Los Milagros de Jesús
Cuatro Milagros en un Día
El evangelio de Mateo registra cuatro milagros que Jesús realizó en Capernaum, todos en un solo día. El primero se refería a la hija del jefe de la sinagoga, un hombre llamado Jairo. Se acercó a Jesús, se inclinó y anunció que su hija acababa de morir. Con gran fe, afirmó, “. . . ven y pon tus manos sobre ella, y vivirá” (Mateo 9:18-19).
Jesús comenzó a seguir a Jairo a su casa, pero no era fácil, porque había una multitud de personas que lo seguían a dondequiera que iba. En medio de esa multitud había una mujer que había estado sufriendo de una hemorragia durante 12 años. Ella se acercó por detrás a Jesús, y tocó el borde de su manto, pensando: “Si tocare solamente su manto, seré salva” (Mateo 9:20-22).
Cuando ella tocó Su manto, Jesús sintió que poder fluyó de Él. Se volvió y le dijo: “Ten ánimo, hija, tu fe te ha salvado” (Mateo 9:22).
Jesús se dirigió a la casa de Jairo, y cuando llegó, encontró a muchas personas allí llorando y lamentándose en voz alta (Mateo 9:23-26). Él les dijo: “Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme” (Mateo 9:24). Esta declaración llevó a la gente a ridiculizarlo y reírse de Él. Pero su risa no duró mucho porque, para su asombro, inmediatamente resucitó a la niña de entre los muertos.
Cuando Jesús salió de la casa de Jairo, dos ciegos comenzaron a seguirlo gritando: “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” (Mateo 9:27-31). Ese clamor mismo, “¡Hijo de David!”, fue un reconocimiento de Jesús como el Mesías prometido.
Jesús les preguntó: “¿Creéis que puedo hacer esto?”. Ellos dijeron: “Sí, Señor”. Jesús respondió: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”. Y su vista fue restaurada al instante (Mateo 9:27-30).
El cuarto milagro en ese día extraordinario ocurrió inmediatamente después de la curación de los dos ciegos. Un hombre mudo, poseído por demonios, fue llevado a Jesús para que lo sanara. Jesús inmediatamente echó fuera al demonio, y el hombre comenzó a hablar. La Biblia dice que la multitud comenzó a maravillarse, diciendo: “Nunca se ha visto cosa semejante en Israel” (Mateo 9:32-33).
Jesús realizó muchos otros milagros en Capernaum, tal como lo hizo en los otros dos pueblos donde enfocó Su ministerio.
Corazín
Uno de ellos era un pueblo llamado Corazín. Está ubicado en las colinas de Galilea, a unas 3 millas al norte del Mar de Galilea y a 900 pies sobre él. A diferencia de los otros dos pueblos donde Jesús enfocó Su ministerio, Capernaum y Betsaida, Corazín no era un pueblo de pescadores. Las personas que vivían allí se ganaban la vida cultivando trigo.
La Biblia no registra ningún milagro específico que Jesús haya realizado en Corazín, pero sabemos que realizó muchos porque Corazín se menciona en Mateo 11:20 como uno de los pueblos donde “había hecho mucho de sus milagros”.
Me encanta visitar la ciudad de Corazín, porque está fuera de los caminos trillados, y sus restos son esencialmente lo que existía en la época de Jesús. La pieza central de la ciudad es una sinagoga restaurada donde Jesús habría enseñado. Cerca de la entrada de la sinagoga hay un asiento de honor reservado para invitados especiales y líderes religiosos. Era llamada “la silla de Moisés”. Jesús se refirió a ella en Mateo 23:1-2, cuando dijo: “Los escribas y los fariseos se han sentado en la silla de Moisés. De modo que hagan y observen todo lo que les digan; pero no hagan conforme a sus obras...”.
Cuando llevo grupos de peregrinación a Corazín, siempre me tomo el tiempo para sentarlos bajo una hermosa arboleda cerca de la sinagoga, y luego uso ese entorno único para enseñar sobre el poder sanador de Jesús.
Comienzo ese servicio señalando que “Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hebreos 13:8). Así como sanó en el primer siglo, Él sana hoy.
Luego llamo a la gente a pasar al frente para orar. A lo largo de los años, Dios nos ha bendecido con varias sanidades. Una que recuerdo en particular fue experimentada por el director de medios de nuestro ministerio en ese momento, un hombre llamado Don Gordoni.
