El Mal de la Teología del Reemplazo
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Un Símbolo Judío-Cristiano
La naturaleza judía de la iglesia primitiva está atestiguada por el siguiente símbolo. Es el símbolo cristiano más antiguo que se ha encontrado. Está tallado en artefactos encontrados en Jerusalén que datan del siglo I.
Como se puede ver, muestra al pez, el símbolo de la Iglesia, emergiendo de raíces judías, representadas por la Menorá y la Estrella de David. El pez se convirtió en un símbolo para los cristianos debido a que la palabra pez en griego es ICTHUS — un acrónimo para Iesous, Christos, Theos, Huios and Soter, que quiere decir, Jesucristo, el Hijo de Dios y Salvador.
La Gentilización de la Iglesia
Ahora bien, a medida que la Iglesia comenzó a extenderse más allá de su origen judío, y a medida que abarcaba a más y más gentiles, rápidamente perdió contacto con sus raíces judías. Este proceso se aceleró con la destrucción de la iglesia madre en Jerusalén durante la Segunda Rebelión judía contra los romanos, que terminó en el año 135 d. C.
Otra clave para la gentilización de la Iglesia fue el desarrollo de un enfoque interpretativo alegórico de las Escrituras, que permitió a la Iglesia apropiarse de las promesas de Israel para sí misma.
Así, Tertuliano, escribiendo en el siglo III, fue capaz de argumentar que la promesa de Génesis 25:21-25, de que “el mayor servirá al menor” (hablando, por supuesto, de Esaú y Jacob), ¡era en realidad una profecía de que Israel se volvería subordinado a la Iglesia!6
La Evolución de la Teología del Reemplazo y el Antisemitismo
Como resultado de estos acontecimientos históricos, los apologistas cristianos, a partir del siglo II, comenzaron a volverse contra los judíos, caracterizándolos como “asesinos de Cristo”. Considere los siguientes ejemplos:
La Epístola de Bernabé (100 d. C.) — Este escrito fue un candidato a ser incluido en la Biblia. Es una buena demostración de cuán profundamente los métodos griegos de interpretación ya habían impactado a los cristianos. El escritor insistió en que el Antiguo Testamento nunca fue pensado para ser leído literalmente, sino que debía ser interpretado alegóricamente.
El escritor argumentó que “sólo el cristiano podía darle entender la Biblia”. Los “judíos carnales”, con su “mentalidad terrenal”, no habían logrado reconocer el mensaje oculto de sus propias Escrituras y, como resultado, habían perdido eternamente su derecho a las promesas del pacto hechas a Abraham, Isaac y Jacob.7
Ignacio de Antioquía (c. 50-117) — Dijo que “aquellos que participan de la Pascua son partícipes de aquellos que mataron a Jesús”.8
Justino Mártir (100-165) — Afirmó que el pacto de Dios con Israel ya no era válido y que los gentiles habían reemplazado a los judíos.9 Además, fue el primero en identificar a la Iglesia como “el verdadero Israel espiritual”. 10 Y declaró que la difícil situación de los judíos —su exilio y persecución— había ocurrido “con equidad y justicia” porque habían “matado al Justo”. 11
Melitón de Sardis (fallecido hacia 180) — También se centró en el deicidio (el asesinato de Dios). Lo hizo proclamando: “¡El Rey de Israel ha sido asesinado con la diestra de Israel! ¡Ay de la nueva maldad del nuevo asesinato!”.12
Ireneo (130-202) — Fue alumno de Policarpo quien, a su vez, fue discípulo del apóstol Juan. Declaró que “la casa de Jacob y el pueblo de Israel han sido desheredados de la gracia de Dios”. Y argumentó esto porque “han rechazado al Hijo de Dios” y “lo mataron”.13
Clemente de Alejandría (c. 150 - c. 215) — Afirmó que Israel “negó al Señor” y, por lo tanto, “perdió el lugar del verdadero Israel”.14
Hipólito de Roma (170-235) — Es considerado por muchos como el teólogo más importante del siglo III. Fue alumno de Ireneo. Declaró que los judíos habían sido oscurecidos a los ojos de sus almas “con una oscuridad total y eterna”. Además, declaró que estaban destinados a ser “esclavos de las naciones, no por cuatrocientos años como en Egipto, ni setenta como en Babilonia, sino [...] siempre”.15
Tertuliano de Cartago (155-230) — Culpó a los judíos por la muerte de Jesús y argumentó que habían sido rechazados por Dios.16
Cipriano de Cartago (c. 200-258) — Fue alumno de Tertuliano. Escribió:17
Me he esforzado por demostrar que los judíos . . . se apartaron de Dios y perdieron el favor de Dios . . . mientras que los cristianos ocuparon su lugar, siendo merecedores del bien del Señor por la fe, y procediendo de todas las naciones y del mundo entero.
Y añadió:18
Nosotros, los cristianos, cuando oramos, decimos: “Padre nuestro”, porque ha comenzado a ser nuestro y ha dejado de ser el Padre de los judíos, que lo han abandonado.
Orígenes de Alejandría (185-254): Fue responsable de gran parte del antisemitismo, todo lo cual se basaba en su afirmación de que los judíos eran responsables de matar a Jesús. En uno de sus tratados escribió:19
Decimos con confianza que ellos [los judíos] nunca serán restaurados a su condición anterior. Porque cometieron un crimen de la clase más impía, al conspirar contra el Salvador de la raza humana. . . Por consiguiente, convenía que la ciudad donde Jesús sufrió estos sufrimientos pereciera por completo, y que la nación judía fuera derrocada, y que la invitación de felicidad que Dios les ofrecía pasara a otros: los cristianos. . .
