es el Unitarismo que, simplemente, niega la Trinidad. Niega que la Deidad consista de tres Personas co-iguales. Es una negación de la tri-personalidad y es muy similar al Judaísmo en este sentido.

E. Triteísmo

La quinta herejía es llamada “Triteísmo”. Ésta es como el Politeísmo, pero limita el número de dioses a tres. Ésta es una negación de la unidad de la Deidad, y mira tres dioses en vez de tres personalidades del único Dios. Mientras que el Unitarismo niega las tres personalidades y sólo afirma un Dios, el Triteísmo niega la unidad de las tres Personas y las ve como tres dioses separados.

Por supuesto, ninguno de estos cinco enfoques aborda adecuadamente las Escrituras que enseñan claramente el concepto de una Triunidad. La verdadera enseñanza bíblica acerca de la Deidad debe abarcar tres áreas específicas: primero, “La Pluralidad de la Deidad”; segundo, “La Unidad de la Deidad”; y tercero, “La Trinidad de la Deidad”.

I. La Pluralidad de la Deidad

La primera área de discusión es la pluralidad de la Deidad. Estudiaremos esto en dos categorías específicas.

A. La Pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento

En la primera categoría, el Antiguo Testamento enseña claramente el concepto de la pluralidad en la Deidad en más de una ocasión.

1. El nombre plural Elohim

La palabra hebrea para Dios que se usa con más frecuencia es el término Elohim, que significa “Dios”, y se usa para el Dios verdadero y para los muchos dioses falsos. Génesis 1:1 declara: En el principio creó Dios, Elohim, los cielos y la tierra. Aquí la palabra es utilizada para el Dios verdadero. También es usada para los falsos dioses en lugares como Éxodo 20:3 y Deuteronomio 13:2. Por ejemplo, entre los Diez Mandamientos hay uno que dice: “No tendrás dioses (Elohim) ajenos delante de Mí”. Aquí, la misma palabra es utilizada para los dioses paganos, extranjeros e idólatras tal como se utiliza para el Dios verdadero. El punto es que la palabra hebrea para Dios, Elohim, es un nombre plural y tiene la terminación plural masculina hebrea. Cada vez que es utilizada para el Dios verdadero, siempre se traduce en el singular, pero cuando se utiliza para los dioses falsos, siempre se traduce en el plural. El hecho de que la palabra hebrea es plural cuando habla del único Dios verdadero, abre la puerta al concepto de la pluralidad. Por supuesto, no es una prueba de la pluralidad porque, en hebreo, existe el uso conocido como “el plural de la majestad”: Sin embargo, ciertamente abre la puerta a la discusión de toda el área del concepto de la pluralidad en la personalidad de la Deidad.

2. Los verbos plurales usados con Elohim

Una segunda evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es donde los verbos plurales son utilizados con Elohim. Normalmente, cuando Elohim es utilizado para el único Dios verdadero, el verbo usado con él es singular. Esto es contrario a la gramática normal hebrea porque, en la gramática hebrea, el verbo debe concordar con el sustantivo tanto en número como en género. Normalmente, uno esperaría que con el nombre plural Elohim, una forma plural del verbo fuera usada. Esto es cierto cuando la palabra es utilizada para los dioses falsos. La mayoría de las veces, cada vez que la palabra Elohim se utiliza para el Dios verdadero, el verbo usado con ella está en la forma singular para indicar que sólo existe un único Dios verdadero. Pero hay excepciones, y éstas abren de nuevo la puerta a una discusión de la pluralidad de la Deidad. Por ejemplo, Génesis 20:13a dice: Y cuando Dios me hizo salir errante.

La palabra hebrea que se traduce me hizo salir errante es plural. Literalmente, dice: “Y cuando ellos (en referencia a Dios) me hicieron salir errante”.

Otro ejemplo es Génesis 35:7: Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el, porque allí le había aparecido Dios.

Una vez más, le había aparecido es una forma plural, que literalmente se lee, “porque allí le habían aparecido Dios”.

Un tercer ejemplo es 2 Samuel 7:23: Fue Dios para rescatarlo.

De nuevo, la palabra hebrea para fue es plural, y literalmente se lee: “porque fueron Dios para rescatarlo".

El cuarto ejemplo es Salmo 58:11b (texto hebreo 58:12): Hay Dios que juzga en la tierra.

Otra vez, el término que juzga es un verbo plural en el hebreo y literalmente se lee: “hay Dios que juzgan”

3. El nombre Elohim aplicado a dos personas

La tercera línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es que la palabra Elohim, o Dios, es aplicada con frecuencia a dos diferentes personalidades en el mismo pasaje. Existen dos ejemplos. En Salmo 45:6-7, el escritor declara: Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.