Una Sanidad Moderna
Don había sufrido durante muchos años una alergia al gluten, lo que significaba que no podía comer nada que contuviera trigo. En una ocasión, mientras dirigía el servicio de sanidad en Corazín, Don estaba ocupado filmándolo para un video que estábamos preparando sobre Israel. Cuando regresamos al autobús, Don me preguntó si podíamos esperar unos minutos porque había algo que tenía que hacer. Le dije que esperaríamos, y regresó en unos 10 minutos.
Más tarde esa tarde le pregunté a Don qué necesitaba hacer en Corazín. Dijo que había decidido regresar a la arboleda donde habíamos llevado a cabo el servicio de sanidad, porque quería orar por su propia sanidad. Dijo que mientras oraba, recibió una fuerte convicción de que había sido sanado. En consecuencia, me informó que iba a comer algunos productos de trigo esa noche.
¡Ese anuncio puso a prueba mi fe! Me apresuré a recordarle a Don que él era la única persona que sabía cómo operar la cámara de video, y que necesitábamos desesperadamente que estuviera sano. Pero Don estaba convencido, así que esa noche comió productos de trigo, ¡y los ha estado comiendo desde entonces!
Betsaida
El tercer pueblo en el triángulo de ministerio de Jesús, fue el pueblo de Betsaida. El nombre significa “pueblo del pescador”. Esta era la ciudad natal de Pedro, Andrés y Felipe. Pedro se mudó a Capernaum después de casarse. Al ser un pueblo de pescadores, como Capernaum, estaba situado muy cerca de la orilla del Mar de Galilea.
En una llanura al sur de la ciudad se encuentra el sitio tradicional del único milagro de Jesús que se registra en los cuatro Evangelios: La alimentación de los 5,000.
Jesús fue confrontado allí con una gran multitud de personas que habían venido a escuchar Sus enseñanzas y experimentar Su poder sanador (Lucas 9:10-17). Tenían hambre, y Él sintió compasión por ellos. Sus discípulos comenzaron a buscar comida, pero todo lo que pudieron encontrar fue un niño que tenía cinco panes y dos peces.
Jesús ordenó a la multitud que se sentara en la hierba. Luego tomó los cinco panes y los dos peces, y mirando hacia el cielo, bendijo la comida. Luego se distribuyó la comida, y cuando todos terminaron de comer, ¡sobraron doce canastas de comida!
La Biblia dice que 5,000 hombres fueron alimentados ese día, “sin contar las mujeres y los niños” (Mateo 14:21). Entonces, ¡lo que comúnmente se conoce como la alimentación de los 5,000 realmente equivalía a la alimentación de al menos 15,000 personas!
Ese fue un milagro bastante espectacular, pero hubo otros dos que Jesús realizó que fueron igualmente espectaculares — los cuales ocurrieron en el Mar de Galilea.
El Mar de Galilea
Al principio de Su ministerio, Jesús y sus discípulos decidieron cruzar el Mar de Galilea en un bote. Jesús estaba cansado, así que bajó a la barca y se durmió. Mientras dormía, una de las tormentas repentinas y violentas por las que el lago es famoso, de repente descendió de las montañas circundantes y el bote comenzó a inundarse de agua (Mateo 8:23-27).
Los discípulos del Señor lo despertaron y clamaron: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!”. Jesús respondió regañándolos y preguntándoles: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?”. Entonces Jesús reprendió a los vientos, y el mar se calmó perfectamente. Los hombres se maravillaron de esto y preguntaron: “¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?”.
Al final de Su ministerio, Jesús nuevamente dejó a sus discípulos asombrados, cuando vino caminando hacia ellos en el lago. Una vez más se vieron atrapados en una tormenta, cuando de repente vieron al Señor caminando hacia ellos en la superficie del mar. Al principio pensaron que era un fantasma. Pero luego les habló y reconocieron Su voz (Mateo 14:22-27).
Fue entonces cuando Pedro se emocionó y saltó del bote. Comenzó a caminar hacia Jesús, cuando de repente se asustó. En ese momento, comenzó a hundirse. Él gritó: “¡Señor, sálvame!”. Jesús lo sacó del agua y le preguntó: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mateo 14:28-31).
Cuando Jesús subió a la barca, el viento se detuvo y los discípulos comenzaron a adorarlo, diciendo: “¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!” (Mateo 14:32-33).
La Dureza de los Corazones
Los milagros de Jesús fueron muy convincentes para Sus discípulos y para algunas personas de Galilea. Pero las Escrituras indican que la gran mayoría no estaba convencida. Demostraron ser buscadores de emociones, muy parecidos a muchas personas hoy en día, que buscan celosamente milagros en lugar del hacedor de milagros, Jesús.
