La Crisis del Medio Oriente en Perspectiva Bíblica
Por Dr. David R. Reagan
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Guerras Constantes
Desde 1948, ha habido una guerra tras otra en el Medio Oriente, ya que los árabes han intentado repetidamente destruir a Israel — la Guerra de Suez de 1956; la Guerra de los Seis Días de 1967; la Guerra de Yom Kippur de 1973; la Guerra del Líbano de 1982; el Primer Levantamiento Árabe (1987-1993); la Primera Guerra del Golfo (1990-1991); el Segundo Levantamiento Árabe (2000-2005); la Guerra de Hezbolá de 2006 y la Guerra de Gaza de 2009.
Para aquellos que apoyan el regreso de los judíos a su patria, es reconfortante saber que todos los esfuerzos para destruir el Estado judío están condenados al fracaso. La razón por la que esto se puede afirmar con certeza es debido a una promesa contenida en el capítulo doce de Zacarías:
6) En aquel día convertiré a los dirigentes de Judá en brasero de fuego entre la leña y en tea de fuego entre las gavillas. Consumirán a derecha y a izquierda a todos los pueblos de alrededor, pero Jerusalén será habitada otra vez en su mismo lugar.
8) En aquel día el SEÑOR defenderá a los habitantes de Jerusalén. El que sea débil entre ellos, en aquel día será delante de ellos como David. Y la casa de David será delante de ellos como Dios, como el ángel del SEÑOR.
9) En aquel día sucederá que buscaré destruir a todos los pueblos que vengan contra Jerusalén.
La Posición Árabe
Cambiemos por un momento nuestra atención a los árabes. Así como Dios hizo un pacto con los herederos de Abraham a través de Isaac, también hizo promesas a los descendientes de Abraham a través de Ismael, el padre de las naciones árabes (Gn. 16:10-12 y 17:20). He aquí una lista de las notables promesas que Dios hizo a los pueblos árabes:
1) Los descendientes de Ismael serán multiplicados “en gran manera” (Gn. 16:10 y 17:20).
2) Se convertirán en una gran nación (Gn. 17:20).
3) Se les dará toda la tierra al este de Canaán (Gn. 16:12).
4) Se les dará una personalidad como la de un “asno montés”, y debido a esto, “su mano estará contra todos” (Gn. 16:12).
Dios ha cumplido fielmente todas estas promesas:
- Hoy hay 360 millones de árabes.
- Constituyen una gran nación compuesta por 22 estados.
- Ocupan 5.3 millones de millas cuadradas de tierra rica en petróleo.
- Se caracterizan por su incapacidad para llevarse bien con nadie, incluidos ellos mismos.
En contraste, sólo hay un estado judío con una población de 6 millones de habitantes en un área de sólo 8,000 millas cuadradas. ¡Eso es una proporción de población de 60 a 1 y una proporción de tierra de 662 a 1! Y, sin embargo, los árabes exigen con avidez la creación de otro Estado árabe a expensas del único Estado judío.
El Mito Palestino
Con respecto a los palestinos, durante los casi 1,900 años que los judíos fueron desposeídos de sus tierras:
- Nunca hubo un Estado palestino.
- Jerusalén nunca fue la capital de ningún estado árabe.
- Los árabes que vivían en la zona se consideraban sirios.
- No había identidad, cultura o idioma palestinos.
El concepto de una reivindicación palestina sobre la tierra es un truco propagandístico desarrollado después de la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Jordania perdió Cisjordania a manos de Israel.
La Reivindicación Árabe sobre Jerusalén
Lo mismo puede decirse de la reivindicación árabe sobre Jerusalén. Los árabes sostienen que Jerusalén es el tercer lugar más sagrado después de La Meca y Medina. Pero, de nuevo, todo este énfasis en la importancia de Jerusalén se ha desarrollado en los últimos años.
No se menciona a Jerusalén en el Corán, mientras que, en las Escrituras hebreas, se menciona 667 veces por su nombre. Aunque los árabes afirman que Mahoma llegó a Jerusalén y desde allí ascendió al cielo, no hay evidencia histórica alguna de que Mahoma se acercara siquiera a Jerusalén.