Note que la palabra Dios en realidad está aplicada a dos Personas diferentes dentro de estos dos versículos. Él se está dirigiendo a Dios y, después de dirigirse a Dios, dice que otro Dios ha ungido al primer Dios Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Debe observarse que en este verso el primer Elohim está siendo abordado. El segundo Elohim es el Dios del primer Elohim. Es el Dios de Dios quien lo ha ungido a Él con el óleo de alegría.

Un segundo ejemplo está en Oseas 1:7: Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes.

En este pasaje, el que habla es Elohim o Dios, quien dice que Él tendrá misericordia de la casa de Judá y los salvará por la instrumentalidad de Jehová su Dios Elohim. En otras palabras, Elohim o Dios número uno salvará a Israel por medio de Elohim o Dios número dos.

4. El nombre YHVH aplicado a dos personas

La cuarta línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el hecho de que el nombre personal de Dios, que está compuesto de las cuatro letras hebreas correspondientes a nuestras letras españolas YHVH y algunas veces traducida como “Jehová”, es aplicado a dos Personas diferentes en un pasaje. El primer ejemplo es Génesis 19:24: Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos.

En este versículo, el Jehová número uno hizo llover fuego y azufre de parte de un segundo Jehová desde los cielos. El primer Jehová está en la tierra; Él es el que había estado hablando previamente a Abraham. Jehová se le había aparecido en el encinar de Mamre y le había advertido acerca de la destrucción venidera de Sodoma. Ese Jehová, que estaba en la tierra, Jehová número uno, ahora estaba haciendo llover fuego y azufre de parte de Jehová número dos, que estaba en el Cielo. El término Jehová, el nombre personal de Dios, es utilizado aquí para dos Personas diferentes.

Un segundo ejemplo es Zacarías 2:8-9: Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.

Este versículo dice que Jehová número uno es el locutor: Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos. Mientras Él habla, dice que está siendo enviado a cumplir una misión por Jehová número dos. De nuevo, hay un Jehová enviando a otro Jehová a ejecutar una tarea específica.

No sólo está la palabra Elohim, que significa “Dios”, aplicada a dos Personas diferentes en el mismo pasaje, sino que el nombre personal de Dios también es aplicado a dos Personas diferentes en un pasaje de igual forma.

5. El nombre plural Adonai

Una quinta línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad que proviene del Antiguo Testamento es la palabra hebrea Adonai, que significa “Señor”. Cada vez que se utiliza la palabra para Dios, siempre se encuentra en el plural. La forma singular nunca se utiliza para Dios. La palabra hebrea para Señor, Adonai, también es siempre plural en referencia a Dios y esto, también, es evidencia de la pluralidad en la Deidad.

6. Los pronombres plurales

Una sexta línea de evidencia con respecto a la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el hecho de que los pronombres personales son utilizados para Dios. Un ejemplo es Génesis 1:26a: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.

Observe las palabras hagamos (nosotros), nuestra y nuestra. Éstas son pronombres plurales en referencia a Dios. Dios difícilmente podría estar incluyendo ángeles en los términos de hagamos (nosotros), nuestra y nuestra, debido a que el hombre sería creado, no a la imagen de los ángeles, sino a la imagen de Dios. Los pronombres, hagamos (nosotros), nuestra, nuestra, sólo pueden ser una referencia a Dios, no a ningún ángel; y son pronombres plurales.

Un segundo ejemplo donde el pronombre plural nosotros es utilizado en referencia a Dios se encuentra en Génesis 3:22a: Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros.

Un tercer ejemplo donde el pronombre plural nosotros es utilizado otra vez es Génesis 11:7a: Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua.

Un ejemplo fuera del libro de Génesis está en los Profetas, en Isaías 6:8: Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?

Observe, comienza con un pronombre singular, pero luego cambia a uno plural: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? El singular muestra que Dios es uno, y el plural muestra pluralidad en la Deidad. Estos pronombres plurales muestran claramente que Dios es visto en términos de pluralidad.