Para darles un ejemplo de lo que estoy hablando, el día después de que Jesús alimentó a los 5,000, ¡las multitudes le pidieron que hiciera un milagro para que pudieran creer en Él! (Juan 6:30).
Es un triste comentario sobre la condición caída de la humanidad. Lo mismo sucedió durante el tiempo de Moisés. Dios realizó milagro tras milagro a través de él, sin embargo, se nos dice en Salmos 78 que los hijos de Israel continuamente pusieron a Dios a prueba, hablaron en contra de Dios y “no dieron crédito a sus maravillas” (Salmo 78:32).
Jesús predijo esta actitud incrédula en Su historia sobre el hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31). Ambos hombres murieron y fueron al Hades, pero a compartimentos separados. Lázaro fue al Paraíso, el hombre rico a Tormentos. Había un abismo entre ellos que no podían cruzar. Podían verse y comunicarse. El hombre rico gritó y suplicó que se le permitiera regresar y advertir a sus cinco hermanos del lugar de tormento donde había sido enviado a causa de sus pecados. Pero se le negó con estas palabras: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31).
En cumplimiento de estas palabras, Jesús más tarde levantó de entre los muertos a un hombre llamado Lázaro, después de haber estado en la tumba durante cuatro días, y los líderes religiosos judíos reaccionaron haciendo que Jesús fuera clavado en una cruz (Juan 11:1-44).
Es por eso que la historia de Jesús en Galilea termina tan tristemente. Cuando salió del área por última vez, pronunció una maldición sobre las tres ciudades donde había derramado Su corazón y Su compasión milagro tras milagro. Esto es lo que dijo (Mateo 11:21-24):
21) ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza . . .
23) Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades[a] serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.
24) Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.
Usted puede creer o no creer, pero creo que los milagros de Jesús afirman que Él era Dios hecho carne. Y quiero asegurarles que Jesús todavía está haciendo milagros hoy, el mayor de los cuales son las transformaciones de vidas.
Un Milagro de Transformación
Como ejemplo del poder milagroso de Dios en acción hoy, permítanme señalarles la vida de mi querido amigo y compañero ministro, Jack Hollingsworth. Él es la persona que sirve como el cantante destacado en nuestro programa de televisión, “Cristo en la Profecía”.
Jack vivió en las calles como un borracho sin hogar durante 20 años. En 1988 entró en un centro de desintoxicación en Lexington, Kentucky, donde conoció a una pequeña dama llamada Sally. Ella tenía sólo 4’10” de altura, pero era dura y había tratado con estafadores alcohólicos durante años. Ella conocía todos sus trucos. Y, como dije, ella era una cliente difícil. Debido a eso, y debido a su altura (410), le habían dado el nombre de “Escopeta”.
Sally confrontó a Jack con Jesús, y cuando él respondió diciendo que no quería escuchar nada de esas “cosas de Jesús”, ella lo miró a los ojos y dijo: “¡En el nombre de Jesús nunca podrás emborracharte de nuevo!”. Jack se echó a reír. “Soy un borracho profesional”, le dijo, “y te mostraré si puedo emborracharme o no”. Se fue y comenzó a beber.
Dos semanas después, Jack regresó y dijo: “Cuéntame más acerca de este Jesús. He estado bebiendo desde que me fui de aquí, y no he podido emborracharme”. Sally rápidamente lo llevó al Señor. El 8 de diciembre de 1988 Jack nació de nuevo. Como él dice a menudo, “¡Cambié al viejo Jack Daniels por Juan 3:16!”.
Un año después, él y Sally se casaron. En 1993 formaron un ministerio llamado Hechos 29, y han estado en el camino desde entonces, cantando y predicando y enseñando las buenas nuevas de cómo Jesús puede transformar cualquier vida a través del poder del Espíritu Santo.2
¿Y Usted?
¿Necesita un milagro transformador? Si es así, acérquese con fe y clame a Jesús por ayuda. Verá, cuando pone su fe en Jesús como su Señor y Salvador, el Espíritu Santo comienza a morar en usted y comienza a moldearlo a la imagen de Jesús. Los borrachos se vuelven sobrios, los drogadictos son liberados, los adúlteros se vuelven fieles, los criminales se vuelven rectos, y los homosexuales se transforman.
Es lo que la Biblia llama santificación, y es un milagro. Lo insto a creer en Jesús y abrir su vida al poder milagroso de Dios.
Lea la parte 1 aquí
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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