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miércoles, 6 de octubre de 2021

Viviendo con una Perspectiva Eterna: Mi Actitud sobre el Mundo


Permítanme pedirles su indulgencia por un momento, mientras les comparto mis sentimientos personales sobre este mundo. La palabra que usaría es “odio”. Sí, odio este mundo. Lo odio con una pasión tan fuerte y tan intensa que me cuesta expresarlo con palabras.

Ahora, permítanme apresurarme a aclarar mi sentimiento afirmando que no odio la hermosa y maravillosa creación de Dios. He tenido el privilegio de ver la majestuosidad de los Alpes. Me ha impresionado la belleza escarpada de Alaska. Nunca dejo de asombrarme por las maravillas creativas de Dios en el gran suroeste de Estados Unidos. He tenido la suerte de ver la increíble belleza de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Y me he sentido abrumado una y otra vez por la cruda y casi mística desnudez del desierto de Judea en Israel.

Cuando digo que “odio” este mundo, no me refiero a la creación de Dios. Me refiero, en cambio, al malvado sistema mundial en el que vivimos. Permítanme darles algunos ejemplos de lo que estoy hablando:

  • Odio un mundo donde miles de bebés son asesinados todos los días en el útero de sus madres.
  • Odio un mundo donde las drogas ilícitas destruyen la vida de los jóvenes en la flor de la vida.
  • Odio un mundo que mima a los criminales y se burla de la justicia.
  • Odio un mundo que glorifica el crimen en sus películas y programas de televisión.
  • Odio un mundo que aplaude a artistas indecentes y vulgares como Lady Gaga.
  • Odio un mundo donde el gobierno ha convertido el juego de un vicio en una virtud.
  • Odio un mundo en el que a los atletas profesionales se les paga millones de dólares al año, mientras cientos de miles duermen sin hogar en las calles todas las noches.
  • Odio un mundo en el que las personas se juzgan y se condenan unas a otras por el color de la piel.
  • Odio un mundo que llama al mal bien al exigir que la homosexualidad sea reconocida como un estilo de vida alternativo legítimo.
  • Odio un mundo en el que las madres se ven obligadas a trabajar, mientras sus hijos crecen en guarderías impersonales.

Espero que ahora entiendan a qué me refiero cuando digo: “¡Odio este mundo!”.

El Punto de Vista de Jesús

Pero, cómo me siento personalmente sobre este mundo no es importante. El punto crucial que debe considerar es el punto de vista bíblico. Veámoslo y, mientras lo hacemos, compare el punto de vista bíblico con el suyo.

Comencemos con el punto de vista que Jesús nos dijo que deberíamos tener. Está registrado en Juan 12:25: “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará”.

Ésas son palabras fuertes. Son del tipo que nos hacen estremecernos y pensar: “Seguramente no quiso decir lo que dijo”. Pero el contexto indica que Jesús quiso decir exactamente lo que dijo. Entonces, ¿qué pasa con eso? ¿Odias tu vida en este mundo o la amas? 

El Punto de Vista de los Apóstoles

El apóstol Pablo dio una advertencia muy fuerte acerca de sentirse cómodo con el mundo. En Romanos 12: 2, escribió: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente”. ¿Cómo está a la altura de esta exhortación?

¿Está conformado al mundo? ¿Ha adoptado la forma de vestir del mundo? ¿Qué pasa con la forma de hablar del mundo o el amor del mundo por el dinero? ¿Son sus metas las metas del mundo: poder, éxito, fama y riquezas?

El hermano de Jesús expresó el asunto en un lenguaje muy directo. Él dijo: “¿No saben que la amistad con el mundo es hostilidad hacia Dios?” (Jacobo 4:4).

¿Eres amigo del mundo? ¿Se siente cómodo con lo que el mundo tiene para ofrecer en música, películas, programas de televisión y libros más vendidos? ¡La amistad con el mundo es hostilidad hacia Dios!

De hecho, Jacobo lo pone aún más fuerte que eso, porque al comienzo del pasaje que cité anteriormente (Jacobo 4:4), dice que aquellos que son amigos del mundo son adúlteros espirituales.

El apóstol Juan argumenta eso con la misma fuerza en 1 Juan 2:15–16:

No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. 

Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo.

No hay forma de escapar de la triste realidad de estas palabras. ¿Amas el mundo? Si es así, ¡el amor del Padre no está en ti!

El Enfoque de tu Mente

Pablo nos dice cómo evitar sentirnos cómodos con el mundo. En Colosenses 3:2 dice: “Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. En Filipenses 4:8, expresa la misma advertencia en estas palabras:

Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.

Como indican estos versículos, una de las claves para vivir una vida triunfante en Cristo — para vivir una vida gozosa y victoriosa en medio de un mundo que se revuelca en la desesperación — es vivir con una perspectiva eterna consciente.

Los cristianos estamos llamados a ser "extranjeros y extraños" en este mundo porque estamos de paso en nuestro camino hacia nuestro hogar celestial definitivo.

¿Qué significa eso? En palabras de Pedro, eso significa vivir como “extranjeros y peregrinos” en este mundo (1 Pedro 2:11). De manera similar, en palabras del escritor de Hebreos, significa vivir como extranjeros y peregrinos” (Hebreos 11:13). Pablo lo expresó de esta manera: No pongan la mente en las cosas terrenales porque, “nuestra ciudadanía está en los cielos” (Filipenses 3:19–20).

El gran escritor cristiano, C. S. Lewis, explicó que vivir con una perspectiva eterna significa “vivir como comandos que operan detrás de las líneas enemigas, preparando el camino para la llegada del Comandante en Jefe”.5

En la cuarta parte de esta serie sobre cómo vivir con una perspectiva eterna, veremos el ejemplo bíblico de Asaf.

Lea la parte 1 aquí

Lea la parte 2 aquí

Lea también:
»» Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin (pdf)
»» Viviendo a la Luz de Su Venida
»» La Curva Exponencial (pdf)
»» Un Manifiesto Profético (pdf)
»» 50 Razones por las que Estamos Viviendo en los Tiempos del Fin (pdf)

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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Notas

5) El autor no pudo localizar la fuente precisa de esta cita que se atribuye a C. S. Lewis. Lewis se refiere varias veces a vivir en territorio enemigo en su clásico, Mere Christianity, (Nueva York, Nueva York: MacMillan Publishing Co., 1960), p. 51.

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