Capítulo 17 del libro: "¿Qué Amor es Éste?"
En las Escrituras, el significado básico de los términos predestinación y elección es el mismo: marcar de antemano para un propósito especial o bendición. ¿En base a qué? La única razón que siempre se da siempre es la presciencia. Así lo declaran tanto Pedro como Pablo: “Porque a los que antes conoció [griego: proginosko], también los predestinó [proorizo] para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo..." (Romanos 8:29); "Elegidos según [kata] la presciencia [prognosis] de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer..." (1 Pedro 1:2).
Parece que Dios predestinó ciertas bendiciones para aquellos a quienes de antemano conoció que creerían en el Evangelio y serian salvos. El Padre Celestial planeó desde la eternidad pasada una herencia para aquellos que llegarían a ser sus hijos por medio de la fe en Cristo Jesús: "Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús" (Efesios 2:7).
La elección o la predestinación nunca se refieren a la salvación, sino siempre y solamente a beneficios particulares. "Lo que debe tenerse en cuenta es el hecho que la predestinación no es Dios predeterminando en épocas pasadas quién debería ser salvo y quién no. Las Escrituras no enseñan este punto de vista". [1] Ironside declara: "... No hay ninguna referencia en estos cuatro versículos [los únicos cuatro que se refieren a la predestinación] al cielo o el infierno, sino a la semejanza a Cristo eventualmente. En ninguna parte de las Escrituras se nos dice que Dios predestinó a unos hombres para ser salvos y otros a ser condenados".[2]
Pervirtiendo la Predestinación
Edward Hulme dice de Calvino, “la predestinación era su dogma fundamental... 'Todo', dice Calvino, ' depende de la mera voluntad de Dios; Si algunos son condenados y otros se salvan es porque Dios ha creado a algunos para la muerte y a otros para la vida’”.[3] Calvino declara: "Digo con Agustín, que el Señor ha creado a aquellos que, ciertamente ya sabía de antemano, iban a ir a la destrucción, y lo hizo porque así lo deseaba. Por qué quiso, no nos corresponde a nosotros preguntar…"[4]
Otra vez, Palmer nos informa, “la primera palabra que el calvinismo sugiere a la mayoría de la gente es la predestinación; y... los otros cuatro puntos del [del TULIP] la siguen."[5]
John H. Leith escribe: "La predestinación puede tomarse como una marca especial de la teología reformada".[6] Pink agrega, "Dios no sólo tiene el derecho de hacer lo que quiera con las criaturas que creó con sus propias manos, sino que este derecho, y en ninguna parte se ve eso con mayor claridad en su gracia predestinadora".[7] ¿La gracia predestina a multitudes a la perdición eterna?
La predestinación (según el calvinismo) es el "decreto eterno de Dios, por el cual... algunos están predestinados a la vida eterna, y otros a la condenación eterna...".[8] Calvino reitera: "Aquellos, por tanto, a quienes Dios deja de lado, son reprobados, y esto por ninguna otra causa, sino porque se complace en excluirlos de la herencia que predestina para sus hijos...".[9] ¡Es una difamación del carácter de Dios decir que a Él le agrada condenar a miles de millones! Sin embargo, esta desagradable doctrina es el resultado inevitable de la visión extrema del calvinismo acerca de la soberanía.
El calvinista “enfatiza sus doctrinas de elección y predestinación en todos los textos bíblicos concebibles”.[10] Vance continúa diciendo:
Clark afirma que "Isaías tiene unas dos docenas de versículos que se relacionan de manera bastante directa con la doctrina de la predestinación". 11 [Sin embargo] la palabra no aparece en Isaías ni en ningún otro lugar del Antiguo Testamento. Custance es aún más audaz: "Volviendo más específicamente al asunto de la Elección para la salvación, considere lo siguiente". 12 Luego sigue una lista de doce pasajes del Antiguo Testamento en los que no se menciona la elección y la salvación ni siquiera está a la vista.13 Volviendo ahora al Nuevo Testamento, encontramos lo mismo. Boettner declara audazmente: “Difícilmente hay un capítulo en el Evangelio de Juan que no mencione ni implique elección o reprobación.14 Pero, incluso después de una declaración como ésa, no dio ningún versículo. Al responder la pregunta, "Me gustaría que enumerara las Escrituras que enseñan que Dios eligió a las personas para la salvación antes de que comenzara el mundo", un bautista de la Gracia Soberana enumera seis escrituras donde la elección ni siquiera se menciona.15
El Papel de la Predestinación en el Calvinismo
Calvino siempre limita la misericordia y el amor de Dios a los elegidos. Como dice un experto islámico de ese sistema religioso: "La voluntad divina es irresistible y ha decretado en cada detalle el curso completo del universo que Él gobierna, y el destino en cada momento de cada criatura... Su dogma de la predestinación y del destino... no deja lugar para el libre albedrío humano... "[16] Así ocurre con el calvinismo.