El verdadero foco geográfico del islam es la ciudad de La Meca. Los musulmanes rezan hacia esta ciudad, y es a esta ciudad a la que deben peregrinar una vez en la vida.
La reivindicación árabe sobre Jerusalén se basa en una parte del Corán que afirma que, una vez que una tierra ha sido conquistada para Alá, debe seguir siendo una tierra islámica.13 Los árabes conquistaron la tierra y la ciudad en la Edad Media, cuando expulsaron a los cruzados. Ahora se sienten obligados por el Corán a reconquistarlo.
Hay otras dos motivaciones para el deseo árabe de retomar tanto Israel como Jerusalén. La primera tiene sus raíces en el hecho de que el restablecimiento del Estado de Israel es visto por los clérigos musulmanes como un juicio de Dios sobre los pueblos árabes por su falta de fidelidad al islam. Deben redimirse de este juicio volviendo a los fundamentos del islam y luego, habiendo sido revividos espiritualmente, Alá les dará poder para recuperar tanto la tierra como la ciudad.
El segundo factor es que los árabes creen que su control de Jerusalén y su Monte del Templo certificará su superioridad sobre el judaísmo y el cristianismo. El Monte del Templo fue el punto focal de la fe judía durante siglos, porque era donde se encontraba el Templo. Y se cree que el Monte del Templo es donde Pedro predicó el primer sermón del Evangelio en Pentecostés y, por lo tanto, fue el lugar de nacimiento del cristianismo.
El Objetivo Árabe
El objetivo de los árabes no es el establecimiento de otro Estado dentro de la Palestina histórica. Más bien, su objetivo es la incorporación de todo el resto de Palestina a un segundo Estado palestino (el primero es Jordania). En otras palabras, el objetivo es la aniquilación de Israel. Han dejado muy clara esta intención de varias maneras:
1) El Plan Escalonado de 1974 — Este plan, emitido mientras la OLP tenía su cuartel general en Libia, es el “Mein Kampf” de Arafat.14 Se emitió después de que Arafat se diera cuenta de que nunca sería capaz de destruir militarmente a Israel. Por lo tanto, propuso como alternativa, que Israel fuera tomado lentamente, pedazo por pedazo, mediante el uso de la presión diplomática del Vaticano, Europa Occidental, las Naciones Unidas y los Estados Unidos. El territorio sería intercambiado por una falsa promesa de paz. Y, cuando se hubiera ganado suficiente territorio, Israel sería atacado desde adentro y destruido. En otras palabras, era una estrategia de caballo de Troya. Feisal Husseini, que fue ministro de Asuntos Exteriores de Arafat hasta su muerte en 2001, admitió esta estrategia en la última entrevista que concedió a un periódico. Dijo: “Los Acuerdos de Oslo fueron un caballo de Troya. El objetivo estratégico es la liberación de Palestina desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo]...”.15
2) Los Discursos de Arafat — En mayo de 1994, apenas ocho meses después de firmar los Acuerdos de Oslo en la Casa Blanca, Arafat pronunció un discurso en Johannesburgo, Sudáfrica, en el que llamó a una “yihad santa” para liberar Jerusalén.16 También se burló de los Acuerdos de Oslo como nada más que una estratagema estratégica para ganar tiempo. Lo comparó con el tratado de Mahoma con la tribu de Quraish. Ese fue un tratado en el que Mahoma acordó la paz con la tribu de Quraish si le permitían rezar en La Meca. Al cabo de dos años, cuando Mahoma sintió que se había vuelto lo suficientemente fuerte militarmente, abrogó el acuerdo, masacró a la tribu de Quraish y conquistó La Meca para Alá.17 El discurso de Johannesburgo fue sólo uno de los muchos discursos similares que Arafat pronunció en todo el mundo árabe para asegurar a las masas árabes que los Acuerdos de Oslo carecían de sentido.
