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jueves, 14 de enero de 2021

Libro: Viviendo para Cristo en los Tiempos del Fin – Prólogo

Lidiando con la Anarquía y la Apostasía

Por Dr. David R. Reagan

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Este libro trata sobre el paganismo secular y espiritual y cómo los cristianos deben responder a ambos. Al tratar con el paganismo espiritual, tengo algunas cosas duras que decir con respecto a los líderes cristianos como a las iglesias cristianas. No disfruto hacer tales declaraciones. Me he sentido obligado a hacerlas porque hay mucho en juego. Las almas están en peligro debido a la herejía y la apostasía generalizadas en la Iglesia de hoy. No creo que podamos permitirnos más el lujo de “caminar de puntillas entre los tulipanes”.

La Biblia dice que los tiempos del fin serán un período de gran engaño (Hechos 20:28-30; 1 Timoteo 4:1; 2 Timoteo 4:3-4). Siento que aquellos a quienes Dios ha llamado a ser atalayas en los muros (Isaías 62:6) deben ponerle rostro a la herejía y la apostasía al mencionar nombres. 

Respuestas a las Críticas

A lo largo de los años, he descubierto que cuando alguien identifica a líderes herejes o apóstatas en la Iglesia, siempre son condenados de una de cuatro maneras. La respuesta más común es que la gente cite el versículo que dice: “No toquéis a mis ungidos” (1 Crónicas 16:22). Lamentablemente, este versículo se ha convertido en un escudo para todo tipo de falsos profetas y maestros. El contexto del versículo deja en claro que está dirigido a líderes políticos que desean asesinar a los predicadores y profetas de Dios. No tiene nada que ver con la exposición pública de un falso maestro. Además, los falsos maestros no son ungidos por Dios.

Un segundo versículo que siempre es recitado en respuesta a las críticas es Mateo 18:15, que dice que cuando un hermano peca contra ti, debe reprenderlo en privado. Este versículo se aplica a los errores personales. Cuando denuncio públicamente a un falso maestro, no estoy respondiendo a alguien que me ha hecho daño personalmente. Más bien, estoy tratando con una persona que está dañando públicamente el cuerpo de Cristo, con falsas enseñanzas. Debe tratarse con esa persona públicamente, y si la persona siente que eso no es apropiado, entonces debería mantener la boca cerrada. Cuando hable en público, ya sea a través de un libro, un programa de radio, o un programa de televisión, debe esperar que se le haga responsable públicamente. 

Pablo practicó esto. Él confrontó públicamente a Pedro, cuando Pedro recurrió a jugar a la política con los judaizantes en la Iglesia primitiva (Gálatas 2:11-14). Pablo también mencionó nombres, cuando se trataba de lidiar con los falsos maestros. En dos ocasiones, advirtió a la Iglesia contra Himeneo, Fileto, y Alejandro, quienes estaban enseñando falsas doctrinas (1 Timoteo 1:20; 2 Timoteo 2:17).

Argumentos sobre Juzgar

La tercera forma en la que la gente reacciona a menudo a las críticas de los falsos maestros es citar Mateo 7:1  — “No juzguéis, para que no seáis juzgados”. Pero este versículo debe equilibrarse con el mandato de Jesús en Juan 7:24 — “Juzgad con justo juicio”. También debemos tener en cuenta que la Biblia nos dice repetidamente que debemos examinar lo que se nos enseña (Hechos 17:11; 1 Tesalonicenses 5:21; 1 Juan 4:1; Apocalipsis 2:2). Simplemente no hay forma de evaluar lo que escuchamos sin sacar conclusiones de juicio.

Lo que no debemos juzgar son los motivos. Sólo Dios conoce los motivos de una persona. Además, no debemos juzgar basándonos en la apariencia (Juan 7:24). Pero ciertamente tenemos el derecho y la responsabilidad de juzgar las palabras y las acciones, al ponerlas a prueba contra la Palabra de Dios. 

La cuarta respuesta común a las críticas es de naturaleza más general. “No debemos criticar a los nuestros”. Esta actitud tiene sus raíces en el sentimiento de que los cristianos reciben suficientes críticas del mundo. Por lo tanto, deberíamos rodear los vagones y proteger a los nuestros, independientemente de cuán disparatados puedan estar. Bueno, los líderes cristianos que critico en este libro no son “de los nuestros”. Una persona que niega la resurrección de Jesús no es un cristiano, sin importa cómo se llame a sí mismo y sin importar qué posición eclesiástica pueda ocupar. Lo mismo ocurre con una persona que niegue que Jesús es Dios encarnado.

