Por Reuben Archer Torrey
Mateo relata que Jesús dijo: “Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez (monstruo marino, LBLA), así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”. De acuerdo con la tradición comúnmente aceptada de la Iglesia, Jesús fue crucificado el viernes, muriendo a las 3 p.m., o en algún momento entre las 3 p.m. y la puesta del sol; y resucitó de entre los muertos muy temprano en la mañana del domingo siguiente. Muchos lectores de la Biblia están desconcertados al saber cómo el intervalo entre la tarde del viernes y la madrugada del domingo puede calcularse de ser de tres días y tres noches. Parece más bien ser dos noches, un día, y una porción muy pequeña de otro día.
La solución de esta aparente dificultad propuesta por muchos comentaristas es que “un día y una noche” es simplemente otra forma de decir “un día”, y que los antiguos judíos contaban una fracción de un día como un día completo, por lo que dicen que había una parte del viernes (una parte muy pequeña), o un día y una noche; todo el sábado, otro día, o un día y una noche; parte del domingo (una parte muy pequeña), otro día, o un día y una noche. Hay muchas personas a las que esta solución no les satisface del todo, y el escritor confiesa que no le satisface en absoluto.
¿Hay alguna solución que sea completamente satisfactoria? Sí la hay.
El primer hecho que debe notarse en la solución adecuada es que la Biblia en ninguna parte dice o implica que Jesús fue crucificado y que murió el viernes. Se dice que Jesús fue crucificado en “la víspera del día de reposo” (Marcos 15:42; RVR 1960). Como el día de reposo semanal judío era el sábado, comenzando a la puesta de sol la tarde anterior, naturalmente se llegó a la conclusión de que, como Jesús fue crucificado el día antes del día de reposo, debe haber sido crucificado el viernes. Pero es un hecho bien conocido, del cual la Biblia da abundante testimonio, que los judíos tenían otros días de reposo además del shabat semanal que caía en sábado. El primer día de la semana de Pascua, sin importar en qué día de la semana cayera, siempre era un día de reposo (Éxodo 12:16; Levítico 23:7; Números 28:16-18). Por lo tanto, surge la pregunta de si el día de reposo que siguió a la crucifixión de Cristo fue el día de reposo semanal (sábado) o el día de reposo de la Pascua, que cayó el día 15 de Nisán, que ese año cayó en jueves. Ahora bien, la Biblia no nos deja especular con respecto a qué día de reposo se está refiriendo en este caso, porque Juan nos dice con tantas palabras, en Juan 19:14, que el día en que Jesús fue juzgado y crucificado era “el día de la Preparación” (de la Pascua, RVA 2015), es decir, no era el día antes del día de reposo semanal (viernes), sino que era el día antes del día de reposo de la Pascua, que ese año cayó en jueves. Es decir, el día que Jesucristo fue crucificado fue el miércoles. Juan deja esto tan claro como el día.
El evangelio de Juan fue escrito más tarde que los otros evangelios, y los eruditos han notado durante mucho tiempo que, en varios lugares, había una intención evidente de corregir falsas impresiones que uno podría obtener al leer los otros evangelios. Una de estas falsas impresiones era que Jesús comió la Pascua con Sus discípulos en el tiempo regular de la Pascua. Para corregir esta falsa impresión, Juan declara claramente que la comió la noche anterior, y que Él mismo murió en la cruz en el mismo momento que los corderos pascuales estaban siendo sacrificados “entre las dos tardes”, el 14 de Nisán (Éxodo 12:6). El verdadero Cordero Pascual de Dios, Jesús, de quien todos los otros corderos pascuales ofrecidos a lo largo de los siglos eran sólo tipos, fue, por lo tanto, asesinado en el momento mismo designado por Dios.
Todo sobre el cordero de la Pascua se cumplió en Jesús:
1. Era el cordero sin defecto y sin mancha (Éxodo 12:5)
2. Fue elegido el día 10 de Nisán (Éxodo 12:3), porque fue el décimo día del mes, el sábado anterior, cuando se hizo la entrada triunfal a Jerusalén, ya que llegaron de Jericó a Betania seis días antes de la Pascua (Juan 12:1 – eso sería seis días antes del jueves, que sería el viernes); y fue al día siguiente cuando se hizo la entrada a Jerusalén (Juan 12:12ss), es decir, el sábado 10 de Nisán. También fue en este mismo día que Judas fue a los principales sacerdotes y ofreció traicionar a Jesús por treinta piezas de plata (Mateo 26:6-16; Marcos 14:3-11).
Como fue después de la cena en la casa de Simón el leproso, y como la cena ocurrió tarde el viernes, después del atardecer, o temprano el sábado, “después” de la cena sería necesariamente el día 10 de Nisán. Siendo éste el precio que le pusieron los principales sacerdotes, fue la compra o la entrega de un cordero lo que, según la ley, debe ocurrir el 10 de Nisán. Además, pusieron el valor exacto por el cordero que la profecía del Antiguo Testamento predijo (Mateo 26:15; comp. Zacarías 11:12).
3. Ni un hueso de Él fue quebrado cuando fue asesinado (Juan 19:36; comp. Éxodo 12:46; Números 9:12; Salmos 34:20).
4. Y fue asesinado el día 14 de Nisán entre las tardes, justo antes del comienzo del día 15 de Nisán al atardecer (Éxodo 12:6).
