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jueves, 1 de septiembre de 2022

Libro: ¿Cuál es la Diferencia Entre un Milenio y un Milpiés? – Capítulo 9

¿Por Qué un Milenio?
¿Es realmente necesario? 

Por Dr. David R. Reagan

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Cuando comencé a estudiar la profecía bíblica, una pregunta seguía repitiéndose en mi mente: “¿Qué propósito cumpliría el Milenio?”. Esta pregunta realmente me perturbaba. Pude ver que la Palabra enseña claramente que el Señor regresará a esta tierra para reinar por mil años. Pero yo seguía preguntando: “¿Por qué?”.

Desde entonces, he descubierto que la mayoría de los amilenialistas sienten lo mismo. “¿Por qué”, preguntarán, “querría el Señor volver a este mundo corrompido? ¿Cuál podría ser Su propósito al regresar a este mundo para reinar durante mil años? ¿Por qué el Señor o el mundo necesitan un Milenio?”.

Mi estudio de la Palabra me ha llevado a concluir que Dios tiene varios propósitos de vital importancia para el Milenio. En pocas palabras, Dios va a usar el Milenio para cumplir algunas promesas que ha hecho.

1 Promesas a los judíos — La primera razón por la que debe haber un Milenio es que Dios ha hecho promesas a los judíos que Él cumplirá durante ese tiempo.

Dios ha prometido que reunirá en la tierra de Israel al remanente de judíos que acepten a Jesús como su Mesías al final de la Tribulación (Ezequiel 36:22-28 y Zacarías 10:6-9). Él derramará Su Espíritu sobre este remanente (Isaías 32:15 y 44:3), expandirá grandemente su número y su tierra (Ezequiel 36:10-11 y 48:1-29), y los convertirá en la nación principal en todo el mundo (Isaías 60-62).

Servirán como una lección objetiva de la gracia y la misericordia que Dios otorga a aquellos que se vuelven a Él en arrepentimiento. El profeta Zacarías lo expresó de esta manera: “Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición” (Zac. 8:13).

Zacarías dice que las bendiciones de Dios sobre el remanente judío serán tan grandes en esos días que, “…diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zacarías 8:23).

A lo largo de la historia cristiana, los líderes de la Iglesia han tratado de invalidar estas promesas al pueblo judío argumentando que la Iglesia ha reemplazado a Israel y que todas las promesas hechas al pueblo judío han sido transferidas a la Iglesia.

Pero Romanos 9-11 declara clara y explícitamente que esto no es cierto. Dios va a cumplir todas las promesas que le ha hecho al pueblo judío, incluido un reino físico mundial que constituirá el reinado milenario de Jesús. Estas promesas se cumplirán para un remanente judío que pondrá su fe en Jesús como su Mesías al final de la Tribulación (Zacarías 12:10; Romanos 9:27; 11:25-26).1

Cuando los líderes de la Iglesia hoy afirman que “Dios no tiene ningún propósito para los judíos”, ignoran el hecho de que Jesús mismo dijo que no regresaría hasta que un remanente judío esté listo para clamar: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mateo 23:38-39).

Además, si Dios no va a cumplir Sus promesas al pueblo judío, ¿por qué debemos esperar que Él cumpla Sus promesas a la Iglesia?

2 Promesas a la Iglesia — Esto nos lleva a una segunda razón para el Milenio. Se relaciona con una promesa que Dios ha hecho a la Iglesia. Dios ha prometido que los redimidos en Cristo reinarán sobre todas las naciones del mundo.

Esta promesa fue dada por medio del profeta Daniel en las siguientes palabras (Daniel 7:27):

“Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”.

En el Nuevo Testamento, Pablo repitió la misma promesa en los términos más simples: “Si perseveramos, también reinaremos con Él” (2 Timoteo 2:12). Jesús afirmó la promesa en su carta a la iglesia en Tiatira cuando escribió: “Al que venza y guarde mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones; él gobernará con una vara de hierro...” (Ap. 2:26-27).