3) Terrorismo Continuo — Incluso después de que el proceso de tierra por paz iniciado por los Acuerdos de Oslo diera como resultado que el 97% de los palestinos fueran colocados bajo el control de la Autoridad Palestina, la violencia contra Israel continuó aumentando. En el año siguiente a la firma de los Acuerdos de Oslo (septiembre de 1993 a septiembre de 1994), hubo más del doble de muertes israelíes causadas por terroristas que durante el año anterior.18 En general, Israel sufrió un 70% más de muertes por terroristas en los dos años posteriores al acuerdo de 1993 que en los dos años anteriores, y los terroristas palestinos mataron a más israelíes en los primeros cinco años después de Oslo que en los 9 años anteriores.19 Desde el estallido del segundo levantamiento árabe en septiembre de 2000 hasta su finalización en febrero de 2005, los israelíes sufrieron 8,341 bajas y 1,137 muertes.20
4) Mapas Palestinos — El sitio web del Servicio de Información del Estado Palestino contiene un mapa del estado proyectado de Palestina que incluye todo el Israel moderno.21 Este mismo mapa colgaba en la pared de la oficina de Arafat y todavía se usa en los parches de los hombros de los uniformes palestinos.
5) Rechazo de la Oferta de Barak — En julio de 2000, el primer ministro israelí, Ehud Barak, decidió poner a prueba a Arafat ofreciéndole todo lo que había estado exigiendo públicamente. En resumen, puso en evidencia el engaño de Arafat. Para resumir la oferta, propuso dar a la Autoridad Palestina el 96% de Cisjordania y Gaza, el 4% de Israel adyacente a Gaza, tres cuartas partes de la Ciudad Vieja de Jerusalén y la soberanía sobre el Monte del Templo, cinco barrios en Jerusalén Oriental, y el derecho de retorno para 50,000 palestinos. Arafat se levantó, salió de la habitación, y nunca regresó. Ni siquiera hizo una contraoferta. En su lugar, lanzó un nuevo levantamiento árabe.
6) La Rendición de Gaza — En 2004, el primer ministro Ariel Sharon comenzó a ceder a la presión internacional y estadounidense para que se retirara de la Franja de Gaza, a pesar del hecho de que se había postulado para el cargo con una plataforma que se oponía a tales retiradas. Justificó su plan sobre la base de que probaría las buenas intenciones del gobierno israelí.23 El plan dividió profundamente al Partido Likud de Sharon y a la nación en general. Sharon tuvo que involucrarse en una política maquiavélica para que el plan fuera aprobado por la Knéset. Lo hizo dando la espalda a su propio partido y formando un gobierno de coalición con el Partido Laborista.24 La retirada fue forzada en los 21 asentamientos judíos en Gaza durante agosto de 2005. El resultado fue que los palestinos convirtieron inmediatamente la zona en una plataforma de lanzamiento de misiles dirigidos a Israel.25 En resumen, esta rendición terriblemente dolorosa del territorio estratégico israelí resultó ser un intento temerario de obtener la paz con un enemigo que no tiene ningún interés en la paz.
En resumen, la conclusión sobre el Medio Oriente hoy es la siguiente: Si los Estados árabes se desarmaran, habría paz en el Medio Oriente; si Israel se desarmara, Israel dejaría de existir.
La Posición Judía
Con las intenciones árabes tan claras, ¿por qué Israel ha apostado su futuro a la esperanza de que puede asegurar la paz mediante el intercambio de tierras? Hay al menos tres razones clave.
1) Liderazgo Humanista — Menájem Beguín es el único primer ministro de Israel que ha sido un judío observante. Todos los demás han sido creyentes marginales, si no ateos o agnósticos. En consecuencia, la filosofía predominante entre los líderes israelíes ha sido el humanismo, con su fe en la bondad del hombre. Esta filosofía ha atrapado a los líderes en el autoengaño, convenciéndolos de que si tan sólo son amables y corteses con su enemigo, entonces su enemigo les corresponderá. Fue este tipo de pensamiento confuso lo que llevó a Yitzhak Rabin y Shimon Peres a creer que podían encantar y aplacar a los árabes a través de una política de apaciguamiento.