Si tomamos exactamente lo que dice la Biblia, que Jesús fue asesinado antes del día de reposo de la Pascua, el tipo se cumple maravillosamente en cada detalle; pero si aceptamos la teoría tradicional de que Jesús fue crucificado el viernes, el tipo falla en muchos puntos.
Además, si aceptamos la opinión tradicional de que Jesús fue crucificado el viernes y comió la Pascua el día regular de la Pascua, entonces el viaje desde Jericó a Betania, que ocurrió seis días antes de la Pascua (Juan 12:1), caería un sábado, es decir, el día de reposo judío. Tal viaje en el día de reposo judío sería contrario a la ley judía. Por supuesto, era imposible que Jesús emprendiera tal viaje en el día de reposo judío. En realidad, Su entrada triunfal a Jerusalén fue el día de reposo judío, es decir, el sábado. Esto era totalmente posible, porque la Biblia en otra parte nos dice que Betania quedaba de camino de un día de reposo desde Jerusalén (Hechos 1:12; comp. Lucas 24:50).
Los astrónomos han descubierto que, en el año 30 d.C., que es el año comúnmente aceptado de la crucifixión de nuestro Señor, la Pascua se celebró el jueves 6 de abril, y había luna llena ese día. Los cronólogos que han supuesto que la crucifixión tuvo lugar el viernes, se han quedado perplejos por el hecho de que, en el año 30 d.C., la Pascua ocurrió el jueves. Un escritor que busca una solución a la dificultad sugiere que la crucifixión pudo haber sido en el año 33 d.C., porque aunque también había luna llena un jueves de ese año, sin embargo, como fue dentro de las dos horas y media del viernes, cree que quizás los judíos la pueden haber guardado ese día. Pero cuando aceptamos exactamente lo que la Biblia dice, es decir, que Jesús no fue crucificado el día de Pascua, sino en “la víspera de la Pascua”, ese año sería el miércoles y Su resurrección temprano el primer día de la semana, esto permite exactamente tres días y tres noches en la tumba.
Para resumir todo, Jesús murió alrededor del atardecer del miércoles. Setenta y dos horas después, exactamente tres días y tres noches, al comienzo del primer día de la semana (sábado al atardecer), resucitó de la tumba. Cuando las mujeres visitaron la tumba justo antes del amanecer a la mañana siguiente, encontraron la tumba ya vacía. Por lo tanto, no nos vemos obligados a aceptar una solución improvisada de que cualquier porción de un día se considera como un día y una noche completos, sino que encontramos que la declaración de Jesús era literalmente cierta. Tres días y tres noches Su cuerpo estuvo muerto y yació en el sepulcro. Mientras Su cuerpo yacía muerto, Él mismo, siendo vivificado en espíritu (1 Pedro 3:18), entró al corazón de la tierra y predicó a los espíritus que estaban en prisión (1 Pedro 3:19).
Esta supuesta dificultad se resuelve sola, al igual que muchas otras dificultades en la Biblia, cuando consideramos que la Biblia significa exactamente lo que dice.
A veces se objeta la opinión aquí avanzada de que los dos que iban camino a Emaús temprano el primer día de la semana (es decir, el domingo), le dijeron a Jesús al hablar de la crucifixión y los eventos que la acompañaron: “además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido” (Lucas 24:21), y se dice que, si la crucifixión tuvo lugar el miércoles, el domingo sería el cuarto día desde que se hicieron estas cosas. Pero la respuesta es muy simple. Estas cosas se hicieron justo cuando el jueves comenzaba al atardecer del miércoles. Por lo tanto, se completaron el jueves, y el primer día desde el jueves sería el viernes, el segundo día desde el jueves sería el sábado, y “el tercer día” desde el jueves sería el domingo, el primer día de la semana. Así que la supuesta objeción en realidad apoya la teoría. Por otro lado, si la crucifixión se llevó a cabo el viernes, de ninguna manera de calcular se podría hacer que el domingo sea “el tercer día desde” que se hicieron estas cosas.
Hay muchos pasajes en las Escrituras que apoyan la teoría presentada anteriormente y hacen necesario creer que Jesús murió tarde el miércoles. Algunos de ellos son los siguientes:
“Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:40).
“Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo” (Mateo 26:61).
“Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo” (Mateo 27:40).
“Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré” (Mateo 27:63).
“Era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho…y ser muerto, y resucitar después de tres días” (Marcos 8:31).
“El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día” (Marcos 9:31).
“…y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará” (Marcos 10:34).
“Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano” (Marcos 14:58).
“…¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo…” (Marcos 15:29-30a).
“…y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido” (Lucas 24:21).
“Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho” (Juan 2:19-22).
No hay absolutamente nada a favor de una crucifixión en viernes, sino que todo en las Escrituras armoniza perfectamente con la idea de la crucifixión en miércoles. Es extraordinario cuántos pasajes proféticos y típicos del Antiguo Testamento se cumplen, y cuántas discrepancias aparentes en las narraciones de los evangelios se aclaran una vez que llegamos a comprender que Jesús murió el miércoles y no el viernes”.
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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Tomado de:
Dificultades en la Biblia