Ministerio Cordero y León
¿Qué es lo que te apasiona?
Claro, todos estamos emocionados por ciertas cosas y amamos a ciertas personas. Pero, si le preguntas a alguien sobre su equipo deportivo favorito o expresas interés en sus nietos, es probable que desates un torrente de adoración entusiasta. Claramente, no sentimos la misma pasión por todos nuestros gustos y amores.
Incluso dentro de un matrimonio, la pasión puede aumentar y disminuir. La llama que una vez ardió intensamente y llena de deseo a menudo se desvanece en una calidez constante y confiable. Esa es la naturaleza de nuestras emociones y sentimientos humanos. Nuestro sentimiento de amor fluctúa con el tiempo.
El amor de Dios por nosotros no fluctúa según las volubles emociones humanas. Es firme y verdadero, por no decir que es paciente y bondadoso — sufriendo, creyendo, esperando y soportando todas las cosas en su constancia infalible (1 Corintios 13:4-8).
Hablando de Su pueblo elegido, los judíos, el Señor le dijo a Jeremías: “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3). Su amor por nosotros se estableció antes de la fundación del mundo y nunca ha vacilado.
Podríamos (y lo haremos) pasar la eternidad relatando las formas en que Dios nos ha amado. Pero el testimonio más maravilloso de Su amor es lo que podemos ver en la Pasión de Jesucristo. En ese acto insondable de sacrificio divino, Pablo nos dice: “Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Sorprendentemente, Su el Señor Dios predijo Su gran acto de amor desinteresado, incensante e inagotable. Si bien el entendimiento humano tiende a funcionar mejor en retrospectiva, Él ofreció numerosas señales que apuntaban no sólo a la encarnación, el nacimiento y el ministerio de Jesucristo, sino también a Su gran Pasión.
Esta edición del Farolero destacará la Palabra profética de Dios que se cumplió en la Persona de Jesucristo y a través de Su muerte expiatoria. Prepárense para asombrarse de nuevo por la anchura, longitud, altura y y profundidad de Su amor que sobrepasa el conocimiento humano (Efesios 3:17-19).
Prepara tu corazón para alabar a nuestro gran Dios y Salvador con celo renovado.
Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
The Marvelous Testimony of Christ’s Passion
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