martes, 11 de abril de 2023

Libro: Jesús: El Cordero y el León – Capítulo 8 (parte 2 de 2)

El Jesús Pre-Encarnado

Por Dr. David R. Reagan

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Pregunta: Si Jesús no es un ángel, entonces, ¿por qué se le dio el título de “el Ángel del Señor” en Sus apariciones pre-encarnadas?

Respuesta: El título es una expresión de cariño y una descripción del papel principal de Jesús en estas apariciones. Así como mi esposa es mi “ángel”, así también el Hijo es el “ángel” del Padre. Jacob usó este tipo de terminología cuando bendijo a sus hijos en su lecho de muerte. Al bendecir a José, se refirió a Dios como “el Ángel que me liberta de todo mal” (Génesis 48:15-16).

De nuevo, el término, ángel, significa “mensajero”. Y ése es el papel que Jesús jugó con mayor frecuencia en Sus apariciones pre-encarnadas. Por lo tanto, el título era muy apropiado. 

Las imágenes se trasladan al Nuevo Testamento, en una visión que Juan registra en Apocalipsis 10. A Juan se le da una prolepsis al final de la Tribulación. Él ve a un “ángel fuerte” que desciende del Cielo. El ángel tiene el título de propiedad de la tierra en su mano. Pone un pie en la tierra y el otro en el mar y levanta el título de propiedad en el aire, como un símbolo de su reclamo de toda la creación para sí mismo.

No creo que haya alguna duda de que este “ángel” es Jesús. Está vestido con una nube, coronado con un arco iris, y tiene su “rostro como el sol” — todos los cuales son símbolos de la deidad (vea Apocalipsis 1:13-16). Sus pies son como “columnas de fuego”, que indican que ha venido en juicio — y todo juicio ha sido dado a Jesús (Juan 5:22). Lo más importante es que Él tiene abierto en Su mano el título de propiedad de la tierra (Apocalipsis 10:2), un título del que se nos dice en Apocalipsis 5:5-7 que sólo Jesús es digno de abrir.

Algunos se oponen a la identificación de este ángel con Jesús, porque Él hace un juramento por el nombre de Dios (Apocalipsis 10:6). Ellos preguntan, “¿Cómo puede Dios jurar por Dios?”. Pero, en Hebreos 6:13, se nos dice que cuando Dios hizo Sus promesas a Abraham “juró por sí mismo”. Vemos lo mismo en Jeremías 22:5, donde Dios dice, “por mí mismo he jurado”.

Es muy apropiado que las imágenes de “el Ángel del Señor” se usen en el libro de Apocalipsis, porque es un libro impregnado de las Escrituras hebreas. Apocalipsis contiene más de 300 citas o referencias a pasajes del Antiguo Testamento, más que cualquier otro libro del Nuevo Testamento.

Pregunta: ¿Cuál era el nombre pre-encarnado de Jesús? ¿Podría haber sido “Israel”, a la luz de 2 Crónicas 7:14, Éxodo 4:22, y Oseas 11:1?

2 Crónicas 7:14 — “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren…”

Éxodo 4:22 — “Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito”.

Oseas 11:1 — “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”.

Respuesta: Dios el Padre ama los nombres, porque es un Dios personal (1 Pedro 5:7). Él mismo tiene un nombre personal, Yahvé, que le reveló a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 6:2-3). Este nombre se usa en las Escrituras hebreas 6,668 veces. Desafortunadamente, está camuflado en la mayoría de las traducciones en inglés, por el uso de la palabra LORD (SEÑOR) — todo en mayúsculas.

Durante los tiempos bíblicos, Dios a menudo cambió los nombres de las personas a medida que sus papeles cambiarían. Cuando llamó al hombre que iba a ser el padre del pueblo judío, Él cambió su nombre de Abram, que significa “padre exaltado”, a Abraham, que significa “padre de una multitud” (Génesis 17:5). Del mismo modo, Él cambió el nombre de la esposa de Abraham, de Sarai a Sara, que significa “princesa” (Génesis 17:15). Cuando el terco y engañoso Jacob finalmente se entregó al Señor, su nombre fue cambiado a Israel, que significa “el que lucha con Dios” (Génesis 32:28). 

En los tiempos del Nuevo Testamento, el nombre de Saulo fue cambiado a Pablo, y el nombre de Simón a Pedro (Hechos 13:9; Marcos 3:16). En Apocalipsis 2:17 se nos dice que cuando los redimidos se presenten ante el tribunal de Jesús, cada uno recibirá una piedra blanca (un símbolo de inocencia), en la que se escribirá un nuevo nombre. Sí, vamos a tener nombres nuevos en el Estado Eterno. Estos nombres probablemente se relacionarán con nuestras vidas cristianas. Así, algunos podrían llamarse Fe, mientras que otros podrían llamarse Perseverancia o Amor.

El nombre de Jesús — Yeshúa en hebreo — significa “la salvación del Señor” (Mateo 1:21). Su nombre expresa el propósito de Su Primera Venida. Se nos dice en Apocalipsis 19:12 que, cuando Él regrese a reinar, se le dará un nuevo nombre. Este nombre, sin duda, se relacionará con su nuevo papel como Rey de reyes. Jeremías 23:6 insinúa que Su nuevo nombre podría ser Yahvé-Tsidkenu, que significa “La Justicia del Señor”. Ése sería un nombre apropiado, porque Él regresará para traer paz, rectitud y justicia a este mundo.

Considerando todos estos puntos, ciertamente tiene sentido asumir que Jesús podría haber tenido algún otro nombre antes de encarnarse. Pero cuál pudo haber sido, la Biblia no lo revela. “Ángel del Señor” es un título, no un nombre.