2) Deseo de Aceptación — Durante toda su larga historia, el pueblo judío ha tenido un deseo de aceptación. Cuando le exigieron a Samuel que les proporcionara un rey, él les advirtió que un rey abusaría de ellos y los explotaría. Pero se negaron a escuchar las advertencias de Samuel porque, como ellos dicen, “queremos ser como todas las demás naciones” (1 S. 8:20). Dios apartó al pueblo judío para que fuera testigo de Él (Is. 43:10-12), y nunca les ha gustado ese papel. Una vez más, el liderazgo judío se ha engañado a sí mismo creyendo que si cede a la presión mundial con respecto al establecimiento de un Estado palestino, entonces el mundo aceptará a Israel. La verdad es que no importa lo que haga Israel, el mundo seguirá odiando a los judíos y a su Estado.
3) Presión Estadounidense — Debido a que Estados Unidos es el único aliado de Israel en el mundo, son particularmente receptivos a nuestra presión. Puede que seamos su único aliado, pero no hemos estado dispuestos a ponernos decididamente de su lado debido a nuestro interés en adquirir petróleo árabe y nuestro deseo de construir una coalición árabe contra el terrorismo. De hecho, somos nosotros los que los obligamos a sentarse a la mesa de negociaciones para intercambiar tierras por paz. Todo ocurrió en 1991 cuando la Unión Soviética colapsó y una avalancha de refugiados judíos comenzó a regresar a Israel. Durante más de un año, entre 2,000 y 3.000 refugiados llegaron cada día. El gobierno israelí se vio desbordado por las demandas de alimentos, vivienda y empleo. Apelaron al Banco Mundial para obtener un préstamo de 10,000 millones de dólares. El banco respondió diciendo que otorgaría el préstamo sólo si estaba garantizado por Estados Unidos. La Administración Bush se mantuvo firme y exigió que los israelíes comenzaran a intercambiar tierras por paz para obtener la garantía del préstamo. Así fue cómo los israelíes emprendieron el camino autodestructivo del apaciguamiento.26
La Locura del Apaciguamiento
La historia deja claro que una política de apaciguamiento siempre conduce a la guerra, porque simplemente abre el apetito del agresor. Sin embargo, de 1991 a 2000, los dirigentes israelíes ignoraron las lecciones de la historia y continuaron fervientemente su política de intercambiar tierras por paz.
El punto de inflexión se produjo en el verano de 2000, cuando Ehud Barak cedió ante el terror palestino y le ofreció a Arafat todo, excepto las llaves de la Knéset.27 Cuando Arafat se negó incluso a considerar la oferta, los ojos del pueblo israelí se abrieron a la verdad de que Arafat no estaba interesado en la paz. Finalmente se dieron cuenta de que estaba decidido a tomar todo Israel.
Esa constatación produjo un terremoto en la opinión pública israelí. Los votantes decidieron desentenderse de Barak y su partido de equívocos. Recurrieron a Ariel Sharon, un líder fuerte que nunca se había dejado engañar por las intenciones árabes.28 Sharon fue elegido Primer Ministro en febrero de 2001, y su determinación de trazar la línea de lo que Israel estaba dispuesto a ceder por la paz resultó en que todo el mundo se uniera en contra de Israel por el asunto de Jerusalén, tal como lo profetizó Zacarías.
Desafortunadamente, Sharon decidió ceder parcialmente a la presión mundial, y en particular a las demandas de Estados Unidos, entregando la Franja de Gaza a los palestinos, quienes rápidamente comenzaron a usarla como base de lanzamiento de misiles contra Israel.
Preguntas Cruciales
¿Por qué Dios ha reunido a los judíos en su tierra natal? ¿Cuál es el futuro probable de Israel? ¿Qué significa todo esto para la Iglesia?