Pablo escribió que cualquiera que niegue la resurrección no tiene esperanza (1 Corintios 15:12-19). No importa si la persona es pastor, obispo, o profesor de seminario. Si niega la resurrección de Jesús, esa persona no es cristiana. En cuanto a la identidad de Jesús, es el corazón del cristianismo. Si Él no era quien dijo que era — Dios encarnado — entonces no tenemos esperanza, porque nadie más podría morir por nuestros pecados. 

La Centralidad de Jesús

Con respecto a este tema, debemos tener en cuenta que toda la verdad es importante, pero no toda la verdad es igualmente importante. Una persona puede estar equivocada acerca de muchas cosas y aun así ser salva, pero si está equivocada acerca de Jesús, no hay esperanza para él.

No puedes ser salvo poniendo tu fe en un Jesús falso. Éste es el error de las sectas. El jesús de los testigos de Jehová es el Arcángel Miguel. El jesús de los mormones es el hermano de Lucifer, y se le considera uno de los miles de dioses creados por el súper-dios, Adán, un hombre exaltado. El jesús de los muchos grupos espiritistas es un médium de la sexta esfera de la astro-proyección (¡lo que sea que signifiquen esas galimatías!).

El jesús de los líderes cristianos liberales y apóstatas es el jesús del tema musical del musical de Broadway, Jesucristo Superestrella. Esa canción dice una y otra vez: “Él es un hombre, es sólo un hombre”. Es un falso salvador creado a su propia imagen, lleno de sus propias faltas. 

Muchos líderes apóstatas hoy afirman creer en un Jesús ortodoxo, pero niegan que Él es el único camino a Dios. En cambio, enseñan que Él es uno de muchos caminos a Dios. Argumentan que también se puede encontrar a Dios a través de Mahoma, Buda, el Dalai Lama, o un centenar de otros falsos líderes espirituales.

Lo que debemos tener en cuenta es que, cuando toman esta posición, están llamando a Jesús mentiroso, porque Él dijo claramente que no hay camino al Padre sino a través de Él (Juan 14:6). Las personas que llaman mentiroso a Jesús no están entre “los nuestros”. No son verdaderos cristianos. Son lobos vestidos de oveja (Mateo 7:15; Hechos 20:28-30).

Críticas a las Iglesias

Con respecto a las Iglesias, nombro denominaciones específicas cuando doy ejemplos de herejía y apostasía. Habría sido más fácil y ciertamente más diplomático haberse referido simplemente a “una denominación tradicional”, en lugar de nombrar una específicamente. Pero, nuevamente, siento la necesidad de ponerle un rostro a la apostasía que existe en la Iglesia hoy. Como dije antes, hay demasiado en juego para hacer lo contrario. Además, la lealtad denominacional a menudo nos hace estar ciegos sobre la apostasía. Podemos verla en otros grupos, pero no en el nuestro, a menos que alguien nos confronte. 

Pero lo principal que debe tener en cuenta al leer mis críticas a las denominaciones, es que la herejía y la apostasía existen hoy en todos los grupos denominacionales. La impureza doctrinal es una de las señales de los tiempos del fin (2 Timoteo 4:1-4). Personalmente he experimentado iglesias metodistas que eran apóstatas. También me he encontrado con iglesias metodistas que eran ortodoxas, pero que estaban muertas; y he experimentado iglesias metodistas que estaban vivas y bien. Lo mismo es cierto en todas las denominaciones. Hay iglesias bautistas apóstatas e iglesias bautistas que están ardiendo por el Señor. 

Durante 35 años, he tenido la bendición de predicar para un ministerio no denominacional que va a iglesias de todas las denominaciones. En el proceso, he descubierto que no se puede juzgar a una iglesia por su letrero o su afiliación denominacional. Una iglesia debe ser juzgada por lo que está sucediendo en su púlpito. ¿Se está predicando la Biblia como la Palabra de Dios y está Jesús siendo exaltado como la única esperanza para la humanidad? Si es así, la iglesia es buena, independientemente de su etiqueta denominacional.

Iglesias Locales Fieles

Muchas de nuestras denominaciones hoy son corruptas en la parte superior, en el sentido de que sus líderes nacionales son apóstatas que niegan los fundamentos de la fe. Pero muchas de las iglesias locales afiliadas a esas denominaciones son sólidas como una roca, se mantienen firmes en la Palabra y predican a Jesús.

Pienso en la Primera Iglesia Bautista en North East, Pennsylvania, un suburbio de Erie. Cuando fui contactado por esta iglesia en la década de 1980, estaba afiliada con la denominación Bautista del Norte, que es muy liberal. Cuando el pastro, Randy Elliott, me pidió que realizara una reunión para su iglesia, me sorprendí.

"¿No eres de una iglesia Bautista del Norte?", pregunté.

"Sí", respondió. "¿Por qué preguntas?".

"Bueno", respondí, "¿sabes de dónde vengo?".

“Oh, sí”, dijo, “escucho tu programa de radio todos los días. Nuestra iglesia se alinea con lo que predicas".