Cuando Juan fue llevado al Cielo para una visita a la sala del trono de Dios, escuchó a una hueste celestial cantando una canción que contenía el siguiente versículo: “Tú los has constituido [a los redimidos] en un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra”" (Apocalipsis 5:10).

Esta promesa a la Iglesia de dominio mundial se va a cumplir durante el Milenio. A eso se refería Jesús en el Sermón del Monte cuando dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5).

Jesús reinará como rey del mundo desde el Monte Sion en Jerusalén (Isaías 24:23 y Zacarías 14:9). Los redimidos, en sus cuerpos glorificados, lo ayudarán con Su reinado sirviendo en todo el mundo como administradores, jueces y tutores espirituales para aquellos que entren al reino en sus cuerpos físicos, y para sus hijos (Isaías 61:6; Jeremías 3:15; Daniel 7:18,27; Lucas 19:11-27).

3 Promesas a las Naciones — Otra razón para un Milenio es que Dios ha prometido que llegará un tiempo en que las naciones recibirán su sueño más grande— a saber, la paz mundial. Éste ha sido un sueño internacional de la humanidad desde el principio de los tiempos, pero ha demostrado ser imposible de alcanzar debido a la naturaleza pecaminosa del hombre.

Se ha celebrado una conferencia de paz tras otra. Se han firmado múltiples tratados. Se han formado organizaciones mundiales. Sin embargo, la guerra continúa devastando a las naciones.

Dios ha prometido dar a la humanidad y a la tierra un descanso de sus guerras. Pero esa paz no llegará hasta que el Príncipe de Paz regrese. Sólo entonces las naciones “volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces”. Sólo entonces realizaremos el sueño de un mundo donde “no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4).

Dios ha prometido que Él inundará la tierra con paz, rectitud, justicia y santidad: “La tierra será llena del conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). Incluso las campanillas en las bridas de los caballos y las ollas de las cocinas llevarán la inscripción “Consagrado al Señor” (Zacarías 14:20-21).

Estas gloriosas promesas de paz y rectitud se cumplirán durante el Milenio.

4 Promesas a la Creación — Dios también ha hecho promesas a Su Creación, que Él cumplirá durante el Milenio.

Dios ha prometido quitar la maldición que puso sobre la Creación debido al pecado del Hombre. Él ha prometido liberar a la Creación de su esclavitud a la decadencia y restaurarla a su belleza, equilibrio y paz originales (Romanos 8:18-23).

Los animales carnívoros se volverán herbívoros (Isaías 11:67). Los animales mortíferos dejarán de ser peligrosos (Isaías 11:8-9). El reino vegetal florecerá y producirá abundantemente (Isaías 35 y Ezequiel 34:25-31). La tierra de Israel se transformará tan radicalmente, que los visitantes proclamarán con asombro: “Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén” (Ezequiel 36:35).

5 Promesas a Jesús — La razón más importante para el Milenio es que Dios lo va a usar para cumplir las promesas que le ha hecho a Su Hijo.

Dios le ha prometido a Jesús que será glorificado en la historia para compensar, en parte, Su humillación en la historia. La Biblia dice rotundamente que Jesús regresará para manifestar Su gloria (Isaías 24:23; 66:18-19 y 2 Tes. 1:7-10).

Dios también ha prometido que le dará a Jesús dominio sobre todo el mundo y que reinará sobre las naciones desde el Monte Sion en Jerusalén (Daniel 7:13-14; Isaías 2:2-4 y Zacarías 14:1-9).

El Salmo 2 presenta un buen resumen de estas promesas. Comienza examinando la rebelión de los líderes políticos del mundo contra Dios y Su Hijo, a quien se hace referencia en el pasaje como “Su Ungido” (versículos 1-2). Este salmo describe su desprecio por el Señor (versículo 3).

Pero el salmo dice que Dios se sienta en los cielos, y se ríe y se burla de ellos porque Él ha designado un día de ajuste de cuentas cuando “los turbará en su furor” (versículo 5). Ese será el día en que Él instale a Jesús como “Rey sobre Sion” (versículo 6).

Jesús entonces habla y habla de la promesa que Su Padre le ha hecho:

7) Yo declararé el decreto: el SEÑOR me ha dicho: “Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy.

8) Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de

la tierra.

9) Tú los quebrantarás con vara de hierro; como a vasija de alfarero los desmenuzarás”.

Debe tenerse en cuenta que Jesús es actualmente un “rey en espera”. Al igual que el rey David, que tuvo que esperar muchos años después de ser ungido antes de convertirse en rey de Israel, Jesús ha sido ungido Rey de reyes y Señor y señores, pero aún no ha comenzado a gobernar.

Jesús vino la primera vez como nuestro Salvador (Juan 3:16). Actualmente está sirviendo como nuestro Sumo Sacerdote ante el trono de Dios (Hebreos 8:1). Él está esperando el mandato de Su Padre de regresar y reclamar todos los reinos de este mundo (Hebreos 2:5-9 y Ap. 19:11-16).

6 Refutar el Humanismo — Hay otro propósito para el Milenio que debe tenerse en cuenta. Creo que Dios va a usar el Milenio para demostrarle a la humanidad de una vez por todas que la religión del humanismo de Satanás está totalmente en bancarrota.2

Todos los humanistas, independientemente de sus etiquetas políticas o teológicas, están de acuerdo en que la fuente del mal en el mundo es externa al hombre. Ven el mal como arraigado en la corrupción de la sociedad. Creen que la solución a todos los problemas del hombre se puede encontrar en una reforma social.

Tomemos, como ejemplo, su actitud hacia el crimen. Creen que la injusticia social es la causa fundamental del crimen. Todo lo que tenemos que hacer para eliminar el crimen, argumentan, es proporcionar a las personas un trabajo garantizado que les proporcione ingresos suficientes para que puedan vivir en un bonito suburbio.

Pero tales reformas no transforman la naturaleza básica de las personas. En el gueto, un hombre pagará 50 dólares para acostarse con una prostituta. En el suburbio, perseguirá a la mujer de su vecino. En el gueto, lanzará una piedra a través de una ventana y robará un televisor. En el suburbio, se pondrá su traje de tres piezas, irá a la oficina, manipulará la computadora y malversará un millón de dólares.

No cambias la naturaleza básica de las personas cambiando su entorno. Cambiar su entorno simplemente los convierte en pecadores más sofisticados.

El punto de vista humanista es absolutamente contrario a la Escritura. La Palabra de Dios enseña que la fuente del mal está enraizada dentro de la naturaleza caída del hombre, y que es el hombre, y no la sociedad, el que necesita ser cambiado (Génesis 8:21; Jeremías 17:9-10 y Marcos 7:20-23). La Palabra también enseña que la única manera en que este cambio puede tener lugar es a través de la obra del Espíritu Santo dentro de una persona que ha puesto su fe en Jesús.

Dios va a probar este punto usando el Milenio como un gran laboratorio experimental. Él va a colocar a la Humanidad en un ambiente perfecto de paz y prosperidad durante mil años. Satanás será atado. La justicia abundará.

Sin embargo, al final, cuando Satanás sea liberado, la mayoría de la gente se unirá a él cuando llame a las naciones a rebelarse contra Jesús (Ap. 20:7-10). El Milenio demostrará que lo que el hombre necesita no es una nueva sociedad, sino un nuevo corazón.

Esencial para el Plan de Dios

En resumen, el Milenio es esencial para el cumplimiento de todas las promesas que Dios ha hecho a los judíos, a la Iglesia, a las naciones y a la creación.

También es esencial para Su determinación de probar que la fuente de todo mal es la naturaleza caída del Hombre, no la corrupción de la sociedad; y que la única esperanza para este mundo es Jesús, no reformas políticas.

Lo más importante es que el Milenio es esencial para el propósito de Dios de glorificar a Su Hijo. Él va a manifestar la gloria de Jesús ante Sus santos redimidos y ante todas las naciones del mundo. Así es como se describe en el Salmo 22:

27) Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.

28) Porque de Jehová es el reino, y él regirá las naciones.

29) Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.

30) La posteridad le servirá; esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.

31) Vendrán, y anunciarán su justicia; a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.

La Fidelidad de Dios

El Creador de este universo es un Dios que hace pactos y es fiel a todas Sus promesas. Él no puede mentir (Hebreos 6:18). Él no puede olvidar una promesa (Deuteronomio 4:31). Él es fiel incluso cuando somos infieles (2 Timoteo 2:13).

Así como Él cumplió todas las promesas relacionadas con la Primera Venida de Su Hijo, Él va a cumplir todas aquellas que se relacionan con Su Segunda Venida, incluyendo la promesa de un reinado milenial.

Muchos en la Iglesia pueden ignorar Sus promesas aún no cumplidas. Otros pueden haberlas olvidado. Pero Dios no lo ha hecho. Tiene la intención de cumplir cada una de ellas.

Promesas Olvidadas

Hay dos promesas muy importantes que la Iglesia ha olvidado y necesita recordar. Están contenidas en una serie de promesas que se le hicieron a la virgen María, cuando el ángel Gabriel se le apareció y le informó que sería la madre del Mesías. Esas promesas fueron las siguientes (Lucas 1:31-33):

1) María concebiría y daría a luz a un hijo. 

2) Su nombre sería Jesús. 

3) Sería grande. 

4) Sería llamado el Hijo del Altísimo. 

5) Dios le daría el trono de David Su padre. 

6) Él reinaría sobre la casa de Jacob para siempre.

Las primeras cuatro de estas promesas se cumplieron literalmente. ¿Qué hay de las dos últimas? Los amilenialistas afirman que éstas se han cumplido espiritualmente en el establecimiento de la Iglesia. Pero, ¿por qué las cuatro primeras serían literales y las dos últimas simbólicas?

Además, Jesús no está en el trono de David hoy. Él se sienta a la diestra de Su Padre en el trono de Su Padre. El trono de David siempre ha estado en un sólo lugar: la ciudad de Jerusalén.

Con respecto a la promesa de que el Mesías gobernará sobre la casa de Jacob, los amilenialistas argumentan que esto se está cumpliendo en Su reinado actual sobre la Iglesia. Pero la casa de Jacob es el pueblo judío, no la Iglesia. Esta profecía no se cumplirá hasta el reinado del Señor sobre Israel en Jerusalén durante el Milenio.

La única razón por la que los amilenialistas espiritualizan las dos últimas promesas hechas a María es porque no creen que Jesús vaya a regresar alguna vez para establecer un reino con base judía, desde el cual reinará sobre toda la tierra durante mil años. Por lo tanto, espiritualizan estas dos promesas y las interpretan para que signifiquen lo que quieren que signifiquen.

Conclusión

Tenemos el privilegio de vivir en un tiempo en el que podemos presenciar a Dios orquestando los eventos de este mundo para el cumplimiento de todas las promesas de Su plan maestro.

3) . . . Engrandeced a nuestro Dios.

4) Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto. Dt. 32:3b-4

“A lo largo de todo el Antiguo Testamento, y especialmente en los Profetas, este Reino, este reinado de mil años de Cristo en la tierra, se presenta ante nosotros. De hecho, hay más Escrituras — esto podría sorprenderle — sobre este tema que sobre cualquier otro tema en la Biblia. Los profetas tenían más que decir acerca de este Reino venidero que de cualquier otra cosa. Era su tema principal. Suenan como un disco atascado, diciendo una y otra vez que el Rey viene, el Reino viene, y grandes bendiciones vendrán sobre esta tierra”. — J. Vernon McGee, “The Millennium”, Blue Letter Bible (www. blueletterbible.org).

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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