Dios ha reunido a los judíos de los cuatro rincones de la tierra porque tiene un plan de redención para un gran remanente de ellos. Su plan es reunirlos en su tierra natal y reunir a todas las naciones del mundo en su contra por el tema del control de Jerusalén. En última instancia, esto conducirá a otro holocausto durante la Tribulación que será peor que el perpetrado por los nazis. Zacarías dice que dos tercios de los judíos morirán (Zac. 13:8).
Pero, a causa de esa horrible experiencia, los judíos serán llevados al final de sí mismos, sin nadie a quien acudir en busca de ayuda, excepto Dios. Es entonces cuando el remanente se arrepentirá de su rechazo al Mesías y lo aceptará como su Salvador (Zac. 12:10 y 13:1). El apóstol Pablo enseñó este concepto en el Nuevo Testamento en Romanos 9-11. Él argumentó que un gran remanente de los judíos (Ro. 9:27) se volvería al Señor y sería salvo (Ro. 11:25-26).
El Futuro Probable
Se avecinan días difíciles para los judíos de Israel. Creo que el escenario más probable es una gran guerra que se iniciará con ataques con misiles contra Tel Aviv y Haifa, provenientes de los sirios, Hezbolá en el Líbano y Hamás en Gaza. Para sobrevivir, los israelíes tendrán que responder con armas nucleares. Ésta es probablemente la razón por la que la Biblia enseña que Damasco dejará de existir en los tiempos del fin (Is. 17:1-14 y Jer. 49:23-27).
Con la destrucción de Damasco, el mundo árabe entrará en pánico. Es entonces cuando pedirán ayuda a su aliado natural, los rusos. Los rusos enviarán entonces un gran ejército para destruir a Israel. Los rusos estarán motivados no sólo por su arraigado antisemitismo, sino también por su deseo de apoderarse de todos los yacimientos petrolíferos árabes del Medio Oriente.
La Biblia dice que el ejército ruso será destruido sobrenaturalmente en las colinas de Israel, de tal manera que incluso los israelíes sabrán que no fueron responsables de ello (Ez. 38:17-23 y 39:1-6). En ese momento, el mundo entero entrará en pánico, y esa atmósfera de histeria proporcionará la oportunidad perfecta para que el Anticristo dé un paso adelante con el plan “perfecto” para la paz en el Medio Oriente.
El Significado para la Iglesia
¿Por qué los gentiles de la Iglesia del siglo XXI deberían estar preocupados por lo que está sucediendo hoy en día entre el pueblo judío en el Medio Oriente? ¿Por qué deberíamos seguir los acontecimientos en esa parte del mundo con la respiración contenida? ¿Por qué deberíamos preocuparnos por la supervivencia de Israel? ¿Por qué deberíamos escudriñar diariamente las Escrituras en cuanto a las profecías sobre el Medio Oriente? ¿Por qué debemos orar diariamente por la paz de Jerusalén? Hay tres razones.
1) Prueba de la Fidelidad de Dios
Los sucesos en el Medio Oriente son prueba de que Dios es fiel a Sus promesas. Dios está cumpliendo en detalle las promesas que hizo al pueblo judío hace más de 3,000 años. Y, a medida que vemos cumplidas cada una de estas promesas, también podemos estar seguros de que Dios va a cumplir todas las promesas que ha hecho a la Iglesia.
Dios ha prometido que un día pronto, Jesús aparecerá en los cielos; los muertos en Cristo resucitarán; los creyentes vivos serán arrebatados para encontrarse con el Señor en el cielo; y, tanto los vivos como los muertos, recibirán cuerpos nuevos y glorificados. Regresaremos al cielo con Jesús, donde seremos juzgados por nuestras obras para determinar nuestros grados de recompensa. También celebraremos nuestra unión con Jesús en una gran fiesta que simbolizará la unión de la Novia (la Iglesia) con su Novio (Jesús).
Luego regresaremos a la tierra con Jesús para verlo coronado como Rey de reyes y Señor de señores. Reinará sobre todo el mundo desde Jerusalén. Seremos esparcidos por todo el mundo para ayudarlo en Su reinado, sirviendo como alcaldes, gobernadores, presidentes, jueces y maestros. Veremos la tierra inundada de paz, rectitud y justicia — como las aguas cubren el mar.