"¿Y todavía estás afiliado a los bautistas del norte?", pregunté con sorpresa.

"Sí, estamos aguantando con la esperanza de que podamos tener un impacto en nuestra denominación".

Esa historia es cierta para muchas iglesias locales en las denominaciones presbiteriana, metodista y luterana, así como para otras como los Discípulos de Cristo. Muchas iglesias locales que creen en la Biblia y exaltan a Cristo han conservado sus afiliaciones denominacionales porque esperan influir en sus líderes nacionales para que regresen a casa con el Señor. Saben que no tendrán ninguna influencia si se van y terminan afuera mirando hacia adentro.

Otros han mantenido su afiliación denominacional porque su sede central reclama la propiedad de todos sus terrenos y edificios. Ésta, por ejemplo, es la situación entre las iglesias episcopales. 

Mi Herencia Personal

Siento que debo añadir una palabra especial sobre un grupo del que hablo mucho en este libro — las Iglesias de Cristo que no usan instrumentos. Éste es el grupo en el que nací y crecí. Dejé el grupo en la década de 1960, pero estuve afiliado con ellos durante los primeros 30 años de mi vida.

Este grupo surgió de lo que se llama el Movimiento de la Restauración, un movimiento religioso que comenzó entre los presbiterianos a inicios de 1800. Los líderes, Barton W. Stone y Alexander Campbell, deseaban deshacerse del denominacionalismo y regresar a la Biblia como su único credo. Fue uno de los muchos movimientos de “Volver a la Biblia” que han caracterizado la escena estadounidense a lo largo de los años. 

El Movimiento de la Restauración finalmente generó tres grupos: los liberales Discípulos de Cristo; las intermedias Iglesias Cristianas Independientes; y las reaccionarias Iglesias de Cristo. Dado que muchas de las Iglesias Cristianas Independientes tomaron el nombre, Iglesia de Cristo, las Iglesias de Cristo comenzaron a referirse a sí mismas como “las Iglesias de Cristo sin instrumentos”. Usaron esta designación porque una de sus doctrinas distintivas es la condena de los instrumentos musicales en la adoración. Son estrictamente a capella. 

Son estrictos acerca de muchas otras cosas. Tan estrictos, de hecho, que se volvieron cada vez más legalistas a medida que pasaban los años. ¡Para la década de 1950, había más de 25 grupos de la Iglesia de Cristo que eran tan legalistas, sectarios y exclusivistas que no querían tener nada que ver entre sí!

Estaba el grupo que no tenía Escuela Dominical; el grupo que no tenía literatura humana; el grupo que no tenía cocina en la iglesia; el de una copa (que se oponía al uso de múltiples copas para la comunión), el grupo del vino antes del pan (que se oponía a los que partían el pan primero); y los premilenialistas (la mayoría de las Iglesias de Cristo son amileniales). 

Incluso había un grupo que era simplemente conocido como “Los Antis”. Se oponían a predicadores localizados, sociedades misioneras, hogares para huérfanos, y a una variedad de otras cosas. Un bromista los resumió diciendo: “¡Menciona algo, y se opondrán a ello!”.

Estaba, por supuesto, la “iglesia principal”, que era amilenial, de copas múltiples, pan antes del vino, y que tenía Escuela Dominical, ministros localizados, y cocinas en sus edificios. 

¿Denominación, Secta o Culto?

Las Iglesias de Cristo afirmaban ser no denominacionales, y esa afirmación era correcta en cierto sentido. Aunque eran un grupo claramente identificable como los bautistas y los metodistas, no se consideraban a sí mismos parte del cuerpo de Cristo, como las otras denominaciones. No, ¡se consideraban el cuerpo de Cristo! En otras palabras, se consideraban a sí mismos como la única verdadera.

Es por eso, que al mirarlos hacia atrás, los considero lo que llamo una secta. No eran un culto porque tenían una visión ortodoxa de Jesús. Pero ciertamente no eran una denominación ya que no se consideraban a sí mismos como una parte denominada del cuerpo de Cristo. Eran el cuerpo de Cristo.

Las Iglesias de Cristo han recorrido un largo camino en los últimos 50 años, para ser más abiertas y aceptar a otras iglesias. Esto se ha debido principalmente al impacto de las librerías cristianas y a la radio y televisión cristianas.

Verá, ninguna de estas cosas existía antes de la década de 1960. Cuando era niño, no había librerías cristianas, la televisión no existía, y la radio cristiana consistía en la transmisión de servicios religiosos los domingos por la mañana. El resultado fue que era fácil mantener a la gente aislada e ignorante.