Ciertamente no era Israel, porque ese nombre significa “uno que lucha con el Señor”. ¿Cómo podría ser ése el nombre de alguien que coexiste en perfecta unidad con Dios el Padre? De hecho, Jesús dijo que Él y el Padre son Uno (Juan 10:30).

En Éxodo 4:22, Dios le dijo a Moisés que le dijera a Faraón, “Israel es mi hijo, mi primogénito”. Esta fraseología fue seleccionada con el fin de enfatizarle al Faraón cuán importante era el pueblo judío para Dios. Pero es una metáfora, similar al concepto del Nuevo Testamento de que la Iglesia es la Novia de Cristo (Efesios 5:25-26; Apocalipsis 19:7).

Oseas 11:1 cita a Dios el Padre diciendo, “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”. De nuevo, el Señor está hablando metafóricamente de Israel como Su hijo, tal como se refiere a Israel en otras partes como Su esposa (vea Jeremías 3:1-5; 31:32; Ezequiel 16:15-34).

En 2 Crónicas 7:14, Dios se refiere a Israel como “mi pueblo, que lleva mi nombre” (NTV). Literalmente, este pasaje dice, “Mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado”. El punto aquí no es que el nombre de Dios es Israel. Más bien, el punto es que el pueblo judío es el pueblo de Yahvé.

Pregunta: ¿Qué otras funciones cumplió el Ángel del Señor, además de la de mensajero?

Respuesta: Entregar mensajes fue ciertamente su función principal. Se le apareció al profeta Balaam y le dio órdenes (Números 22:22-35). Le dio instrucciones a Gedeón, para que liberara a Israel de los madianitas (Jueces 6). Profetizó el nacimiento de Sansón (Jueces 13), y le ordenó a David que construyera un altar en Jerusalén (1 Crónicas 21:18).

A veces proveía orientación. Dirigió a los hijos de Israel en el desierto, como una columna de nube durante el día y de fuego durante la noche (Éxodo 14; Jueces 2:1). Dirigió a Elías cuando huyó al Monte Horeb (1 Reyes 19).

Ocasionalmente, se desempeñó como un vengador, ejecutando juicio sobre los enemigos de Israel. Cuando los asirios amenazaron con destruir a Jerusalén, fue el Ángel del Señor quien mató a 185,000 de ellos en una noche, obligando a los restantes a retirarse (2 Reyes 19:35). 

En otra ocasión, Su juicio estuvo dirigido al pueblo judío. Esto ocurrió cuando el rey David orgullosamente decidió llevar a cabo un censo sin el permiso de Dios. El Ángel del Señor fue enviado para ejecutar una pestilencia sobre la tierra. Cuando David le suplicó a Dios que pusiera fin al castigo, el Ángel del Señor le ordenó que construyera un altar en la era de Ornán. David compró la tierra, construyó el altar, hizo sacrificios para el Señor, y la pestilencia terminó (1 Crónicas 21:1-27).

Pregunta: Una de las personas más misteriosas de la Biblia es un hombre llamado Melquisedec, quien es descrito como “el rey de Salem” y “sacerdote del Dios Altísimo”. Algunos han postulado que podría haber sido una aparición preencarnada de Jesús. ¿Está de acuerdo?

Respuesta: Creo que lo era. 1 Se enfrentó a Abraham después de haber peleado una guerra contra una alianza de reyes y haberlos derrotado. Cuando Abraham regresaba a casa con el botín que había ganado en la guerra, de repente fue confrontado por Melquisedec, quien le pronunció una bendición. Abraham respondió dándole una décima parte de todas las posesiones que tenía con él.

Inmediatamente vemos dos indicadores de deidad. Primero, pronunció una bendición sobre Abraham. Segundo, Abraham pagó un diezmo a esta persona misteriosa, que se menciona sólo una vez más en las Escrituras Hebreas en el Salmo 110.

Algunos argumentan que él era simplemente el rey de un lugar llamado Salem, probablemente un nombre antiguo de Jerusalén. Pero si es así, ¿por qué Abraham le pagaría un diezmo? Además, tenga en cuenta que cuando las Escrituras dicen que Él era el “rey de Salem”, lo que realmente se está diciendo es que Él es el “rey de la paz”, no necesariamente el rey de alguna ubicación geográfica. También debe notarse que su nombre significa “rey de justicia”.

El escritor de Hebreos parece no dejar ninguna duda de que Melquisedec era Jesús en una aparición preencarnada. Él afirma que, después de que Jesús obedeció perfectamente a Su Padre, al ir a la cruz y morir por los pecados de la humanidad, Él fue “declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:10).

El libro de Hebreos procede a describir a Melquisedec como una persona “sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (Hebreos 7:3). Ésta es una descripción de la deidad.

Apariciones Favoritas

Mi aparición pre-encarnada favorita de Jesús, que está registrada en las Escrituras hebreas, se encuentra en el Salmo 2, un salmo escrito por David (Hechos 4:25). En él, Jesús se le aparece a David y le habla de un decreto que ha sido emitido por Dios el Padre. Jesús le dice a David que Dios el Padre lo ha declarado como Su Hijo y ha prometido darle todas las naciones del mundo como Su herencia, y que un día Él gobernará sobre ellas con vara de hierro (Salmos 2:7-9).

Una aparición similar se puede encontrar en una visión experimentada por el profeta Daniel. Vio al “Hijo del Hombre” (el Mesías) siendo presentado al “Anciano de Días” (Dios el Padre). Y al Hijo le fue dado “dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvan” (Daniel 7:13).

Una Maravillosa Promesa

La Biblia está llena de promesas maravillosas para aquellos que han puesto su fe en Jesús. Una de las más reconfortantes se refiere al Ángel del Señor. Se encuentra en Salmos 34:7 —

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”.

Lea la parte 1 aquí

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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