Horsch comenta, "Según la enseñanza de Agustín, la historia de la humanidad sería, desde un punto de vista religioso y espiritual, poco más que un espectáculo de marionetas...".[17] R. C. Sproul escribe: "Dios decreta todo lo que sucede... Dios deseaba que el hombre cayera en pecado...Dios creó el pecado".[18] Sheldon está de acuerdo: "El esquema agustiniano... lo representa a Él[Dios] como quien preordenó que la caída debería implicar, más allá de toda posibilidad de rescate, la ruina eterna y la condenación de la mayor parte de la raza...".[19] Sin ninguna vergüenza ni remordimiento aparentes, Palmer explica que, por la enseñanza sobre la predestinación en los Institutos de Calvino, y repetida por la mayoría de calvinistas hasta el día de hoy, Dios es el autor de todo y, por lo tanto, incluso de todo pecado:
Pre-ordenación significa el plan soberano de Dios, mediante el cual decide todo lo que sucederá en todo el universo. Nada en este mundo sucede por casualidad. Dios está detrás de todo. Él decide y hace que sucedan todas las cosas que suceden... Él ha preordenado todo "según el designio de su voluntad" (Efesios 1:11): el movimiento de un dedo, el latido de un corazón, la risa de una niña, el error de un mecanógrafo — incluso el pecado.[20]
No es de extrañar que Susana Wesley le escribiera a su hijo Juan: "la doctrina de la predestinación, sostenida por los rígidos calvinistas, es muy chocante y debería ser absolutamente aborrecida, porque acusa al Dios Santísimo de ser el autor del pecado".[21] Esta abominable doctrina no es bíblica, sino que es una invención humana. Los cinco puntos del calvinismo requieren una soberanía que no permite al hombre el libre albedrío, por lo que necesita que Dios sea el predestinador y la causa efectiva de todo.
En consecuencia, la humanidad podría culpar a Dios por todo, y los calvinistas deberían reconocer ese hecho. En un artículo publicado en la revista Christianity Today como parte de la “serie ocasional sobre renovación doctrinal, patrocinada por una subvención del Lilly Endowment Inc.,” dos estudiantes de Maestría en Divinidades del Seminario Teológico de Princeton, relataron la alegría de su conversión al calvinismo: "Culpar a Dios por todo ha sido una alegría tal que decidimos que lo menos que podíamos hacer... es decirle al mundo cómo llegamos hasta aquí".[22]
Una vez más, Calvino se ve cubierto por la larga sombra de Agustín. Paul K. Jewett llama a Agustín "el primer Predestinario original". [23] Sobre la doctrina central del calvinismo de la salvación por medio de la gracia Irresistible y la Elección Incondicional, Loraine Boettner declara: "Esta verdad cardinal del cristianismo fue vista claramente por primera vez por Agustín".[24] De ese gran "santo" católico (otra falacia: porque en la Biblia, todos los creyentes son santos), John Horsch comentó:
Agustín... fue conducido, por especulación teológica, a la creencia en la predestinación [que] Dios, en su misericordia elige y predestina a algunos para vida eterna... Del resto de la humanidad... Dios retiene su gracia y los condena incluso si mueren en la infancia...[25]
Esta repugnante doctrina de castigar a los niños inocentes se burla de las palabras de Cristo, "Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis: porque de los tales es el Reino de Dios" (Marcos 10:14).
Ministerio En Defensa de la Fe
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