Cuando nuestros predicadores se levantaban y la emprendían contra los bautistas como “paganos”, fácilmente podíamos gritar “¡Amén!”. Después de todo, la mayoría de nosotros nunca había leído un libro escrito por un bautista, ni habíamos escuchado un sermón de un bautista o visitado una iglesia bautista. Los editores cristianos y los medios de comunicación cristianos han abierto todos los aspectos de la cristiandad para que todos puedan experimentarlos y, con esta apertura, ha llegado la comprensión de que el cuerpo de Cristo no puede limitarse a ningún grupo.

Siempre ha habido pequeños grupos dentro de las Iglesias de Cristo, que estaban orientados hacia la gracia, en particular el grupo que no tenía Escuela Dominical, y los premilenialistas. Pero hoy, las iglesias tradicionales se están moviendo más en la dirección de la apertura, como lo ejemplifica Max Lucado, uno de los escritores cristianos más populares en Estados Unidos hoy. Él es el ex ministro de predicación de una Iglesia de Cristo en San Antonio, Texas (las Iglesias de Cristo no creen en el uso del término pastor).

Herejía y Apostasía

Hablo mucho en este libro sobre la apostasía, así que creo que necesito definir a qué me refiero. Veo una diferencia entre herejía y apostasía. Para mí, la herejía consiste de doctrinas no bíblicas que no amenazan la salvación de uno. Impiden su santificación (su desarrollo a la imagen de Cristo), pero no impactan su justificación (su posición legal ante Dios como nacido de nuevo y, por lo tanto, perdonado de todos sus pecados).

La profecía es un buen ejemplo. Lo que crea sobre la profecía bíblica impactará la forma en la que vive aquí y ahora, y por eso es importante. Pero no impactará dónde pasará la eternidad, así que las líneas de compañerismo no deben trazarse sobre las diferencias en los puntos de vista proféticos. ¡El Cielo va a contener amilenialistas, premilenialistas, postmilenialistas, y personas que nunca supieron la diferencia entre un milenio y un milpiés!

La apostasía es un asunto más serio. La apostasía consiste en la negación de los fundamentos de la fe — asuntos que se relacionan con la identidad de Jesús y la eficacia de Su sacrificio en la Cruz. Éstos son temas que se relacionan con la salvación y, por lo tanto, con el destino eterno de uno. 

Un ejemplo de apostasía sería la negación del nacimiento virginal, porque si Jesús no nació de una virgen, entonces no era Dios encarnado. Lo mismo ocurre con la resurrección. Si Jesús no resucitó, entonces no era divino, y no es nuestro Salvador. 

Paganismo Secular

Dado que este libro trata de muchos temas que a menudo se consideran puramente políticos, creo que debería añadir un descargo de responsabilidad con respecto a la política.

En primer lugar, no soy ni republicano ni demócrata. Soy un monárquico. Y lo digo porque he dedicado mi vida a hacer todo lo posible para preparar el camino para la llegada del Rey de reyes y Señor de señores, quien reinará con una vara de hierro desde el Monte Sión en Jerusalén, y quien traerá paz, rectitud y justicia a toda la tierra. 

Así es como el comentarista social, Todd Starnes, lo expresó en uno de sus libros:1

No necesitamos más estadounidenses inclinándose ante el burro demócrata o el elefante republicano. Necesitamos más estadounidenses inclinándose ante el León de Judá.

Otro punto que me gustaría hacer es que muchos, si no la mayoría, de los problemas que la sociedad considera políticos son, en esencia, problemas morales y, por lo tanto, bíblicos.

Tomemos el aborto, por ejemplo. Hay políticos a los que les gustaría cerrar la boca de los líderes cristianos que están hablando contra el aborto, y lo hacen alegando que es un “asunto político” y, por lo tanto, fuera del alcance de los predicadores. Ciertamente es un tema que ha sido politizado, pero en esencia es un tema moral y, por lo tanto, es apropiado que los líderes espirituales hablen sobre él. Lo mismo puede decirse de la homosexualidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo, los juegos de azar, el abuso de drogas e incluso nuestra deuda nacional fuera de control. 

Hay principios bíblicos para lidiar con todas estas cuestiones, y cuando los ignoramos, estamos buscando problemas. ¿Por qué, por ejemplo, deberíamos esperar que nuestra economía florezca si nuestra nación está viviendo en rebelión abierta contra Dios? Y, sin embargo, las encuestas de opinión pública muestran que el estadounidense promedio sólo está preocupado por la economía y tiene poco interés en los problemas morales que están destrozando a nuestra nación.

Conclusión

Este libro no trata solo de apostasía y herejía. Se trata principalmente de cómo desarrollar una relación profunda y significativa con Dios que, a su vez, lo protegerá del engaño espiritual y lo sostendrá en medio de la persecución secular. Tengo la esperanza de que su lectura de este libro lo lleve a una relación más profunda con el Señor de lo que alguna vez haya conocido. 


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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