7. Los adjetivos plurales

Una séptima línea de evidencia, que muestra la pluralidad de la Deidad desde el Antiguo Testamento proviene del hecho de que Dios también es descrito en términos de adjetivos plurales. En las traducciones al español, éstos aparecen como nombres, pero en el texto hebreo, estas palabras son adjetivos hebreos. También están en la forma plural. Por ejemplo, Josué 24:19 se lee en español, Dios santo. Pero el adjetivo santo es una forma plural, que literalmente se lee, “Dios santos”. Un segundo ejemplo es Salmo 149:2, que en algunas traducciones castellanas se lee: En su Hacedor. El adjetivo que es traducido Hacedor es plural en el hebreo; así que literalmente se lee: “Alégrese Israel en sus Hacedores”. Un tercer ejemplo es Eclesiastés 12:1: Tu Creador. Otra vez, la palabra Creador es un adjetivo plural en hebreo, y literalmente se lee: “tus Creadores”. Isaías 54:5 tiene dos ejemplos. En español, el verso dice: Tu marido es tu Hacedor. Pero los términos Hacedor y marido son plurales en el texto hebreo y literalmente se leen: “tus Hacedores, tus maridos”, en referencia a Dios. Esto, también, resalta el concepto de una pluralidad.

8. El Ángel de Jehová

La octava línea de evidencia que muestra la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es la enseñanza con respecto al “Ángel de Jehová” o el “Ángel del Señor”. A lo largo del Antiguo Testamento, esta figura aparece de vez en cuando. En algunas traducciones, Él es llamado el ángel de Jehová; en otras ocasiones, Él es identificado por la expresión el ángel del Señor. Lo que es interesante es el hecho de que, en cada pasaje donde Él aparece, en una parte del contexto es llamado el ángel de Jehová, y en otra parte del mismo contexto, Él es llamado Jehová mismo. Lo que queda en claro es que el Ángel de Jehová no es un ángel común y ordinario, sino que es un Ser extraordinario, que es una manifestación visible de Dios mismo. El contexto siempre hace esto evidente.

a. Ejemplos de singularidad

El primer ejemplo es Génesis 16:7-14. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 7, 9, 10 y 11; luego es llamado Jehová mismo en el verso 13.

Un segundo ejemplo es Génesis 22:9-13. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 11 y 15; pero es llamado Dios en el verso 12 y Jehová en el verso 16.

El tercer ejemplo es Génesis 31:11-13. En el verso 11, Él es llamado el ángel de Dios; pero en el verso 13, Él dice: Yo soy el Dios de Bet-el.

El cuarto ejemplo es Génesis 32:24-30. En el verso 24, Él es llamado un varón, porque así es cómo apareció. El verso 28 dice: Has luchado con Dios; y en el verso 30: Vi a Dios cara a cara. El que apareció como un hombre fue en realidad el Ángel de Jehová; pero cuando se dice que Jacob luchó con el Ángel, también se dice que luchó con Dios.

El quinto ejemplo es Éxodo 3:1-5. Él es llamado el ángel de Jehová en el verso 2; pero es llamado Jehová y Dios en el verso 4.

El sexto ejemplo es Jueces 2:1. El ángel de Jehová fue responsable del Éxodo; pero Éxodo 19:4 declara que fue Dios el responsable.

El séptimo ejemplo es Jueces 6:11-24. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 11, 12 y 21; el ángel de Dios en el verso 20, pero Jehová en los versos 14, 16, 22 y 23.

El octavo ejemplo es Jueces 13:2-24. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 3, 13, 15, 16, 17, 18, 20 y 21; el ángel de Dios en el verso 9. Luego, en el verso 18, Su nombre es admirable; una de esas palabras hebreas especiales, pele, que es utilizada sólo para Dios, como en Isaías 9:6. El verso 22 de Jueces 13 declara que lo que ellos vieron fue la cara de Dios.

El último ejemplo está en el Libro de Zacarías, capítulos 1-6, donde Él es llamado frecuentemente el Ángel de Jehová mismo.

Estas manifestaciones del Ángel de Jehová también apuntan al concepto de una pluralidad en la Deidad.

b. Evidencia escritural de la singularidad

El hecho de que este Ángel no es un ángel común y ordinario está claro por tres pasajes del Antiguo Testamento. El primer pasaje es Isaías 42:8, donde Dios dijo: Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria.

La gloria que está encerrada dentro del nombre personal Jehová –YHVH – es algo que le pertenece sólo a Dios, y no es dada a ninguna otra persona y ciertamente a ninguna criatura.

El segundo pasaje es Éxodo 23:20-23, que declara ciertas cosas acerca de este Ángel de Jehová. En el verso 20, es este Ángel quien dirigirá el Éxodo. En el verso 21, es este Ángel quien debe ser obedecido y nunca provocado. La razón es que Él no perdonará su pecado o rebelión, porque mi nombre está en él. Este Ángel tiene el nombre personal de Dios, así que su nombre también es Jehová. A la luz de Isaías 42:8: Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, a menos que este Ángel también sea parte de la Deidad, entonces Él no tiene derecho a tener este nombre. Así pues, Jehová número 1 dice que este Ángel también tiene el nombre de Jehová. En el verso 22, hay bendiciones para la obediencia y, en el verso 23, se declara nuevamente que es el Ángel del Éxodo. El hecho de que el nombre de Dios está en Él y el hecho de que este Ángel tiene el poder para perdonar o no el pecado, es una vez más una clara enseñanza de que Él no es un ángel común, sino Dios mismo.