El Concilio de Elvira (305) — Fue un sínodo eclesiástico de clérigos españoles que se celebró en lo que hoy se conoce como la ciudad de Granada, situada en el sur de España. El concilio votó para prohibir a los cristianos compartir una comida con un judío, casarse con un judío, bendecir a un judío u observar el día de reposo.20
El Punto de Inflexión para el Cristianismo
Llegamos ahora a un gran punto de inflexión en la historia del cristianismo — a saber, la conversión de Constantino al cristianismo en el año 306 d. C., y su adopción final del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano en el año 321 d. C.
Como hemos visto, a principios del siglo IV, la Teología del Reemplazo y su virulento antisemitismo se habían arraigado en el pensamiento cristiano. Y, cuando el cristianismo recibió la aprobación del Imperio de la noche a la mañana, los emperadores comenzaron a promulgar como ley los conceptos y afirmaciones de los teólogos cristianos contra los judíos y el judaísmo.21
En el Edicto de Milán, emitido en el año 313 d. C., se concedió favor al cristianismo, mientras que las sinagogas fueron prohibidas. Otro edicto, emitido en el año 315 d. C., autorizaba la quema de judíos si eran condenados por violar las leyes.22
A medida que la Iglesia se volvía cada vez más dominante dentro del Imperio Romano, se aprobaron nuevas leyes que restringían severamente la jurisdicción rabínica, prohibían la conversión al judaísmo y excluían a los judíos de ocupar altos cargos o servir en el ejército.23 Como Clarence Wagner lo ha resumido: “En lugar de que la Iglesia aprovechar esta oportunidad para difundir su mensaje del Evangelio en amor, verdaderamente se convirtió en la Iglesia Triunfante, lista para vencer a sus enemigos”.24
El Concilio de Nicea (325 d. C.) — Éste fue el primer concilio ecuménico de la Iglesia. Se celebró en lo que hoy es Turquía, y fue convocado y presidido por el emperador Constantino. Éste es el concilio histórico que resolvió la cuestión cristológica de la naturaleza del Hijo de Dios y su relación con Dios Padre. En cuanto a los judíos, el concilio cambió la celebración de la Resurrección de la Fiesta judía de las Primicias a la Pascua, en un intento de desvincularla de las fiestas judías. El Consejo declaró:25
Porque es indecoroso más allá de toda medida que en esta fiesta tan sagrada sigamos las costumbres de los judíos. De ahora en adelante no tengamos nada en común con este odioso pueblo.
Además de llamarlos “pueblo odioso”, el concilio también se refirió a los judíos como “miserables contaminados”, “una chusma muy hostil” y “parricidas”.26
Eusebio de Cesarea (c. 265-339) — Enseñó que las promesas de las Escrituras estaban destinadas a los gentiles y las maldiciones a los judíos. Afirmaba que la Iglesia era el “verdadero Israel”.27
Hilario de Poitiers (c. 300 – c. 368) — Este obispo francés fue reconocido como santo por la Iglesia. Escribió: “Los judíos son un pueblo perverso maldito por Dios para siempre”.28
Juan Crisóstomo (349-407) — Fue arzobispo de Constantinopla. Fue apodado “La Lengua de Oro”, por su poderosa predicación. Presentó ocho sermones contra los judíos. He aquí algo de lo que tenía que decir:29
La sinagoga no es sólo un burdel y un teatro, también es una cueva de ladrones y un lugar de alojamiento para las bestias salvajes. Los judíos son asesinos empedernidos poseídos por el diablo. Su libertinaje y embriaguez les da los modales de un cerdo. . . Por eso odio a los judíos.
Procedió a negar que los judíos pudieran recibir el perdón. Afirmaba que era un deber cristiano odiar a los judíos. También afirmó que los judíos adoraban a Satanás.
¡Y este hombre fue canonizado como Santo!
San Jerónimo (347-420) — Otro hombre al que se le concedió la santidad fue el famoso traductor de la Biblia al latín. Describió a los judíos como “... serpientes, con la imagen de Judas. Sus salmos y oraciones son el rebuzno de los asnos. . . Son incapaces de entender las Escrituras”.30
San Ambrosio, Obispo de Milán (c. 340-397) — Éste es el hombre que convirtió a San Agustín. Con respecto a los judíos, escribió:31
Los judíos son los más despreciables de todos los hombres. Son lujuriosos, codiciosos, rapaces. Son pérfidos asesinos de Cristo. Adoran al diablo. Su religión es una enfermedad. Los judíos son los odiosos asesinos de Cristo y, por matar a Dios, no hay expiación posible, ni indulgencia, ni perdón. Los cristianos nunca pueden cesar en la venganza, y el judío debe vivir en servidumbre para siempre. Dios siempre odió a los judíos. Es esencial que todos los cristianos los odien.
San Agustín (354-430) — Es considerado el más grande de todos los Padres de la Iglesia en términos del impacto general de su teología en la Iglesia. Con respecto a los judíos, simplemente apoyó lo que se había escrito antes que él.
Su única nueva contribución fue su respuesta a la pregunta frecuente: “¿Por qué Dios ha permitido que los judíos continúen existiendo?”. Su respuesta fue que, aunque los judíos merecen la muerte, están destinados a vagar por la tierra para presenciar la victoria de la Iglesia sobre la Sinagoga.
Pero, en términos de la Teología del Reemplazo, proporcionó otra piedra angular con su desarrollo del amilenialismo, y su afirmación de que el reino milenial había comenzado con la venida de Jesús, y que la Iglesia Romana era el cumplimiento de las promesas del reino que se hicieron a Israel.
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