Ministerio Cordero y León
Arquímedes dijo: “Dadme un punto de apoyo, y una palanca lo suficientemente larga, y moveré el mundo”.
Lo que postuló como una ley matemática de la física se ha convertido en el sueño megalómano de la humanidad: Dame suficiente poder — concentrado en tiempo y lugar — y gobernaré el mundo. Los reyes y gobernantes han variado desde los relativamente benévolos hasta los absolutamente despóticos. Incluso hoy, ese espectro se manifiesta entre las naciones del mundo.
Para los griegos, la “política” describía los asuntos de las ciudades. El Antiguo Testamento habla de reyes que gobernaron sobre ciudades individuales en Canaán. Más tarde, Dios les dio a los israelitas un rey siguiendo su clamor de “ser como todas las demás naciones”. Advirtió que, incluso los gobernantes más benignos, todavía tomarían parte de su generosidad y algunas de sus libertades.
Hoy en día, hay una demanda renovada de poder gubernamental en constante expansión. El reclamo, “¡debería haber una ley!”, conduce a una expectativa insidiosa de soluciones gubernamentales para cada problema — real o percibido. Esto, por supuesto, juega con las maquinaciones de nuestro gran adversario, que se convierte en un gobernante preferible al Dios Todopoderoso.
Eso no quiere decir que el gobierno en sí mismo sea malo. Así como Dios instituyó la familia como el bloque básico de la sociedad, ordenó al gobierno para mantener el orden, alentar los bienes sociales y castigar los errores inevitables. Dentro de sus límites apropiados, el gobierno es un agente para el bien.
Pero Satanás ha incitado a la humanidad a ejercer poderes y políticas que rechazan las leyes de Dios y usurpan Su autoridad. Desde Babel, el resultado ha sido desilusión, fracaso y angustia.
La Palabra de Dios nos dice que las naciones del mundo se alinearán de una manera particular en los Tiempos del Fin. Los aspirantes a elitistas globales tratarán de manipular a las naciones como piezas en un tablero de ajedrez. El remolino de la política mundial es otra señal de que estamos viviendo en la temporada del regreso del Señor.
¡Pero el Rey de reyes tiene la movida final!
Mientras los cristianos observamos las señales de la política mundial que se desarrollan a nuestro alrededor, consuélense sabiendo que ni el elefante ni el burro [símbolos de los partidos Republicano y Demócrata de EE.UU., respectivamente; traductor] prevalecerán al final. El Cordero que fue inmolado regresará como un León rugiente para establecer Su propio Reino justo en la tierra.
¡Espero con ansias esa Monarquía gloriosa y benevolente!
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario