¿Dónde estaba el 22 de noviembre de 1963? ¿El 11 de septiembre de 2001?
Esas fechas marcan eventos que se destacan en la conciencia de Estados Unidos — eventos tan impactantes que están indeleblemente estampados en nuestra memoria colectiva.
¿Qué hay del 14 de mayo de 1948? ¿O el 7 de junio de 1967? Esas fechas están ligadas a eventos que ocurrieron a medio mundo de distancia, pero reflejan la resurrección de una antigua promesa profética al pueblo judío. Dios prometió que, aun cuando disciplinara a Su pueblo escogido, Él los protegería y preservaría. Prometió que los reuniría de regreso desde los cuatro ángulos de la tierra a la tierra que les dio, y que los restablecería como una nación en los montes de Israel.
Todo eso sucedió en el siglo pasado.
¿Resuena su corazón con alabanza a Dios porque nos ha permitido ser testigos de cómo las profecías se cumplen durante nuestra vida? Jesús dijo a Sus discípulos: “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:16-17).
Esta edición de la revista Lamplighter llamará su atención sobre lo que podría decirse que es la Señal de los Tiempos más dramática y emocionante que apunta al pronto regreso de Jesús: la nación resucitada de Israel. Como predijo Ezequiel, los huesos secos hicieron un gran sonido de traqueteo cuando se juntaron de nuevo a principios del siglo 20. A medida que se añadían músculos y carne a los marcos esqueléticos, finalmente se pusieron de pie y reclamaron su antigua patria.
En las décadas transcurridas desde ese momento crucial, Israel ha estado bajo asedio en múltiples ocasiones. Las guerras, los ataques terroristas y las intifadas alimentadas por el odio han ido y venido. La presión política ha aumentado y disminuido. Los aliados y amigos han sido volubles y poco confiables. Pero la nación sionista — construida alrededor del propio Monte Sion de Dios — permanece. Continuará permaneciendo porque Dios ha prometido que lo haría.
David Reagan ha contado el relato de su encuentro con un hombre que dijo que deseaba haber vivido en tiempos bíblicos. Para citar la respuesta enfática de Dave, “¡Lo haces! ¡Vives en tiempos bíblicos! ¡¡Abre los ojos y mira!!”.
¿Qué hay del 14 de mayo de 1948? ¿O el 7 de junio de 1967? Esas fechas están ligadas a eventos que ocurrieron a medio mundo de distancia, pero reflejan la resurrección de una antigua promesa profética al pueblo judío. Dios prometió que, aun cuando disciplinara a Su pueblo escogido, Él los protegería y preservaría. Prometió que los reuniría de regreso desde los cuatro ángulos de la tierra a la tierra que les dio, y que los restablecería como una nación en los montes de Israel.
El himno nacional israelí se titula Hatikva — La Esperanza. La niña en la portada de esta edición representa la esperanza que Dios ha mantenido viva en los corazones judíos y el cumplimiento de Sus antiguas promesas en la era moderna.
A medida que lea las siguientes páginas, esperamos que sus ojos se abran a todo lo que Dios ha estado haciendo entre el pueblo judío. ¡Y esperamos que sus oídos se agucen, listos para escuchar el grito de que viene nuestro Novio!
Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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