El tercer pasaje en este punto es Oseas 12:3-5, donde Oseas recalca que este Ángel tiene el nombre personal de Dios. Para que el Ángel tenga el nombre personal de Dios, Él debe ser Dios mismo.

9. El Hijo de Dios

La novena línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el concepto del Hijo de Dios, que se encuentra en dos pasajes del Antiguo Testamento.

a. Salmo 2

El primer pasaje es Salmo 2, donde ese concepto se encuentra en dos lugares. Salmo 2:7 declara: Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.

En el verso 7, hay una declaración de Filiación: Dios tiene un hijo. Se ha decretado que alguien es ese hijo. Los versos 8 y 9 declaran que este Hijo está destinado a gobernar el mundo.

Con respecto a este Hijo, en los versos 10-12, se instruye al mundo entero a obedecerle. Luego el verso 12 declara: Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.

Se instruye al mundo entero a obedecer al Hijo. Honrar al hijo significa “rendirle homenaje”. Luego Él instruye a todos a confiar en Él; y los que confiarán en el Hijo de Dios son los que serán salvados por Dios. El Salmo 2 enseña claramente que hay un Hijo de Dios.

b. Proverbios 30:4

El segundo pasaje que enseña el mismo punto es Proverbios 30:4, donde el escritor hace una serie de preguntas. Las cuatro primeras son preguntas retóricas ya que la respuesta es obvia. Las primeras preguntas son: ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?

La respuesta a estas primeras cuatro preguntas es obvia: Fue Dios. Todas las cuatro interrogantes preguntan quién es el responsable de crear y formar el universo. Obviamente, la respuesta es Dios en cada caso; Dios es el responsable de todas estas cuatro cosas.

Luego viene la quinta pregunta, que es: ¿Cuál es su nombre?

Su nombre a lo largo del Antiguo Testamento es las 4 letras hebreas que corresponden a las letras españolas YHVH. Su nombre es YHVH, traducido con frecuencia como “Jehová” o “Señor”.

Luego viene la sexta pregunta: ¿Y cuál es el nombre de su hijo, si sabes?

Ésta es la parte capciosa de este verso. Enseña que Dios tiene un Hijo; pero, en ese momento de la historia, Su nombre no había sido revelado aún. Los diversos nombres del Mesías son revelados después en los Profetas, que están más allá de la época cuando el Libro de Proverbios fue escrito.

10. El concepto del Dios-Hombre

La décima línea de evidencia de la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es el hecho de que el Antiguo Testamento también enseña el concepto de un Dios-Hombre. Esto se observa en varios ejemplos.

a. Génesis 4:1

Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.

En el primer ejemplo, Eva llamó a su hijo Caín porque: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. En realidad, la frase, por voluntad de no está en el texto hebreo. Literalmente, la última línea de Génesis 4:1 se lee: He adquirido un varón: Jehová. En otras palabras, Eva pensó que el hijo que acababa de tener era Dios mismo. Muestra cómo entendió Eva Génesis 3:15, donde Dios prometió al Mesías por primera vez: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Ésta es la primera profecía mesiánica, la que explicaba con detalles que el Mesías nacería de la simiente de la mujer. Lo que eso enseñó claramente es que el Mesías iba a ser humano. Él iba a provenir de la humanidad: de la simiente de la mujer. A la misma vez, Eva también entendió que, para que este fuera el Redentor, para que este hombre fuera capaz de salvarla de sus pecados, Él también tendría que ser Dios. Cuando dio a luz a su primer hijo, ella pensó que Caín era el cumplimiento de Génesis 3:15, así que ella dijo: “He adquirido un varón: Jehová”. Su teología estaba absolutamente correcta; el Mesías iba a ser tanto Dios como hombre. Ella no estaba errada en su teología, su error estaba en la aplicación de ella; ella pensó que Caín era el cumplimiento de esa promesa en Génesis 3:15. Debe observarse que con el primer nacimiento humano ya existía la comprensión de que el Mesías sería tanto Dios como hombre; de esta forma, el concepto del Dios-Hombre surge tan temprano como Génesis 4:1.

b. Isaías 9:6-7

Otro ejemplo es el famoso pasaje en Isaías 9:6-7. La primera parte del verso 6 habla de un niño judío nacido en el mundo judío: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado.