Al final de Su reinado, seremos trasladados a la nueva Jerusalén que Él está preparando ahora. Desde ese punto de vista, observaremos cómo la tierra se sobrecalienta con fuego y la contaminación de la última rebelión de Satanás es quemada. De ese infierno ardiente surgirá una Tierra nueva. Luego seremos descendidos a esa Tierra nueva dentro de la nueva Jerusalén, y Dios mismo descenderá a la Tierra nueva para vivir en nuestra presencia para siempre.
Esas son las maravillosas promesas que se han hecho a lo que la Biblia llama “vencedores” (Ap. 21:1-7), es decir, a aquellos que han puesto su fe en Jesús como Señor y Salvador (1 Juan 5:1-5). Al ser testigo de cómo Dios cumple Sus promesas a los judíos, mi esperanza se eleva con respecto a las promesas que Dios ha hecho a la Iglesia. Sé que Él cumplirá cada una de ellas, así como actualmente está cumpliendo en detalle todas las promesas que le ha hecho al pueblo judío.
2) Un Testimonio de la Gracia de Dios
Los sucesos en el Medio Oriente son un testimonio de la gracia inescrutable de Dios. Piénselo por un momento — cualquier dios creado por la mente del hombre habría aniquilado a los judíos hace mucho tiempo. Sólo un Dios de gracia habría soportado a los judíos y habría continuado amándolos. Sus propios profetas se refieren a ellos como “duros de cerviz”, “tercos” y “rebeldes”.
Sin embargo, a pesar de su rechazo de Dios como rey de su nación, y su rechazo de Su Hijo como rey de sus corazones, Dios continúa amándolos y persiguiéndolos con la intención de traer un gran remanente a la salvación. Eso es gracia.
Los judíos continúan hasta el día de hoy siendo testigos de Dios. Su historia muestra lo que significa tener una relación con Dios. Cuando son fieles, Él los bendice. Cuando son rebeldes, Él los disciplina. Cuando se arrepienten, Él perdona y olvida y comienza a bendecir de nuevo. Y lo mismo sucede con cualquier persona o nación.
Los judíos están actualmente bajo disciplina. Todavía no se han arrepentido y, por lo tanto, no merecen ser reunidos en su patria. No merecen el amor y el cuidado de Dios. Pero ni usted ni yo tampoco. Lo único que cualquiera de nosotros merece es la muerte. Tenemos esperanza sólo porque nuestro Dios es un Dios de gracia.
3) Evidencia del Pronto Regreso del Mesías
Los sucesos en el Medio Oriente son evidencia de que Jesús regresará pronto. La Biblia dice que Jesús regresará cuando los judíos estén de regreso en su tierra natal (Mt. 24:32-35) y en su ciudad capital (Lc. 21:24). También dice que será un tiempo en el que todo el mundo se ha unido en contra de Israel por el tema del control de Jerusalén (Zac. 12:1-3). El Estado judío fue restablecido el 14 de mayo de 1948. Los judíos volvieron a ocupar la ciudad de Jerusalén el 7 de junio de 1967. Desde 1991, todo el mundo ha estado presionando al gobierno israelí para que entregue toda o parte de Jerusalén.
El cumplimiento de estas profecías deja claro que estamos en el umbral de la Tribulación. Eso significa que el Rapto de la Iglesia es inminente. Jesús está a las puertas del Cielo, esperando el mandato de Su Padre para regresar. Estamos viviendo en tiempo prestado.
15) El sol y la luna se oscurecen, y las estrellas retiran su fulgor.
16) El SEÑOR ruge desde Sion y da su voz desde Jerusalén. Tiemblan los cielos y la tierra, pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y fortaleza para los hijos de Israel.
17) Y conocerán que yo soy el SEÑOR su Dios que habito en Sion, mi santo monte. Santa será Jerusalén y los extraños no pasarán más por ella (Joel 3:15-17)
Traducido por Donald Dolmus
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