Por Tim Moore
Antes de las elecciones, no sabíamos definitivamente quién sería el próximo presidente de los Estados Unidos — pero Dios sí. Dios escuchó ayer las oraciones que elevamos hoy.
Lo que quiero decir es esto: Dios no está limitado por el tiempo, así que, cuando nos comunicamos con Él y expresamos las preocupaciones de nuestros corazones, Él ya ha estado obrando antes de que pronunciemos una palabra. De la misma manera, Él ve nuestro futuro con perfecta claridad — a pesar de que los eventos nos llegan en sucesión a medida que avanzamos en el presente.
Cuando leemos las Escrituras y vemos el pleno desarrollo del plan de salvación de Dios en la Primera Venida de Cristo, tenemos la bendición de poder ver las cosas en retrospectiva. A los profetas del Antiguo Testamento se les dio vislumbres de un futuro glorioso, pero por lo demás veían “por medio de un espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12). Ahora, podemos mirar hacia atrás y reconocer que Dios cumple Sus promesas y Sus profecías. Él también honrará Sus profecías y promesas restantes.
Quiero invitarlos a descargar la edición de noviembre/diciembre de 2024 de nuestra revista Lamplighter. A través de ella, queremos ayudarlos a alejarse de las ansiedades e incertidumbres cambiantes del momento para que se paren sobre la Roca que es nuestra Ancla. Nuestro Dios reina y hará Su voluntad se hará. Si Él verdaderamente es nuestra Piedra Angular, las tormentas de esta vida pueden azotar y soplar a nuestro alrededor, pero no nos sacudirán. En las palabras de los hijos de Coré, “no temeremos” (Salmo 46:2).
El mundo continuará cosechando el torbellino de su propia rebelión contra el Señor. Pero quienes están cimentados en Cristo esperan con ansias Su llamado hacia arriba. Anhelamos una ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios (Hebreos 11:10). Mientras esperamos, seguimos comprometidos a servirle aquí y ahora. Informados por las revelaciones proféticas de Dios, sabemos lo que nos espera en el futuro — para el mundo y para nosotros.
Debido a que Jesús es nuestro, tenemos la bendita seguridad de nuestra Esperanza Bienaventurada. Y tenemos una paz que sobrepasa todo entendimiento.
Recordemos esa verdad, y vivamos consecuentemente en los caóticos días que se avecinan.
Traducido por Donald Dolmus
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