Un niño iba a nacer en el mundo judío y es Su humanidad la que está siendo acentuada. Pero, en la segunda parte del verso 6, se le da cuatro nombres, tres de los cuales sólo pueden aplicarse a Dios. Primero es llamado Admirable Consejero. La palabra “admirable” en español se usa para Dios y para el hombre. Hablamos acerca de que Dios es admirable y hablamos acerca de que nuestra esposa es admirable. Pero en la Biblia hebrea, existen ciertas palabras que se usan sólo para Dios. La palabra hebrea para Admirable es pele, y es una de esas palabras usadas exclusivamente para Dios. Mientras que en español, el nombre Admirable Consejero no exige deidad, en hebreo definitivamente sí lo hace. El segundo nombre del niño es Dios Fuerte. Éste es claramente un título de divinidad y deidad. El tercer nombre es Padre Eterno, o más literalmente, “el Padre de la Eternidad” o “Quien controla la eternidad”. Su cuarto nombre es Príncipe de Paz. Ése es el único de los cuatro nombres que puede usarse para Dios y para el hombre. Tres de Sus cuatro nombres son nombres que en verdad son sólo de Dios. La primera parte del verso enfatiza Su humanidad; la segunda parte enfatiza Su deidad; y, una vez más, el concepto es el del Dios-Hombre.

c. Jeremías 23:5-6

Un tercer ejemplo del concepto del Dios-Hombre se encuentra en Jeremías 23:5-6. El verso 5 habla de un descendiente de David, sentado sobre el trono de David; aquí, se acentúa Su humanidad. Pero después, en el verso 6, Su nombre es: Jehová, justicia nuestra. El ser humano del verso 5 que se sienta sobre el trono de David tiene el nombre personal de Dios en el verso 6; y, de nuevo, el nombre de Dios muestra Su deidad. Así pues, el verso 5 enfatiza Su humanidad y el verso 6 enfatiza Su deidad; y, una vez más, observamos el concepto del Dios-Hombre.

d. Zacarías 13:7

Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos.

En el cuarto ejemplo, algunas traducciones tienen “que me acompaña” en lugar de “mi compañero”. La palabra hebrea traducida como compañero o socio es una palabra que literalmente significa “mi igual”. De esta forma, el verso literalmente se lee: “Despierta, oh espada, contra mi pastor, y contra el hombre (enfatizando Su humanidad), que es mi igual, dice Jehová de los ejércitos”. Este hombre es igual a Dios, y el que es igual a Dios debe ser Dios mismo. Por una parte, se acentúa Su humanidad: Despierta, oh espada, contra mi pastor y contra el hombre; y luego se acentúa Su deidad “que es mi igual”.

Estos son cuatros ejemplos donde el Antiguo Testamento enseña claramente el concepto de un Dios-Hombre.

11. El Espíritu Santo

La undécima línea de evidencia con respecto a la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es la aparición frecuente del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es visto algunas veces como Dios y algunas veces es visto como una Persona dentro de la Deidad. Sus muchas apariciones en el Antiguo Testamento también son evidencia de la pluralidad de la Deidad. Un ejemplo es Génesis 1:2, donde es el Espíritu de Dios quien estaba empollando o cerniéndose como una mamá gallina sobre la oscuridad del abismo, así pues, El Espíritu Santo estuvo involucrado en la Creación; y la Creación es una obra de Dios. En Éxodo 31:3, el Espíritu Santo es llamado Dios. En Job 26:13, el Espíritu Santo está involucrado en la Creación. En Salmo 51:11, se le da el nombre de santo Espíritu. Salmo 139:7 enseña que el Espíritu Santo es omnipresente. Y, en Isaías 11:2, el Espíritu es llamado el Espíritu de Jehová.

B. La Pluralidad de la Deidad en el Nuevo Testamento

En la segunda categoría, la pluralidad de la Deidad también se enseña en el Nuevo Testamento en que más de una Persona es llamada Dios. Por ejemplo, el Padre es llamado Dios (Jn. 6:27; Gál. 1:1, 3). En segundo lugar, el Hijo es llamado Dios (Jn. 1:1; Ro. 9:5; Tito 2:13; 1 Jn. 5:20). En tercer lugar, el Espíritu Santo también es llamado Dios en Hechos 5:3-9, donde el mentir al Espíritu Santo es lo mismo que mentirle a Dios, y en 2 Corintios 3:17.

Sumario: A lo largo de la Biblia, las Escrituras enseñan claramente que existe pluralidad en la Deidad; la Deidad consiste de más de una persona.

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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