Arrepentimiento ha sido una palabra problemática para los cristianos y teólogos (¡sin hacer distinción!). Existen diferentes opiniones sobre su significado, traducción, y relación con la salvación eterna. En última instancia, el significado de arrepentimiento debe determinarse por su uso y el contexto, pero cualquier estudio de arrepentimiento debe comenzar con un tratado acerca de la palabra misma.
La composición de la palabra
La palabra en español arrepentimiento se traduce de la palabra griega metanoia (verbo metanoeo). Esta palabra está formada por dos palabras, meta, que significa después o cambio, y noeo que significa pensar (una forma de la palabra nous, o mente). Por lo tanto la palabra resultante sugiere el significado de un pensamiento posterior o un cambio de mentalidad. Muchos eruditos del lenguaje están de acuerdo con esta definición básica.
Sin embargo, la palabra en sí misma no determina cuál es el objeto del cambio de mente. Eso se deja al contexto. En los tiempos bíblicos, se usaba metanoia en el lenguaje común para alguien que cambiaba de opinión en un sentido no ético acerca de una variedad de cosas. Por lo tanto, arrepentimiento es un término fluido que deja su definición final al contexto, así como la palabra docena, que nos deja la pregunta “¿Docena de qué?”.
En el Nuevo Testamento, vemos ejemplos de alguien que cambia de opinión acerca de una actitud pecaminosa (Lc. 18:9-14), obras muertas (Heb. 6:1), confianza en ídolos paganos (Hch. 17:30), o acerca de Dios (Hch. 20:21). Aunque se asocia con mayor frecuencia siempre con el pecado, el pecado no es siempre su objeto. De hecho, en la Versión King James del Antiguo Testamento la palabra arrepentirse normalmente se usa para referirse a Dios arrepintiéndose de algo, lo que muestra que ésta no se refiere automáticamente al dolor o a apartarse del pecado.
La formación de la palabra
No debemos suponer que dos palabras raíces que se unen para formar una tercera palabra siempre le dan su definición precisa y final. Por ejemplo, la palabra griega ekklesia proviene de ek (salir de) y klesis (llamados, de kaleo llamar), por lo tanto, su significado literal es llamados fuera, pero comúnmente lo traducimos como asamblea o iglesia.
Sin embargo, las palabras raíces nos pueden dar una valiosa información acerca del desarrollo y el significado final de la palabra. En el caso de ekklesia, la iglesia está formada ciertamente de aquellos a los que Dios ha llamado de entre la masa de la humanidad. Otro ejemplo, homologeo, viene de homoios (mismo) y lego (hablar), por eso lo traducimos como decir la misma cosa, o estar de acuerdo, confesar. Para algunos es familiar, theopneustos, de theos (Dios) y pneuma (espíritu/Espíritu, aliento), nos da aliento de Dios o inspiración. O considere exagorazo de ek (salir de) y agorazo (comprar), por lo tanto, comprar de, o redimir.
Rastrear el significado de la raíz es muy útil, pero no determinante, para el significado final. Sin embargo, el origen de una palabra no es arbitrario, sino informativo. Por lo tanto, no podemos ignorar la formación de metanoia, que nos da la básica definición de un cambio de opinión.
La traducción de la palabra
Nuestra comprensión de metanoia también se ve favorecida por la traducción de la palabra hebrea shûb (volverse [de algo], usada más de 1,000 veces en el Antiguo Testamento). En la traducción griega del Antiguo Testamento, llamada Septuaginta, arrepentir regularmente se traduce con la palabra griega strepho y sus diferentes formas. Nunca se traduce con metanoia. Si metanoia significa dar vuelta del pecado, entonces se espera que traduzca la palabra hebrea voltear (shûb), al menos ocasionalmente.
A finales del siglo II, el padre de la iglesia, Tertuliano, argumentó que el significado de “cambiar de opinión” es la mejor traducción de metanoia. En la misma línea, eruditos de habla inglesa se han quejado por mucho tiempo de que no existe una buena traducción de una sola palabra para metanoia. El experto en griego A. T. Robertson dijo: “Es una tragedia lingüística y teológica que tengamos que usar 'arrepentimiento' para traducir metanoia”. La palabra arrepentimiento tiene sus raíces en la palabra en latín penitentia, lo que denota penitencia como dolor, o peor, la doctrina católica de la penitencia, en la que los pecados de una persona son absueltos por los actos de castigo prescritos por un sacerdote. El arrepentimiento no debe definirse en términos de acciones externas o emociones dolorosas. A la luz de cómo se forma y usa metanoia, parece que un cambio de mente es una buena traducción.
Pero puede existir una mejor. Cuando examinamos lo que se entiende bíblicamente por mente (nous), hallamos que algunas veces se usa para orientación interna y la actitud moral. (véase Ro. 1:28; 7:23, 25; Ef. 4:17, 23; Col. 2:18). Por tanto, la mente, bíblicamente hablando, no siempre se refiere al intelecto puro. Entonces la mejor traducción de metanoia sería un cambio de corazón. Se refiere al cambio interno de actitud y dirección moral de una persona. La Biblia no analiza psicológicamente la persona interior, sino que lo deja así.
Lingüísticamente, un cambio de corazón no exige un cambio de conducta, aunque eso es lo que normalmente se espera de un cambio interno. La Biblia distingue entre el cambio interno del arrepentimiento y la conducta externa que éste motiva. Esto es claro en la progresión lógica del arrepentimiento interno a la conducta externa mencionado en Mt. 3:8; Lc. 3:8 y Hch. 26:20, y en el escenario improbable de que uno cambie su comportamiento siete veces al día en Lc. 17:3-4.
Las implicaciones de la palabra
En relación con la salvación eterna, el arrepentimiento no es un segundo paso o una condición. La salvación es siempre sólo a través de la fe sola en Cristo Jesús solo. Pero a veces parece que hay una superposición entre la fe y el arrepentimiento (véase Mr. 1:15; Lc. 5:32; 24:47; Hch. 11:18; 17:30, 34; 2 Pe. 3:9). Dado que la fe es ser persuadido de que algo es verdad, cuando uno es persuadido (cree), hay un cambio de mente y corazón. El arrepentimiento es el concepto más general, ya que una persona puede cambiar su corazón acerca de algo, incluso de Dios o el pecado, pero no puede ser salvo. Cuando uno cree en el evangelio, uno se convence de algo de lo que no estaba convencido antes, por lo tanto, ha cambiado de corazón acerca de quién es Jesús y lo que Él ha prometido acerca de la vida eterna, y su propia condición en relación con eso (véase Hch. 20:21). La fe involucra el arrepentimiento, pero el arrepentimiento no siempre involucra fe.
Conclusión
En general, una buena traducción de metanoia es tener un cambio de mente o corazón. Pero, dado que esto es incómodo, probablemente nos quedemos con la palabra arrepentimiento. Entonces se convierte en nuestra responsabilidad explicarla, clarificarla, y aplicarla correctamente. Su significado exacto debe ser aclarado por el contexto. De cualquier manera, como un cambio interno, el arrepentimiento no es de ninguna manera una obra que merezca la salvación. El arrepentimiento interno siempre se puede distinguir de sus actos externos, aunque uno es la causa del otro. Al predicar el evangelio, la palabra a usar es creer, porque es ciertamente la palabra más normativa, predominante, y específica para usar.
Recurso recomendado:
Ministerio En Defensa de la Fe